miércoles, 22 de febrero de 2006
Eduardo Aliverti: “Tengo garantizada mi libertad ideológica por contrato”
El suyo fue uno de los “pases del año”. Ya instalado con “Marca de radio” en La Red (AM 910, sábados de 10 a 13, además conduce “Dos gardenias”, programa de boleros por Nacional, AM 870, lunes a las 22), se aseguró poder opinar de lo que quiera porque eso es lo que lo distingue a este periodista, locutor, y referente de una manera de pensar en la Argentina. En su condición de experto, analiza para Ahora la radio de 2006.
“No soy un buen modelo, pero me someto a lo que pida el fotógrafo”, dice Eduardo Aliverti con cara de susto ante la cámara. Es que lo suyo es la radio. Está claro que en ese ámbito se siente cómodo. Por eso, las fotos se hacen el estudio de Eter, su escuela de radio, locución, periodismo y periodismo deportivo. Allí está más a gusto. Y habla, claro: “Sé que en La Red tengo más llegada nacional que Rivadavia, por la cantidad de repetidoras en el interior. Me escucha más gente y eso me da una perspectiva más federal. Debemos prestarle más atención al deporte porque la nueva audiencia es más futbolera y estamos en el año del Mundial”. -¿Cuál es el panorama radial de 2006?
-En la AM no noto grandes cambios, más allá del mercado de pases. Se empiezan a ver programas que comparten columnistas, algo que no me convence desde lo artístico porque los programas pierden identidad.
-¿Las radios buscan homogeneizar sus programaciones con eso?
-Me imagino que sí. Calculo que también quieren homogeneizar los sueldos (se ríe).
-¿Cómo percibís la FM?
-Con algunos golpes audaces, como la Vernaci en la primera mañana...
-...como respuesta al éxito de Pettinatto.
-Exacto. La apuesta sigue siendo captar el segmento juvenil. Cada vez hay más imitadores y humoristas en AM y FM, algo que no me gusta demasiado, porque se los imponen a los conductores. Este será un año de profundización de “radiofórmulas”.
-Enrique Llamas de Madariaga se escandalizaba porque le habían puesto un humorista a Nelson Castro.
-Ese tipo de decisiones explican algunos fracasos como el de Santo Biasatti. La radiofórmula muchas veces pone el carro delante de los caballos. Antes de poner un humorista en un programa hay que analizar si el conductor de ese espacio está en condiciones de “devolver paredes”. Hay periodistas que hicieron de la seriedad una estrategia y una carta de presentación ante la sociedad, y también tipos que no tienen sentido del humor (no tienen por qué). Ellos se sienten como “perros en cancha de bochas” ante un imitador de personajes.
-¿Esto es un intento de copiar la fórmula de la Diez?
-Creo que sí. Pero ante una copia, siempre se elige al original. Ellos son auténticos.
-¿Seguirán liderando?
-Sí. Saben cuál es su público, se armaron bien, redactan los boletines y la gente no se aburre. Es muy buen producto. Terminaron primeros en el sector ABC1 y en los más populares, como aquella alianza menemista de clases y el discurso cierra por los dos lados. Claro, después tenés que hablar del Proceso y no de la dictadura. Pero ese es otro tema.
-¿Poner humoristas a dar noticias como Pettinatto o Vernaci llega a ser vanguardia?
-No, no es rupturista. Del sesenta en adelante hubo programas que rompieron esquemas: “Fontana show”, “El show del minuto”, “La gallina verde”, “Rulos y moños”, “Sin anestesia” y la Rock & Pop. A partir de los noventa no existen vanguardias, sólo éxitos. No hay cambios de formato. Los roles están bien diferenciados: la gráfica informa, la tele entretiene y la radio opina. Pero esta última es el negocio menor en los multimedios. Tampoco se pone gente de radio al frente de las emisoras.
-¿Hay esperanzas de escuchar algo nuevo?
-Hasta que no se consume un recambio de los actores radiofónicos, es difícil. No creo que nosotros lo volvamos a hacer.
-No parece que los nuevos vengan muy revolucionarios. Vos tenés una escuela de radio, ¿cómo lo ves?
-Es verdad, no veo a nadie pateando puertas. Estamos luchando contra eso, probando en internet, pero lleva tiempo. Hay mucha disponibilidad técnica pero falta cabeza para orientarla a un producto. Igual, no pierdo las esperanzas.
-Cambiando de tema. Es curioso, pero a vos te pegan más desde la izquierda que desde la derecha.
-Es cierto, Daniel Hadad siempre fue elogioso conmigo, más allá de nuestras peleas mediáticas. Y nunca lo conté públicamente, pero cuando estuve grave, con un linfoma, los que me llamaron fueron Jorge Jacobson, Chiche Gelblung, Eduardo Feinmann y un cúmulo de gente que me hizo muy bien. Querían saber si necesitaba algo. Julio Ramos también me ofreció una columna en Ambito Financiero cuando me levantaron un programa. Hay grises. No hay que olvidarse de que el González Oro de Del Plata era progre.
-La misma época que Altamira te acusaba de ser “enemigo de la izquierda”.
-Absolutamente sí. Aquellos me tienen respeto ideológico, me consideran un cuadro y no un mercachifle del progresismo.
-¿Qué pusiste en tu contrato?
-Más allá de las típicas cuestiones leguleyo – operativas, la libertad ideológica está firmada y garantizada, y comercialmente estoy en coproducción. Tengo demasiados años de trayectoria trabajando con este sistema, voy con mi equipo a todos lados.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2006
domingo, 19 de febrero de 2006
Betty Elizalde: “Chiche Gelblung es un gran mentiroso”
Sin embargo, la locutora reconoce que “es un genio y hace un muy buen programa”. Sin temor a opinar, aún a riesgo de ser polémica, se despacha contra la actual manera en que se llevan adelante los programas de radio y televisión. Medios que conoce a fondo desde adentro.
“Los que llegan a los medios electrónicos lo hacen creyendo que hay que ser idiota porque a la gente le gusta la cosa ligerita, liviana y tonta. Hay excepciones, como Fernando Peña, Nelson Castro o Pepe Eliaschev (aunque sea injusta con alguno)”.
Hace más de treinta años Betty Elizalde creó un estilo con su voz sensual y la pausa para reflexionar, lo impuso y ahora no le rinde cuentas a nadie. Hoy está conforme y feliz con sus espacios en Cooperativa, AM 740 (“Siempre Betty”, lunes a viernes de 15 a 17) y en FM Identidad, 92.1 (“Betty Intima”, lunes a viernes de 20 a 22, donde hace reportajes y asegura que cuenta su vida y hasta confiesa cosas que no le dijo al psicoanalista). Trabajo no le falta: En abril editará un compacto con poemas musicalizados por artistas de primer nivel y prepara otros de cuentos. También planea volver al espectáculo teatral y sacar el segundo tomo de “Perfiles”. “Claro, -reconoce-, me tuve que acostumbrar a trabajar en coproducción y a ser independiente (‘Libre’ es una palabra demasiado grande, creo que no existe porque uno nace condicionado por los padres, la religión y la cultura). Debí conseguir gente que venda publicidad para autoabastecerme”.
-Tu programa va a contramano de lo que hoy es el paradigma: el ritmo vertiginoso.
-Sí. Eso de la velocidad lo impusieron los jóvenes y después lo copiaron todos los demás.
-¿Por qué, si a muchos claramente no los favorece?
-Porque en este país todos se bancan que les digan “puto, corrupto, lesbiana, comunista, facho, imbécil...”, lo que quieras. Pero que no te digan “viejo” porque ayyyyy es terrible. Da pánico porque si sos viejo te borran del negocio, no existís más.
-¿Estas elecciones te dejaron afuera de las radios “top”?
-En parte me lo busqué. Porque no resigno la libertad ni me allano a las producciones. Igual, me importa un carajo que no me mida Ibope. Me gusta charlar una hora con alguien sin preocuparme de la tanda o el informativo. Fijate que hay conductores de televisión abierta que se buscan un lugarcito en el cable para poder decir lo que quieren. Y esos son “top”. Pero también quedé marginada porque la radio se volcó a contratar a la gente de la TV.
-¿Buscan caras y no voces?
-Exacto. Tan buenos resultados no les da, salvo por algunas excepciones de talentosos. Los que vienen de la tele tienen una cámara en el lugar del cerebro.
-Vos estuviste ahí.
-Y me pasó. Nunca fui más liviana, ligera y estúpida que cuando estuve en pantalla. Y pensaba que no me la había creído.
-¿Por qué pasa?
-Porque te estimula el narcisismo a niveles incontrolables. Sos la estrella hasta en tu familia. Y cuando se apaga la cámara nadie se acuerda de vos.
-¿Es más fácil hacer la radio acelerada?
-Seguro, muchísimo. Grita el que no tiene razón. Pero el problema central son los contenidos, no sólo el ritmo. Algunos son rápidos y profundos, como Fernando Peña, Nelson Castro o Pepe Eliaschev (aunque sea injusta con alguno que me olvido). Los que llegan a los medios electrónicos lo hacen creyendo que hay que ser idiota porque a la gente le gusta la cosa ligerita, liviana y tonta.
-¿En qué se manifiesta?
-En el tono de voz, te hablan como a un nene. Y después todo es doble sentido sexual y chistes burdos y baratos. Son infantiles, se ríen hasta de los apellidos de la gente y eso se está generalizando.
-¿Quién tiene un buen equilibrio entre diversión e información?
-Con todos sus defectos, Chiche Gelblung. Tiene un muy buen programa, con una producción maravillosa, que se diferencia del resto en que no usan los diarios.
-¿Qué defectos?
-Tiene su costado oscuro. No se hace el gracioso con las minas, las desprecia. Se lo digo siempre. Me enoja que lo escuchen las minas y les encante, no lo que él diga. Sé que es un provocador, todos manejamos esos recursos, pero en el fondo dice en chiste lo que no puede expresar en serio. Aunque reconozco que es genial. Es muy culto, tiene mucha experiencia y es un gran mentiroso.
-¿Perdón?
-Sí, miente, pero eso es muy valioso en esta profesión. La radio es entretenimiento. Vos hablás de Birmania y él estuvo. Seguro. Es astutísimo. Te cuenta lo que lee y averigua como vivido por él. No hay nada que no haya hecho. Pero no lo podés hacer pisar el palito porque no habla pavadas. Tiene sustento y sabe.
-¿En tu horario te gusta alguien?
-No los escucho porque estoy trabajando. El programa de Teté (Coustarot) debe ser muy prolijo porque ella lo es. Me gusta Continental porque no me rompe los tímpanos. Las otras radios están llenas de humoristas, imitadores y de tipos que se hacen los graciosos al cuete.
Gustavo Masutti Llach
Foto: Fabián Ramella
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2006
domingo, 12 de febrero de 2006
Ricardo Guazzardi: “Larrea me sintoniza para escuchar su ‘Rapidísimo’”
Se refiere a “La revista” (Rivadavia, AM 630, lunes a viernes de 12 a 14) porque, como aquel clásico de “Hetitor” el locutor ofrece alegría, música y actualidad, con la particularidad de “...recorrer la Argentina, a partir de conexiones, para saber cómo se vive el verano en todo el país”. Y reflexiona sobre la “radio del verano”.
“Con mi familia nos vamos de vacaciones allá por abril. Porque soy de los que piensa que en enero paran todos. Si recorrés el dial notarás que la mayoría de los conductores se toman su merecido descanso y ponen en su lugar a un suplente: un locutor o un columnista”.
Siempre soñó con el micrófono: en la primaria leía poesías y en la secundaria presentaba los actos escolares. Se recibió de maestro, locutor y periodista, y entonces pudo dedicarse de lleno a su vocación. En febrero, Ricardo Guazzardi cumplió veinte años en Rivadavia y renovó el contrato para el 2006 “con el dueño, Luis Cetrá, nos llevamos como un matrimonio –confiesa-. Sin diálogo no se puede durar tanto”. Su equipo está conformado por Alfredo Casado (Política nacional e internacional), Leonardo Uranga (deportes) y Valeria Delgado (locución y espectáculos), en tanto que la producción corre por cuenta de Patricia Mirasola, Lucas Ricoy, Alejandra Naboni, y Agustina Ionno.
-¿Cambia la salida al aire en verano?
- Del 26 de diciembre al 30 de enero estuve en Mar del Plata transmitiendo desde el balneario 12 de Punta Mogotes pero el programa era el mismo que el que sale desde Buenos Aires. Cambió la estética porque me habían hecho un estudio muy coqueto, con vista a la playa y la presencia de la gente. Desde ahí relato el verano. La impronta del programa cambia porque hablo con el público sobre sus vacaciones y de cómo está su provincia. Además, la página de espectáculos se estira porque allá te vienen al estudio Nito (Artaza), (Miguel Angel) Cheruti, Betiana Blum, o (Jorge) Corona y nos quedamos charlando.
-¿Qué tipo de público se acercaba?
-Es muy común que durante enero aparezca en Mar del Plata mucho veraneante del interior, sobre todo de Córdoba y Tucumán. Los de la Patagonia me parece que optan por Las Grutas, Necochea o Claromecó. Bien, toda esa gente nos conoce porque la potencia de la AM permite llegar a esos lugares, y así encuentran la posibilidad de verte y de tocarte.
-En tu programa hablás de “página” y no de “columna”.
-Sí, porque para asociar el nombre, como somos “La revista” usamos el léxico de la gráfica: “Ediciones” en lugar de “emisiones”, pies de página y suplementos a todo color.
-¿No te permitís ser más “fresco” en verano?
-Con mi familia nos vamos de vacaciones allá por abril. Porque soy de los que piensa que en enero paran todos. Si recorrés el dial notarás que la mayoría de los conductores se toman su merecido descanso y ponen en su lugar a un suplente: un locutor o un columnista. Yo estoy con la misma fuerza y seriedad, aunque se mezcle la impronta de la playa.
-Me refería más a la informalidad.
-“La revista” es muy rápida, tiene un ritmo vertiginoso. Me encantaría extenderme en los reportajes por ejemplo, pero no puedo por una razón comercial. La radio está vendida como en el resto del año. Tampoco por estilo: hay promociones, informativos y algo de música. A menos que venga Cristina de Kirchner, por ejemplo, no nos movemos demasiado. Trato de respetar exactamente el esquema.
-Se cree que transmitir desde la playa es más relajado.
-Y no es así. Al contrario, te agota. En el estudio está todo previsto, levantás la cabeza y con una seña el operador ya sabe lo que vas a hacer. En la playa no, te tirás sin red. Encima tenés la presión del “doble programa”, porque está el público que te mira y hay que actuar porque esperan un show.
-La transmisión desde la Antártida (19 de marzo de 2002) marcó un hito.
-Sí, y además ese programa en la Base Marambio fue muy emotivo. Fue difícil llegar, en un avión de carga Hércules, de la Fuerza Aérea y dependés del clima. Se daban cosas como que cruzamos a un cabo que hacía medio año que no veía a la esposa y en el interín ella había tenido familia.
-¿Sos consumidor de radio?
-Sí, además de Rivadavia, a la mañana escucho a López, en Continental, de 6 a 9. Después me pongo a preparar el programa y voy haciendo zapping. Lo pongo un poquito a Lalo Mir en Mitre y al resto de los que van a ser mi competencia. Porque eso te sirve para ver dónde estás parado.
-El que tiene el mismo horario es Fernando Niembro.
-Sí, lo pone algún productor y me cuenta. Pero con él no compito porque se dedica casi exclusivamente a los deportes.
-¿Quiénes fueron tus maestros?
-Sin dudas: Héctor Larrea. A quien reemplacé en “Rapidísimo” en mis comienzos.
-¿Era como ponerse la camiseta número diez, no?
-Exactamente. Era una camiseta pesada, pero él me daba mucha confianza. Y fijate que hoy me escucha. Su programa en Nacional termina a las doce y me dice que me sintoniza para escuchar su viejo “Rapidísimo” por Rivadavia.
Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
12 de Febrero de 2006
“Con mi familia nos vamos de vacaciones allá por abril. Porque soy de los que piensa que en enero paran todos. Si recorrés el dial notarás que la mayoría de los conductores se toman su merecido descanso y ponen en su lugar a un suplente: un locutor o un columnista”.
Siempre soñó con el micrófono: en la primaria leía poesías y en la secundaria presentaba los actos escolares. Se recibió de maestro, locutor y periodista, y entonces pudo dedicarse de lleno a su vocación. En febrero, Ricardo Guazzardi cumplió veinte años en Rivadavia y renovó el contrato para el 2006 “con el dueño, Luis Cetrá, nos llevamos como un matrimonio –confiesa-. Sin diálogo no se puede durar tanto”. Su equipo está conformado por Alfredo Casado (Política nacional e internacional), Leonardo Uranga (deportes) y Valeria Delgado (locución y espectáculos), en tanto que la producción corre por cuenta de Patricia Mirasola, Lucas Ricoy, Alejandra Naboni, y Agustina Ionno.
-¿Cambia la salida al aire en verano?
- Del 26 de diciembre al 30 de enero estuve en Mar del Plata transmitiendo desde el balneario 12 de Punta Mogotes pero el programa era el mismo que el que sale desde Buenos Aires. Cambió la estética porque me habían hecho un estudio muy coqueto, con vista a la playa y la presencia de la gente. Desde ahí relato el verano. La impronta del programa cambia porque hablo con el público sobre sus vacaciones y de cómo está su provincia. Además, la página de espectáculos se estira porque allá te vienen al estudio Nito (Artaza), (Miguel Angel) Cheruti, Betiana Blum, o (Jorge) Corona y nos quedamos charlando.
-¿Qué tipo de público se acercaba?
-Es muy común que durante enero aparezca en Mar del Plata mucho veraneante del interior, sobre todo de Córdoba y Tucumán. Los de la Patagonia me parece que optan por Las Grutas, Necochea o Claromecó. Bien, toda esa gente nos conoce porque la potencia de la AM permite llegar a esos lugares, y así encuentran la posibilidad de verte y de tocarte.
-En tu programa hablás de “página” y no de “columna”.
-Sí, porque para asociar el nombre, como somos “La revista” usamos el léxico de la gráfica: “Ediciones” en lugar de “emisiones”, pies de página y suplementos a todo color.
-¿No te permitís ser más “fresco” en verano?
-Con mi familia nos vamos de vacaciones allá por abril. Porque soy de los que piensa que en enero paran todos. Si recorrés el dial notarás que la mayoría de los conductores se toman su merecido descanso y ponen en su lugar a un suplente: un locutor o un columnista. Yo estoy con la misma fuerza y seriedad, aunque se mezcle la impronta de la playa.
-Me refería más a la informalidad.
-“La revista” es muy rápida, tiene un ritmo vertiginoso. Me encantaría extenderme en los reportajes por ejemplo, pero no puedo por una razón comercial. La radio está vendida como en el resto del año. Tampoco por estilo: hay promociones, informativos y algo de música. A menos que venga Cristina de Kirchner, por ejemplo, no nos movemos demasiado. Trato de respetar exactamente el esquema.
-Se cree que transmitir desde la playa es más relajado.
-Y no es así. Al contrario, te agota. En el estudio está todo previsto, levantás la cabeza y con una seña el operador ya sabe lo que vas a hacer. En la playa no, te tirás sin red. Encima tenés la presión del “doble programa”, porque está el público que te mira y hay que actuar porque esperan un show.
-La transmisión desde la Antártida (19 de marzo de 2002) marcó un hito.
-Sí, y además ese programa en la Base Marambio fue muy emotivo. Fue difícil llegar, en un avión de carga Hércules, de la Fuerza Aérea y dependés del clima. Se daban cosas como que cruzamos a un cabo que hacía medio año que no veía a la esposa y en el interín ella había tenido familia.
-¿Sos consumidor de radio?
-Sí, además de Rivadavia, a la mañana escucho a López, en Continental, de 6 a 9. Después me pongo a preparar el programa y voy haciendo zapping. Lo pongo un poquito a Lalo Mir en Mitre y al resto de los que van a ser mi competencia. Porque eso te sirve para ver dónde estás parado.
-El que tiene el mismo horario es Fernando Niembro.
-Sí, lo pone algún productor y me cuenta. Pero con él no compito porque se dedica casi exclusivamente a los deportes.
-¿Quiénes fueron tus maestros?
-Sin dudas: Héctor Larrea. A quien reemplacé en “Rapidísimo” en mis comienzos.
-¿Era como ponerse la camiseta número diez, no?
-Exactamente. Era una camiseta pesada, pero él me daba mucha confianza. Y fijate que hoy me escucha. Su programa en Nacional termina a las doce y me dice que me sintoniza para escuchar su viejo “Rapidísimo” por Rivadavia.
Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
12 de Febrero de 2006
lunes, 6 de febrero de 2006
Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pesana: “Hay una tendencia exagerada a editorializar”
Se conocieron hace ocho años, cuando trabajaban juntos en televisión, en el noticiero de América, y con el tiempo se convirtieron en pareja. Ahora, “Llamas con todos” (Rivadavia, AM 630, lunes a viernes de 6,30 a 9) marca la primera vez que los periodistas Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pasana se unen en un estudio de radio. “Me habían ofrecido varias cosas pero tengo el corazón anclado en Rivadavia” (Enrique Llamas de Madariaga). “En la competencia por la primera mañana la que gana es la gente” (Denisse Pessana)
Las miradas entre ellos vuelan por encima de la mesa y manifiestan admiración, complicidad, picardía y afecto. Se sonríen y se festejan las ocurrencias. Está claro que la relación entre los periodistas Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pesana marcha viento en popa, tanto en lo profesional como en lo personal. “Si la química funciona tan bien como en televisión, haremos un éxito”, postula Llamas. Y remata con una broma: “Si no, el año que viene estaré solo en el programa”. “Yo tengo preparado el somnífero –retruca ella-. Si molesta mucho, a la noche se lo pongo en un vaso, me vengo a la radio y lo dejo durmiendo”. “Fuera de broma, no somos competitivos. Creemos en el equipo”, corrige Llamas. Y se explaya: “Volvemos a la mañana. Me habían ofrecido varias cosas pero tengo el corazón anclado en Rivadavia, después de haber estado tantos años”.
-¿Se llevan el trabajo a su casa?
(L)-Ella sí, yo no. Por eso duermo en otra casa (risas).
(D)-No, perderíamos frescura.
(L)-El periodismo es emoción y asombro. Las mejores crónicas de corridas de toros las hicieron periodistas que fueron por primera vez. Sin dejar de estar informado, si estás todo el día encima, perdés eficacia.
-¿Cómo se reparten los roles al aire?
(L)-Los temas serán los mismos para los dos. Pero hay algunos en los que la mujer tiene una sensibilidad superior.
(D)-En lo formal conducimos los dos. Enrique tiene una gran experiencia, eso vale. Y lo voy a acompañar, desde atrás. Es mi debut en radio en Argentina (ya lo había hecho en Paraguay).
(L)-Igual, no impongo mi opinión. Los debates son abiertos, y lo lindo es que no estén de acuerdo conmigo. Hay muchas mujeres en la mesa, lo mío es un desafío machista, para ver si consigo hablar. Porque ellas tienen la característica de hablar todas juntas...
(D, interrumpe)-Tendemos a interrumpir.
(L)-Pero lo hacen cuando no tienen espacio. Si se los das, interrumpen igual (se ríe).
-Es raro encontrar figuras femeninas en radio, que se rodeen de mujeres. (L)-Sí, es cierto. Son más celosas y dictadoras que el hombre. Pero no sólo en la radio. Eso pasa también en las empresas, desde Amalia de Fortabat, o Ernestina de Noble, hasta donde quieras.
(D)-Puede ser inseguridad.
-Chiche Gelblung dice que él solucionó un problema de peleas en una redacción de mujeres poniendo un jefe hombre.
(L)-Es un gran macaneador, lo conozco bien. A él le va muy bien con el negocio de la provocación. Y la mujer lo tiene cortito.
(D)-Pero a la vez se rodea de mujeres para trabajar. Por algo será, las debe necesitar. Trabajé con él y no nos destrata.
(L)-Se desquita al micrófono de lo que no puede decir en la casa.
-Ahora, por la mañana.
(L)-Sí, me dijeron que desde hace tres años el horario había cambiado. Antes lo fuerte eran las nueve y diez de la mañana y las cinco y las siete de la tarde. Hoy la gran pelea está entre las seis y media y las nueve de la mañana. Ahí estamos.
-¿Cuál es la explicación?
(L)-No sé. Tal vez la gente se levanta más temprano por la crisis, o nos estaremos adaptando a los horarios internacionales. Esa franja es la más fuerte en la radio de todo el mundo.
-En tanto, en la tele, el “prime time” se corrió hacia la medianoche.
(D)-A la vez que recuperaron la mañana.
(L)-Pero no estamos acostumbrados al noticiero televisivo de la mañana como en Estados Unidos. Tenemos otras costumbres. No somos de desayunos lentos. Más bien de café rápido y a la calle.
(D)-Si tenés hijos no podés sentarte a prestarle atención a la pantalla. La radio te acompaña mientras los preparás para el colegio.
-¿No es una cuestión de target?
(L)-También. Además, Kirchner llega a Casa de Gobierno a las siete de la mañana, a diferencia de otros presidentes. Te lo puedo asegurar porque el helicóptero despega desde mi oreja izquierda. Eso cambió el ritmo de los ministros.
-¿Contra quién compiten?
(L)-No nos mide Ibope porque nos peleamos, pero estamos entre las cuatro primeras. Trataremos de darle el “ritmo Rivadavia”: Alto, ameno, coloquial, nada solemne...
-¿Popular?
(L)-No, con un abanico más amplio. No le buscaremos la quinta pata al gato. Vamos a competir con todos, tratando de robarles un poco de audiencia a cada uno. Fijate que pusieron lo mejor. Para que despierten a Joaquín Morales Solá a esa hora o a Floria. Lo mejor del humor de la Diez va en la primera mañana. Y a ¡Nelson Castro le pusieron un humorista! Él, que si le hacías un chiste no lo entendía.
(D)-En esa competencia gana la gente.
-¿Qué particularidades tiene la radio en ese horario hoy?
(L)-Noto una tendencia exagerada a editorializar. El mundo no se cae por la opinión de un periodista. Debemos ser servidores públicos, haciendo hincapié en la noticia. La gente se cansó de que le interpreten todo sin darle lugar a que saque sus conclusiones.
Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
6 de febrero de 2006
Las miradas entre ellos vuelan por encima de la mesa y manifiestan admiración, complicidad, picardía y afecto. Se sonríen y se festejan las ocurrencias. Está claro que la relación entre los periodistas Enrique Llamas de Madariaga y Denisse Pesana marcha viento en popa, tanto en lo profesional como en lo personal. “Si la química funciona tan bien como en televisión, haremos un éxito”, postula Llamas. Y remata con una broma: “Si no, el año que viene estaré solo en el programa”. “Yo tengo preparado el somnífero –retruca ella-. Si molesta mucho, a la noche se lo pongo en un vaso, me vengo a la radio y lo dejo durmiendo”. “Fuera de broma, no somos competitivos. Creemos en el equipo”, corrige Llamas. Y se explaya: “Volvemos a la mañana. Me habían ofrecido varias cosas pero tengo el corazón anclado en Rivadavia, después de haber estado tantos años”.
-¿Se llevan el trabajo a su casa?
(L)-Ella sí, yo no. Por eso duermo en otra casa (risas).
(D)-No, perderíamos frescura.
(L)-El periodismo es emoción y asombro. Las mejores crónicas de corridas de toros las hicieron periodistas que fueron por primera vez. Sin dejar de estar informado, si estás todo el día encima, perdés eficacia.
-¿Cómo se reparten los roles al aire?
(L)-Los temas serán los mismos para los dos. Pero hay algunos en los que la mujer tiene una sensibilidad superior.
(D)-En lo formal conducimos los dos. Enrique tiene una gran experiencia, eso vale. Y lo voy a acompañar, desde atrás. Es mi debut en radio en Argentina (ya lo había hecho en Paraguay).
(L)-Igual, no impongo mi opinión. Los debates son abiertos, y lo lindo es que no estén de acuerdo conmigo. Hay muchas mujeres en la mesa, lo mío es un desafío machista, para ver si consigo hablar. Porque ellas tienen la característica de hablar todas juntas...
(D, interrumpe)-Tendemos a interrumpir.
(L)-Pero lo hacen cuando no tienen espacio. Si se los das, interrumpen igual (se ríe).
-Es raro encontrar figuras femeninas en radio, que se rodeen de mujeres. (L)-Sí, es cierto. Son más celosas y dictadoras que el hombre. Pero no sólo en la radio. Eso pasa también en las empresas, desde Amalia de Fortabat, o Ernestina de Noble, hasta donde quieras.
(D)-Puede ser inseguridad.
-Chiche Gelblung dice que él solucionó un problema de peleas en una redacción de mujeres poniendo un jefe hombre.
(L)-Es un gran macaneador, lo conozco bien. A él le va muy bien con el negocio de la provocación. Y la mujer lo tiene cortito.
(D)-Pero a la vez se rodea de mujeres para trabajar. Por algo será, las debe necesitar. Trabajé con él y no nos destrata.
(L)-Se desquita al micrófono de lo que no puede decir en la casa.
-Ahora, por la mañana.
(L)-Sí, me dijeron que desde hace tres años el horario había cambiado. Antes lo fuerte eran las nueve y diez de la mañana y las cinco y las siete de la tarde. Hoy la gran pelea está entre las seis y media y las nueve de la mañana. Ahí estamos.
-¿Cuál es la explicación?
(L)-No sé. Tal vez la gente se levanta más temprano por la crisis, o nos estaremos adaptando a los horarios internacionales. Esa franja es la más fuerte en la radio de todo el mundo.
-En tanto, en la tele, el “prime time” se corrió hacia la medianoche.
(D)-A la vez que recuperaron la mañana.
(L)-Pero no estamos acostumbrados al noticiero televisivo de la mañana como en Estados Unidos. Tenemos otras costumbres. No somos de desayunos lentos. Más bien de café rápido y a la calle.
(D)-Si tenés hijos no podés sentarte a prestarle atención a la pantalla. La radio te acompaña mientras los preparás para el colegio.
-¿No es una cuestión de target?
(L)-También. Además, Kirchner llega a Casa de Gobierno a las siete de la mañana, a diferencia de otros presidentes. Te lo puedo asegurar porque el helicóptero despega desde mi oreja izquierda. Eso cambió el ritmo de los ministros.
-¿Contra quién compiten?
(L)-No nos mide Ibope porque nos peleamos, pero estamos entre las cuatro primeras. Trataremos de darle el “ritmo Rivadavia”: Alto, ameno, coloquial, nada solemne...
-¿Popular?
(L)-No, con un abanico más amplio. No le buscaremos la quinta pata al gato. Vamos a competir con todos, tratando de robarles un poco de audiencia a cada uno. Fijate que pusieron lo mejor. Para que despierten a Joaquín Morales Solá a esa hora o a Floria. Lo mejor del humor de la Diez va en la primera mañana. Y a ¡Nelson Castro le pusieron un humorista! Él, que si le hacías un chiste no lo entendía.
(D)-En esa competencia gana la gente.
-¿Qué particularidades tiene la radio en ese horario hoy?
(L)-Noto una tendencia exagerada a editorializar. El mundo no se cae por la opinión de un periodista. Debemos ser servidores públicos, haciendo hincapié en la noticia. La gente se cansó de que le interpreten todo sin darle lugar a que saque sus conclusiones.
Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
6 de febrero de 2006
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