"Me divierte hacer radio como concepto. Y programar con libertad". Esta es la carta de presentación de Alberto Veiga director de Radio Del Plata, América y sus FM, (todas del grupo mexicano CIE), quien nos recibe en su austera y prolija oficina, más parecida a la de un pequeño fabricante que a la de un director de medios.
-Del Plata hizo una apuesta fuerte. Incorporaron a Lalo Mir, Alejandro Dolina, Adolfo Castello, Adrián Paenza y Roman Lejtman.
-Intentamos rejuvenecer a la audiencia respetando el contenido, y la ideología e incorporamos gente que entendemos que debía estar. Lo de Lalo fue una travesura que viene de largo. Ya lo habíamos hablado el año pasado. El es fantástico como persona, tiene gran sentido común e ideológicamente es sano.
-Dolina sale grabado por Continental, con el mismo nombre y a la misma hora, y compite contra sí mismo en vivo por Del Plata.
-El nos dijo que no tenía contrato y le creemos. Es un problema entre él y Continental. El perjuicio de los dos primeros meses se va terminando y la gente lo prefiere en vivo. Supongo que el sentido común de Continental hará que lo saquen del aire pronto. Creo que es la primera vez que pasa esto en radio, aunque en TV es común.
-Pero un contrato no es opinable.
-No. Se tienen o no derechos y se hacen cumplir. Pero esta es una cuestión de abogados. Nosotros lo contratamos de buena fe y no tenemos que "devolverlo". Es una persona, no una cosa.
-Se dice que los oyentes clásicos de Del Plata tienen más de cuarenta años. Las incorporaciones traen un lenguaje joven, de FM.
-Pero todos los conductores nuevos tienen más de cuarenta, y son gente que sabe y vivió mucho. Los códigos se modifican todo el tiempo. Las malas palabras antes asustaban y hoy forman parte de la charla diaria. El público tradicional de Del Plata no se siente traicionado porque no cambió el contenido. Y tengo la tranquilidad de que enfrente no hay nadie con el discurso de esta radio. En un panorama en el que no hay discurso. Del Plata y América lo tienen. Son dos productos redondos.
-Cuando era dueño, Eurnekian dijo que Del Plata era de izquierda y América de derecha.
-Sería encasillar y con el lío ideológico argentino no se puede. América se dirige a esa parte de la sociedad que se interesa por la economía, las finanzas, la banca y la política. Del Plata históricamente es libertaria y progresista.
-¿Cómo les va con la audiencia a la "nueva" Del Plata?
-Vamos primeros o segundos en BC1 y C2 (los de más alto poder adquisitivo) entre 20 y 54 años. En el general va sexta y avanzará hasta las cuatro primeras antes de fin de año. Hemos incorporado muchos hombres.
-¿También crecieron los anunciantes?
-Hay más interés. Pero con la crisis hablar de anunciantes es una utopía. La torta publicitaria bajó en general un 20 por ciento con respecto al año pasado. Hoy está todo paralizado.
-¿Cierran los números?
-Sí. Como siempre. Igual estamos apostando fuerte.
-Antes trabajó para Continental (pre-Telefe), en Del Plata a las órdenes de La Nación y para Eurnekián en las dos. ¿Diferencias?
-Lo único que no negocio es la libertad. Eso lo supieron todos y nunca tuve problemas. Y nadie que trabajó acá te dirá que les bajamos línea. Se editorializa con las contrataciones.
-La ley permite a cada inversor tener una AM y una FM y el grupo CIE tiene nueve. ¿Cómo lo deja parado ser director de cuatro?
-Yo soy director de estas unidades de negocios y no creo que haya conflicto. Se deberá resolver lo legal. La nueva ley tiene buenas intenciones pero debe modificarse. Lo del CIE es un caso testigo. Yo me pregunto qué hubiera pasado con esas radios si nadie las compraba. No es una pregunta menor. No me parece que haya acumulación de medios o de poder económico. Porque estas radios hay que desarrollarlas.
-¿Cómo se soluciona? La nueva ley mantiene el límite.
-Venderán y las comprará otra empresa. El problema es si desaparecen las fuentes de trabajo si nadie las compra. Eran radios sin actividad que esperaban su cierre. Las compraron de buena fe y sin testaferros. Si el estado dice que es indebido, se venderán.
-¿Considera un dato menor que sean capitales extranjeros?
-No lo sé. Me gusta que los medios tengan caras visibles. Como "la radio de Romay". Pero ese país desapareció. No sé si es malo que sean de un grupo de afuera. Lo importante es que no las usan mal. Conozco argentinos que alquilaron sus emisoras a pastores electrónicos para subsistir. Y no es algo inocente. ¿Cuál es el camino? ¿Un desarrollo transparente o la entrega de los contenidos a cualquiera? Hay argentinos ex dueños de medios que hoy están vinculados al lavado de dinero. El grupo CIE da total libertad y no baja línea ni política ni religiosa. ¿Obligarle a Telefónica a vender Azul soluciona el problema de Canal 9? No es un dato menor quién, cómo y para qué lo va a comprar. Acá se da libertad y eso es lo importante. Lo otro es una curiosidad periodística.
-Hay una ley violada de por medio.
-Repito, a mí me gustan los medios con cara y responsabilidades. Si no es así lo que importa es su discurso y si dan trabajo. Deberíamos preocuparnos más por el producto que por los dueños. Me encantaría que la Argentina tenga una ley de radiodifusión que no sea de la época de los militares. Lo de mantener el límite es porque se mira desde un escritorio. Hay que salir al campo y ver lo que pasa. Se podría limitar la cantidad de audiencia, por ejemplo, y no las unidades de comunicación. El gobernante debe cuidar que no haya una unidad de opinión sino varias. Entre 1.500 radios ¿qué son siete o nueve? Cuando sean 100 hablamos de nuevo.
-¿Cada vez habrá más concentración de radios con el mismo dueño?
-No sé. Con los medios hubo locura en los últimos tiempos. No estoy feliz con lo que pasó, pero la atomización no le hace bien a la radio. Si entre capital y el GBA hay 7.000 emisoras no le sirve a nadie. La cantidad de medios no da libertad. Lo da el fortalecimiento económico del medio. Sin recursos no se puede ser independiente porque llegás a muy poca gente.
-¿Las radios son negocio?
-Se tiene la idea de las radios como grandes medios y en realidad son Pymes. Todas. No generan grandes negocios. Acá hay mucho de cariño, y "sangre, sudor y lágrimas", exagerando.
-¿Cuánto dinero mueven?
-El año pasado, entre todas, se repartieron ochenta o noventa millones de pesos. La confusión viene de la década del cuarenta cuando la radio era el medio madre. Después siempre manejaron poco dinero. Y encima son economías chiquitas que emplean mucha mano de obra. Esto es así en todo el mundo. Al tipo que quiera ponerse una radio para vivir se le hará difícil.
-Por último: ¿A quién le gustaría tener en sus filas que no tiene?
-Sin sacar a nadie, a Nelson Castro y a Victor Hugo Morales en Del Plata. Y a ellos les encantaría estar acá.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires
Mayo de 2001.
jueves, 24 de mayo de 2001
jueves, 10 de mayo de 2001
Alberto Migre:"En la época de la dictadura la violencia se trasladó a la palabra".
El hombre ya es una verdadera leyenda de los medios. Por eso decir que volvió Alberto Migré es una buena noticia. Y más aún si el retorno es con el desafío de resusitar un género olvidado: el radioteatro. Esa es la propuesta de "Permiso para imaginar" (Radio de la Ciudad, AM 1110, sábados de 22,00 a 0,00), un ciclo de unitarios escritos y dirigidos por él e interpretado por, entre otros, María rosa Gallo, Alejandra Da Passano, Marilina Ross, Nelly Raimond, Aldo Barbero y Quique Pessoa. "Esto surge de haber pateado durante doce años sin respuesta positiva -asegura-. Nadie me ofreció nada".
-¿Por qué?
-Algunos creían que era un "viejazo" y no valía la pena resusitar ese género. Cuando me enteré que estaba Badia en Radio de la Ciudad le llevé el proyeto y "compró" enseguida. Creo que para hacerlo de este modo sólo se puede en una radio estatal y con apoyo de la secretaría de cultura.
-¿Tan costoso es?
-Los actores y yo ganamos dos pesos con cincuenta. No somos más de quince personas por emisión.
-¿Cuanto cuesta por mes?
-Toda la tira, 8.000 pesos mensuales.
-No parece mucho.
-Lo hicimos así para que nadie nos diga que no. Para que la gente se reencuentre con una expresión bellísima.
-¿Por qué resusitó el género?
-Porque no había. Ni lo que hace Dolina ni "Las dos carátulas" es radioteatro. Me encantó volver a aprender a escuchar y a generar viajes con la imaginación. Contar para radio es más difícil que para la TV. Porque no se puede dar por entendido nada. En televisión ves que entra Laura porque la conocés. En radio hay que poner un relator o hacerla hablar.
-La diferencia con la época de oro es que ahora son unitarios y no tiras.
-Claro. No es el radioteatro clásico de lunes a viernes. Quisimos hacer algo parecido a aquel "Radiocine".
-¿Se puede comercializar un radioteatro?
-Es difícil. Se puede deshacer de un soplido. Para reconstruir a veces no te alcanza la vida. Se perdió la costumbre. Hasta de los actores. Hoy escuchás a algunos jóvenes actores de TV y dan pena por radio.
-¿Bajó la calidad del actor?
-No. Están formados para otra cosa. Lo mismo le pasa a algunos en el teatro. Para la radio hay que formar nuevos y rescatar a los que quedan.
-¿Haría alguno en vivo?
-Es imposible. Ahora ensayamos unas tres horas y grabamos. Este es un trabajo artesanal.
-¿Son guiones originales?
-Todos. Me lleva doce o trece horas de escribirlo. Quince de hacerlo y otras doce de musicalizarlo. También tuve que entrar en el ritmo y reinventar varias cosas.
-¿Cuál es el público?
-Hay mayores de cincuenta que tienen el recuerdo de los radioteatros de cuando eran chicos. Y otros que quiedan sorprendidísimos porque para ellos la radio era un señor que lee la temperatura, dice la hora y anuncia que Cavallo le quiere poner el IVA al cine.
-Aquella radio era estática y el radioteatro reunía a la familia frente al receptor. Hoy se escucha radio en el walkman y el auto. ¿Cómo se aggiorna el lenguaje a esa realidad?
-Pensá que hay camioneros que manejan toda la noche, gente que cuida quintas, ciegos... en fin mucha gente que se quedaba afuera y ahora con este espectáculo nuevo, no. El oyente deberá prestar atención.
-¿Y las historias?
-De todo tipo. Desde la de la señora de acá a la vuelta hasta la vida de Eva Perón o de Nijinsky. Suspenso, drama o comedia.
-¿Ve televisión?
-"El sodero..." está muy bien hecho. Es una clásica historia aggiornada que no se sale de los parámetros (una película de James Bond sin tiros es cualquier cosa, por ejemplo) y está bien contada. Las demás novelas las miro con tristeza.
-¿Por ejemplo?
-Los mexicanos nos mandaban joyas del género y ahora fabrican productos en serie, como pullóveres. "Betty la fea" es una gran novela pero la veo y me quedo apenas cinco minutos. Su estilo no me prende, aunque el público lo aceptó.
-¿Sigue escribiendo sólo?
-Me ayuda Victor Abud que es un buen colaborador.
-Ahora todas las telenovelas tienen grupos de gionistas.
(Se escandaliza)-¡Es que tres son multitud! En Abud delego por cansancio algunas cosas, que después corrijo. No entiendo cómo se puede trabajar en tándem. Después aparecen errores garrafales. Como que en el capítulo diez la actriz dice que la conquistaron con un jugo de naranja y en el 32 dice que lo odia. Eso pasa porque uno no sabe lo que escribe el otro. Te salvan los actores que conocen el personaje. Y hay que empezar a improvisar en el piso. Además se graba una escena del capítulo 14 y ora del 70, un disparate. Eso se puede hacer en el cine pero en una novela conspirás contra la continuidad emocional del actor.
-Además si va bien se agregan capítulos y se estira la historia.
-Ese es el asesinato más grande a una obra. Sé que es un negocio pero se debe respetar el mínimo hecho artístico. "Simplemente María" duró cinco años. Un mamarracho inaguantable.
-Los yanquis hacen durar sus novelas muchos años, como "Dallas", "Dinastía" o "Days of our lifes".
-Pero se van quedando sin gente. "Dinastía" arranca con 35 puntos y termina con 14. Sigue siendo un éxito pero no es lo mismo. También es un mamarracho.
-¿Le gustó "Okupas"?
-Mucho. Aunque no me gustó el "adentro", que era comercial. El chico (Rodrigo de la Serna), una maravilla. La dirección, modernísima. El planteo tenía errores gruesos. Un personaje que ama la música se va de la casa y se olvida el instrumento. Era permisivo, que un porrito, que unos robos. Se buscaba que la señora se haga cruces, que no lo mire. Pero si lo mira la señora, ese programa hace 30 puntos. Pero repito que estaba muy bien hecho. Tiene algunas verdaderas joyas, genialidades..
-¿Y el lenguaje?
-Le sacás las malas palabras y dura media hora.
-¿Cómo se hace ese hiperrealismo sin lenguaje procaz?
-Le ponés tres o cuatro. Pero un ladino o un cretino ahora siempre es un hijo de puta. "Mi mamá me embromó o me estafó", no me "cagó", que es una imagen horrible. Yo no me llamo boludo ni vos forro.
-¿Tiene explicación ese desborde en el lenguaje?
-En la época de la dictadura la violencia se trasladó a la palabra. Entonces un golpe y una puteada con una sonrisa en la cara pasaron a ser demostraciones de afecto. Si tratás bien a un taxista cree que lo estás cargando. Es un lío.
-¿Y los medios cómo entran en esto?
-Son una vidriera. Yo como con las manos por la TV y mañana nadie compra cubiertos. En los chicos se nota más. Debe haber un límite y retomar el rol educador.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Mayo de 2001
martes, 8 de mayo de 2001
José Luis Pagano: "En Radio 10 estamos del lado de la ley"
No para. El director periodístico de Radio 10, José Luis Pagano, es un dínamo. Dentro de su pequeña oficina contesta las preguntas mientras mira Crónica TV, le presta atención a la salida al aire de la AM 710 y varias veces debe disculparse por tener que interrumpir la charla para ordenar la cobertura de una noticia, indicar el destino de un movil y hasta para sugerirle temas a los humoristas. Sensibilizado por los ataques de algunos colegas, está alerta y muestra los dientes. Y se defiende de golpes que todavía no habían sido lanzados. "El noticiero es la columna vertebral de la radio, que une todo - define-. Porque durante las veinticuatro horas del día, cada quince minutos (no cada hora como otras emisoras) nosotros ponemos uno".
-Es decir que cumple la función de homogeneizar el discurso.
-Exacto. Volviendo al ejemplo, cada programa puede ser un brazo o una pierna y el noticiero es la columna vertebral.
-¿Si salen cada quince minutos es porque buscan tener "rienda corta" en el mensaje?
-No... tenemos dos noticieros centrales a la media hora y en punto. En algunos horarios leemos títulos. Después a la medianoche, a las ocho y a las trece hay panoramas de media hora. Me parece que esto tiene que ver con la necesidad de informarse de la gente. Ellos lo reclaman.
-¿Están auspiciados?
-Sí, todos los segmentos tienen sus anunciantes.
-Es un triunfo.
-En realidad, todas las radios grandes tienen sus noticieros auspiciados. Pero en la Argentina de hoy, vender publicidad es todo un logro. También tenemos la central de tránsito, con toda la información sobre cómo están las avenidas y las calles. No nos podemos quejar.
-¿Cuál es la línea del noticiero?
(Piensa un largo rato)-¿Qué es la línea?
-El enfoque y la selección de noticias, dicho de un modo basto.
-Si la línea es estar del lado de los policías, de la ley, o de los delincuentes, estamos del lado de la ley. Entre estar a favor de los vecinos de Palermo o de los travestis, elegimos a los vecinos. Si hay gente que corta una ruta con un piquete, nosotros nos ponemos del lado del que quiere circular libremente para ir a trabajar.
-¿Qué noticias tienen prioridad?
-Priorizamos la actualidad. Nuestra línea es: cuando en enero todos decían que el blindaje sería la salvación, dijimos que fracasaría en poco tiempo. Y fue así. No se le puede mentir a la gente. Con la cuestión de la inseguridad decimos que cada vez estamos peor desde que empezamos, hace tres años. Me da risa: Nosotros somos autoritarios y ellos dan clases de defensa personal por televisión. El funcionario tiene la obligación de proteger a los ciudadanos, no de enseñarles a defenderse solos.
-¿Soñás con dar alguna buena noticia?
-El periodismo siempre pone la lupa sobre lo angustiante. Esto viene de la época de la Gazeta de Moreno hasta hoy. No hay otra. ¿Qué es disfrutar con una noticia? No sé, nunca lo pensé. Tal vez cuando nace un chico o cuatrillizos son buenas noticias porque hay alguien que los estaba buscando.
-¿Merecían ganar el Martín Fierro?
-Perdimos por un voto con un buen noticiero. No con el último. Ellos tienen setenta años y nosotros, tres.
-¿Te gusta el noticiero de Mitre (el que ganó)?
-Me parece correcto. Tiene un estilo muy similar al nuestro. No entiendo algunos cambios en la artística que hicieron, tal vez buscan cambiar el perfil.
-¿Y los otros?
-Me da pena el de Del Plata. Porque cuando estuvimos con (Santo) Biasatti hacíamos un muy buen noticiero y ahora se nota la desidia. Tampoco comprendo por qué cambiaron el slogan del de Rivadavia. A veces los directores creen que modificando la cortina van a hacer un noticiero mejor. No pasa por ahí. Nosotros nunca cambiamos la música ni lo vamos a hacer.
-¿Continental, La Red?
-La Red convocó mucha gente que trabajó acá. Sufre el problema de que al tener tanto deporte en la programación se quedan sin notas para cortar un audio y vestir un panorama, entonces se la pasan leyendo cables. El de Continental no lo estoy escuchando.
-¿Nunca?
-Los chequeo a todos cada tanto. Ahora Mitre informa sobre el tránsito. Sentaron a un tipo al lado del nuestro, en el mismo lugar. Está bien...
-¿Ustedes no se inspiraron en nadie al crear el noticiero?
-En esto trabajamos Daniel Hadad, que ya había trabajado en noticieros, y yo. Cada uno aporta lo que sabe. Viajamos a España para escuchar lo que hacían la cadena Ser y Onda Cero. Y en Londres hay una radio de información de la que tomamos algunas cositas. Lo de la central de tránsito lo sacamos de una radio de New York. De todas incorporamos un poco. Todos los noticieros son más o menos similares. Aunque siempre hay algo para inventar. En televisión pasa lo mismo. "Telenoche" es igual a cualquier noticiero de las cadenas ABC o NBC (las grandes de Estados Unidos).
-¿Cómo te cayeron las críticas de Fernando Bravo a tu radio?
-Le tengo cariño porque es el primer tipo que me nombró al aire. Pero perdió la memoria. Porque en el libro de Ulanosky, "Estamos en el aire" (sobre la historia de la televisión) reconoce que durante la dictadura trabajaba en "60 minutos" y era el encargado de hacerle las notas a Massera y a Camps. Y lo escribió alguien que está en la mesa de su programa.
-Recién asumiste la acusación de autoritarios sin que te lo pregunte. La radio recibe acusaciones de autoritaria y menemista.
(Silencio)-Esto es como un barrio. Cuando levantás la cabeza te tiran de todos lados. Magdalena, por ejemplo, no puede entender cómo después de tantos años de liderazgo está segunda y a ocho puntos de share de nosotros. Supongo que si le nombras Radio 10 le sale un salpullido.
-¿Decís que son críticas sólo por envidia?
-Forma parte de la competencia. Algunos la hacen más sana y otros no. son las reglas del juego. Si Bravo no hablaba en los Martín Fierro, con 30 puntos de rating, ¿quién se acordaba de él al otro día? Y que no se le ocurra preguntarse qué hacía yo en esa época. Porque en 1977 yo estaba en séptimo grado de la primaria.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Mayo de 2001
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