sábado, 22 de diciembre de 2001
Santiago Pont Lezica: Antes muerto que entregar Milenium a los pastores"
La pequeña oficina del alma y el cerebro de Milenium (FM106.3) luce una pared cubierta de diplomas con los premios obtenidos y, sobre el escritorio, un portarretrato con fotos de su madre y su hijo Lucio. "Soy el director artístico y contenidos, creador del estilo y presidente de la sociedad", precisa con tono cordial y desenfadado Santiago Pont Lezica.
-Pero no sos el dueño.
-Soy el que menos acciones tiene.
-¿Quién es el principal accionista?
-El 80 % es de Juan Carlos y Hugo Belcastro (dueños de Izusu-Roberts).
-La frecuencia tampoco es de ustedes.
-No. Nos presentamos al concurso para conseguir una propia. Le pagamos un alquiler muy alto a la Iglesia Universal, casi trabajamos para ellos. La radio era de la familia Herrera y la vendió. El gobierno dijo que no podía venderla, pero igual la manejan los pastores. Desde hace un poco más de un mes la convivencia se puso dura.
-Es decir que cambiarán de dial.
-Sí. Aspiramos a ganar el concurso por la 106.7 (hoy está X4, de Cuatro Cabezas). Queremos dejar de ser productora para ser una radio.
-¿Por qué se endureció la relación con los pastores?
-A partir de la denuncia de Telenoche Investiga. Ellos fueron para adelante, hicieron una reunión en River y ahora quieren la frecuencia. Pidieron la noche para los pastores. Como no tiene que ver con mi ideología, ni con la de la radio, me negué. Antes muerto que ceder en eso.
-¿Cuál es la posición del COMFER?
-El gobierno dijo que no se podía transferir la frecuencia. Lamentablemente no se cumplió. Y desde hace un año la tienen ellos. Hoy el COMFER, que es el responsable, no hace nada y deja que a la radio la manejen unos pastores. Apenas si sacaron un decreto que está mal hecho.
-¿Los consultaron para redactar ese decreto?
-Nos enteramos por los diarios. Las autorizaciones de frecuencia deben salir por presidencia y no por el COMFER. Parece que van a derogar esta. Es importante porque las licencias no son ni de una familia ni de los pastores. Es del Estado Nacional. Alguien se ganó quince palos con la venta de la frecuencia y todos se hacen los boludos. Como hombre de radio tengo mucha bronca. Porque hasta podemos quedar sin aire y 36 personas sin trabajo. Para el gobierno, que habló tanto de los contenidos, nosotros somos ideales. Nos premiaron en Europa y Estados Unidos y somos apolíticos. Entonces, si no se preocupan porque estemos en el aire todo fue una gran mentira.
-Bernardo Neustadt ya no es accionista.
-Vendió todas sus aciones y sigue con su programa de la mañana (de 6,00 a 9,00).
-Su estilo es el de opinar. Nada que ver con el resto de la programación.
-Es uno de los fundadores. Su estilo no lo va a cambiar. Tiene sus oyentes y cuando termina su programa la audiencia crece un 50 por ciento. Según un estudio de Mora y Araujo, se van a la AM y a otros radio. Y los que vienen, escuchaban a Roman Lejtman, Longobardi, Nelson Castro y Julio Lagos.
-¿Por qué está, entonces?
-Hay una lealtad personal. Porque si no fuera por él, Milenium no existiría. Muchos nos dijeron que no funcionaría. Pero Bernardo nos apoyó. Por eso, aunque no sea accionista, lo vamos a mantener. Más allá de las diferencias políticas y culturales que tengo con él, es un grande. Y tiene una brillantez... Yo estoy a su izquierda pero afuera aprendí que hay que valorar la trayectoria. El tipo entrevistó a los 50 personajes más importantes del mundo y hace 36 años que está ahí. Por eso no es sólo agradecimiento.
-¿Y si se va?
-Hice un estudio pero no salió ningún nombre. Somos los mismos de hace diez años. Pergolini te puede vender que es un pendejo pero después se sube a un auto de 70.000 dólares, ya no es un ratón. Está todo bien. Tal vez Mitre es la que más apuesta a un cambio generacional arriesgado. Las audiencias crecieron pero no apareció nadie joven para la mañana.
-Les va bien con la audiencia.
-Sí. El 2 de enero cumpliremos cuatro años en el aire y nunca bajamos de las cinco primeras. A pesar de que apuntamos a un segmento medio-medio alto. Con una línea muy cuidada.
-En un dial que venía de la Rock & Pop y La Rocka.
-Cuando lo agarramos estaba destrozado después de los ocho meses de La Rocka. Cambiamos el rock por este estilo. Noche y día. Milenium es soft, armónica en las noticias y con un mensaje espiritual y positivo.
-¿Cuál es la línea del noticiero?
-No damos policiales y tratamos de no poner el "riesgo país". La idea es acompañar esta realidad caótica resaltando valores como la amistad, el amor y el respeto. Ser una isla de tranquilidad. Salvando el programa de Bernardo toda la programación tiene ese estilo y se respeta. Y la audiencia respondió.
-Ustedes fueron (junto a Rock & Pop) los primeros en segmentarse.
-Sí. Es lo que se usa en Estados Unidos y Europa. Acá todos hacían un poco de todo a ver qué pescaban de la audiencia. Y nos va bien con la segmentación. La audiencia responde y, después de Rock & Pop, somos los que más facturamos. Es la ventaja de apuntar a un público adulto.
-¿Cómo son tus oyentes?
-Tienen un promedio de 35 años. Cuando se aburren, se van un rato a Rock & Pop y a FM Hit y vuelven. Pero el 37 por ciento de la audiencia es cautiva, no cambia de emisora. Es un porcentaje altísimo de fidelidad.
-Seguramente escuchás a todos. ¿A quiénes disfrutás?
-Mario Pergolini, Roman Lejtman y Lalo Mir. Espío mucho a la 10 a ver qué hacen, a la Hit, y estoy atento al cambio de la mañana de Continental, cómo funciona. Tienen un esquema muy español.
-¿Inspirado en...?
-Una mezcla de Cadena Ser y Onda Cero.
-¿Y Milenium?
-Está entre Jesús Quintero (trabajó con él en España) y Mis Años con muchas cosas nuevas. Como los mensajes de los oyentes y otras de mi historia personal. Y la línea del noticiero también es nueva. Y en las crisis subimos la audiencia. Porque nunca te digo que se va a caer todo. Aunque vaya a pasar.
-¿Qué novedades habrá en la programación?
-Están muy adelantadas las gestiones con Lito Vitale para hacer algo parecido a "Ese amigo del alma" en la radio.
-Por último: ¿Qué opinión tenés de las denuncias de Daniel Grinbank acerca de que en CIE-Rock & Pop se lavaba dinero?
-Es un problema entre ex-socios. Conozco un poco el tema y sé que existen desde hace mucho tiempo diferencias entre ellos. Es extraño ser el presidente de una compañía, firmar los balances y tres años después darse cuenta de que entró una guita... Es un conflicto que viene de largo. No hay buenos ni malos y habrá que esperar la respuesta del CIE.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Diciembre de 2001
miércoles, 19 de diciembre de 2001
Radio Panda: "Queremos ser la primera radio de la vida, no la última".
Petit hotel añejo, con amplios pasillos y techos muy altos. Una habitación dominada por una enorme mesa de madera, con una biblioteca cargada de libros sin lógica de colección. Nada más lejano a lo que podría imaginarse del "cuartel general" de Radio Panda (FM107.9). Pero aquí se habla de mantener el emprendimiento a flote y los chicos disfrutan y ríen en los estudios. Javier Campos Malbrán es el creador del proyecto y nos recibe con su físico de rugbier y su sonrisa compradora.
"Empezamos -relata- en 1996 con un PPP (permiso provisorio precario), es decir, con un alcance limitado. Apenas con una cobertura en la zona Norte y en parte de la Capital. Así estuvimos hasta que en 1999 se llamó a concurso, y ganamos la licitación con una frecuencia muy ampliada. Ahora estamos en pruebas para salir con la potencia de las FM líderes".
-Están muy a la derecha del dial, ¿Eso les juega en contra?
-Es relativo. En una radio para chicos es un gran valor porque nos ubican rápido. Saben que no hay nada a la derecha (y no es una referencia política).
-¿Por cuánto tiempo tienen la licencia?
-Veinticinco años. Varias generaciones de chicos.
-Ustedes fueron de los primeros en sesgar el público.
-Sí. En realidad, nuestra historia empieza antes, con FM Laser, que fue del ´85 al ´91, cuando terminó primera en audiencia. Era adulto-contemporánea aunque no tan sesgada.
-¿Qué pasó?
-Se vendió la licencia a América y Eurnekián y ellos hicieron una copia no tan buena con Aspen. Pero, es cierto, fuimos de los primeros en segmentar tanto. De hecho, fuimos la primera radio para chicos del mundo. Después aparecieron otras en Estados Unidos.
-¿Cómo nace la idea?
-Era un momento en que surgían un montón de radios nuevas. Y todos mirábamos qué formato podíamos usar. Se nos ocurrió una radio para chicos, a pesar de que no teníamos hijos. La testeamos y dio bien. Además, quisimos terminar de patear el tablero, y en vez de una radio para chicos hecha por grandes, hicimos una de y por chicos. Ellos conducen los programas, tienen la comunicación, y los adultos están detrás de bambalinas. Distinto sería si ponemos adultos como Pipo Pescador o Xuxa, que hablan para los pibes pero son grandes.
-Trabajar con chicos tiene frescura pero también riesgo. Se pueden asustar o desaforar.
-De hecho pasa. Pero son muy piolas y los venimos llevando de a poco. Son correctos, incluso mejores que los adultos en la formalidad. Lo complicado es que actúen un papel. No les podés pedir que hagan un personaje, por ejemplo.
-¿Siguen sin cobrar sueldo?
-Una de las reglas es que no pueden tener más de seis horas semanales al aire (por supuesto tampoco las hacen de corrido en un día). Ojo, si los dejás, se traen la cama y no se despegan del micrófono, por eso hay que tener cuidado. Y lo que se hace es darles unos viáticos y les pagamos el traslado. Es más una experiencia que un trabajo. Y los que empezaron, y ya están crecidos, ahora son pasantes. Si les gusta pueden ser contratados cuando tengan 18.
-¿Qué pasa cuando los chicos crecen? ¿Corren el target? ¿Acompañan el crecimiento o se mantienen?
-Diste en el clavo de nuestro problema. No es lo mismo un chico de seis que uno de diez. Lo dejamos libre, con la única salvedad que a la mañana apuntamos de ocho para abajo. Ese es nuestro semillero de oyentes. A la tarde apuntamos al chico que se maneja sin necesidad de la madre. Ahí cambia la música y está Carna. No podemos tener tres o cuatro subsegmentos. Hasta el mediodía es un jardín de infantes con fantasía y cuentos. Después se vuelve un poco más pícaro.
-¿El punto de quiebre cuál será?
-Y... cuando lleguen a los dieciseis se irán a otro lado. Queremos ser la primera radio de la vida, no la última. Igualmente, ahora no está claro cuál es la música que les gusta a los chicos. "Manuelita" no tiene dudas. Pero Britney Spears o Bandana va desde los seis a los veinte. Es el fenómeno del pop-teen. Con todo, la música que ponemos también apunta a que los padres tengan un recreo. Si no, se hartan. A los chicos no les molesta escuchar "El oso". Y el target del padre es de entre treinta y cuarenta.
-¿Cuál es la "línea" temática?
-Lo que todo el mundo está de acuerdo: Preservación del medio ambiente, los valores éticos de la vida (respeto, solidaridad, el buen nombre, la democracia, derechos humanos, la libertad, la no violencia...) más allá de lo religioso. Los chicos todavía son salvables. De ahí viene el Panda. La idea que subyace es que todos estamos en peligro de extinción. Cada vez que incorporamos algo nuevo, primero lo consultamos con un grupo de psicopedagogos.
-¿Tienen restricciones con la publicidad? Es obvio que no habrá propagandas de alcohol o cigarrillos.
-Sólo una vez rechazamos un negocio, en la época en que estaba la fiebre de los llamados al 0-600. Nos podía entrar una fortuna pero era conflictivo porque los chicos no entienden que cada llamado cuesta cincuenta centavos o más.
-¿Cómo les va con las mediciones de audiencia?
-Pésimo. Porque no nos miden por dos motivos: Primero, por el alcance, una piedra que nos vamos a sacar del zapato ahora. Ibope sólo abarca toda la cobertura de Capital y Gran Buenos aires, once millones de personas. No prorratean. Segundo, porque no miden a los menores de doce años. Lo saben y nos prometieron que lo van a incorporar como un estudio, dos veces al año. Lo curioso es que nos saltaban muchos adultos, por los padres. En la última medición marcó que nos escuchaban 50.000 mayores. Lo cual, más o menos te permite calcular que tendremos 200.000 oyentes con la cobertura completa. Con eso estamos encantados.
-¿La publicidad...?
-...murió de muerte natural. Está difícil subsistir. Nuestra ventaja es que somos una pyme, bastante amateur. Tenemos apenas diez empleados. Si tuviera en plantilla varias figuras con cachets altos ya hubiera "volcado". Eso es lo que les pasa a las radios grandes. Por eso cada vez hay menos estrellas en esas emisoras.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Diciembre de 2001
lunes, 17 de diciembre de 2001
Alberto Veiga: "El grupo CIE da total libertad y no baja línea".
"Me divierte hacer radio como concepto. Y programar con libertad". Esta es la carta de presentación de Alberto Veiga director de Radio Del Plata, América y sus FM, (todas del grupo mexicano CIE), quien nos recibe en su austera y prolija oficina, más parecida a la de un pequeño fabricante que a la de un director de medios.
-Del Plata hizo una apuesta fuerte. Incorporaron a Lalo Mir, Alejandro Dolina, Adolfo Castello, Adrián Paenza y Roman Lejtman.
-Intentamos rejuvenecer a la audiencia respetando el contenido, y la ideología e incorporamos gente que entendemos que debía estar. Lo de Lalo fue una travesura que viene de largo. Ya lo habíamos hablado el año pasado. El es fantástico como persona, tiene gran sentido común e ideológicamente es sano.
-Dolina sale grabado por Continental, con el mismo nombre y a la misma hora, y compite contra sí mismo en vivo por Del Plata.
-El nos dijo que no tenía contrato y le creemos. Es un problema entre él y Continental. El perjuicio de los dos primeros meses se va terminando y la gente lo prefiere en vivo. Supongo que el sentido común de Continental hará que lo saquen del aire pronto. Creo que es la primera vez que pasa esto en radio, aunque en TV es común.
-Pero un contrato no es opinable.
-No. Se tienen o no derechos y se hacen cumplir. Pero esta es una cuestión de abogados. Nosotros lo contratamos de buena fe y no tenemos que "devolverlo". Es una persona, no una cosa.
-Se dice que los oyentes clásicos de Del Plata tienen más de cuarenta años. Las incorporaciones traen un lenguaje joven, de FM.
-Pero todos los conductores nuevos tienen más de cuarenta, y son gente que sabe y vivió mucho. Los códigos se modifican todo el tiempo. Las malas palabras antes asustaban y hoy forman parte de la charla diaria. El público tradicional de Del Plata no se siente traicionado porque no cambió el contenido. Y tengo la tranquilidad de que enfrente no hay nadie con el discurso de esta radio. En un panorama en el que no hay discurso. Del Plata y América lo tienen. Son dos productos redondos.
-Cuando era dueño, Eurnekian dijo que Del Plata era de izquierda y América de derecha.
-Sería encasillar y con el lío ideológico argentino no se puede. América se dirige a esa parte de la sociedad que se interesa por la economía, las finanzas, la banca y la política. Del Plata históricamente es libertaria y progresista.
-¿Cómo les va con la audiencia a la "nueva" Del Plata?
-Vamos primeros o segundos en BC1 y C2 (los de más alto poder adquisitivo) entre 20 y 54 años. En el general va sexta y avanzará hasta las cuatro primeras antes de fin de año. Hemos incorporado muchos hombres.
-¿También crecieron los anunciantes?
-Hay más interés. Pero con la crisis hablar de anunciantes es una utopía. La torta publicitaria bajó en general un 20 por ciento con respecto al año pasado. Hoy está todo paralizado.
-¿Cierran los números?
-Sí. Como siempre. Igual estamos apostando fuerte.
-Antes trabajó para Continental (pre-Telefe), en Del Plata a las órdenes de La Nación y para Eurnekián en las dos. ¿Diferencias?
-Lo único que no negocio es la libertad. Eso lo supieron todos y nunca tuve problemas. Y nadie que trabajó acá te dirá que les bajamos línea. Se editorializa con las contrataciones.
-La ley permite a cada inversor tener una AM y una FM y el grupo CIE tiene nueve. ¿Cómo lo deja parado ser director de cuatro?
-Yo soy director de estas unidades de negocios y no creo que haya conflicto. Se deberá resolver lo legal. La nueva ley tiene buenas intenciones pero debe modificarse. Lo del CIE es un caso testigo. Yo me pregunto qué hubiera pasado con esas radios si nadie las compraba. No es una pregunta menor. No me parece que haya acumulación de medios o de poder económico. Porque estas radios hay que desarrollarlas.
-¿Cómo se soluciona? La nueva ley mantiene el límite.
-Venderán y las comprará otra empresa. El problema es si desaparecen las fuentes de trabajo si nadie las compra. Eran radios sin actividad que esperaban su cierre. Las compraron de buena fe y sin testaferros. Si el estado dice que es indebido, se venderán.
-¿Considera un dato menor que sean capitales extranjeros?
-No lo sé. Me gusta que los medios tengan caras visibles. Como "la radio de Romay". Pero ese país desapareció. No sé si es malo que sean de un grupo de afuera. Lo importante es que no las usan mal. Conozco argentinos que alquilaron sus emisoras a pastores electrónicos para subsistir. Y no es algo inocente. ¿Cuál es el camino? ¿Un desarrollo transparente o la entrega de los contenidos a cualquiera? Hay argentinos ex dueños de medios que hoy están vinculados al lavado de dinero. El grupo CIE da total libertad y no baja línea ni política ni religiosa. ¿Obligarle a Telefónica a vender Azul soluciona el problema de Canal 9? No es un dato menor quién, cómo y para qué lo va a comprar. Acá se da libertad y eso es lo importante. Lo otro es una curiosidad periodística.
-Hay una ley violada de por medio.
-Repito, a mí me gustan los medios con cara y responsabilidades. Si no es así lo que importa es su discurso y si dan trabajo. Deberíamos preocuparnos más por el producto que por los dueños. Me encantaría que la Argentina tenga una ley de radiodifusión que no sea de la época de los militares. Lo de mantener el límite es porque se mira desde un escritorio. Hay que salir al campo y ver lo que pasa. Se podría limitar la cantidad de audiencia, por ejemplo, y no las unidades de comunicación. El gobernante debe cuidar que no haya una unidad de opinión sino varias. Entre 1.500 radios ¿qué son siete o nueve? Cuando sean 100 hablamos de nuevo.
-¿Cada vez habrá más concentración de radios con el mismo dueño?
-No sé. Con los medios hubo locura en los últimos tiempos. No estoy feliz con lo que pasó, pero la atomización no le hace bien a la radio. Si entre capital y el GBA hay 7.000 emisoras no le sirve a nadie. La cantidad de medios no da libertad. Lo da el fortalecimiento económico del medio. Sin recursos no se puede ser independiente porque llegás a muy poca gente.
-¿Las radios son negocio?
-Se tiene la idea de las radios como grandes medios y en realidad son Pymes. Todas. No generan grandes negocios. Acá hay mucho de cariño, y "sangre, sudor y lágrimas", exagerando.
-¿Cuánto dinero mueven?
-El año pasado, entre todas, se repartieron ochenta o noventa millones de pesos. La confusión viene de la década del cuarenta cuando la radio era el medio madre. Después siempre manejaron poco dinero. Y encima son economías chiquitas que emplean mucha mano de obra. Esto es así en todo el mundo. Al tipo que quiera ponerse una radio para vivir se le hará difícil.
-Por último: ¿A quién le gustaría tener en sus filas que no tiene?
-Sin sacar a nadie, a Nelson Castro y a Victor Hugo Morales en Del Plata. Y a ellos les encantaría estar acá.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
2001
-Del Plata hizo una apuesta fuerte. Incorporaron a Lalo Mir, Alejandro Dolina, Adolfo Castello, Adrián Paenza y Roman Lejtman.
-Intentamos rejuvenecer a la audiencia respetando el contenido, y la ideología e incorporamos gente que entendemos que debía estar. Lo de Lalo fue una travesura que viene de largo. Ya lo habíamos hablado el año pasado. El es fantástico como persona, tiene gran sentido común e ideológicamente es sano.
-Dolina sale grabado por Continental, con el mismo nombre y a la misma hora, y compite contra sí mismo en vivo por Del Plata.
-El nos dijo que no tenía contrato y le creemos. Es un problema entre él y Continental. El perjuicio de los dos primeros meses se va terminando y la gente lo prefiere en vivo. Supongo que el sentido común de Continental hará que lo saquen del aire pronto. Creo que es la primera vez que pasa esto en radio, aunque en TV es común.
-Pero un contrato no es opinable.
-No. Se tienen o no derechos y se hacen cumplir. Pero esta es una cuestión de abogados. Nosotros lo contratamos de buena fe y no tenemos que "devolverlo". Es una persona, no una cosa.
-Se dice que los oyentes clásicos de Del Plata tienen más de cuarenta años. Las incorporaciones traen un lenguaje joven, de FM.
-Pero todos los conductores nuevos tienen más de cuarenta, y son gente que sabe y vivió mucho. Los códigos se modifican todo el tiempo. Las malas palabras antes asustaban y hoy forman parte de la charla diaria. El público tradicional de Del Plata no se siente traicionado porque no cambió el contenido. Y tengo la tranquilidad de que enfrente no hay nadie con el discurso de esta radio. En un panorama en el que no hay discurso. Del Plata y América lo tienen. Son dos productos redondos.
-Cuando era dueño, Eurnekian dijo que Del Plata era de izquierda y América de derecha.
-Sería encasillar y con el lío ideológico argentino no se puede. América se dirige a esa parte de la sociedad que se interesa por la economía, las finanzas, la banca y la política. Del Plata históricamente es libertaria y progresista.
-¿Cómo les va con la audiencia a la "nueva" Del Plata?
-Vamos primeros o segundos en BC1 y C2 (los de más alto poder adquisitivo) entre 20 y 54 años. En el general va sexta y avanzará hasta las cuatro primeras antes de fin de año. Hemos incorporado muchos hombres.
-¿También crecieron los anunciantes?
-Hay más interés. Pero con la crisis hablar de anunciantes es una utopía. La torta publicitaria bajó en general un 20 por ciento con respecto al año pasado. Hoy está todo paralizado.
-¿Cierran los números?
-Sí. Como siempre. Igual estamos apostando fuerte.
-Antes trabajó para Continental (pre-Telefe), en Del Plata a las órdenes de La Nación y para Eurnekián en las dos. ¿Diferencias?
-Lo único que no negocio es la libertad. Eso lo supieron todos y nunca tuve problemas. Y nadie que trabajó acá te dirá que les bajamos línea. Se editorializa con las contrataciones.
-La ley permite a cada inversor tener una AM y una FM y el grupo CIE tiene nueve. ¿Cómo lo deja parado ser director de cuatro?
-Yo soy director de estas unidades de negocios y no creo que haya conflicto. Se deberá resolver lo legal. La nueva ley tiene buenas intenciones pero debe modificarse. Lo del CIE es un caso testigo. Yo me pregunto qué hubiera pasado con esas radios si nadie las compraba. No es una pregunta menor. No me parece que haya acumulación de medios o de poder económico. Porque estas radios hay que desarrollarlas.
-¿Cómo se soluciona? La nueva ley mantiene el límite.
-Venderán y las comprará otra empresa. El problema es si desaparecen las fuentes de trabajo si nadie las compra. Eran radios sin actividad que esperaban su cierre. Las compraron de buena fe y sin testaferros. Si el estado dice que es indebido, se venderán.
-¿Considera un dato menor que sean capitales extranjeros?
-No lo sé. Me gusta que los medios tengan caras visibles. Como "la radio de Romay". Pero ese país desapareció. No sé si es malo que sean de un grupo de afuera. Lo importante es que no las usan mal. Conozco argentinos que alquilaron sus emisoras a pastores electrónicos para subsistir. Y no es algo inocente. ¿Cuál es el camino? ¿Un desarrollo transparente o la entrega de los contenidos a cualquiera? Hay argentinos ex dueños de medios que hoy están vinculados al lavado de dinero. El grupo CIE da total libertad y no baja línea ni política ni religiosa. ¿Obligarle a Telefónica a vender Azul soluciona el problema de Canal 9? No es un dato menor quién, cómo y para qué lo va a comprar. Acá se da libertad y eso es lo importante. Lo otro es una curiosidad periodística.
-Hay una ley violada de por medio.
-Repito, a mí me gustan los medios con cara y responsabilidades. Si no es así lo que importa es su discurso y si dan trabajo. Deberíamos preocuparnos más por el producto que por los dueños. Me encantaría que la Argentina tenga una ley de radiodifusión que no sea de la época de los militares. Lo de mantener el límite es porque se mira desde un escritorio. Hay que salir al campo y ver lo que pasa. Se podría limitar la cantidad de audiencia, por ejemplo, y no las unidades de comunicación. El gobernante debe cuidar que no haya una unidad de opinión sino varias. Entre 1.500 radios ¿qué son siete o nueve? Cuando sean 100 hablamos de nuevo.
-¿Cada vez habrá más concentración de radios con el mismo dueño?
-No sé. Con los medios hubo locura en los últimos tiempos. No estoy feliz con lo que pasó, pero la atomización no le hace bien a la radio. Si entre capital y el GBA hay 7.000 emisoras no le sirve a nadie. La cantidad de medios no da libertad. Lo da el fortalecimiento económico del medio. Sin recursos no se puede ser independiente porque llegás a muy poca gente.
-¿Las radios son negocio?
-Se tiene la idea de las radios como grandes medios y en realidad son Pymes. Todas. No generan grandes negocios. Acá hay mucho de cariño, y "sangre, sudor y lágrimas", exagerando.
-¿Cuánto dinero mueven?
-El año pasado, entre todas, se repartieron ochenta o noventa millones de pesos. La confusión viene de la década del cuarenta cuando la radio era el medio madre. Después siempre manejaron poco dinero. Y encima son economías chiquitas que emplean mucha mano de obra. Esto es así en todo el mundo. Al tipo que quiera ponerse una radio para vivir se le hará difícil.
-Por último: ¿A quién le gustaría tener en sus filas que no tiene?
-Sin sacar a nadie, a Nelson Castro y a Victor Hugo Morales en Del Plata. Y a ellos les encantaría estar acá.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
2001
domingo, 2 de diciembre de 2001
María Belén Aramburu: "Con catorce años de televisión puedo conducir en cualquier lado".
Da la sensación de que se mueve al ritmo de una película muda. María Belén Aramburu va y viene por los pasillos de la radio y la medallita dorada de la Virgen Niña baila en su pecho. Acaba de terminar "La ventana", que conduce de lunes a viernes de 14,00 a 17,00 por Continental (AM 590), se sienta y habla más rápido que cuando estaba al aire: "Arrancamos el 17 de setiembre con una propuesta diferente -asegura-. Es un programa de servicios segmentado por rubros en diferentes horarios. No había nada parecido en el aire. Por eso mismo fue puesto a prueba a la vez que se emitía. Y como me gusta la actualidad, la política y la economía, la meto a través de los móviles".
-Heredaste un horario "caliente". Rolando Hanglin estuvo años allí. Todo un desafío, ¿no?
-Sí. "Lani" es un maestro de la radio y lo escucho de toda la vida. El reto era doble, porque además del horario, pocos saben que es mi debut en este medio.
-¿Quién te propuso?
-Freddy Ojea, director de programación, pensó en mí porque necesitaba una conductora versátil, que pudiera tratar distintos temas.
-Se te escucha afianzada, sin embargo.
-Estuve cómoda desde el primer día. Me enamoré de la radio. Con catorce años de televisión sé conducir. Entonces puedo hacerlo en cualquier lado. No lo conocía como medio pero me pasó algo extraño. Cuando me llamaron y entré por primera vez me pareció como si ya hubiese estado.
-¿Deja-vú o sensación de pertenencia?
-Sensación de pertenencia, sin dudas. No puedo creer que hace apenas dos meses que estoy ante el micrófono. Como si fueran diez años. Me pasa con mi entorno laboral.
-¿A igualdad de condiciones con la televisión con qué te quedás?
-¡Qué difícil! No sé. Por suerte ahora tengo las dos. No sé qué pasaría si me faltase alguna. Estoy muy acostumbrada a la tele. Es como si fuera mi casa. No importa el canal ni el programa. Seguí todos los pasos: cronista, movilera, conductora, jefa de redacción, productora y editora de mis propias notas... conozco toda la cocina de la tele. La radio es lo mismo sin cámaras ni luces.
-De todas las secciones del programa, "Cadena de favores" es la estrella, ¿no?
-Lo que pasa con esa sección es impresionante. Va desde las 16,30 aunque a veces mandamos mensajes en el medio de la programación. Consiste en la oferta y demanda de bienes y servicios y estaba pautada para que fuese dos veces por semana. Tuvo tanto éxito que va todos los días. Así y todo no damos a basto.
-¿Tiene que ver con el desarrollo de una economía paralela?
-Sí, con la falta de laburo y las necesidades de la gente. A veces les doy ideas. Como a las amas de casa que dicen que no saben hacer nada y toda su vida cocinaron, por ejemplo. No sólo se enganchan vía nosotros sino entre ellos. Tal vez uno vende una computadora y otro la necesita y la compra. Es la sección que más disfruto. Hasta la dirección de programación está viendo cómo hacer para que siga creciendo.
-¿Te llegaron las primeras mediciones de audiencia?
-Hasta diciembre no. Pero sé que la radio está bien posicionada.
-Tienen otros métodos para testearlo.
-Sabemos que nos va bien. Había un público cautivo, que no sabíamos si iba a quedar, y nos aceptó. Y se acopló otro tipo de gente que le gustó la propuesta.
-Continental no tenía conductoras mujeres. Hay un cambio por ese lado y vos sos un ejemplo.
-No me había dado cuenta. Ni lo pensé. No le tengo miedo a los cambios de horario ni de formato. Continental siempre fue para mí una radio de tono y trato amable. La escuché durante mucho tiempo y me gustaba que me daba las noticias sin alarmar.
-¿Qué más escuchás?
-Consumo mucha radio, sobre todo a la mañana y AM. Me gusta su inmediatez. Magdalena Ruiz Guiñazú me parece bárbara como mujer de radio, es inteligente, culta y preparada. También Néstor Ibarra. Radio 10 tiene un muy buen programa en mi horario, "Buenos Muchachos", aunque sea otro formato. Es extraño que lo diga (se ríe).
-¿Tenés modelos además de Magdalena?
-No idealizo a nadie. En televisión tuve maestros como Luis Clur pero acá me hice a los "ponchazos". Lo bueno de la radio es que se respeta lo bueno del lenguaje sin distracciones. Estás mucho más desnudo espiritualmente.
-Tenés un perfil muy bajo con respecto a tu vida privada (está casada con Juan Segundo Stegman, a quien conoció en 3.60 por canal 13). Sin embargo hablás de tus hijos Bautista y Conrado al aire. ¿Es para voltear barreras con el público o sale naturalmente?
-La llegada de mis hijos marcaron un antes y un después en mi vida. En un tiempo empecé a rechazar trabajos porque necesitaba estar con ellos. Los amo y estoy enamorada de ellos. Hasta me desafié para ver qué lugar ocupaba el trabajo en mi vida. Ahora me volvió con intensidad y traté de que los chicos no sintieran mi ausencia. Por suerte van al colegio.
-¿Tenés culpa?
-No, porque es trabajo. Les expliqué que mamá había dejado de trabajar cuando eran chiquitos para estar con ellos pero que ahora tenía que volver. Les hablé de mi vocación y lo entendieron. Todo se basa en el diálogo. Les pedí que me acompañaran en esto porque era importante para mí. Se miraron con sus ojitos (emocionada, le tiembla un poco la voz) y me apoyaron. Por suerte los veo al mediodía.
-Vuelvo a la pregunta. ¿Por qué traés tu casa a la radio?
-Los menciono naturalmente y no todo el tiempo. No para compartir con la gente. Porque este es mi trabajo y no mezclo. No siento que compartir algo de mis hijos sea hablar de mi vida privada (como me dijo uno de ellos) sino que lo hago como mamá.
-No es lo mismo con tu pareja.
-No hago producciones fotográficas con mis chicos y los medios lo saben. También fui reservada de soltera. Respeto a la gente del ambiente que tiene la necesidad de compartir con el público sus alegrías y tristezas pero no siento lo mismo. A mi público no le debo más que profesionalismo. Ni explicar dónde bautizo a mis hijos ni dónde les festejo el cumpleaños. Eso es para mis íntimos. Mi familia no es mediática. Si alguna vez hablo de ellos es porque ellos soy yo y los tengo incorporados. Daría la vida por ellos.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Diciembre de 2001
domingo, 25 de noviembre de 2001
Zulma Faiad: "No hay sitio para el arte en los medios."
A pesar de que las primeras imágenes que aparecen al pensar en ella son las de la vedette y la actriz, su faceta con perfil bajo ya está cerca de cumplir una década. Zulma Faiad es conductora de radio y su programa, "Simplemente Zulma" (Colonia, AM 550, sábados de 23,00 a 24,00) va camino a convertirse en un clásico de los sábados por la noche a pesar de que debió superar el trance de cambiar de emisora cuando las nuevas autoridades de Radio Nacional la dejaron fuera de grilla después de ocho años.
"La esencia del programa no cambió -asegura- . La estrella del programa siguen siendo las palabras. Lo diferente son las vivencias que tuve en todo este tiempo. También va cambiando la audiencia. Seguimos poniendo la mejor música, que selecciono de mi propia discoteca, y mantenemos las entrevistas y los comentarios de libros. Además está Alejandro Rebagliati, que es un columnista de actualidad, muy serio, que no se casa con nadie y tiene gran lucidez y transparencia. Los temas también los propone el mismo público".
-¿Cómo te imaginás a tus oyentes?
-La verdad es que no necesito imaginarlos. Tengo contacto directo con muchos de ellos, unos cuantos de Uruguay. Me llaman por teléfono, me escriben cartas y algunos se vienen hasta la radio para conocerme. Me regalan flores y chocolates.
-Tenés dos horas menos que cuando empezaste.
-Sí. Porque ahora hay fútbol por la noche y la radio transmite todos los partidos. La verdad es que sufrí un montón que me hayan recortado el horario. Porque tenemos tantas cosas para compartir que siempre me quedo corta. Para colmo el programa va en vivo y es un esfuerzo extra.
-¿Te enoja?
-Lo entiendo. Vivimos en un mundo en el que todo está comercializado y el país está inmerso en una crisis total. Se sabe que las radios necesitan anunciantes que aporten dinero. Y, como es lógico, el fútbol aporta muchos más que un programa como el mío, donde la reflexión manda. En ese contexto cuesta mucho imponerse. Tanto en las radios comerciales como en las públicas.
-¿Por qué?
-Porque por más que lo busques no hay lugar. Subsisten los que pueden comprar un espacio radial y comercializarlo. Más allá de que hay grandes profesionales en el aire, a los artistas los están dejando de lado. No hay sitio para el arte en los medios.
-¿Y quién ocupa esos lugares más allá del deporte?
-Mucha gente que por figurar consigue su espacio. Si sos amigo de los banqueros tenés asegurado tu rinconcito. Pero con eso están generando decadencia.
-¿Qué vas a hacer para no quedarte afuera?
-Tendré que cambiar. Moverme de otra forma. Soy conductora y actriz, no me corresponde salir a buscar publicidad. Además no me sale. Tampoco voy a pagar por trabajar. Eso no es correcto. Es difícil porque tampoco hago lobby ni tengo contactos o amigos en las radios. Pero voy a seguir luchando porque no le voy a permitir a nadie que me oxide. Tendré que poner un productor comercial, vender el producto y después salir a ofrecerlo a las radios.
-¿Hasta cuándo tenés contrato con Colonia?
-Hasta diciembre. Dure lo que dure la voy a seguir peleando. Tengo mucho para dar aunque sea una lástima que pierda audiencia. Porque voy después del fútbol y antes de un pastor evangelista. No creo que entre en la nueva imagen de Colonia. Porque ellos apuntan al deporte y lo mío pasa por el bolero y el poema. Veremos.
-¿Por qué te fuiste de Nacional?
-Luis Cella me dijo que no tenía el perfil adecuado para la nueva radio.
-¿Cuál es?
-Creo que ni ellos lo saben. Tampoco me conocían a pesar de que hacía ocho años que estaba en el aire. Luis Cella (el director) preguntó qué hacía en la radio y le mandé un currículum para que lo supiera. Después me dijo que "...no daba el target". ¿Cuál es el target? ¿Cómo te pueden decir semejante boludez? El target es público que te sigue y yo lo tenía. Pero cambian las autoridades y tenés que empezar de cero. En una privada no me hubiese pasado.
-¿Sería que te vinculaban con la gestión menemista anterior?
-Qué se yo. Si no me caso con nadie en política... Creerían que estaba ahí por eso, porque cuando te ponen una estampilla no te la sacás más. Los que la manejan ahora fueron prejuiciosos. Pero estaba Canela que tampoco era menemista y también la sacaron. Pusieron a Liliana López Foresi y no le renovaron el contrato. Me parece que no saben muy bien lo que quieren. En su momento me deprimí cuando me tuve que ir. No me volverá a pasar.
-¿Consumís radio?
-No soy oyente por eso no podría nombrarte modelos de conductores radiales. De chica escuchaba radioteatros con mi mamá y ahora cuando voy en el auto pongo Millenium porque tienen el estilo que me gusta. Me divierten Baby Etchecopar y la radio de Tinelli (Radio Show). No me gustan los términos medios.
-¿Y la televisión?
-Hay programas de la tarde y de la noche no se soportan. El único periodístico que veo es el de Lanata porue me hace reir. Pero "Gran Hermano", "Confianza ciega"... ¿qué es eso? Son malos para la salud.
-¿Te invitaron a "Reality-Reality?
-Sí, pero no iba a aceptar ni loca. Les dije que estaba en medio de una crisis existencial. No les mentí porque se había muerto mi mamá poco tiempo antes. Pero cuando les contestás eso te entienden. Les agradezco la propuesta pero no tengo salud para soportar un trabajo que no me gusta. De hecho, no entiendo cómo mis colegas aceptan eso. Son actores, no pueden estar brillantes las 24 horas del día. Nadie puede.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires
Noviembre de 2001
viernes, 23 de noviembre de 2001
Blanca Rébori: "Vende tanto Chayanne como Víctor Heredia"
"El lema 'Un espacio que se ocupa de lo nuestro' define muy bien lo que es el programa", afirma Blanca Rébori sobre su creación, "Raíces" (Nacional, AM 870, lunes a viernes de 21,00 a 24,00). A punto de cumplir la mayoría de edad (llegará a los 18 años en enero próximo), este diario de la cultura multipremiado (recibió el Martín Fierro, Discepolín, Al Maestro con cariño, Sin anestesia, Manos de mi gente memoria de mi pueblo y el Santa Clara de Asís) "habitó" siempre radios oficiales (empezó en Municipal en 1984) y con todas las administraciones tuvo roces.
-¿Por qué no hay espacio para programas como éste en las radios comerciales?
-El formato encaja en cualquier radio por su estructura ágil y moderna. Debe ser una cuestión de mercado y target. Los números de rating nos dan muy bien. Vamos segundos y terceros siempre.
-También está bien vendido comercialmente. ¿Entonces?
-No sé qué pasa con las radios comerciales. Tal vez tengan algún prejuicio hacia lo cultural latinoamericano. Pero no importa lo que vendas sino el formato. Que sea atractivo para el oyente. Aunque también es cierto que no me preocupé nunca por "venderlo".
-¿Será porque estas radios están más globalizadas?
-Debe ser un problema de desconocimiento. Porque vende tanto Chayanne como Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Salgán o León Gieco. Todos tienen su porción de público. Hasta la gente del jazz que presentamos. Igualmente no me preocupo porque este tipo de programa encaja perfecto en el proyecto de Radio Nacional.
-Tu programa se caracterizó por estar siempre en radios oficiales (Municipal y Nacional) y porque en todas tuvo conflictos.
-El problema es que todos creen saber de cultura y de medios. Cada funcionario viene con su librito pero al final se da cuenta de que "Raíces" le sirve. Más allá de lo personal. Porque lo dice todo el mundo. Pensá que este es un espacio en el que se ofrece de todo sin pedir ni un mango a cambio. Mirá el dial: programas de actualidad política o de chismografía hay hasta al hartazgo (hay que saberlos hacer). En cambio, un envío sobre la cultura, que no es solemne ni aburrido, no hay. Por eso la gente siempre termina reclamando la vuelta de "Raíces". Tuve muchos líos con Horacio Frega, durante el menemismo.
-Y con los radicales también. Te dejaron sin aire cuando asumieron en Nacional.
-Tuve problemas con todos. Incluso con gente que ha mentido, que parecía que estaba todo bien, pero cuando llegaron al poder... Acá estuve cuatro meses fuera del aire hasta que me "retomaron". Pero por suerte se terminan dando cuenta. Porque cuando me sacan del aire los reclamos llegan por millones (exagera). Desde la gente hasta los legisladores, los músicos y la gente de la cultura.
-¿Alguna vez te arrepentiste de hacer "Raíces"?
-No. Pero sé que me hubiera resultado mucho más fácil encarar otro tipo de periodismo. Porque es más cómodo. Por más que ahora tenemos circuitos que están aceitados y funcionan muy bien, las notas las tenemos que salir a buscar.
-¿Quién fue más coercitivo a la hora de "bajar la línea", el menemismo o el delarruismo?
-Con el menemismo fue muy difícil. Pero voy a aclarar algo: a mí siempre me costó pero nunca bajé la cabeza. Si tuve tantos conflictos significa que nunca "me dejé". Pero, repito, a la larga todos terminan entendiendo por dónde pasa la propuesta.
-Pero te presionaban.
-Nunca sentí presiones. Pero es cierto que en la época de Frega, si lo que decía no les gustaba me cambiaban de horario, de día y hasta de banda. Acá quedé afuera pero me "retornaron".
-¿Te retomaron porque entendieron la propuesta o debieron ceder ante la presión de la opinión pública?
-La presión fue muy grande, es cierto. Y lo valioso es que la campaña nació de la gente de la cultura, sobre todo. También de los políticos y de los oyentes. Yo estoy convencida de este programa. No es una rutina. Todos los días pensamos y repensamos a quién hay que darle pelota o rescatar del olvido. Sabemos a quién apuntamos.
-¿Es incómodo tu programa?
-¿Para quién?
-Para el poder.
-Al contrario. Si fueran un poco más perspicaces y habilidosos se darían cuenta de que sirve para dar una imagen del país. Porque yo busco todo el tiempo mostrar aquello que no se ve de lo bueno que hacemos los argentinos. La gente sigue produciendo pese a la crisis, los momentos difíciles, la desocupación y pese a todo. Cuando ves lo que se rema en un país tan deliberadamente atomizado te das cuenta de que siempre vas a encontrar propuestas. Entonces sería tonto, estúpido y absurdo que el poder me vea como un rival. Si acá mostramos cosas que exceden lo cultural y valen la pena.
-¿Cómo percibís el estado de ánimo de la gente?
-Yo noto que mi público, al menos, no tiene la guardia baja. Veo que tienen mucha resistencia. Y uno se para para eso: para resistir. Porque de otra manera te arrancan las raíces y te pasan por encima. Con el supuesto mercado y todo eso. Por eso la sociedad debe tener redes propias de resistencia. De contención.
-¿Sos consumidora de radio?
-Sí. Desde que me levanto porque me quiero informar y saber dónde estoy parada. Porque por más que hable de cultura, las cuestiones sociales y políticas están ahí. Por eso escucho muchas radios y no me caso con ninguna.
-Escuchás a todos, ¿con quiénes disfrutás?
-Con Marcelo Simón. Lamento profundamente que no esté haciendo radio o televisión en Buenos Aires (está en Radio Provincia). La televisión no tiene espacio para este tipo de expresiones. Y lo que hay es muy malo. Se quedan en regionalismos estúpidos, clisés y lugares comunes. Se creen que el folclore es sólo el chiripá, el talero o el mate. Y convierten en boludeces cuestiones profundas. Volviendo a la radio, también me gusta Lalo Mir y varios columnistas. Y sobre todo trato de aprender todo el tiempo. Sea de formatos nuevos o de maestros como Héctor Larrea, Mareco, Ariel Delgado o Cacho Fontana. Ante capos como esos no tengo más que reverencias.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Noviembre de 2001
-¿Por qué no hay espacio para programas como éste en las radios comerciales?
-El formato encaja en cualquier radio por su estructura ágil y moderna. Debe ser una cuestión de mercado y target. Los números de rating nos dan muy bien. Vamos segundos y terceros siempre.
-También está bien vendido comercialmente. ¿Entonces?
-No sé qué pasa con las radios comerciales. Tal vez tengan algún prejuicio hacia lo cultural latinoamericano. Pero no importa lo que vendas sino el formato. Que sea atractivo para el oyente. Aunque también es cierto que no me preocupé nunca por "venderlo".
-¿Será porque estas radios están más globalizadas?
-Debe ser un problema de desconocimiento. Porque vende tanto Chayanne como Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Salgán o León Gieco. Todos tienen su porción de público. Hasta la gente del jazz que presentamos. Igualmente no me preocupo porque este tipo de programa encaja perfecto en el proyecto de Radio Nacional.
-Tu programa se caracterizó por estar siempre en radios oficiales (Municipal y Nacional) y porque en todas tuvo conflictos.
-El problema es que todos creen saber de cultura y de medios. Cada funcionario viene con su librito pero al final se da cuenta de que "Raíces" le sirve. Más allá de lo personal. Porque lo dice todo el mundo. Pensá que este es un espacio en el que se ofrece de todo sin pedir ni un mango a cambio. Mirá el dial: programas de actualidad política o de chismografía hay hasta al hartazgo (hay que saberlos hacer). En cambio, un envío sobre la cultura, que no es solemne ni aburrido, no hay. Por eso la gente siempre termina reclamando la vuelta de "Raíces". Tuve muchos líos con Horacio Frega, durante el menemismo.
-Y con los radicales también. Te dejaron sin aire cuando asumieron en Nacional.
-Tuve problemas con todos. Incluso con gente que ha mentido, que parecía que estaba todo bien, pero cuando llegaron al poder... Acá estuve cuatro meses fuera del aire hasta que me "retomaron". Pero por suerte se terminan dando cuenta. Porque cuando me sacan del aire los reclamos llegan por millones (exagera). Desde la gente hasta los legisladores, los músicos y la gente de la cultura.
-¿Alguna vez te arrepentiste de hacer "Raíces"?
-No. Pero sé que me hubiera resultado mucho más fácil encarar otro tipo de periodismo. Porque es más cómodo. Por más que ahora tenemos circuitos que están aceitados y funcionan muy bien, las notas las tenemos que salir a buscar.
-¿Quién fue más coercitivo a la hora de "bajar la línea", el menemismo o el delarruismo?
-Con el menemismo fue muy difícil. Pero voy a aclarar algo: a mí siempre me costó pero nunca bajé la cabeza. Si tuve tantos conflictos significa que nunca "me dejé". Pero, repito, a la larga todos terminan entendiendo por dónde pasa la propuesta.
-Pero te presionaban.
-Nunca sentí presiones. Pero es cierto que en la época de Frega, si lo que decía no les gustaba me cambiaban de horario, de día y hasta de banda. Acá quedé afuera pero me "retornaron".
-¿Te retomaron porque entendieron la propuesta o debieron ceder ante la presión de la opinión pública?
-La presión fue muy grande, es cierto. Y lo valioso es que la campaña nació de la gente de la cultura, sobre todo. También de los políticos y de los oyentes. Yo estoy convencida de este programa. No es una rutina. Todos los días pensamos y repensamos a quién hay que darle pelota o rescatar del olvido. Sabemos a quién apuntamos.
-¿Es incómodo tu programa?
-¿Para quién?
-Para el poder.
-Al contrario. Si fueran un poco más perspicaces y habilidosos se darían cuenta de que sirve para dar una imagen del país. Porque yo busco todo el tiempo mostrar aquello que no se ve de lo bueno que hacemos los argentinos. La gente sigue produciendo pese a la crisis, los momentos difíciles, la desocupación y pese a todo. Cuando ves lo que se rema en un país tan deliberadamente atomizado te das cuenta de que siempre vas a encontrar propuestas. Entonces sería tonto, estúpido y absurdo que el poder me vea como un rival. Si acá mostramos cosas que exceden lo cultural y valen la pena.
-¿Cómo percibís el estado de ánimo de la gente?
-Yo noto que mi público, al menos, no tiene la guardia baja. Veo que tienen mucha resistencia. Y uno se para para eso: para resistir. Porque de otra manera te arrancan las raíces y te pasan por encima. Con el supuesto mercado y todo eso. Por eso la sociedad debe tener redes propias de resistencia. De contención.
-¿Sos consumidora de radio?
-Sí. Desde que me levanto porque me quiero informar y saber dónde estoy parada. Porque por más que hable de cultura, las cuestiones sociales y políticas están ahí. Por eso escucho muchas radios y no me caso con ninguna.
-Escuchás a todos, ¿con quiénes disfrutás?
-Con Marcelo Simón. Lamento profundamente que no esté haciendo radio o televisión en Buenos Aires (está en Radio Provincia). La televisión no tiene espacio para este tipo de expresiones. Y lo que hay es muy malo. Se quedan en regionalismos estúpidos, clisés y lugares comunes. Se creen que el folclore es sólo el chiripá, el talero o el mate. Y convierten en boludeces cuestiones profundas. Volviendo a la radio, también me gusta Lalo Mir y varios columnistas. Y sobre todo trato de aprender todo el tiempo. Sea de formatos nuevos o de maestros como Héctor Larrea, Mareco, Ariel Delgado o Cacho Fontana. Ante capos como esos no tengo más que reverencias.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Noviembre de 2001
martes, 20 de noviembre de 2001
Guillermo Gilabert de Radio Disney
Su cara apareció en la pantalla chica en "Rock & Pepsi" que iba al mediodía por canal 13 hace unas temporadas. Ya en radio y siempre vinculado a la música, trabajó en la Top y en Radio Uno hasta principios de año, cuando luego de una prueba, Guillermo Gilabert pasó a musicalizar la programación de la flamante Radio Disney y a conducir "Club de clubes" los sábados de 13,00 a 17,00. "Estoy dentro de una emisora como esta, cuya programación es netamente musical -relata- y mi responsabilidad en el programa son los fans. Lo difícil es darles el lugar sin dejar a nadie afuera. No obstante, la esencia de la radio está en todos los programas. Sea en los oyentes o en la música".
-Definí el estilo de Radio Disney.
-Es una radio de éxitos, con un formato Top 40, con un ranking que va rotando y que se arma a partir de los pedidos que llegan por teléfono (más de 1000 por día). Apunta a los adolescentes. Y además tiene secciones como "El despertador", por la mañana, en la que un oyente llama a la radio y pide que se lo saque de la cama con una canción. Le ponemos el tema al aire y lo telefoneamos para saludarlo.
-¿El público entonces es sólo adolescente?
-No. Se han comunicado parejas a la radio para comentar que tienen la primera ecografía de su bebé, que cumplen 30 años de cassados o, como me pasó en mi primer día, un chico le pidió por mi intermedio matrimonio a su novia. Shockea.
-¿Eso vale para "Club de clubes"?
-Esas horas están dedicadas a los fanáticos. Los que primero llegan, por supuesto, son los "musicales". Con el tiempo empezaron a aparecer fans de otras ramas como el animé (dibujos animados japoneses) y ciertas series como "Código X", "Buffy la Cazavampiros" y ahora de Harry Potter. Tratamos de que nadie quede afuera.
-¿Cómo se estructura?
-El programa tiene secciones como "Los fans cuentan", donde ellos hacen minibiografías y siempre tienen mejor información, aún hasta que la misma discográfica.
-¿Apuntar al fanático es buscar fidelidad?
-La radio quiere hacerse fanática del fan. Uno de los separadores dice: "...coleccionamos fans". Está claro.
-¿Cuáles son los más seguidores?
-Cuando un artista saca un disco se sabe que se viene la invasión de cartas y presencia. Como ahora Luis Miguel, que está a punto de editar, o Michael Jackson, quien tiene uno de los clubes mejor organizados.
-Muchos fans son casi "fundamentalistas". ¿Te pasó que te recriminen un chiste o un comentario sobre su artista de culto?
-Al aire nunca voy a comentar si uno canta mal o bien. No está en mí y nunca sabés cómo se lo van a tomar aunque lo digas con onda. Me pasó al revés.
-¿Por ejemplo?
-Fanáticas de Cristian Castro me dijeron que el pelo rubio le queda horrible. Y se lo dicen al artista también. Pero es muy difícil cuando hay fanatismo de por medio porque se juega con un ídolo. Aunque no vean todo bien y sean muy críticos.
-¿Cómo es la hora de "Pop Stars"?
-Funciona durante la última hora de "Club de clubes". Surge como un complemento o refuerzo del programa de televisión a partir de que Disney es la radio oficial del programa. Arrancó a la par y hoy se genera un debate entre los oyentes sobre la tele. Dicen quién les gusta que se quede o se lamentan por alguno que se fue. Se da que llaman chicos de doce años pidiendo un "Pop Stars" para ellos o uno masculino. Básicamente se resume lo que pasó en la semana y se reviven momentos. Nos va muy bien.
-¿Cómo se musicaliza?
-Se pasan canciones de los grupos Pop Stars de todo el mundo. Seguro que cuando haya ganadoras, acá tendrán su primera entrevista radial. El programa de TV es muy fuerte y todo el mundo habla bien de él. Algo raro, después de todo es un reality show. Pero como apunta a los sueños y a la sana ambición de llegar y no a la vida privada...
-Aunque tiene ese concepto muy "American way of life" en el que compiten hasta los chicos.
-Pero no está exacerbado. Nunca vi que el programa se meta en las miserias de la gente. A las chicas las ves bien y contentas porque saben a qué van. Yo pasé por muchos castings y sé de qué se trata.
-Radio Disney está al aire desde abril. ¿Cómo marchan en las mediciones?
-Mejor de lo que esperábamos. Más que bien.
-¿En la general o en adolescentes?
-En todo, porque hay mucha competencia. El formato se extendió bastante y en las edades nos llevamos sorpresas porque se enganchó mucha gente grande. Los números demuestran que crece a nivel exponencial en ciertos horarios.
-Sé que en su momento, por ejemplo, a Leonardo Grecco le hicieron afeitar el bigote. ¿Qué tan rígido es Disney para poner pautas de trabajo?
(Se ríe)-Además de locutor soy musicalizador. Esto implica seleccionar las mejores canciones dentro de lo que la radio pretende. Hasta hoy nunca vino nadie a decirme "... ese tema no va" o algo por el estilo. Te dejan crear mucho, a pesar de que pasa algo extraño acá porque es muy especial.
-¿Por qué?
-Radio Disney es en Estados Unidos una cadena con como cincuenta emisoras dedicada a los niños y sus mamás. El lenguaje es más parecido al de Radio Panda. El ratón Mickey y Blancanieves mediante, en Buenos Aires la gente pensó que sería igual por asociar Disney a los chicos. Pero cuando escuchan dos o tres temas se dan cuenta de que se apunta a los adolescentes y a la familia. Ojo que allá programa Britney Spears, N´Sync, James Brown y Chubby Checker. No se quedan en la música infantil.
-¿Tienen trato con las autoridades centrales?
-Sí, vinieron a escuchar la radio y quedaron muy conformes. Porque para ellos esto es una apuesta fuerte.
-¿En qué sentido?
-Esta es la primera Radio Disney fuera de los Estados Unidos. No hay ni siquiera en Europa, que tienen un Eurodisney en París. Esa es una responsabilidad enorme. Porque ellos quieren extenderse. Por suerte, como te decía, te dan libertad y, por eso, casi la totalidad de las ideas de la radio se generaron aquí. Son muy respetuosos. Y a pesar de que el nombre puede asustar por lo grande, son flexibles.
Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2001
domingo, 18 de noviembre de 2001
Marcelo Polino y Marcela Tauro: No los quiebran ni los golpes.
Lo ideal hubiese sido hablar "largo" con Marcelo Polino y Marcela Tauro, la pareja de integrantes de "Quién es quien" (Radio 10, AM 710, sábados de 13,00 a 15,00) para que expliquen las claves del éxito de un programa que ya lleva más de un año liderando la audiencia en su horario. Sin embargo no se pudo. Polino se diculpó por no poder quedarse a dialogar en extenso debido al incómodo momento que vive tras haber sido emboscado y agredido cobardemente. Por eso Marcela habló un poco más que su locuaz compinche.
-El público sigue respondiendo.
(Marcela Tauro)-Gracias a Dios seguimos primeros. No sé bien el rating porque me olvidé de pedirlo pero estamos cómodos arriba.
(Marcelo Polino)-Creo que si tenemos éxito con la propuesta pasa porque somos frontales, decimos la verdad y hablamos con el vocabulario que el público quiere escuchar por los medios. Que es ni más ni menos que el lenguaje de la gente común, sin ningún tipo de rebusques.
-¿Cómo definen a "Quién es quién"?
(MP)-Es un programa chusma. Ni más ni menos que un reflejo del país que nos toca vivir.
(MT)-La gente nos dice que se divierte mucho con nosotros a pesar de que no hacemos un programa para que la gente se ría. Por eso cuesta definirlo.
-¿Cuáles son las diferencias con los otros programas de espectáculos de la radio?
(MP)-No te puedo contestar eso porque no los escucho. Pongo Radio 10 todo el día. Sé que el nuestro es bastante atípico como programa de espectáculos. Porque vamos un sábado por la tarde y en nuestro estilo somos únicos.
-¿Marcela, escuchás radio?
(MT)-Sí. A Marcelo Longobardi, Baby y al Negro Oro. A veces a Marcelo Tinelli, Jorge Rial, "Buenos Muchachos" y a Chiche Gelblung. Me divierto y me informo con la radio. A la mañana me levanto con la radio prendida, lo primero que leo es "La Pavada" para estar enterada y después sigo con los demás diarios.
-La última vez que hablamos estaban peleados con Natalia Oreiro. ¿Cómo está esa relación 14 meses después?
(MT)-Yo me arreglé, Marce me parece que no.
(MP)-No estoy peleado con Natalia. Ni tengo que arreglarme. Sólo dije que no me gustaba cómo canta. Me parece una buena actriz, si hasta miraba sus novelas y me resultaba muy graciosa.
-No la van a poder sacar al aire.
(MP)-Sí. Si ella acepta que a alguien no le guste como cantante se puede hacerle un reportaje. Ella tiene una visión muy interesante para dar sobre el fenómeno de las telenovelas en el mundo. Tiene una vida rica porque vino desde Uruguay sin nada y llegó hasta arriba. No sé, hay miles de temas para tocar con ella. El problema es que en este país o amás todo lo que hace el artista o sos un detractor. No es una cuestión de amor u odio. Ni la quiero ni la dejo de querer. Una vez me enojé, es cierto, pero porque me pidieron que le pase las preguntas por fax. Eso ya fue. Simplemente, repito, sólo no me gusta como canta.
(MT)-La entrevisté para la tele a pesar de que la "matamos". Se la bancó y eso se lo recononozco.
-¿Tuvieron algún enojo nuevo este año?
(MT)-Tan importante como ese, no. Solita (Silveyra) se ofendió pero se le pasó rápido. Igual nos dio la nota. En general se fastidian pero hablan igual. La Alfano (Graciela) nos dejó plantados varias veces y tiene esos amores-odios que le agarran. La Duplaá (Nancy) sí nos "retiró la embajada" porque hablamos de su romance con Pablo Echarri.
-A pesar de que salió en la tapa de todas as revistas.
(MT)-Lo dijimos hace mucho. Pero cuando se hizo público no se retractó. Encima nos toman de tontos y dicen que se conocieron en una fiesta hace poco.
-Cambiando de tema, Marcela, la semana pasada te tocó hacer el programa sola.
(MT)-Sí. Fue muy triste porque con él nos conocemos con la mirada. Pensá que estamos juntos desde la época que trabajábamos para Lucho Avilés en 1992. Sobre todo por el motivo por el que faltó. Igualmente salió al aire por teléfono durante la primera media hora.
(MP)-En realidad podría no haber faltado nunca. Pero como tenía machucado el ojo no quería ponerme en la vidriera (Radio 10 tiene un estudio con ventana a la calle). Así que ya estoy de vuelta.
-No te van a quebrar.
(MP)-Lo que pasa es que tiene que ver con mi estilo. Para cambiar mi personalidad tendría que hacer años de terapia. Si no me gusta lo que me decís te vas a enterar por mí. No te lo voy a mandar a decir ni voy a hablar por atrás. Si estoy enojado, lo digo. Y en este medio tan hipócrita no es común que alguien sea frontal. Entonces, como eso no cierra, cada tanto te ligás una piña. Pero no me quejo. No me puedo poner en víctima porque esto me trajo beneficios. Así me hice conocido, después de todo.
(MT)-Todos lo apoyamos. Sobre todo porque siempre dice la verdad.
-¿Te dio miedo lo que le pasó?
(MT)-Cuando me enteré, sí. Ya lo habían agredido quince días atrás pero no le había dado importancia. De hecho, ese mismo sábado que estuve sola pasó algo gracioso. Había hablado con Guido y nos contó que su hermana, Silvia Suller, se iba a encontrar con su ex, Silvio Soldán, en Tribunales por el juicio a Giselle Rímolo. Se puso a hablar de Tita (la madre de Soldán) y cuando termina el programa la gente de la producción y de seguridad me llaman y llevan a una oficina con cara de preocupados. Me puse paranoica, enseguida pensé que me había mandado alguna y había largado algo que no debía al aire. Me dicen que llamó alguien al conmutador de la radio para amenazar con que "... si no dejaba tranquila a Tita no salía viva del estudio". Te imaginás que me alivié al saber que era eso y ni le di importancia.
-A pesar de que no era el día adecuado para eso.
(MT)-Los productores se asustaron un poco más. Hasta se ofrecieron para llevarme a mi casa. Pero no es la primera vez que me pasa. Ya una vez me habían dejado una amenaza en el teléfono celular. Hice la denuncia, fui a la comisaría. Me llamaron para declarar en el juzgado y nunca más pasó nada. Podrían haberme matado si es por eso. Por suerte no pasó nada.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2001
-El público sigue respondiendo.
(Marcela Tauro)-Gracias a Dios seguimos primeros. No sé bien el rating porque me olvidé de pedirlo pero estamos cómodos arriba.
(Marcelo Polino)-Creo que si tenemos éxito con la propuesta pasa porque somos frontales, decimos la verdad y hablamos con el vocabulario que el público quiere escuchar por los medios. Que es ni más ni menos que el lenguaje de la gente común, sin ningún tipo de rebusques.
-¿Cómo definen a "Quién es quién"?
(MP)-Es un programa chusma. Ni más ni menos que un reflejo del país que nos toca vivir.
(MT)-La gente nos dice que se divierte mucho con nosotros a pesar de que no hacemos un programa para que la gente se ría. Por eso cuesta definirlo.
-¿Cuáles son las diferencias con los otros programas de espectáculos de la radio?
(MP)-No te puedo contestar eso porque no los escucho. Pongo Radio 10 todo el día. Sé que el nuestro es bastante atípico como programa de espectáculos. Porque vamos un sábado por la tarde y en nuestro estilo somos únicos.
-¿Marcela, escuchás radio?
(MT)-Sí. A Marcelo Longobardi, Baby y al Negro Oro. A veces a Marcelo Tinelli, Jorge Rial, "Buenos Muchachos" y a Chiche Gelblung. Me divierto y me informo con la radio. A la mañana me levanto con la radio prendida, lo primero que leo es "La Pavada" para estar enterada y después sigo con los demás diarios.
-La última vez que hablamos estaban peleados con Natalia Oreiro. ¿Cómo está esa relación 14 meses después?
(MT)-Yo me arreglé, Marce me parece que no.
(MP)-No estoy peleado con Natalia. Ni tengo que arreglarme. Sólo dije que no me gustaba cómo canta. Me parece una buena actriz, si hasta miraba sus novelas y me resultaba muy graciosa.
-No la van a poder sacar al aire.
(MP)-Sí. Si ella acepta que a alguien no le guste como cantante se puede hacerle un reportaje. Ella tiene una visión muy interesante para dar sobre el fenómeno de las telenovelas en el mundo. Tiene una vida rica porque vino desde Uruguay sin nada y llegó hasta arriba. No sé, hay miles de temas para tocar con ella. El problema es que en este país o amás todo lo que hace el artista o sos un detractor. No es una cuestión de amor u odio. Ni la quiero ni la dejo de querer. Una vez me enojé, es cierto, pero porque me pidieron que le pase las preguntas por fax. Eso ya fue. Simplemente, repito, sólo no me gusta como canta.
(MT)-La entrevisté para la tele a pesar de que la "matamos". Se la bancó y eso se lo recononozco.
-¿Tuvieron algún enojo nuevo este año?
(MT)-Tan importante como ese, no. Solita (Silveyra) se ofendió pero se le pasó rápido. Igual nos dio la nota. En general se fastidian pero hablan igual. La Alfano (Graciela) nos dejó plantados varias veces y tiene esos amores-odios que le agarran. La Duplaá (Nancy) sí nos "retiró la embajada" porque hablamos de su romance con Pablo Echarri.
-A pesar de que salió en la tapa de todas as revistas.
(MT)-Lo dijimos hace mucho. Pero cuando se hizo público no se retractó. Encima nos toman de tontos y dicen que se conocieron en una fiesta hace poco.
-Cambiando de tema, Marcela, la semana pasada te tocó hacer el programa sola.
(MT)-Sí. Fue muy triste porque con él nos conocemos con la mirada. Pensá que estamos juntos desde la época que trabajábamos para Lucho Avilés en 1992. Sobre todo por el motivo por el que faltó. Igualmente salió al aire por teléfono durante la primera media hora.
(MP)-En realidad podría no haber faltado nunca. Pero como tenía machucado el ojo no quería ponerme en la vidriera (Radio 10 tiene un estudio con ventana a la calle). Así que ya estoy de vuelta.
-No te van a quebrar.
(MP)-Lo que pasa es que tiene que ver con mi estilo. Para cambiar mi personalidad tendría que hacer años de terapia. Si no me gusta lo que me decís te vas a enterar por mí. No te lo voy a mandar a decir ni voy a hablar por atrás. Si estoy enojado, lo digo. Y en este medio tan hipócrita no es común que alguien sea frontal. Entonces, como eso no cierra, cada tanto te ligás una piña. Pero no me quejo. No me puedo poner en víctima porque esto me trajo beneficios. Así me hice conocido, después de todo.
(MT)-Todos lo apoyamos. Sobre todo porque siempre dice la verdad.
-¿Te dio miedo lo que le pasó?
(MT)-Cuando me enteré, sí. Ya lo habían agredido quince días atrás pero no le había dado importancia. De hecho, ese mismo sábado que estuve sola pasó algo gracioso. Había hablado con Guido y nos contó que su hermana, Silvia Suller, se iba a encontrar con su ex, Silvio Soldán, en Tribunales por el juicio a Giselle Rímolo. Se puso a hablar de Tita (la madre de Soldán) y cuando termina el programa la gente de la producción y de seguridad me llaman y llevan a una oficina con cara de preocupados. Me puse paranoica, enseguida pensé que me había mandado alguna y había largado algo que no debía al aire. Me dicen que llamó alguien al conmutador de la radio para amenazar con que "... si no dejaba tranquila a Tita no salía viva del estudio". Te imaginás que me alivié al saber que era eso y ni le di importancia.
-A pesar de que no era el día adecuado para eso.
(MT)-Los productores se asustaron un poco más. Hasta se ofrecieron para llevarme a mi casa. Pero no es la primera vez que me pasa. Ya una vez me habían dejado una amenaza en el teléfono celular. Hice la denuncia, fui a la comisaría. Me llamaron para declarar en el juzgado y nunca más pasó nada. Podrían haberme matado si es por eso. Por suerte no pasó nada.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2001
domingo, 28 de octubre de 2001
Luis Landricina: "Voy a morir con las botas puestas"
No hay dudas de que Luis Landricina ya es una marca registrada. Y después de casi dos décadas, su personaje Don Verídico ya se hizo un lugar en la historia de la radiofonía. Hoy se lo puede encontrar en Colonia (AM 550, lunes a viernes "...después del noticiero de las diez y dura entre cinco y diez minutos") con unos micros en los que la radio, por un ratito, se viste de gaucho. "Hacía dos años que no tenía aire porque la última vez fue en Radio 10, los sábados por la mañana" , aclara. "Era distinto porque se trataba de un programa mío. Ahora Julio (Maharbiz) me convocó para repetir el personaje en Colonia. Aunque nunca me fui del todo. Porque el año pasado estuve con Don Verídico en una importante FM de Montevideo".
-¿Siempre con el mismo libretista?
-Sí. Ya llevo 28 años con Julio César Castro (Juseca). El le da la magia de pasar de la risa a la ternura o a los planteos filosóficos.
-¿Tiene algo diferente esta vuelta?
-No. El humor de Don Verídico está basado en el absurdo. Lo que los franceses llaman el surrealismo. El partenaire es el locutor corondino Rodolfo Pintos Rodriguez, con quien trabajé en Cosquín.
-La radio cambió en su forma en treinta años. ¿Cómo se adaptó el personaje?
-Mi experiencia como humorista indica que lo único que cambié fueron los cuentos. Nunca el estilo. Porque la gente compró en mí la parsimonia, que no me apuren los bocinazos y que no confundo ritmo con urgencia. Hay un tempo para el vals y otro para el pasodoble. Los dos se bailan pero son distintos. Don Verídico necesita sus tiempos. Y hace sus silencios aunque sea imperdonable para algunos sectores.
-Sobre todo a la mañana, que es frenética.
-Claro. Pero necesito llevar el paso porque ese es el recurso de los narradores camperos. Ellos manejan el silencio de los otros con el propio. Así generan expectativa.
-Y potencian la imaginación.
-Exacto. Cuando lo llevé a la tele, lo único que le puse al personaje fue el rostro. Nunca mostré el boliche ni a los demás paroquianos. Por ahí pasa la cosa. Por los códigos.
-Ese boliche está detenido en el tiempo.
-Sí pero existe en el campo. Cada tanto lo busco para nutrirme y escuchar a los gauchos. En Uruguay están más intactos todavía. La globalización fomenta eso: que la gente se aferre a sus tradiciones para no perder la identidad. En Europa tienen una sola moneda pero lo italiano es italiano, lo catalán es catalán y lo vasco es vasco.
-¿Intenta que Don Verídico sea un bastión de la vieja radio, de la antigua manera de contar?
-Sí. Lo sostengo como parte de mi filosofía de creer en lo que hago. Y voy a morir con las botas puestas. Porque donde voy tengo la suerte de que el público me responde. A pesar de que un chico de quince años no me escuchó contando cuentos. Hace poco una periodista me aconsejó: "Usted tendría que aggiornarse". Le pregunté si tenía que ponerme un poncho de nylon.
-¿Cómo se define, entonces?
-Soy un narrador de usos y costumbres. Las costumbres cambian vertiginosamente y debo estar para recordarles lo que hacían hace cuatro o cinco años nomás.
-¿Su público se sentiría traicionado si usted se aggiornara?
-Pienso que sí. Y me daría la espalda. En la película "La cigarra no es un bicho" Luis Sandrini dijo una mala palabra. Fue el comentario del pueblo, aunque la película se olvidó pronto. Hace poco escuché a un locutor que contó que en su pueblo había pasado lo mismo. Se ve que ocurrió lo mismo en todo el país. Fue un baldazo de agua fría. Me preguntaron si le tenía miedo a las malas palabras. "Vení conmigo en el auto y vas a ver", contesté.
-Pero nunca sobre el escenario.
-Es que el paisano puede decir una mala palabra pero nunca la premedita. Si estás arriba del escenario todo es premeditado. Y si metés una grosería vas contra le esencia del paisano. A menos que se le caiga una rueda de tractor en el pie, y en ese caso, de inmediato busca si hay mujeres para disculparse. Porque tienen intacto el pudor. Para ser efectista no podés ponerle palabras que nunca saldrían de su boca. Y, cuando me pongo su ropa, soy él. Esa es la tarea de un narrador de costumbres.
-¿Los medios perdieron el pudor?
-En la televisión hasta putean las mujeres a las cuatro de la tarde. Y los muchachos se tientan a parecerse. No hace mucho una mala palabra en boca de una mujer podía provocar el cierre de una radio. Hoy si no las decís parecés desfasado. Son criterios. No opino porque no tengo derecho ya que hay gente que estudia y sabe si es negocio o no. Si me gusta o no son veinte pesos aparte. Lo mío es distinto. No digo que sea mejor.
-¿Consume radio?
-En el auto. Busco a Llamas de Madariaga porque es criterioso. Después pongo música: Falú, Agri o Pablo Casals. Me gustan las cuerdas, el celo.
-¿Qué le parece el humor que se escucha en radio?
-Sin dar nombres, tiene que ver con estos tiempos. Algunos, para mi gusto son muy atrevidos para el horario en que van. Pero hay público para consumir eso. Por eso, el respeto que le tengo a los demás hace que acepte las reglas del juego. Mi norma es que para hablar bien de mi hijo no hace falta hablar mal del del vecino. Ese es su problema.
-¿No hay mucha agresividad en los humoristas?
-Estoy de acuerdo. Cuando me preguntan si los argentinos tenemos sentido del humor digo que no, que somos ocurrentes.
-¿Cuál es la diferencia?
-La ocurrencia es la puesta en ejercicio de la inteligencia para aprovechar un hecho circunstancial. Y se usa para reírse del otro, nunca de uno. El que se ríe de sí mismo tiene sentido del humor. Como hace el gordo (Juan Carlos) Mesa que cuenta cómo le cuesta entrar en un lugar angosto.
-¿Quiénes lo hacen reir por la radio?
-Escucho poca radio. Veo más televisión. Mis elegidos de siempre son Doña Jovita, de Córdoba y de los nuevos, El Trio Laurel, que hacen lo suyo musical y tienen mucho ingenio. En otro ámbito me gusta Hugo Varela, Les Luthiers, los Midachi, Artaza y Cherruti. Y Pinti y Gasalla son los críticos sociales más agudos que tenemos.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Octubre de 2001
lunes, 22 de octubre de 2001
Mario Mactas: "La de España es una radio para escuchar"
El periodista Mario Mactas viene de tener un par de años bastante incómodos en su relación con la radio. Con cambios de horario, programas levantados y peregrinaciones por diferentes horarios en la grilla de Continental. Sin embargo, encara el último cuarto del 2001 mucho más tranquilo. Estabilizado en sus participaciones con Rolando Hanglin en "El gato y el zorro" y, desde hace dos fines de semana, con un proyecto novedoso: "El puente" (AM 590, domingos de 12,00 a 13,00). "Se trata de una idea inédita -se entusiasma-. Es la primera experiencia de comunicación interoceánica. Sale en dúplex con la radio Onda Cero, de Madrid y allá está Tico Medina, un periodista casi vinculado a la leyenda en España. Y de gran vigencia. Es un gran entrevistador y un tipo muy diestro para pintar colores y personajes. Y conoce desde reyes hasta toreros".
-¿A quién se le ocurrió?
-A las autoridades de la radio. A mí me produjo una gran alegría porque mi relación de amor con España nunca quedó del todo saldada. Además, tiene una gran repercusión porque Onda Cero tiene trescientas emisoras y aquí, nosotros, ochenta. Es un poder de comunicación muy grande.
-¿Cómo se lleva con Medina?
-Favorece que ya nos conocíamos de allá. Somos afines. Hemos estado en las mismas calles, los mismos barrios y frecuentamos la misma gente. Tenemos un sentido del humor parecido y todo eso hace que dos personas comulguen a la hora de la comunicación.
-¿Cuál es la agenda?
-No es un programa de tangos y castañuelas. No porque estemos en contra, de hecho podrían incluirse. Establecemos temas y personajes. No es para nada costumbrista ni pintoresquista, se trata de cosas que suceden hoy allí y aquí. Para eso, toda la semana estamos en contacto, vía telefónica, fax o e-mail. Si se estrena el film de Fito Paez en San Sebastián, con la almodovariana Cecilia Roth, es un tema común. Si la noticia pasa por Su Majestad el Rey Juan Carlos no es común pero nos atañe.
-¿Sí?
-Sí. Por la vinculación de la corona y el Estado Español con América Latina.
-¿Cómo se resuelve el problema de hablar en simultaneo para dos públicos diferentes? No es la misma presencia de ánimo la de un madrileño que la de un porteño, por ejemplo.
-Todos somos distintos. Vos y yo y una persona que vive en Catamarca lo es de alguien de Rio Grande. Es la materia prima de la condición humana.
-Pero tenemos visiones globales de la realidad diferentes. Para ellos una foto del rey desnudo es un escándalo y para nostros una nota de color.
-No estoy de acuerdo. Acá también sería un escándalo porque la figura del rey se respeta y preserva porque tutela el proceso histórico español. Del mismo modo que los escándolos de aquí, lo son allá también. Yo viví allá en los años difíciles de la transición, cuando no formaban parte de la Comunidad Económica Europea ni de la OTAN, por ejemplo. Y creo que la diferencia pasa, sobre todo porque los españoles, en general, tienen una actitud mucho más regocijada ante la vida.
-¿Cuáles son las diferencias entre la radio española y argentina?
-La de ellos es una radio para escuchar. En gran medida responde a la necesidad del español de sentarse a hablar. De irse a los bares a juntarse con los amigos a discutir.
-La actitud del oyente argentino frente a la radio es la de esperar recibir noticias y "compañía".
-Estoy de acuerdo. El de allá no difiere tanto. La radio es bastante emocional. Y la gente busca más o menos lo mismo. En Argentina desarrollamos una radio de mucha calidad.
-Somos más informales que ellos frente al micrófono.
-Correcto, esa es una diferencia. Tenemos menos distancia entre el lenguaje de la calle y el de los medios. Por eso ellos, al elaborar más el discurso, tienen una actitud diferente, más alquímica.
-¿Estas diferencias se notan en "El Puente"?
-Tico Medina conoce muy bien Argentina y América. Mejor que muchos de nosotros. Es españolísimo pero un poco como de aquí.
-¿Tienen la misma participación al aire los oyentes allá que aquí?
-Allá no se concibe una radio sin la voz de los oyentes. Ni se les ocurre que haya una radio a la que no puedan llamar. Aquí el problema es la falta de represenatación en la época del proceso y en la crisis de representación de los partidos políticos. Creo que tanto los periodistas como los oyentes lamentamos que los partidos políticos funcionen mal y que las próximas elecciones sean vergonzantes. Y la gente busca verse representada por los medios.
-¿Reciben mensajes "anti-sudaca"?
-Los españoles son un pueblo completamente hospitalario. Soy testigo y desmiento que los españoles sean xenófobos. No están dadas las condiciones para eso, tampoco. Porque su economía crece y el desempleo baja.
-¿Y de dónde sale esa idea?
-De que los argentinos piensan que los van a recibir con la alfombra roja porque son los mejores del mundo. Van allí y se sorprenden de que les paguen poco. Pero ellos no ganan como se sospecha aquí.
-Económicamente las radios argentinas están en franca contricción. ¿En España?
-En expansión, desde luego. El mercado publicitario es mucho mayor. Ante una población que no es estruendosamente mayor que la nuestra ellos invierten en publicidad un porcentaje infinitamente mayor. Y eso que España no es un país con hábitos consumistas. Recién ahora empieza a serlo.
-¿Qué los preocupa?
-Los atentados de la ETA (los terroristas separatistas vascos). Y como a todo el mundo, la nueva situación de tensión global. Los afecta porque los europeos son occidentales. Sin embargo se muestran prudentes y expectantes.
-La última: ¿Cuándo sale el libro del "Gato y el Zorro?
-En diciembre por editorial Sudamericana. Y para mayo espero que salga la próxima novela mía. Que ni siquiera está en proceso de escritura, para ser sincero.
-...
-Recién va en la etapa de elaboración de situaciones. Una vez que decanta, escribirla es un acto menos penoso. Aunque es un esfuerzo considerable.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Octubre de 2001
-¿A quién se le ocurrió?
-A las autoridades de la radio. A mí me produjo una gran alegría porque mi relación de amor con España nunca quedó del todo saldada. Además, tiene una gran repercusión porque Onda Cero tiene trescientas emisoras y aquí, nosotros, ochenta. Es un poder de comunicación muy grande.
-¿Cómo se lleva con Medina?
-Favorece que ya nos conocíamos de allá. Somos afines. Hemos estado en las mismas calles, los mismos barrios y frecuentamos la misma gente. Tenemos un sentido del humor parecido y todo eso hace que dos personas comulguen a la hora de la comunicación.
-¿Cuál es la agenda?
-No es un programa de tangos y castañuelas. No porque estemos en contra, de hecho podrían incluirse. Establecemos temas y personajes. No es para nada costumbrista ni pintoresquista, se trata de cosas que suceden hoy allí y aquí. Para eso, toda la semana estamos en contacto, vía telefónica, fax o e-mail. Si se estrena el film de Fito Paez en San Sebastián, con la almodovariana Cecilia Roth, es un tema común. Si la noticia pasa por Su Majestad el Rey Juan Carlos no es común pero nos atañe.
-¿Sí?
-Sí. Por la vinculación de la corona y el Estado Español con América Latina.
-¿Cómo se resuelve el problema de hablar en simultaneo para dos públicos diferentes? No es la misma presencia de ánimo la de un madrileño que la de un porteño, por ejemplo.
-Todos somos distintos. Vos y yo y una persona que vive en Catamarca lo es de alguien de Rio Grande. Es la materia prima de la condición humana.
-Pero tenemos visiones globales de la realidad diferentes. Para ellos una foto del rey desnudo es un escándalo y para nostros una nota de color.
-No estoy de acuerdo. Acá también sería un escándalo porque la figura del rey se respeta y preserva porque tutela el proceso histórico español. Del mismo modo que los escándolos de aquí, lo son allá también. Yo viví allá en los años difíciles de la transición, cuando no formaban parte de la Comunidad Económica Europea ni de la OTAN, por ejemplo. Y creo que la diferencia pasa, sobre todo porque los españoles, en general, tienen una actitud mucho más regocijada ante la vida.
-¿Cuáles son las diferencias entre la radio española y argentina?
-La de ellos es una radio para escuchar. En gran medida responde a la necesidad del español de sentarse a hablar. De irse a los bares a juntarse con los amigos a discutir.
-La actitud del oyente argentino frente a la radio es la de esperar recibir noticias y "compañía".
-Estoy de acuerdo. El de allá no difiere tanto. La radio es bastante emocional. Y la gente busca más o menos lo mismo. En Argentina desarrollamos una radio de mucha calidad.
-Somos más informales que ellos frente al micrófono.
-Correcto, esa es una diferencia. Tenemos menos distancia entre el lenguaje de la calle y el de los medios. Por eso ellos, al elaborar más el discurso, tienen una actitud diferente, más alquímica.
-¿Estas diferencias se notan en "El Puente"?
-Tico Medina conoce muy bien Argentina y América. Mejor que muchos de nosotros. Es españolísimo pero un poco como de aquí.
-¿Tienen la misma participación al aire los oyentes allá que aquí?
-Allá no se concibe una radio sin la voz de los oyentes. Ni se les ocurre que haya una radio a la que no puedan llamar. Aquí el problema es la falta de represenatación en la época del proceso y en la crisis de representación de los partidos políticos. Creo que tanto los periodistas como los oyentes lamentamos que los partidos políticos funcionen mal y que las próximas elecciones sean vergonzantes. Y la gente busca verse representada por los medios.
-¿Reciben mensajes "anti-sudaca"?
-Los españoles son un pueblo completamente hospitalario. Soy testigo y desmiento que los españoles sean xenófobos. No están dadas las condiciones para eso, tampoco. Porque su economía crece y el desempleo baja.
-¿Y de dónde sale esa idea?
-De que los argentinos piensan que los van a recibir con la alfombra roja porque son los mejores del mundo. Van allí y se sorprenden de que les paguen poco. Pero ellos no ganan como se sospecha aquí.
-Económicamente las radios argentinas están en franca contricción. ¿En España?
-En expansión, desde luego. El mercado publicitario es mucho mayor. Ante una población que no es estruendosamente mayor que la nuestra ellos invierten en publicidad un porcentaje infinitamente mayor. Y eso que España no es un país con hábitos consumistas. Recién ahora empieza a serlo.
-¿Qué los preocupa?
-Los atentados de la ETA (los terroristas separatistas vascos). Y como a todo el mundo, la nueva situación de tensión global. Los afecta porque los europeos son occidentales. Sin embargo se muestran prudentes y expectantes.
-La última: ¿Cuándo sale el libro del "Gato y el Zorro?
-En diciembre por editorial Sudamericana. Y para mayo espero que salga la próxima novela mía. Que ni siquiera está en proceso de escritura, para ser sincero.
-...
-Recién va en la etapa de elaboración de situaciones. Una vez que decanta, escribirla es un acto menos penoso. Aunque es un esfuerzo considerable.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Octubre de 2001
sábado, 20 de octubre de 2001
Enrique "Quique" Pesoa: "La de la Ciudad es una emisora pobre y que ha sido devastada"
"Los programas mutan todo el tiempo. Aunque, con un año en el aire ya tiene una forma definitiva. Se lo puede toquetear pero su jeta está definida. Pienso que es redondo y, sin pudores, digo que es el más lindo que hice. Es el más completo y lo que falta vendrá con el tiempo". Así, como él dice, "sin pudores", define Enrique "Quique" Pesoa a "En la vereda" (Once Diez, AM 1110, lunes a viernes de 9,00 a 13,00), el envío que marcó su vuelta al éter porteño después de una larga ausencia.
-¿Está cambiando el paisaje de la mañana en radio? Ya no hay únicamente clásicos programas "a toda velocidad".
-No sé lo que pasará en otras radios. Acá me di cuenta de que podía aprovechar de tiempos que en otros lados no existen pues la tanda te invita y te empuja a la velocidad. Radio de la Ciudad no tiene compromisos comerciales y si una conversación con un tipo me interesa, no tengo la obligación de cortarle a los tres minutos. Si mi "tempo" me indica que va bien, sigo. Porque a veces, un reportaje de tres minutos es un plomo. No se me pide velocidad ni competir contra nadie.
-¿Tenés un oyente ideal? Sé que no te manejás con target ni otras cuestiones marquetineras.
-En el pasado me pregunté si debía. Sin embargo, determiné que debo guiarme por instinto. El me indica para dónde ir, lo escucho y ni si me ocurre darle órdenes. No me dio mal resultado.
-La radio tiene muchos problemas logísticos y técnicos.
-Esta es una emisora pobre y que ha sido devastada. Hasta perdió la frecuencia 710 y es irreversible. Hoy estamos en el 1110, con una antena alejada de la ciudad y por lo que me dicen los técnicos, la señal pasa por arriba de la ciudad. Es decir que se escucha mejor afuera de Buenos Aires.
-¿Entonces?
-Para eso se está tratando de poner una planta transmisora mucho más cercana al ejido urbano. Lo único que no se puede (me lo dijo Gustavo López, titular del COMFER) es recuperar la 710. De acuerdo a los presupuestos de la ciudad, nos la arreglamos con lo que tenemos y llevamos equipamiento propio. Yo me voy chocho a la radio con mis computadoras. Porque trabajo en paz, no me dan indicaciones y tengo un salario más que digno. Lo mínimo que puedo hacer es responder con todo. Y, despacio, me están acompañando.
-¿Con estas falencias se seguirán conformando con pelear los últimos puestos de la audiencia?
-Dependemos de la capacidad de llegada de la radio. Porque en lo artístico tiene un sonido y es una emisora. No un archipiélago de programas. Nos falta lo técnico. Pero como con eso no puedo hacer nada, arreglo lo interno: me preocupo por hacer un buen producto. De lo demás que se ocupen los otros porque no es mi área. Tal vez sea autoconvencimiento.
-Cuando estabas en Radio Rivadavia decías que "jugabas en Primera". ¿Hoy te parece que estás en la Fórmula Uno?
-No, estoy en una categoría más chica. Eso si se usa el parámetro de llegada de la radio y cantidad de oyentes. Claro, la vida se puede ver desde otro punto de vista, no sólo desde las cantidades. Porque es posible estar en una radio con gran alcance pero la programación destruida. Llena de pastores, por ejemplo. Si medís llegada, esta no es una radio de primera.
-¿Y en qué es de primera?
-En lo artístico.
-¿Cumple la radio alguna función social?
-Sí. Siempre y cuando tengan una suerte de "superyo" que les marque que se trata de un servicio a la comunidad, que vos no estás para llenar un espacio. Que tenés una misión porque los medios de comunicación modifican conductas, permiten cambios de estructura de pensamiento y educan. Si no sos consciente de eso y vas a ganarte un sueldo, o si creés que es puro entretenimiento, como se autoinventó la televisión para zafar de esta responsabilidad de reconocerse como generador de ideas, bueno. Ese es el otro enfoque.
-¿Es posible pensar en una gerencia con estas inquietudes en tiempos de multimedios y retracción económica?
-La radio en que trabajo puede porque no tiene miras de competir con nadie. O tiene una función social o estaría vacía. No hay alternativas. Pertenece al gobierno de la ciudad, a los vecinos. Eso puede ser un simple enunciado o una realidad.
-¿Seguís sin ver televisión ni escuchar radio?
-Sí. No soy un gran consumidor de medios. Apenas leo un diario a la mañana. No se puede consumir algo con lo que no estás de acuerdo. Si no estrías hablando al pedo todo el tiempo. Cuando termino con la radio me voy a casa a dormir la siesta y de ahí me voy al estudio a grabar unas cositas (las voces en "off" para el canal Europa Europa "...viene bien algo de cine europeo ante tanta hegemonía del imperio", sentencia). Y cuando tengo tiempo juego un poco en mi banco de carpintero.
-¿A quiénes admirás?
-No puedo hablar de gente que está al aire hoy porque no los escucho. Tal vez Eduardo Aliverti, que es acartonado pero es muy consecuente. Y del pasado, al principio copiaaba asquerosamente a Juan Carlos Mareco, Antonio Carrizo, Hugo Guerrero Martinheitz y Alejandro Dolina hasta que armé mi propio estilo.
-Se viene otra "Minga", la primera en Radio Municipal.
-Sí. Esta será la sexta. Las anteriores fueron en Rivadavia (AM y FM) y a la última fueron 12.000 personas. En este caso será en el Parque Sarmiento, el sábado 20 de octubre, desde las 8 de la mañana. "Mangamos" un escenario, sonido y luces y los músicos que pasan por los "conciertitos del mediodía" del programa si quieren, van.
-¿Qué tendrá de distinta?
-Poco. Es un encuentro con fines de locro y no de lucro. No habrá transmisión de radio ni es un festival. Es un día de pic-nic, para pasarlo juntos. En el que lo único que me preocupa es que la gente que viene no pague nada, ni haya nadie pasando con una alcancía, tratando de venderles nada y que no haya ningún tipo de sorteo, regalos ni premios. Debe estar limpio. La idea es el "negocio del no negocio": juntarnos en un lugar piola. No me quedo arriba del escenario sino que estaré abajo, recibiendo y dando afecto. Podemos ser veinte, dos mil o veinte mil. No importa.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Octubre de 2001
Matías Martin: "Sí, gano menos que antes"
Tuvo un año en el que debió afrontar varias de las situaciones que más stress generan: masividad a partir del éxito de "Fugitivos", paternidad, mudanzas de casa y de radio y separaciones. Sin embargo, a Matías Martin se lo ve bien, con la mirada firme y el ánimo en alza. Uno de esos cambios redundó en que dejara la Rock & Pop para pasarse a la Metro (95.1). Allí conduce "Basta de futbol" (lunes a viernes de 14,00 a 18,00) junto a otro periodista deportivo de su generación: Juan Pablo Varsky.
-¿Se te nota el estado de ánimo cuando estás frente al micrófono?
-Creo que lo advierte sólo el que me conoce bien. Y cuando se hace indisimulable hasta para mí, porque ni me soporto, prefiero blanquearlo y decirlo al aire. Aunque suele pasar muy poco porque entrar al estudio me pone bien, me carga de energía positiva y me levanta el ánimo. Por eso no tengo problemas en decir "hoy estoy fastidioso, no me rompan..." Y la gente se copa con la sinceridad.
-¿Y cómo estás?
-Bien. Aunque tengo mis días, no te vayas a creer... (advierte). Igual mi ánimo puede cambiar por muchas estupideces. A veces depende de cosas mínimas. Desde llegar tarde a tres lugares consecutivos hasta haber tenido un percance a la mañana pueden hacerme llegar de muy mal humor a la radio.
-Se te ve firme.
-En general estoy bien. Pasé momentos difíciles en mi vida, siempre tuve que salir al aire, y eso me ayudó a estar mejor. De hecho, mi papá se murió un viernes (en 1997) y yo el lunes estaba adentro del estudio a pesar de que me dijeron que podía tomarme unos días. Lo necesitaba porque soy también un "enfermito" del trabajo.
-Y después de un buen proceso en la Rock & Pop, ahora te mudaste a la Metro.
-Sí. Estoy muy feliz, como muchas veces, de trabajar en un medio. Feliz porque la radio tiene otros tiempos, otra posibilidad de reflexionar, de pensar, de escucharme y de escuchar a los demás. El programa gira sobre un eje temático que cambia cada día, se leen algunas noticias y hay secciones fijas. Se basa sobre todo en la interacción con los oyentes, que opinan, proponen y hay mucha gente que se encuentra.
-Que es una de las marcas características de la Metro.
-Sí, es una radio muy interactiva. Venimos de "El Parquímetro", con Fernando Peña, que tiene un esquema similar. La diferencia es que ellos tiran cuatro o cinco preguntas y están los personajes, que son el corazón del programa.
-Esta es la diferencia fundamental con la Rock & Pop, donde los oyentes casi nunca salían al aire.
-Es cierto, allá había menos interacción. Además acá el público es más amplio, mas piola. Porque te puede aparecer un tipo de cincuenta años, con su hijo de veinte. La noche de Rock & Pop tenía una audiencia totalmente diferente.
-¿Es otro target el de la radio o de la tarde de la radio?
-Los dos. Y antes de que se acabe el año (?) quiero decir que la Metro tiene la mejor audiencia de la radiofonía argentina.
-¿En qué te basás para afirmar eso?
-Es gente que escucha con atención, siempre responde y desde un lugar de aportar algo. No llama ni para pedir un saludo ni para decir "aguante no se quién". Tal vez estoy discriminando pero es la sensación que tengo.
-Sin embargo, ¿no extrañás la mayor audiencia de Rock & Pop?
-¡Dejá...! para el rating ya me hago problemas en la tele (y por suerte a "Fugitivos" le va bárbaro con sus quince puntos). En la televisión es más determinante la cantidad de público. En radio, si estoy octavo o quinto no modifica demasiado. De verdad. Por supuesto que deseo que me vaya siempre bien porque laburo para eso.
-¿Entonces?
-Con la audiencia que tenemos no damos abasto a poner al aire a todos los oyentes que llaman. Quise y quiero mucho a Rock & Pop, me encantaría volver alguna vez y tal vez no haya lugar par mí o sí, no sé. Pero necesitaba dar un pasito al costado. Y La Metro fue una muy buena elección.
-Tuviste otras propuestas.
-Sí, pero entre todas las ofertas que tuve, me quedé con la Metro, era la que quería.
-Una de ellas era Radioshow, la de Marcelo Tinelli, que a su vez produce "Fugitivos". ¿Qué definió la elección de la Metro?
-Me gusta mucho la Metro. Soy oyente y fanático de la radio como medio y tengo mucho gusto por ella. Hay una diferencia entre las dos. Pero no quiero parecer cruel...
-Dale...
-Venía de la Rock & Pop, donde antes que yo estaba Lalo Mir y le entregaba la posta a Bobby Flores. Y si llegaba a ir más temprano me pasaba lo mismo con Mario Pergolini o la Negra Eli Vernaci. Estamos hablando de íconos de la radiofonía argentina dentro del target en el que me muevo. Otra cosa es la gente de la tele haciendo radio.
-Es decir que no es lo mismo que te entregue Fabián Gianola o Pachu Peña.
-No quiero dar nombres para no crear resquemores. Pero no es lo mismo. En la Metro voy después de Fernando Peña y antes de Ari Paluch. Me siento en un ámbito más radial, más cómodo, más a gusto. Pero no es sólo el contexto. Te repito que era oyente de la Metro. Me gustaban las propuestas de los programas.
-¿Escuchás a la competencia?
-No, desde que me fui no escuché más a la Rock & Pop. Hago mucho zapping radial y pongo muy poca música.
-¿"Radioshow"?
-Sí. Me gustó.
-¿AM?
-Muy poca. Más que nada todo lo que está vinculado al fútbol: las tiras deportivas y las transmisiones de partidos.
-¿La Diez, que va primera?
-No y la verdad es que no me da ganas, tampoco. Lo pongo un poco a Marcelo por la mañana y en general escucho la Metro. Y cuando quiero un poco de música opto por Aspen, Supernova o Gen.
-El mercado radial se retrajo mucho.
-Sí es terrible.
-¿Cómo te afectó, bajaron tus ingresos?
-Sí, gano menos que antes. No lo propuse pero había que recortar y si los tocaban a los dos productores que trabajan conmigo se modificaba su nivel de vida. Entendí y asumí con mucho dolor que, si bien me rompe las pelotas y espero que vuelva "la buena", el ajuste me lo podría bancar mejor yo que ellos.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Octubre de 2001
sábado, 15 de septiembre de 2001
Ricardo Horvath: "Soy un hombre de izquierda que no se identifica con ningún partido"
De lunes a viernes, de 13 a 15 por FM de la Ciudad, Ricardo Horvath lleva adelante "Café, Bar, Billares", un espacio dedicado a charlar sobre el tango, la ciudad y la vida. "Es simplemente un programa de radio con tangos -define- y me copio de los que saben, como "Quique" Pesoa o el "Negro" Dolina. Trato de provocar la imaginación de los oyentes y darles información y temas de discusión (se leen todos los mensajes). Juego con ellos pero no hago sorteos: no me gustan. Además incorporé la lectura de poesía. Vienen los autores a recitar y esto tiene un gran impacto en la audiencia. Buscamos la participación masiva del oyente y se leen todos los mensajes. Queremos el disenso, no que solamente pidan temas musicales". .
-Blackie fue muy impotante en su carrera, hasta escribió un libro...
-Empecé de casualidad con ella. Me acababan de echar de una editorial y fui a trabajar al noticiero de Canal 9. Estaba desconforme con lo que estában haciendo y Julio Pico, que era el gerente artístico, me comentó que Blackie volvía a la televisión después de su enfermedad. Iba a hacer "Derecho a Réplica" y me sumé a la producción. Cuando murió, sentí la necesidad de escribir un libro sobre ella. Dio la casualidad de que estaba escribiendo para la revista "Todo es Historia" y me lo editaron. Los libros me apasionan pero no dan para vivir.
-¿Cómo era ella?
-Irreemplazable. Hoy en día no hay ningún productor de radio o televisión de su nivel. Conducía varios programas de T.V. y radio a la vez y los producía. Más tarde empecé a hacer radio con ella.
-¿Qué fue lo que más lo marcó?
-Su profesionalismo. Me "cagaba a pedos" todo el tiempo. Era una madre y como tal, era "jodida". Nos hacía estar atentos hasta los fines de semana. Aprendí mucho a pesar de que ya tenía mi escuela. Trabajé con Juan Gelman, Enzo Ardigó, Jorge Cané y tantos otros. Ellos me enseñaron a abrir las puertas. También aprendí que uno en los medios dura poco. Pero eso es una ventaja, porque no te burocratizás. Pasás de comer con el mejor vino a cenar un sandwichito con un vaso de agua.
-¿Para durar en un medio sin transar hay que generar dinero?
-Si lo encarás por ese lado siempre perdés. Porque pasás a depender del anunciante, el partido político o el gobierno que te respalda. Hablar de periodismo independiente no tiene mucho sentido. Siempre tenés arriba un jefe, jefecito o jefazo. Dependés más del respeto que te ganaste, aunque también se puede volver en tu contra. O podés convertirte en un empresario de tu persona. Es el caso de Neustadt, Hadad o Varela. Ellos son empresarios que venden su nombre como una marca y hay empresas que los apoyan. Pero no son periodistas.
-¿Terminan como voceros de esas empresas?
-Sí. A Neustadt le pasó. Se tiró contra Sevel y Macri le retiró la publicidad. Y nadie protestó ni habló de censura.
-Usted trabaja en una radio que depende de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Tiene libertad para criticar?
-Sí, eso es algo que le agradezco a Rubén Machado, el director. El planteo fue ese desde el principio. Digo siempre lo que pienso. Hago política, pero no política partidaria, que me tiene decepcionado y me parece que a la sociedad también. En mi programa aparecen personajes del ámbito social pero nunca políticos. Se habla de tango y de lo que ocurre en la sociedad. Pero no reniego de la política. El otro día un oyente me dijo: "el hombre es un animal político. Si se le saca la política es un animal". Yo opino y me quejo. Hasta planteo cuestiones internas de la radio públicamente y nadie me dice nada.
-¿Le gusta la gestión de la Secretaría de Cultura de la Ciudad?
-Me parece que apunta demasiado a lo "mega". Si bien los talleres en los barrios se están recuperando, todavía es escaso. La gente que está contratada para estos talleres reciben salarios magros o tarde. No me gustan esos megafestivales que apuntan nada más que al voto y a satisfacer la necesidad de la gente en ver en qué se gasta. Soy partidario de la descentralización y de llevar la cultura a los barrios porque la gente no tiene plata para viajar. Además están los riesgos de las grandes multitudes: desbordes, violencia, robos... Y otra más: se apunta a los consagrados, que ya tienen trabajo.
-¿Qué se puede hacer?
-A los artistas no tan conocidos no hay donde verlos o sale caro, como en el caso del tango. Hay que recuperar el barrio, su memoria, sus exposiciones y sus centros culturales. Subterráneamente hay un movimiento espectacular. Se da con el tango que no tiene una gran presencia en los medios. Los bailes están siempre llenos. Hay cantores populares de primera. Los responsables de cultura deberían rescatarlos y apoyarlos. Hasta grabarles discos, que después se pueden vender o sirven como regalos para las personalidades que llegan o como presentes cuando viajan los funcionarios al exterior.
-¿Cómo es hoy el público de tangos?
-:Estoy notando que hay mucha juventud en los músicos, pero el público tiene canas. De 40 para arriba y hasta los 70. Cada vez hay más jóvenes tocando y bailando tango con alta calidad, pero pocos presenciándolo. Me llama la atención pero no tengo una teoría al respecto. La desgracia del tango es que los artistas deben esperar. El gran Goyeneche fue el de los ´50 y tuvo suceso en su ocaso. Es un tema complejo y tiene que ver con el espíritu del porteño.
-¿Usted tiene una postura política?
-Soy un hombre de izquierda que no se identifica con ningún partido. Me parece que se pelean por pequeñeces. Soy apartidario. Ni apolítico ni independiente. Sueño con la utopia de Jesús: que todos sean iguales y tengan los mismos derechos a la salud, educación y trabajo. Es difícil.
-¿Cómo vota?
-Pocas veces voté en blanco y nunca lo hice en chiste. Por lo general voto en contra. Aunque en la próxima pienso seguir el consejo de un cura villero y poner en la urna una estampita de San Cayetano. Sería un voto pidiendo trabajo. Estoy casi decidido porque me pareció una brillante idea.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
2001
-Blackie fue muy impotante en su carrera, hasta escribió un libro...
-Empecé de casualidad con ella. Me acababan de echar de una editorial y fui a trabajar al noticiero de Canal 9. Estaba desconforme con lo que estában haciendo y Julio Pico, que era el gerente artístico, me comentó que Blackie volvía a la televisión después de su enfermedad. Iba a hacer "Derecho a Réplica" y me sumé a la producción. Cuando murió, sentí la necesidad de escribir un libro sobre ella. Dio la casualidad de que estaba escribiendo para la revista "Todo es Historia" y me lo editaron. Los libros me apasionan pero no dan para vivir.
-¿Cómo era ella?
-Irreemplazable. Hoy en día no hay ningún productor de radio o televisión de su nivel. Conducía varios programas de T.V. y radio a la vez y los producía. Más tarde empecé a hacer radio con ella.
-¿Qué fue lo que más lo marcó?
-Su profesionalismo. Me "cagaba a pedos" todo el tiempo. Era una madre y como tal, era "jodida". Nos hacía estar atentos hasta los fines de semana. Aprendí mucho a pesar de que ya tenía mi escuela. Trabajé con Juan Gelman, Enzo Ardigó, Jorge Cané y tantos otros. Ellos me enseñaron a abrir las puertas. También aprendí que uno en los medios dura poco. Pero eso es una ventaja, porque no te burocratizás. Pasás de comer con el mejor vino a cenar un sandwichito con un vaso de agua.
-¿Para durar en un medio sin transar hay que generar dinero?
-Si lo encarás por ese lado siempre perdés. Porque pasás a depender del anunciante, el partido político o el gobierno que te respalda. Hablar de periodismo independiente no tiene mucho sentido. Siempre tenés arriba un jefe, jefecito o jefazo. Dependés más del respeto que te ganaste, aunque también se puede volver en tu contra. O podés convertirte en un empresario de tu persona. Es el caso de Neustadt, Hadad o Varela. Ellos son empresarios que venden su nombre como una marca y hay empresas que los apoyan. Pero no son periodistas.
-¿Terminan como voceros de esas empresas?
-Sí. A Neustadt le pasó. Se tiró contra Sevel y Macri le retiró la publicidad. Y nadie protestó ni habló de censura.
-Usted trabaja en una radio que depende de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Tiene libertad para criticar?
-Sí, eso es algo que le agradezco a Rubén Machado, el director. El planteo fue ese desde el principio. Digo siempre lo que pienso. Hago política, pero no política partidaria, que me tiene decepcionado y me parece que a la sociedad también. En mi programa aparecen personajes del ámbito social pero nunca políticos. Se habla de tango y de lo que ocurre en la sociedad. Pero no reniego de la política. El otro día un oyente me dijo: "el hombre es un animal político. Si se le saca la política es un animal". Yo opino y me quejo. Hasta planteo cuestiones internas de la radio públicamente y nadie me dice nada.
-¿Le gusta la gestión de la Secretaría de Cultura de la Ciudad?
-Me parece que apunta demasiado a lo "mega". Si bien los talleres en los barrios se están recuperando, todavía es escaso. La gente que está contratada para estos talleres reciben salarios magros o tarde. No me gustan esos megafestivales que apuntan nada más que al voto y a satisfacer la necesidad de la gente en ver en qué se gasta. Soy partidario de la descentralización y de llevar la cultura a los barrios porque la gente no tiene plata para viajar. Además están los riesgos de las grandes multitudes: desbordes, violencia, robos... Y otra más: se apunta a los consagrados, que ya tienen trabajo.
-¿Qué se puede hacer?
-A los artistas no tan conocidos no hay donde verlos o sale caro, como en el caso del tango. Hay que recuperar el barrio, su memoria, sus exposiciones y sus centros culturales. Subterráneamente hay un movimiento espectacular. Se da con el tango que no tiene una gran presencia en los medios. Los bailes están siempre llenos. Hay cantores populares de primera. Los responsables de cultura deberían rescatarlos y apoyarlos. Hasta grabarles discos, que después se pueden vender o sirven como regalos para las personalidades que llegan o como presentes cuando viajan los funcionarios al exterior.
-¿Cómo es hoy el público de tangos?
-:Estoy notando que hay mucha juventud en los músicos, pero el público tiene canas. De 40 para arriba y hasta los 70. Cada vez hay más jóvenes tocando y bailando tango con alta calidad, pero pocos presenciándolo. Me llama la atención pero no tengo una teoría al respecto. La desgracia del tango es que los artistas deben esperar. El gran Goyeneche fue el de los ´50 y tuvo suceso en su ocaso. Es un tema complejo y tiene que ver con el espíritu del porteño.
-¿Usted tiene una postura política?
-Soy un hombre de izquierda que no se identifica con ningún partido. Me parece que se pelean por pequeñeces. Soy apartidario. Ni apolítico ni independiente. Sueño con la utopia de Jesús: que todos sean iguales y tengan los mismos derechos a la salud, educación y trabajo. Es difícil.
-¿Cómo vota?
-Pocas veces voté en blanco y nunca lo hice en chiste. Por lo general voto en contra. Aunque en la próxima pienso seguir el consejo de un cura villero y poner en la urna una estampita de San Cayetano. Sería un voto pidiendo trabajo. Estoy casi decidido porque me pareció una brillante idea.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
2001
domingo, 12 de agosto de 2001
Jorgelina Aranda: "La gente está sobreinformada y atemorizada"
“Si alguna vez alguien me dice que el programa le hizo bien, ya me doy por servida y satisfecha. Hay gente que hasta me llama a mi casa y les pude dar mucho apoyo”
. Es que Jorgelina Aranda tiene la particularidad de que se hizo amiga de sus oyentes de “Jorgelina Aranda, directo al corazón” (Colonia, AM 550, sábados de 20.00 a 21.00), algo muy poco común en el medio. Esta bella mujer saltó a la popularidad como una de las secretarias de Roberto Galán, luego cobró vuelo propio y trabajó junto a Alberto Olmedo y Jorge Porcel, entre otros. Ahora apunta a la radio. “No pretendo combatir el ‘bajón’ del sábado a la noche sino acompañarlo. Desde ese lugar aporto mi experiencia, aportada por los golpes y alegrías que me dio la vida. De este modo entablo un diálogo con aquellos que hoy no quisieron levantarse de la cama. Tratando de echar mano al discernimiento. Una palabra en desuso”.
-¿De qué modo?
-Pensando: ¿por qué estamos así los argentinos? Desde el principio mismo del programa me plantee que nunca iba a pasar una mala noticia. Y no porque viva en una nube sino porque hay exceso de información. Prefiero pasar el dato de una persona que hace terapias gratuitas. Cosas que vas aprendiendo y se las brindás a otro Ser Humano que pueda necesitarlo.
-Alejandro Dolina marca que hay pocos programas que no sean informativos.
-La gente está sobreinformada y atemorizada. Y un pueblo con miedo se paraliza, no decide y no piensa. Se va en la tristeza y en las agresiones diarias que se sufren en un supermercado o al subir a un colectivo. Nos volvemos enemigos, unos contra otros, y quedamos paranoicos. Entonces no vas a la plaza porque temés que te roben el chico. La vida es un riesgo y está llena de esas cosas. Pero yo no las voy a promocionar. Te cuento una historia. Un hombre vendía chorizos, que él mismo hacía, al costado del camino. Lo llamó el hijo, que vivía en la capital e iba a la universidad, y le dijo : “Papá, por favor no pongas una mesa más. No lo hagas, ¿no sabés que hay crisis?” El hombre retiró una mesa, hizo menos chorizos y cuando la gente paraba, no encontraba lo que buscaba y se iba. Entonces el hombre descubrió lo que era la crisis.
-¿Es más fácil hacer programas con información ?
-No sé. Creo que la gente es un poco masoquista. Porque de otro modo no se podría mantener un programa que no escucha nadie. También noto que los programas son muy hablados. (Imposta la voz) “Yo opino sobre esta medida...” Yo, yo, yo... ¿Quién sos? Si ni siquiera estudiaste economía. Estamos desfasados. Después te para un tipo por la calle y te dice “yo sí que trabajaba”. Y yo laburo desde los 15.
-¿Te pasa?
-¡Y cómo ! ¿De qué modo les explico las noches que me pasé sin dormir y que el día que se murió mi hermana tuve que salir a escena con una sonrisa? Después lloraba.
-¿Escuchás radio?
-Poco y nada. Prefiero poner música: Caetano, la Bethania, la Negra Sosa, la Piaf, Cesárea Evora, Goyeneche, Baglieto y el folclore. De pronto me engancho con un locutor pero no quiero saturarme de información. Hubo una época en que el Negro Martinheitz me mataba. Ahora ninguno me llena.
-¿Cuándo descubriste la radio?
-Hace ocho años en Radio Argentina. Hacía un programa de bailanta todos los días de 18.00 a 21.00. Fue una experiencia. Pese a que debuté en Radio del Pueblo a los 16 años reemplazando a una señora.
-¿Cómo?
-Sí. Yo era la Tía Jorgelina y le daba consejos a la gente con mi vozarrón. Pero no lo disfruté. Nadie sabe eso. Recién en radio Argentina descubrí el poder, la fantasía y la magia del medio. Fueron dieciocho meses y quedé enamorada.
-¿Sufriste mucho el fallecimiento de Galán?
-Todas las muertes en mi vida fueron importantes. Porque perdí a casi toda mi familia: madre, padre, hermana, abuelos... y es muy doloroso. Algunas en muy corto tiempo y de un modo muy traumático. Pero Roberto vivió diez o veinte vidas maravillosas. Y eso hizo que no me perturbara tanto. Se dio tantos gustos, se casó, tuvo trabajo y estuvo bien hasta último momento. Era un dandy y un bohemio que viajó desde chico y tenía miles de anécdotas. Un exitoso. En cambio, la de Alberto Olmedo fue diferente.
-Fue más dolorosa.
-Nos dejó sin risa. Cuando pasó estaba recomponiéndome de un accidente serio, que había tenido en Rosario mientras trabajaba con él, y por eso dejé de verlo. Me enteré en una Farmacia y me desmayé.
-A veces cuesta creer que pasaron catorce años.
-Recién ahora puedo ver los programas suyos que repiten. La gente me preguntaba si había visto los episodios que repetían en los que aparecía yo. No podía porque me ponía a llorar. Es que él era el prototipo del argentino. Y una persona extraordinaria. Solidario con su gente, respetuoso de sus compañeros y gran profesional. Por eso digo que esa muerte me marcó más. Roberto vivió una vida tan maravillosa que no fue doloroso. En fin, hay que permitirse un poco de nostalgia.
-Te llevo a la otra punta. Tus nietos.
-Arranqué muy chiquita en esta profesión, recién salida del colegio de monjas. Caí en un ambiente artístico que no es mejor ni peor que ninguno (hay otros, como la política, que son más complicados) aunque antes era un poco más tranquilo. Cuando nació Eduardo, mi primer hijo, sentí que recién empezaba a vivir. A pesar de que lo llevaba a los desfiles y al estudio donde grababa “La tuerca” y hacía parar el rodaje para darle la teta. Me dio vida. Y con Mariana me pasó lo mismo. Y cuando la casa me quedó grande y los brazos vacíos por la falta de mis hijos, llegaron los nietos. Primero Lucía (7) y después Manuel (6) y ahora Mariana me “regaló” a Felipe, que tiene seis meses. Veo con horror cuando los padres retan a sus chicos para que no se muevan ni hagan ruido. No tienen idea del silencio que van a tener cuando sus hijos se vayan de la casa. El placer de sentir dos bracitos alrededor del cuello no tiene precio.
-Susana Giménez es tu consuegra. ¿Cómo es como pariente?
-Apenas si pasamos las Navidades juntas. Porque nos vemos muy poco. Ella labura mucho y yo también así que casi no tenemos tiempo para juntarnos. Creo que la veía más seguido a Susana cuando las dos trabajábamos en el ambiente que ahora. La mala calidad de vida que llevamos te separa de los amigos y a veces hasta de la familia. Más con alguien como ella que es un mito y un generador de programas, trabajo y multitudes. Yo, en una menor medida tengo lo mío y por eso no podemos juntarnos. Pero a los chicos sí que los veo. Y son una bendición.
-Ella dice lo mismo.
-No creo que ningún abuelo diga otra cosa. Porque vienen a una altura de la vida en la que uno siente que más necesita ser mimada y abrazada por los hijos y es al revés, porque se independizan. Y los nietos cierran el círculo porque llenan el hueco del afecto incondicional.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Agosto de 2001
sábado, 11 de agosto de 2001
Rolando Hanglin:"La idea es cambiar todo el tiempo para que sea siempre lo mismo".
Radio Continental (AM 590) es una usina de rumores. Se habla de que algunos se van y otros vienen. Y uno de los comentarios más escuchados es aquel que dice que el Cholo Gómez Castañón "enrocaría" el horario de su programa con el de Rolando Hanglin. Sin embargo, en los pasillos de la emisora no se respira nerviosismo. Y Rolando conduce "R.H. Positivo" (de lunes a viernes de 13.00 a 19.00) con total tranquilidad. Bromea con Mario Mactas en la sección "El Gato y el Zorro", cuyos delirios transformados en libro están a punto de ser publicados por Editorial Sudamericana antes de fin de año, y se ríe con ganas. Luego, se entrega a la charla con AHORA demostrando tranquilidad.
-¿Cuál es la fórmula para que el programa perdure durante tanto tiempo sin perder vigencia ?
-La idea es cambiar todo el tiempo para que sea siempre lo mismo. De este modo, la esencia se mantiene a la vez que van cambiando las secciones y los momentos.
-¿Tenés alguna sección preferida?
-Supongo que "El Gato y el Zorro", la que hacemos con Mario Mactas. Disfruto mucho de reírme. Y también me divierte Encuentros cercanos.
-¿De dónde salen las ideas de las secciones?
-Tengo que pensarlas porque no me gusta mucho hablar con los famosos al aire. Mi motivación a la hora de hacer un reportaje es que la persona entrevistada tenga algo para contar. Y, por ejemplo, un argentino que vive en el exterior seguramente tiene mucho para compartir. Del mismo modo que alguien que hizo un muy buen viaje. Entonces opto por ellos.
-¿Qué tiene de diferente una entrevista con un desconocido?
-Yo las encaro igual. Mi técnica es la misma. La diferencia es que en un desconocido tenés que empezar por lo elemental hasta que encontrás el punto de interés. Lo que da leche. Sea famoso o no, siempre empiezo con ¿Dónde naciste?. De ahí los hago hablar de los padres, de la infancia, el colegio y el barrio, para luego hacerlos pasear por su carrera hasta llegar al momento actual. El nudo puede estar en cualquier lado. La intención no es hacer preguntas brillantes sino dar un pie para que el otro pueda contar lo suyo.
Una buena parte de "R.H. Positivo" la ponen los oyentes con su participación activa. Ellos llenan la mayoría de las secciones tradicionales del programa con sus anécdotas, comentarios u ocurrencias que pueden llegar vía telefónica, postal o e-mail. A partir de allí las secciones como "Encuentros cercanos", "El viaje a los abuelos", "La Osa" o "argentinos por el mundo" brillan.
-¿Tenés un oyente ideal a quien dedicarle el programa? ¿Pensás en alguien cuando hacés los comentarios ?
-No. Nunca pienso en oyente porque nos escucha todo tipo de público. Me expreso yo. Trato de hacer algo entretenido y divertido porque si la paso bien, el oyente la pasa bien. A mi ritmo.
-Se dice que pasarías con tu programa a la mañana. ¿De ser así, qué tendrías que cambiar para adaptarlo al nuevo horario?
-Debería ir un poquito más rápido. Hay que aclarar que no es lo mismo la primera (que va desde las 6,00 a las 9,00) que la segunda mañana (que arranca a partir de las 9,00). En esta, en lo que hace al contenido, con incorporar unos pocos toques de actualidad alcanza.
-¿Te gustaría encarar ese desafío? Es el segmento más competitivo y de mayor audiencia.
-Me gustan todos los horarios de la radio, desde la primera mañana a la trasnoche. No tendría problemas en ninguno de ellos si se da el caso. Aunque hace como quince años que no hago radio por la mañana de la semana. Me considero que un clásico de la tarde porque estoy estabilizado, pero me encantaría hacer la mañana. Y la haría incorporando lo que aprendí en este horario vespertino en materia de ritmo, profundidad y desarrollo humano.
-¿La tarde radial es más humana?
-Sí. Porque las noticias están gastadas. A veces pasa, pero es raro que te coma la actualidad en la mitad del envío. Además, ya vas por la página veinte del diario y no por la primera plana como a la mañana.
-¿Escuchás radio ?
-A Víctor Hugo Morales y a Daniel López con Mariano Grondona.
-¿No sintonizás a nadie de la competencia?
-No. Vivo en una burbuja que es Radio Continental. La verdad es que no lo hago porque no me hace bien escuchar a la competencia.
-¿Cómo afecta la crisis a un programa como el tuyo?
-Tratamos de llevarle un bálsamo a la gente. Hay días que algo comentás al respecto, pero siempre eligiendo el momento y tratando de no repetir lo que ya se dijo tantas veces. No hace falta sumar angustia. Pero cuando pasa algo dramático espectacular en la calle o donde sea, lo seguimos. Porque somos periodistas y no te podés olvidar de eso. No nos aislamos.
-Sos inquieto. ¿Por dónde pasa tu búsqueda espiritual hoy?
-Es muy personal. Pasé por muchas escuelas, hermandades y tendencias. Hoy busco dentro mío y leo mucho. Sobre todo los clásicos.
-¿Homero, Sófocles, Platón... ?
-No, no. No soy lector de filosofía ni de clásicos griegos. No me gustan. Cuando hablo de clásicos me refiero a Ernest Hemingway, Ricardo Güiraldes, Mark Twain o Lucio Mansilla.
-Si escribieras un libro sobre tu fe. ¿A qué sección de la biblioteca iría a parar?
-A la de ficción (sonríe). Porque no tengo ni creo en ninguna fe. Para mí hay que ver, no creer, como dicen los budistas. No hace falta creer en nada, porque todo lo tenés que percibir por medio de los sentidos. Aunque tal vez sea válido aclarar que no soy budista pero tampoco estoy cerca de la pasión de Cristo.
-¿Eso quiere decir que no te entregás?
-Sí, pero sólo a mi mujer y a mis hijos. A mis afectos. Pero no soy creyente y no creo en el creer. Tampoco en las iglesias. No me interesa.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Agosto de 2001
-¿Cuál es la fórmula para que el programa perdure durante tanto tiempo sin perder vigencia ?
-La idea es cambiar todo el tiempo para que sea siempre lo mismo. De este modo, la esencia se mantiene a la vez que van cambiando las secciones y los momentos.
-¿Tenés alguna sección preferida?
-Supongo que "El Gato y el Zorro", la que hacemos con Mario Mactas. Disfruto mucho de reírme. Y también me divierte Encuentros cercanos.
-¿De dónde salen las ideas de las secciones?
-Tengo que pensarlas porque no me gusta mucho hablar con los famosos al aire. Mi motivación a la hora de hacer un reportaje es que la persona entrevistada tenga algo para contar. Y, por ejemplo, un argentino que vive en el exterior seguramente tiene mucho para compartir. Del mismo modo que alguien que hizo un muy buen viaje. Entonces opto por ellos.
-¿Qué tiene de diferente una entrevista con un desconocido?
-Yo las encaro igual. Mi técnica es la misma. La diferencia es que en un desconocido tenés que empezar por lo elemental hasta que encontrás el punto de interés. Lo que da leche. Sea famoso o no, siempre empiezo con ¿Dónde naciste?. De ahí los hago hablar de los padres, de la infancia, el colegio y el barrio, para luego hacerlos pasear por su carrera hasta llegar al momento actual. El nudo puede estar en cualquier lado. La intención no es hacer preguntas brillantes sino dar un pie para que el otro pueda contar lo suyo.
Una buena parte de "R.H. Positivo" la ponen los oyentes con su participación activa. Ellos llenan la mayoría de las secciones tradicionales del programa con sus anécdotas, comentarios u ocurrencias que pueden llegar vía telefónica, postal o e-mail. A partir de allí las secciones como "Encuentros cercanos", "El viaje a los abuelos", "La Osa" o "argentinos por el mundo" brillan.
-¿Tenés un oyente ideal a quien dedicarle el programa? ¿Pensás en alguien cuando hacés los comentarios ?
-No. Nunca pienso en oyente porque nos escucha todo tipo de público. Me expreso yo. Trato de hacer algo entretenido y divertido porque si la paso bien, el oyente la pasa bien. A mi ritmo.
-Se dice que pasarías con tu programa a la mañana. ¿De ser así, qué tendrías que cambiar para adaptarlo al nuevo horario?
-Debería ir un poquito más rápido. Hay que aclarar que no es lo mismo la primera (que va desde las 6,00 a las 9,00) que la segunda mañana (que arranca a partir de las 9,00). En esta, en lo que hace al contenido, con incorporar unos pocos toques de actualidad alcanza.
-¿Te gustaría encarar ese desafío? Es el segmento más competitivo y de mayor audiencia.
-Me gustan todos los horarios de la radio, desde la primera mañana a la trasnoche. No tendría problemas en ninguno de ellos si se da el caso. Aunque hace como quince años que no hago radio por la mañana de la semana. Me considero que un clásico de la tarde porque estoy estabilizado, pero me encantaría hacer la mañana. Y la haría incorporando lo que aprendí en este horario vespertino en materia de ritmo, profundidad y desarrollo humano.
-¿La tarde radial es más humana?
-Sí. Porque las noticias están gastadas. A veces pasa, pero es raro que te coma la actualidad en la mitad del envío. Además, ya vas por la página veinte del diario y no por la primera plana como a la mañana.
-¿Escuchás radio ?
-A Víctor Hugo Morales y a Daniel López con Mariano Grondona.
-¿No sintonizás a nadie de la competencia?
-No. Vivo en una burbuja que es Radio Continental. La verdad es que no lo hago porque no me hace bien escuchar a la competencia.
-¿Cómo afecta la crisis a un programa como el tuyo?
-Tratamos de llevarle un bálsamo a la gente. Hay días que algo comentás al respecto, pero siempre eligiendo el momento y tratando de no repetir lo que ya se dijo tantas veces. No hace falta sumar angustia. Pero cuando pasa algo dramático espectacular en la calle o donde sea, lo seguimos. Porque somos periodistas y no te podés olvidar de eso. No nos aislamos.
-Sos inquieto. ¿Por dónde pasa tu búsqueda espiritual hoy?
-Es muy personal. Pasé por muchas escuelas, hermandades y tendencias. Hoy busco dentro mío y leo mucho. Sobre todo los clásicos.
-¿Homero, Sófocles, Platón... ?
-No, no. No soy lector de filosofía ni de clásicos griegos. No me gustan. Cuando hablo de clásicos me refiero a Ernest Hemingway, Ricardo Güiraldes, Mark Twain o Lucio Mansilla.
-Si escribieras un libro sobre tu fe. ¿A qué sección de la biblioteca iría a parar?
-A la de ficción (sonríe). Porque no tengo ni creo en ninguna fe. Para mí hay que ver, no creer, como dicen los budistas. No hace falta creer en nada, porque todo lo tenés que percibir por medio de los sentidos. Aunque tal vez sea válido aclarar que no soy budista pero tampoco estoy cerca de la pasión de Cristo.
-¿Eso quiere decir que no te entregás?
-Sí, pero sólo a mi mujer y a mis hijos. A mis afectos. Pero no soy creyente y no creo en el creer. Tampoco en las iglesias. No me interesa.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Agosto de 2001
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