miércoles, 30 de marzo de 2005
Eduardo Aliverti: "Parece que ya no soy el cuco"
"Después de mucho arar en el desierto ideológico, los vientos cambiaron. De acuerdo con los ofrecimientos que recibí en los últimos tiempos, (de radios líderes), parece que ya no soy el cuco, y que tener un pensamiento de centroizquierda no es estar a las puertas del infierno", dice Eduardo Aliverti, con orgullo. Hasta ahora, se dedica sólo a "Marca de radio" (Rivadavia, AM 630, sábados de 10 a 13), y a Eter, su escuela terciaria de radio "Tenemos récord histórico de inscripciones, y proyectamos expandirnos al interior", asegura.
-¿Renovaste contrato con Rivadavia?
-Por todo el 2005. Estoy en coproducción y muy conforme. "Marca..." es un programa de culto.
-¿Por qué no estás en TV?
-Me quedó pendiente. Tenía un proyecto de periodismo político/social. Estuve en negociaciones con el 7, que se reveló como una pingüinera muy complicada, y América, que apostó a la ficción, no a lo periodístico. En los otros canales no tengo cabida, así que se pinchó todo. Veré qué pasa en el cable. Esto tiene que ver con mi perfil, y con qué no estoy dispuesto a hacer.
-¿Lo último fue aquello con Varela?
-Sí. Entre el '99 y 2000 estuve mucho como invitado. No hay problemas, la tele es sólo una puta cara, con la que me gusta encamarme de vez en cuando. Igual, con el stress que genera, sumado al problema de salud que tuve hace unos años, miro con desconfianza esas propuestas. Mi esposa, mi vida y mi amor, es la radio. Sobre todo porque económicamente estoy hecho. Tengo mi casa y mi auto y no pretendo una isla en el mar Egeo. ¿Para qué me voy a volver loco?
-¿Cómo ves la radio como medio, hoy?
-Es un lindo momento para iniciar algo. Porque el nivel directriz está lleno de tipos que no saben de radio. Hay artísticas viejas, conductores anquilosados, y mucha fórmula agotada. Creo que mi éxito, además de lo periodístico, pasa por ahí. Está claro que a la radio le quedó el rincón de la opinión, y a la TV, el del entretenimiento.
-¿Sólo canal 7 es una pingüinera?
-Nooo. Parece que está durando más de lo habitual la "luna de miel" que los medios y la sociedad le conceden a cada nuevo presidente. Esto tiene que ver con el caos del 2001, que generó una autocensura muy grande. Los medios se cuidan como de hacerse pis encima, por eso se extiende el ataque de "oficialitis aguda". La gente tampoco quiere enterarse de nada malo, y los medios le dan lo que quieren. Si no, no te explicás que no haya periodísticos en las nuevas programaciones de TV abierta.
-Lanata dice que desde que él no está en los medios, el país se volvió Disneylandia.
-No me gusta opinar de colegas en particular, y a Jorge lo quiero.
-Pero...
-Para hacer ese análisis debería haber programas periodísticos, y no los hay. No es que Jorge no esté en la tele. No hay nadie en pantalla. Eso define la Disneylandia, no que falte Lanata.
-Más allá del análisis de la inforamación, ¿se dice todo lo que pasa?
-No, y cada vez menos. La crisis institucional del 2001, provocó que los medios operaran como válvula de escape de la sociedad, que necesitaba desfachatez por algún lado. La TV sirvió para anclar la bronca. El nivel de desparpajo con que aquí se tratan los temas sexuales, las críticas a la Iglesia o el aborto, por ejemplo, no lo ves ni en Europa ni en el resto de Latinoamérica. La sociedad necesitaba explotar por ahi.
-¿Sirve desde lo periodístico?
-Con programas como "Transformaciones" y desnudos a cada hora, cada vez se dice más del pito y el vello púbico, que de política. Esta es mi hipótesis. Me provoca escozor escuchar que un tipo es un transgresor. ¿Qué transgrede? ¿A quién molesta? ¿Ideológicamente, a quién jode? ¿A quién le molestan esos pastores electrónicos que andan por ahí llorando lágrimas de cocodrilo por lo que ganan los jubilados? Sólo crean una pátina de libertad de expresión. ¿Sos transgresor si le preguntás a Lilita Carrió si le molestó un Photoshop en la tapa de una revista? ¿Viste alguna cámara oculta a un empresario dueño del país?
-Hace unos años me decías que si tenés un anunciante, debés silenciar algunas opiniones que lo perjudiquen.
-Más o menos era así.
-Ahora el porcentaje de publicidad oficial es mayor. ¿La lógica es la misma?
-Son tiempos en que debés ser tu propio empresario. En lo privado se mantiene igual: nunca podrás decir todo lo que querés, pero nadie te obligará a decir algo que no creés. Esta es la diferencia entre la ética y la moral. Con la publicidad oficial depende del volúmen. Si podés sostenerte equilibrado entre la oficial y la privada, la piloteás. Si no, estás preso del estado, o de las empresas. Por suerte, la radio es el negocio más chico de los medios. Tenés menos llegada masiva, menos presiones y más libertad.
-¿El gobierno especula con eso?
-Kirchner está haciendo un avance muy peligroso en el control de los medios a partir de la publicidad del estado. Aunque a mí nunca me "apretaron", y tengo unas pocas publicidades estatales. Igual, ellos saben a quién pueden comprar y a quién no.
-¿Quiénes son de izquierda en Argentina?
-La sociedad tiene mucha cultura de izquierda desde lo social, y muy poco desde lo político partidario. Cómo se queja, protesta y sale a la calle nuestra sociedad, es de izquierda. Pero no existe un partido que coordine eso. Hay una crisis del discurso neoliberal. Pero no se ve un reemplazo de ese paradigma, ni en lo político, ni en lo periodístico.
-Recién hacías referencia al linfoma que tuviste hace cuatro años.
-Sí, ya estoy casi de alta, por una cuestión técnica no lo digo porque hay que esperar cinco años sin episodios. Llevo más de cuatro.
-¿Modificó algo a la hora de opinar o informar?
-No me cambió en lo profesional, porque mi disfrute de la vida pasa por ahí. Tampoco soy de esos tipos que después de una enfermedad no se calientan porque les rayan el auto. Me sigo enojando si me desordenan el escritorio. Sí estoy cuidando más el cuerpo y no trabajo como loco veinte horas por día. Esas prioridades cambiaron. Voy a nadar aunque lo odio, dos veces por semana.
-¿Te acercaste más a los afectos?
-No necesariamente. Soy seco y de pocos afectos. No tengo más relaciones humanas o amigos. Sí le dedico más tiempo a hacer un asado y a jugar con la perra. Y lo disfruto de otra manera.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Marzo de 2005
martes, 15 de marzo de 2005
Gustavo López, Secretario de Cultura porteño: Rinde cuentas.
Con una música de fondo recurrente, los bombos de una protesta frente al edificio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo López, el Secretario de Cultura porteño, nos recibe en su amplia oficina. Sin formalidades, la charla tocó los temas candentes de su gestión.
-¿Cómo se integra a los millones de marginales y pobres a la cultura?
-Descentralizando la oferta, con teatro y cine en los clubes de barrio y en centros culturales propios. Entre los dos se cubre casi toda la geografía de la ciudad. Al "Teatro de verano" fueron 18.000 personas. Los lugares más convocantes fueron Parque Chacabuco y el Centro Cultural del Sur. Hacemos cultura para todos, no para los ricos.
-¿Sí, pero hay una política de integración?
-Sí. Al Festival de tango van a ir 200.000 personas de las zonas Sur, Norte y turistas. Apoyamos esos grandes shows (que tienen éxito grantizado), con una presencia persistente en los barrios. La continuidad es lo que da resultado.
-¿Alcanza?
-Es un trabajo a largo plazo. Está todo tan mal que esto hay que combinarlo con el sistema educativo.
-¿Van a cerrar el Colón por un año?
-Sí. Hoy se están haciendo reformas que terminarán en el 2008 con el centenario, gracias a un crédito del BID de 60. Entre setiembre de 2006 y 2007, se cerrará para trabajar sobre el escenario. Las funciones se darán en otros teatros.
-¿Los contratados perderán el trabajo ese año?
-Todo el mundo seguirá trabajando.
-Se dice que se arriesga poco en los teatros oficiales.
-Puede ser, cada uno tiene un perfil. En el que más se arriesga es en el Sarmiento. También se experimenta en la sala más chica del San Martín. Entre todos tienen una programación alternativa a la comercial. Pero montar Calderón de la Barca, teatro en verso, de un actor clásico, es osado. Lo arriesgado es lo no comercial, no lo experimental.
-¿Qué significa perder un espacio como el Konex?
-Afecta más desde lo periodístico que de lo real. La Fundación no se desarma y en la avenida Córdoba hace sus actividades. Se pierde por dos meses la Ciudad Cultural Konex, que tuvo actividad sólo en el verano 2004. Ese es un proyecto muy importante para nosotros, porque es lindo, simpático y ambicioso, y le sigue cambiando la cara al Abasto.
-¿Qué pasó?
-Luis Ovsejevich (presidente de la fundación) prometió hace un año hacer unas obras y se le autorizó provisoriamente que montara unas obras el verano pasado. No hizo nada de eso, y apareció este año queriendo montar dos salas de teatro. Nos pareció interesante, pero los bomberos no le dieron la autorización.
-¿Cromañón fue un hecho cultural?
-Sí. Hace diez años a nadie se le ocurría prender una bengala en un lugar cerrado. Hace dos, pasó a ser normal, y denunciarlo, una "buchonada". Tengo hijos adolescentes...
-¿Alguno era seguidor de Callejeros?
-Sí, el menor, de 17, los fue a ver a Cemento. Y discutía con mi hija del medio, de 19, sobre el tema, porque ella decía que si le reclama a alguien que apague la bengala, le pegan. Esto se da por la degradación económica y social.
-¿El elogio de la marginalidad?
-Exacto, se la exalta. ¿Cuál es la aspiración de la cumbia villera? Denuncia, pero no intenta modificar. Ese es el quiebre. En los 70 se buscaba cambiar el mundo. Hoy se celebra el robo y la marginalidad. La política y la cultura deben procurar cambiar eso.
-Ante este fracaso cultural y social, qué se siente como funcionario ¿vergüenza, impotencia, angustia?
-Angustia e impotencia al mismo tiempo. Me entristece lo que veo, pero renuevo cada día mi compromiso para cambiar desde adentro. Es difícil ir por la calle de noche y ver que la ciudad se transformó en la Saigón de la época de la guerra, con la gente viviendo en la calle. Si no creyera que, a pesar de ser poco, lo que uno hace sirve, me iría. El problema es cultural, pero no se soluciona a través de la cultura, sino de la generación de riqueza, de la distribución de recursos y de la educación. En la ciudad la educación funciona, el problema no viene de ahí...
-¿El escándalo de León Ferrari te volvió más conservador?
-No, me fortaleció.
-¿Harías todo igual?
-Tal vez no en Navidad.
-¿Qué quedó?
-El debate sobre cuál es el rol del estado, de los privados y de la Iglesia en la cultura y si hay o no límites a la libertad de expresión. Y una orden judicial de no limitar la expresión de un artista.
La gran apuesta, El Festival de Tango cuesta $ 450.000 del erario más el aporte de los privados. De allí, $ 115.000 corresponden a artistas, conciertos y clases de baile. No nos suministraron información sobre el cachet de los artistas.
-El año pasado Coca y Osvaldo ganaron el concurso de "baile salón". ¿El premio era acorde a un certamen internacional?
-No. El tango escenario, "for export", tuvo el mismo premio, pero terminaron contratados para hacer 50 shows en Japón. Los de salón se fueron de viaje a Bariloche. Nosotros les dimos a los dos la copa y los 3.000 pesos, pero uno tuvo contratos y el otro no. No hay demanda internacional para el tango salón.
-Jorge Bocacci me dijo que la ciudad no apoya al tango a nivel popular. Que nunca convocaron a Néstor Fabián, Hugo Marcel, Abel Córdoba, Alberto Podestá, Carlos Cristal o Carlos Paiva.
-No es justo, más allá de si se los convocó. En un festival no entran todos, pero se llaman a 190 artistas por año. Mariano Mores no tocaba desde el primero y se lo convocó de nuevo. Vamos mirando porque no hay una política de no convocar ciertos estilos. Todos quieren estar y vamos rotando. A veces se dan rachas, uno no está porque justo estaba de viaje cuando lo llamamos, o cuestiones similares. Tratamos de cubrir todos los huecos. Y si detectamos un olvido, lo programamos de inmediato para el año siguiente.
-Sobre tu gestión en el Comfer, en el gobierno de la Alianza, quedaron pendientes tres temas: Que Badía se deshiciera de su radio en Pinamar (dirigía la de la Ciudad), el CIE y Telefónica, que no vendieron medios durante tu gestión, y la ley de radiodifusión, que ya ni se discute.
-De atrás para adelante: la ley la mandé al congreso y no tuvieron voluntad política de aprobarla. Mientras estuve en la gestión todos quedaron intimados a vender: CIE, Telefónica, todos. El CIE fue denunciado por el entonces titularde la Sigen, Rafael Bielsa. Inspeccioné, denuncié y tres meses después me tuve que ir del Comfer. Canal 9 estaba intimado y vendió después. De Badia, es cierto, no ocurrió, y no me acuerdo si lo intimé. No era lo más grave, pero no pueden ser licenciatarios los funcionarios, ese es el espíritu. El lo era antes de la gestión pública, se daba al revés. Además, él tenía su frecuencia en otra jurisdicción. La incompatibilidad era bastante difusa.
-Pero no era prolijo.
-Sí, pero lo que se trata de evitar es que un gobernador compre una radio.
-¿Creés como dijo De la Rua, que le hicieron un "golpe de estado"?
-No, el peronismo jugó su rol, pero el gobierno cayó por ineptitud. No porque Ruckauf mandó a la gente a asaltar o por el empujoncito de Duhalde, aunque eso existió. Sin las condiciones de un gobierno que no resolvió nada, no hubiera pasado. De la Rua cayó por su propio peso. Lamentablemente, porque yo era funcionario de ese gobierno.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Marzo de 2005
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