domingo, 20 de abril de 2003

Mario Mactas: "Cuando la cultura existe, hay que tratar de hacerla invisible."



Sobre las tostadas de pan de salvado se acomodan, en dudoso equilibrio, fetas de salmón ahumado, rodajas de pepino, alcaparras, ciboulette, aceite de oliva y pimienta. Al lado una copa de cabernet. El almuerzo del "hombre de las 41 horas semanales de radio". Sí, eso es lo que suma Mario Mactas desde que sumó, hace un par de meses, su programa "Todos los gatos son pardos" (Colonia, AM 550, lunes a viernes de 20 a 24), a los de Continental (AM, 590): "El puente" (domingo de 6 a 7), "RH Positivo" (Conducido por Rolando Hanglin, lunes a viernes de 9 a 13) y el también flamante "El Toque" (lunes a viernes de 13 a 14). "Estoy tratando de llevar adelante la proeza de estar ocho horas en el aire por día", reconoce.
-¿Cómo se explica?
-Por una coincidencia que se dio entre el interes de Colonia de modificar su imagen y las mías de buscar otras zonas y recorrer otros caminos. Se dio en el momento justo en que estaba cerrando mi nuevo contrato con Continental. Firmé los dos aprovechando que, por ser Colonia una radio uruguaya con gran penetración en Buenos Aires, no había incopatibilidad.
-Te obliga a ser muy ecléctico ¿no?
-Y... necesito tener un alto grado de disociación para trabajar en compartimientos estancos. Esto es una enfermedad, una deformación profesional, pero imprescindible como para los futbolistas tener una pierna más grande que la otra.
-Estás en dos nuevos programas. Uno es "Todos los gatos son pardos".
-Si fuera una partitura diría que primero hay un movimiento rápido. Durante la primera hora es bien informativo: Guerra y actualidad nacional, más Anamá Ferreyra que hace columnas muy graciosas llamadas "Cabeza de mujer". Luego vienen dos movimientos lentos, entre las nueve y las once, con largas entrevistas, de veinte minutos para arriba, a personajes que van desde Graciela Borges a Vargas Llosa, pasando por Jaime Bayly. Según sus horarios, también se incorpora China Zorrilla. Somos un equipo del Mercosur. La última hora aparece la "periodista dinamita" Lorena Poso, que anticipa todo lo que va a pasar al otro día, y vuelve a acelerar la partitura.
-El otro es "El toque".
-Fue de rápido diseño porque me avisaron con poco tiempo y es una especie de puerta giratoria entre la mañana y la tarde. Su propósito es extender la mañana, para que no quedara liquidada a las doce y llegara hasta las dos. Esto es porque los matinales son los horarios de mayor encendido y pauta publicitaria. "El toque" tiene actualidad y un mensaje de seducción. Su clave es el tono.
-¿Esta multiplicidad se da porque ofrecés un piso de calidad?
-Modestamente creo que sí. Soy un "producto probado". Un activo -hablando en términos económicos- de la radio y un personaje versátil que puede cambiar de tonos y de horarios sin resentirse.
-Un "polifuncional", en términos futbolísticos.
-Claro, que puede jugar al arco o de nueve.
-¿Se gana más dinero por ser así?
-Y... es una cuestión standar.
-Vos, Victor Hugo Morales, Dolina, Hanglin, Fermosell... ¿Continental es la radio más culta del dial?
-Tengo la impresión de que sí. Pero no desde la erudición, la enciclopedia o la solemnidad. Cuando la cultura existe, hay que tratar de hacerla invisible. Si de todos modos se va a notar...
-Estos son tiempos de periodistas con ceño fruncido y vos mantenés el tono zumbón. ¿Aunque se derrumbase el mundo no perderías la sonrisa?
-Que el mundo se desmorone no significa que los periodistas también deban hacerlo. Nosotros somos vehículos para mostrar el mundo y eventualmente interpretarlo. Particularmente detesto, y hasta me provoca una reacción física desagradable, escuchar en mis colegas el constante tono editorial, de diatriba y de toma de posición sin haber profundizado ni estudiado los temas. A veces se nota que ni leyeron el diario. Buena parte del periodismo se convirtió en algo desolador, por el constante flujo y reflujo de opiniones sobre cuestiones que ni siquiera comprenden.
-¿Esto se profundizó con la guerra?
-Desde luego. Se escuchan muchos comentarios viscerales y primitivos.
-¿Tenés opinión al respecto?
-Toda guerra es espantosa y un horror. El nuevo diseño del mundo se basa en la fuerza. Pero tampoco puede ignorarse que en toda la historia las relaciones de poder y las estructuras se modifican con violencia. Si decís esto, y te escucha uno de estos periodistas primitivos, te pueden acusar de que estás a favor de Bush.
-¿Entonces?
-Se vive en un profundo malentendido tedioso. Se intuye que la gente está en contra de la guerra y los periodistas sobreactúan su rechazo para cortejarla.
-¿No será al revés? ¿Que la gente está en contra de la guerra de un modo visceral y no acepta otra opinión?
-El público está dispuesto a escuchar cualquier juicio preciso, dando por descontado que cualquier persona normal rechaza la muerte. Claro, decirle no a la guerra es estar a favor de la paz. No defender a Saddam Hussein o quemar los Mc Donald´s, que es una forma de violencia.


 Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Abril de 2003

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