sábado, 11 de agosto de 2001

Marcelo Longobardi: "Si fuera un vocero de las multinacionales y del FMI como dicen, me iria mucho mejor"


A Marcelo Longobardi le tocó un desafío complicado. Debía reemplazar a su ex-compañero Daniel Hadad en la mañana de Radio Diez, que hasta entonces lideraba cómoda uno de los horarios más competitivos. Y pasó el examen. No sólo mantuvo los niveles de audiencia sino que se adaptó a la inserción en un equipo armado."'Cada mañana' (lunes a viernes de 6,00 a 9,00) es una combinación equilibrada de información y entretenimiento. La fórmula clásica de Radio 10", define. Y agrega: "Se supone que soy el tipo más escuchado de la mañana y González Oro me gana por un poquito en la general, pero no pienso en eso. En todo caso no me parece que sea un mérito propio".
-¿Y de quién es?
-De la radio, que se impuso antes de mi llegada. En la Diez todos los programas lideran sus segmentos. Por eso no creo que lo mío sea un éxito personal.
-Tu estilo es formal, ¿tuviste que adaptarlo?
-Sin dudas. Me pasé años presentando columnistas económicos. Darle entrada a un humorista como Rolo Villar me parecía imposible. De hecho, cuando la radio me convocó, les pregunté varias veces si estaban seguros de lo que me pedían. Pensaba que estaban locos.
-¿Por qué?
-Porque venía de experiencias más formales en América y Del Plata. Ahora somos seis personas al aire con mucho ritmo y la presencia clave de Rolo y de Estela Montes en el humor. Nos adaptamos mutuamente. Me tuvieron una paciencia enorme.
-En los primeros programas, después de un chiste subido de tono te quedabas en silencio ¿estabas shockeado?
(Se ríe)-
Un poco. Puede ser que ahora el humor sea menos "border". No es ni mejor ni peor, va más con mi estilo. Por otro lado, Rolo ha desarrollado una técnica de improvisación extraordinaria. Ahora usa menos libretos y eso suma porque es más genial creando climas que contando un chiste desde la imitación.
-Llegaste a un horario que Daniel Hadad dejó "caliente" y te insertaste en ese grupo.
-Se sumaron Ariel Donatucci en deportes y Roberto Quirno es espectáculos, pero en sí es el mismo equipo. Sé que no refundé un programa y, con algunas correciones (que se fueron dando), me adapté. Me siento el mismo de antes con un programa más amplio. Sigo siendo serio.
-¿Cómo hacés para no angustiarte ante las noticias?
-Trato de abstraerme como los médicos, te vas endureciendo. Si no mantenés cierta distancia con los temas, te morís. Pero con esta última crisis no pude. Me invadió también. Porque la crisis no era lo que estábamos viviendo sino lo que se venía si no se tomaban esas medidas. Cualquier coto para evitar el default era barato. A pesar de que hoy el recorte del gasto público es muy fuerte y toca a sectores muy vulnerables. Una devaluación y una corrida bancaria significan una década sin crecer, con una desocupación del 30 por ciento y un producto bruto de la mitad del actual. Invivible.
-Por estas opiniones los empleados del estado pusieron un cartel en la calle donde dicen que sos un vocero de las multinacionales y del FMI.
-Hay una Argentina irracional que piensa así. (Sonríe) Ojala fuera como dicen, me iría mucho mejor. Pero es una cuestión política. Mi posición ha sido suave en comparación, por ejemplo, con la de Mariano Grondona. Es obvio que amputar una pierna es doloroso. Pero a veces hay que hacerlo para salvar la vida del paciente. No tengo dudas de que es más fácil agarrar el micrófono y hablar de cómo sufren los pobres, los empleados y los jubilados. ¿Pero cómo lo arreglás?
-Es curioso que esa línea de discurso tenga eco en una radio con una audiencia tan popular.
-Porque es sincera. Y guarda que popularidad no es sinónimo de irresponsabilidad o disparate. Tal vez la sociedad argentina todavía no pudo demostrarlo desde el voto. Hay mucha gente racional en lo económico que no tiene a quién elegir. ¿Van a votar a Duhalde o a Chacho?
-¿Escuchás radio?
-A todos menos a mis competidores, porque no los grabo. A la mañana hago zapping entre el "Negro" González Oro, Néstor Ibarra y Gómez Castañón. A la tarde pongo "Buenos Muchachos", que es extraordinario y llenó una carencia en un dial que era Hanglin o nada. Después un poco del principio del programa de Chiche Gelblung y a las seis cambié a Pepe Eliaschev por Mariano Grondona en el resumen de Continental.
-Nada de FM.
-Nada.
-Estuviste en América, en Del Plata y en la Diez. ¿Eso habla de tolerancia ideológica de las radios o de versatilidad tuya?
-Me costó mucho más adaptarme a Del Plata que ahora a la Diez. A pesar de que pensé lo contrario. Llegué a Del Plata en la época que la dirigía Santo Biasatti y creía que iba a ser facilísimo. Todo lo contrario porque tiene un oyente muy difícil.
-¿Y en la Diez?
-Tenía miedo. Por cómo me iban a tratar. Y respeto por conducir un programa que estaba armado. El fenómeno de esta radio es extraordinario. Nunca vi nada igual.
-Quedó la pregunta anterior sin respuesta sobre la tolerancia o la versatilidad.
-Habla un poco de las dos cosas. Porque una radio que sería "de izquierda" se bancó a alguien como yo y ahora estoy en la Diez, que algunos la consideran de derecha, y tampoco represento eso. Voy por el medio y no cambio aunque me salga mal. Sin embargo, tengo que reconocer que hay mucho mito con respecto a la ideología de la Diez. Lo digo porque hasta tuve algún prejuicio, pero no veo nada de lo que se dice. De hecho, vengo de entrevistar al aire a Mario Firmenich. Y no pasa nada. Eso habla de amplitud.
-¿Y la TV?
-Se volvió esquiva para mí. El año pasado hice en Canal 7 un programa político muy serio. Pasaron todos los temas y no me callé nada. Dije que el presidente no tenía liderazgo y el plan económico se iba al tacho. Y que lo podía decir en un canal oficial: eso marcaba un cambio. Pero no debe haber sido tan así porque no me renovaron el contrato. Me gustaría volver a hacer algo en horario central porque el año viene muy caldeado. Cómo será que hasta Grondona retomó el rumbo. A mí me venía bárbaro que él se ocupara de Susana Giménez y de Moria Casán. Eso me daba pena. Pero cómo estará el país que "Hora Clave" se convirtió en un programa de cierta intensidad política.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Agosto de 2001
Foto: Infobae.com

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