sábado, 13 de noviembre de 1999
José Luis Alvarez Fermosel: Un caballero argentino.
Le calza justo al madrileño José Luis Alvarez Fermosel su apodo. Es que en su porte, su inconfundible acento castizo, su barba "candado" prolijamente recortada y su elegancia lo convierten en un auténtico "Caballero español". El sobrenombre se lo puso Rolando Hanglin, con quien comparte desde hace ocho años el programa "RH Positivo" (Continental, AM 590, lunes a viernes de 13,00 a 17,00) y es el mismo que utiliza en su espectáculo "Aventuras y Memorias" (Complejo La Plaza, domingos a las 20,30). El lío se le arma al hablar de los argentinos. Porque después de treinta años entre nosotros se confunde y alterna la tercera y la primera persona."Aparte de periodista he sido actor vocacional en España hace muchos años, luego fui modelo publicitario y di muchas charlas para la colectividad española. Me gusta leer, comer y beber bien, las artes marciales y los deportes de combate, como el boxeo, que practiqué cuando era joven" se definió alguna vez. Y sobre el "Caballero español" aclara: "ese título me lo regaló generosamente Rolando una vez que di una charla y le pedí permiso para usar en los afiches el nombre del personaje".
-Ustedes tienen un estilo muy particular de hacer reír.
-Con Rolando hacemos un tipo de humor disparatado, casi surrealista. Nos enredamos en refranes y cuentos. Tenemos una sección en la que contamos historias que empiezan en serio y terminan en broma (José Luis es el "inventor" del "macho posmo"). Lo disfruto mucho porque un periodista hoy en día no tiene muchas oportunidades de hacer humor.
-¿Usted está desde los inicios del programa?
-Casi. Me incorporé a los pocos meses. Tengo con Rolando una relación magnífica. Somos muy amigos, caemos bajo determinados gustos y denominadores comunes. Es un gran tipo, brillante y talentoso. Además da lugar y oportunidades a la gente, y no se la cree. Creo que de todos los jefes que tuve, él es el mejor.
-¿De dónde se conocen?
-Integrábamos un grupo de amigos en el que estaban Mario Mactas y Victor Sueiro entre otros. Todos de Atlántida. El se fue a España y cuando volvió nos desencontramos. Al final nos cruzamos en una entrega de premios, nos pusimos a bromear y charlar y me invitó a su programa.
-¿Cuál cree que es la mayor virtud de "RH Positivo"?
-La mañana de la radio empieza caliente porque está llena de noticias. Y casi todas ellas no son agradables. Si a la tarde no le das a la gente un poco de respiro, la cosa se le complica porque se angustia y se ahoga. El programa en ese sentido está muy bien logrado porque te da la pausa, la entrevista, la pequeña reflexión y el humor.
-¿Es noticia una buena noticia?
-Debería serlo. Lo que pasa es que no siempre se sabe ver. Quizá, por desgracia, existen más cantidad de las malas. Pero hay que buscarlas. Como aquellas de penúltima hora, que uno desechó por creerlas cursis, antiguas o pasadas de moda. El caso de las historias de vida o los personajes.
-¿Ese sería el espíritu de "RH Positivo"?
-Sí. Tratamos de hacer la película en color y no en blanco y negro.
-¿Qué me puede decir de "Aventuras y memorias"?
-El espectáculo es un "bi-personal" porque me acompaña un guitarrista (Sergio Enrique). Hablo de recuerdos y anécdotas que viví en España y en América. Se trata de una charla-show un poco más sofisticada con un toque teatral. Me explayo sobre la década del ´60 que para nosotros los "cincuentoides" fue tan proteica, rica y densa y la comparo con estos tiempos en los que estamos anclados con la computadora, la Internet y todo eso.
-¿El tono es similar a sus intervenciones en radio?
-No tiene nada que ver. Aunque soy el mismo personaje y es humorístico. Cuando se trata de recordar uno puede dispararse para la nostalgia o el humor. Elegí esto último.
-¿Vuelve seguido a España?
-Hace como cinco años que no puedo ir, pero lo hago cada vez que puedo. Llegué a viajar tres veces en un año. Tal vez viaje en marzo porque editaré dos libros: uno de memorias y recuerdos y otro de cocina (uno de mis hobbies) con mi estilo, y los presentaré allá también.
-¿Se dice que allá viven mejor, qué hicieron de distinto los españoles de los argentinos?
-En los aspectos materiales es rigurosamente cierto. Tengo una hija allá y sé que les va bien. Creo que los españoles hemos sido un poco más realistas. Supimos cuándo debimos apretarnos el cinturón y aprovechamos al máximo nuestras posibilidades. El argentino no es consciente del potencial de su país y desaprovecha sus recursos.
-¿Por ejemplo?
-Ahí está el mar, por tocar un tema muy hispánico. Argentina tiene una inmensa riqueza ictícola que es aprovechada por los rusos, los japoneses, los polacos y los españoles que vienen a pescar a veces hasta ilegalmente. Aquí sólo se saca la merluza o el calamar. "Como no se come pescado..." Bueno, pues se puede exportar. Me da la impresión de que la cosa va por ahí. Cuando en los ´40 España se quedó sola, Franco dijo: "¡Coño, no tenemos nada! ¡Si hay sol y playas, pues vendamos eso!". Se lanzó una enorme campaña turística y empezaron a llegar los ingleses, los alemanes y los suecos. Se hicieron hoteles y restaurantes y empezamos a salir adelante.
-¿Le encuentra alguna explicación a esta actitud nuestra?
-Tal vez los argentinos no hayan tocado fondo nunca. O vivieron épocas de mucha importancia y esplendor (sobre todo los porteños) y se quedó ahí. Cuando llegaron las vacas flacas no supieron verlas. Pero debería hacer un estudio sociológico mucho más profundo para opinar.
-¿Los argentinos realmente no tocamos fondo?
-Veo cada vez más gente en las calles viviendo de la basura. Eso da la pauta de que las cosas no están bien. Pero tan mal, tan mal, no lo sé. El argentino es muy de exagerar, muy italiano. Tal vez el problema sea que nos comparamos más con los australianos, los canadienses, los estadounidenses, los alemanes y los noruegos y menos con los bolivianos, los paraguayos o los nicaragüenses. Y no está mal.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
1999
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