jueves, 26 de agosto de 1999

Néstor Ibarra: "Todos debemos mantener una cuota de sorpresa e indignación"




"Estoy en Radio Mitre desde 1978, cuando todavía era estatal. Pese a que tuve varias ofertas nunca me fui y hoy me siento muy identificado. Con todo, algún día se va a acabar. Pasaré de moda, vendrá uno mejor o me jubilaré. Se acabará como todo en la vida" , asegura el periodista Néstor Ibarra. Junto a Fernando Carnotta, Roberto Quirno y Marcelo Bonelli cada mañana lleva adelante "Hoy por hoy" (Mitre, AM 790, lunes a viernes de 9,00 a 13,00). "Es un programa con una gran carga periodística -afirma-. Somos ansiosos de la información y por eso a veces cuando tendríamos que aflojar y generar situaciones menos tensionantes para el oyente, no lo logramos porque nos atrapa la noticia. A veces corresponde poner una nota de color o un tema musical, pero terminamos devorados por lo periodístico".
-También suelen mostrarse muy apasionados durante algunas entrevistas.
-Todos debemos mantener una cuota de sorpresa e indignación. En la relación entre periodista y entrevistado debe haber normas elementales de respeto. Cuando alguien miente de un modo grosero le falta el respeto a la audiencia y a vos. Ahí es cuando se generan situaciones ríspidas. Uno entiende que los funcionarios o los políticos nunca te van a decir todo lo que querés saber (siempre tienen zonas reservadas) pero debe haber tacto, responsabilidad y consideración.
-¿Qué tan común se hizo el doble mensaje y la mentira en los entrevistados?
-Cada vez es mas habitual. En la Argentina se perdió el valor de la palabra. Parece que se puede mentir o cambiar lo que se dice en dos minutos, sin ponerse colorado. Es muy grave.
-¿Cómo lo explica?
-Somos un pueblo que vivió durante muchos años en medio del autoritarismo y eso generó una actitud hipócrita. No decimos lo que sentimos o pensamos. Al principio por miedo. Y en los últimos años, el presidente Menem no le dio ningún valor a la palabra. A el lo veo como uno de los factores principales en este proceso de degradación del valor de lo que se dice. Todo va calando en la cultura de la gente. Menem mismo se califica como un "transgresor". ¡Como si violar las normas, las leyes, fuera un mérito!. Es un ejemplo negativo.
-¿Qué diferencias percibe, en este tema, entre los distintos procesos políticos durante los que le tocó trabajar?
-En líneas generales los políticos mienten siempre. Es parte de su razón de ser. No es un mal sólo argentino. Los estadounidenses dicen que si un presidente cumple el veinte por ciento de sus promesas, será el más exitoso de la historia. Durante la dictadura, la comunicación con los que manejaban el poder, salvo raras excepciones, era muy distante. Se los dejaba opinar y la crítica era casi imposible. Por eso hay tantos periodistas desaparecidos. Esto pasaba tanto en los medios del estado como en los privados. Porque nadie es tonto.
-¿Cómo era opinar durante la dictadura?
-Yo hacía periodismo deportivo. Tengo bien presente que durante el ´78, antes del Mundial, vino un funcionario de la Secretaría de Información Pública y nos prohibió (literalmente) a todos criticar a Menotti y la selección. Salí indignado de esa reunión a buscar al presidente del Círculo de Periodistas Deportivos para ver si podíamos reaccionar ante esa censura. Nunca recibí respuesta. ¿Si hubiera sabido lo que pasaba en el país lo hubiera hecho? Hoy estoy seguro que no.
-¿Entonces no se criticaba?
-Se hacía "entre líneas". Durante Argentina-Francia en el Mundial ´78 yo transmitía para Canal 13. Nos dan un penal que no fue y lo digo, algo normal. ¡Las cosas que me decían por la línea de ordenes! Y no podía cambiar porque quedaba peor. Fijate las cosas que hace el miedo.
-Con el menemismo llegan las privatizaciones y la creación de holdings. ¿Está de acuerdo con eso?
-Sí, me parecen bien.
-Trabajar en dos multimedios como América y el grupo Clarín, es algo poco común...
-Parece que se puede. Son decisiones de las empresas. Hay que tratar de no pensar en eso y hacer la tarea como corresponde. Sería injusto si dijera que "me bajan línea". Tanto en la radio como en la TV tengo total libertad. Aunque en el noticiero de América no hay mucho lugar para la opinión porque no corresponde, hay que dar noticias y no soy un editorialista. Pero si tengo ganas de decir algo, no hay problemas.
-¿Consume radio?
-Sí. La radio me apasiona. Cuando voy caminando siempre llevo una prendida. A la mañana a Nelson Castro, Santo Biasatti, a Magdalena (porque me precede y no quiero hacer el mismo programa que ella). Por la tarde a Rial, Nancy Pazos, Hanglin, Eliaschev, Araujo, Victor Hugo (los deportes me interesan) y Llamas de Madariaga. Cuando me voy de la tele escucho a Gelblung.
-¿Les cree a todos ellos?
-Tengo respeto por todos mis colegas. Los que nombre tienen una trayectoria. Además vivimos reciclándonos: sé que a la mañana me escuchan porque nosotros generamos mucho material propio. Le escapo a la tapa de los diarios.
-¿A la hora de elegir los temas, qué es lo que más le preocupa de la actualidad?
-La crisis socioeconómica y la crisis ética y moral. Pero hay que tener cuidado. El otro día los oyentes me retaron para que no meta a todos los políticos en la misma bolsa. Se corre el riesgo de que se termine criticando al sistema y alguno pida a un Onganía. La corrupción no tiene color político. Hace unos años la frase era "roben pero hagan". Ahora se pide honestidad.
-¿Cómo se reflejará eso en las elecciones?
-De la Rua va ganando en las encuestas porque tiene una imagen de honesto mayor que la de Duhalde.
-A pesar de algunas denuncias en contra de su entorno.
-Exacto. Pero De la Rua, si gana, tendrá que hacer un trabajo de investigación, denuncia y sanción en serio. De otro modo perderá credibilidad de inmediato. A la gente no la va a engrupir así nomás. El profundiza su discurso anticorrupción porque el país parece un "viva la pepa". El avión presidencial se fue a Estados Unidos con cuarenta personas mientras en un shopping, chicas de doce años están abriendo puertas de taxis. ¿Qué futuro les espera a esas criaturas?

Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Agosto de 1999

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