"El lema 'Un espacio que se ocupa de lo nuestro' define muy bien lo que es el programa", afirma Blanca Rébori sobre su creación, "Raíces" (Nacional, AM 870, lunes a viernes de 21,00 a 24,00). A punto de cumplir la mayoría de edad (llegará a los 18 años en enero próximo), este diario de la cultura multipremiado (recibió el Martín Fierro, Discepolín, Al Maestro con cariño, Sin anestesia, Manos de mi gente memoria de mi pueblo y el Santa Clara de Asís) "habitó" siempre radios oficiales (empezó en Municipal en 1984) y con todas las administraciones tuvo roces.
-¿Por qué no hay espacio para programas como éste en las radios comerciales?
-El formato encaja en cualquier radio por su estructura ágil y moderna. Debe ser una cuestión de mercado y target. Los números de rating nos dan muy bien. Vamos segundos y terceros siempre.
-También está bien vendido comercialmente. ¿Entonces?
-No sé qué pasa con las radios comerciales. Tal vez tengan algún prejuicio hacia lo cultural latinoamericano. Pero no importa lo que vendas sino el formato. Que sea atractivo para el oyente. Aunque también es cierto que no me preocupé nunca por "venderlo".
-¿Será porque estas radios están más globalizadas?
-Debe ser un problema de desconocimiento. Porque vende tanto Chayanne como Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Salgán o León Gieco. Todos tienen su porción de público. Hasta la gente del jazz que presentamos. Igualmente no me preocupo porque este tipo de programa encaja perfecto en el proyecto de Radio Nacional.
-Tu programa se caracterizó por estar siempre en radios oficiales (Municipal y Nacional) y porque en todas tuvo conflictos.
-El problema es que todos creen saber de cultura y de medios. Cada funcionario viene con su librito pero al final se da cuenta de que "Raíces" le sirve. Más allá de lo personal. Porque lo dice todo el mundo. Pensá que este es un espacio en el que se ofrece de todo sin pedir ni un mango a cambio. Mirá el dial: programas de actualidad política o de chismografía hay hasta al hartazgo (hay que saberlos hacer). En cambio, un envío sobre la cultura, que no es solemne ni aburrido, no hay. Por eso la gente siempre termina reclamando la vuelta de "Raíces". Tuve muchos líos con Horacio Frega, durante el menemismo.
-Y con los radicales también. Te dejaron sin aire cuando asumieron en Nacional.
-Tuve problemas con todos. Incluso con gente que ha mentido, que parecía que estaba todo bien, pero cuando llegaron al poder... Acá estuve cuatro meses fuera del aire hasta que me "retomaron". Pero por suerte se terminan dando cuenta. Porque cuando me sacan del aire los reclamos llegan por millones (exagera). Desde la gente hasta los legisladores, los músicos y la gente de la cultura.
-¿Alguna vez te arrepentiste de hacer "Raíces"?
-No. Pero sé que me hubiera resultado mucho más fácil encarar otro tipo de periodismo. Porque es más cómodo. Por más que ahora tenemos circuitos que están aceitados y funcionan muy bien, las notas las tenemos que salir a buscar.
-¿Quién fue más coercitivo a la hora de "bajar la línea", el menemismo o el delarruismo?
-Con el menemismo fue muy difícil. Pero voy a aclarar algo: a mí siempre me costó pero nunca bajé la cabeza. Si tuve tantos conflictos significa que nunca "me dejé". Pero, repito, a la larga todos terminan entendiendo por dónde pasa la propuesta.
-Pero te presionaban.
-Nunca sentí presiones. Pero es cierto que en la época de Frega, si lo que decía no les gustaba me cambiaban de horario, de día y hasta de banda. Acá quedé afuera pero me "retornaron".
-¿Te retomaron porque entendieron la propuesta o debieron ceder ante la presión de la opinión pública?
-La presión fue muy grande, es cierto. Y lo valioso es que la campaña nació de la gente de la cultura, sobre todo. También de los políticos y de los oyentes. Yo estoy convencida de este programa. No es una rutina. Todos los días pensamos y repensamos a quién hay que darle pelota o rescatar del olvido. Sabemos a quién apuntamos.
-¿Es incómodo tu programa?
-¿Para quién?
-Para el poder.
-Al contrario. Si fueran un poco más perspicaces y habilidosos se darían cuenta de que sirve para dar una imagen del país. Porque yo busco todo el tiempo mostrar aquello que no se ve de lo bueno que hacemos los argentinos. La gente sigue produciendo pese a la crisis, los momentos difíciles, la desocupación y pese a todo. Cuando ves lo que se rema en un país tan deliberadamente atomizado te das cuenta de que siempre vas a encontrar propuestas. Entonces sería tonto, estúpido y absurdo que el poder me vea como un rival. Si acá mostramos cosas que exceden lo cultural y valen la pena.
-¿Cómo percibís el estado de ánimo de la gente?
-Yo noto que mi público, al menos, no tiene la guardia baja. Veo que tienen mucha resistencia. Y uno se para para eso: para resistir. Porque de otra manera te arrancan las raíces y te pasan por encima. Con el supuesto mercado y todo eso. Por eso la sociedad debe tener redes propias de resistencia. De contención.
-¿Sos consumidora de radio?
-Sí. Desde que me levanto porque me quiero informar y saber dónde estoy parada. Porque por más que hable de cultura, las cuestiones sociales y políticas están ahí. Por eso escucho muchas radios y no me caso con ninguna.
-Escuchás a todos, ¿con quiénes disfrutás?
-Con Marcelo Simón. Lamento profundamente que no esté haciendo radio o televisión en Buenos Aires (está en Radio Provincia). La televisión no tiene espacio para este tipo de expresiones. Y lo que hay es muy malo. Se quedan en regionalismos estúpidos, clisés y lugares comunes. Se creen que el folclore es sólo el chiripá, el talero o el mate. Y convierten en boludeces cuestiones profundas. Volviendo a la radio, también me gusta Lalo Mir y varios columnistas. Y sobre todo trato de aprender todo el tiempo. Sea de formatos nuevos o de maestros como Héctor Larrea, Mareco, Ariel Delgado o Cacho Fontana. Ante capos como esos no tengo más que reverencias.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Noviembre de 2001
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