martes, 1 de agosto de 2000

Miguel "Miki" Steuermann, de FM Jai: "Los que pusieron la bomba en la AMIA ganaron"


"Primero vino un judío que dijo que todo estaba en el cielo. Ese fue Moisés. Después llegó otro que aseguró que todo pasaba por el corazón. Ese fue Jesús. Más tarde apareció otro que afirmó que todo estaba en los bolsillos. Ese fue Marx. Un poco más cerca en la historia, surgió uno que aclaró que todo estaba entre los bolsillos. Ese fue Freud. Y finalmente otro resumió diciendo que todo es relativo. Ese fue Einstein". De este modo risueño, Miguel "Miki" Steuermann (36], director propietario y fundador de FM Jai (Vida) 96.3, intenta una aproximación al judaísmo. Y aclara: "No sólo es relativo sino que tiene múltiples identidades internas, unas muy disímiles a otras. El 21 de setiembre cumplimos 8 años y somos la única radio judía de 24 horas de América. El sueño desde el primer día es vincular a todo el mundo hispanoparlante. La sede está en Buenos Aires por una cuestión demográfica: tiene la comunidad más grande de Latinoamérica".
-Quedan claros los fines. ¿Cuáles son los objetivos?
-Una radio judía debería ser la mejor de la Argentina, no sólo para los judíos. Y me refiero a lo cualitativo y lo cuantitativo. Diversos motivos hacen que tengamos una mirada muy especial sobre los hechos. El corazón judío se moviliza por todo. Es cierto que nos faltan recursos y con tanta locutora jadeante y tanto "chingui-chingui" se hace difícil.
-¿Por qué Jai es una radio judía? Si tiene algunos programas con cristianos y su temática no es religiosa...
-Primero, porque se define así. Los judíos tenemos una vocación de comunicar y lo podés ver en los staff de muchas producciones periodísticas. Ponemos al aire los grandes temas de la agenda judía y me interesa más poner a un ministro que a dirigentes de la comunidad.
-¿Le sirve a una comunidad que quiere integrarse tener una radio judía?
-Absolutamente. Porque nos mostramos abiertamente con nuestras particularidades. Que todos vean que no tenemos cuernitos ni cola como quiere hacer creer el antisemitismo.
-¿Cuál es el target de la radio?
-Hay por lo menos un millón de argentinos vinculados a la cultura judía. Sean casados, hijos o descendientes de un judío. En principio apuntamos a ellos. Después, a todos los demás. Cerca de la mitad de nuestros oyentes no son de la colectividad. Por las características nuestras tenemos una importante cantidad de público cautivo. Aunque es difícil hacer un estudio serio y sistemático.
-¿Qué pasa con la publicidad?
-Es lo más difícil en esta Argentina colapsada económicamente, donde nuestra colectividad ha sido golpeada particularmente. Más que nada los de clase media. Se dan paradojas kafkianas. Los judíos asumimos que por ser el pueblo elegido las cosas se dan solas. Eso incluye a la Jai. Me atrevería a decir que la comunidad nos abandonó. Sabe de nuestro poder y nos usa, pero la idea de que los judíos somos solidarios está bien para afuera. La verdad es que, parafraseando a Perón, "para un judío no hay nada peor que otro judío". Somos muy difíciles entre nosotros.
-¿Con esto no terminás de enojar a los que pueden ayudar?
-Para nada, los judíos no solemos apoyar nuestros proyectos. Además, afuera de la comunidad, nos ven misteriosos y no se atreven. Como una superstición. Algunos deben pensar que somos una radio de sinagoga o el brazo armado del Mosad. Además el país tiene una cierta tradición "fascistoide" y eso también nos juega en contra.
-¿Están más cerca de ser una Pyme o una fundación?
-El 60 por ciento de los programas son en coproducción, 15 por ciento de independientes y el resto, producciones propias. Somos una Pyme cada vez más esforzada que por momentos se torna inviable. No recibimos ningún tipo de apoyo económico.
-¿Pierden plata?
-Estamos con un déficit preocupante y tememos por la continuidad. Tenemos la suerte de que nunca sobró nada y sabemos movernos con poco.
-¿Ustedes son integradores o responden a alguna corriente ideológica del judaísmo?
-Hay temas que nos interesan: dignidad y derechos humanos, xenofobia, antisemitismo, Israel y Medio Oriente (hay tres corresponsalías diarias desde allá]. La música en hebreo es una marca nuestra. La traemos de distintas fuentes de Israel y Estados Unidos. Esa sería la línea editorial.
-El estereotipo dice que no hay judíos pobres.
-Estamos tan integrados a la Argentina que vivimos todos sus altibajos. Eramos una comunidad de clase media con alguno rico. Hoy hay muchos judíos viviendo en villas miseria y es bueno que se sepa.
-¿Qué huella dejó la voladura de la AMIA?
-Yo perdí a mi mamá postiza en el atentado. Hay 86 víctimas directas que no tienen solución. Pero la onda expansiva fue mayor porque nos atomizó y nos "ghettizó". Salió afuera lo mejor y peor de la gente. Y además, un déficit de 25 millones de dólares. Una mutual al borde de la quiebra. La dirigencia no estuvo a la altura de los desafíos. Creo que el atentado nos ganó.
-¿Los que pusieron la bomba ganaron?
-Sí. Quiso matar a la mayor cantidad de gente, por eso fue un lunes a la mañana. Terrorismo es terror y lo lograron. El elemento más concreto son los pilotes de hormigón frente a nuestras instituciones. En la radio hicimos campaña para levantarlos sin suerte. Son un símbolo porque se sabe que no sirven para nada y recuerdan la estrella amarilla sobre la puerta en la época de los nazis. Me siento como en una cárcel. Entiendo los temores, pero en una sociedad madura el control debe estar en manos de la policía. La AMIA gasta 300.000 dólares mensuales en autoseguridad. Una aberración.
-¿Cambiaría algo que se encuentre a los responsables?
-Sin dudas. Que los responsables estén impunes da más inseguridad.
-¿Qué le hizo peor a la cohesión de la comunidad, el atentado o Beraja?
-El atentado. Beraja cobró notoriedad en parte por eso. Si no, hubiera pasado desapercibido. Nosotros como medio independiente siempre lo cuestionamos. Creo que la caída de los bancos Mayo y Patricios fue el tercer atentado porque sostenían nuestras actividades. Claro que la diferencia es que en este caso hubo responsabilidad desde adentro porque no fuimos cuidadosos.

Gustavo Masutti Llach  
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Agosto de 2000.

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