El aventurero neoyorquino Ryan Anderson llegó a la Argentina para probar suerte por poco tiempo. Sin embargo, Buenos Aires lo tomó de rehen. Cinco años después saluda a los hombres a los besos, habla del "laburo" y se está por casar con una criolla. Además, con unos amigos formó la banda Swank, que ya cuenta con un disco en la calle, y tiene un programa de radio, "Flash Light", de lunes a viernes de 16,00 a 18,00 por la FM 103.5 Funky Soul. "Nunca se me ocurrió que iba a estar en una radio por el idioma -reconoce-. No me costó hablar. Sí hacerlo bien". Su castellano es más que correcto pero su voz metálica arrastra un muy particular acento "gringo" que lo hace único. Sobre la emisión asegura:"La idea de Flash Light es 'música programada por músicos'. Canciones que me gustan y mis intervenciones pasan por explicar por qué las escogí".
-¿Por qué te eligieron a vos?
-La idea era hacer un programa de radio con Willy Crook. Empezamos juntos pero ya no viene más porque no tiene tiempo. Para esta radio puede ser interesante poner al aire a alguien como yo que trae una perspectiva diferente.
-¿Escuchabas radio en Estados Unidos?
-Sí, mucho. Buscaba programas "abiertos". La radio de allá es muy parecida a la argentina: es muy comercial. Ponen los hits que les pagan las discográficas para programar. La diferencia es que allá están las radios públicas, de las universidades, que son las mejores. No tienen presiones y son las más jugadas. Allí me enamoré de la radio.
-¿Y en la Argentina?
-Poco. Al principio me prendía al programa de Bobby Flores. Pero recién ahora se están abriendo un poco las radios. Se han dado cuenta de que hay un mercado enorme que no quiere escuchar a Enrique Iglesias.
-¿A los argentinos les gusta más que les hablen, por eso son pocas las emisoras musicales como la Funky Soul?
-Puede ser. Allá los DJ hablan poco. Hay excepciones como Howard Stern, que habla todo el tiempo. Es comentarista y cómico, un enfermo y un capo. Aquí se da la mezcla de hablar mucho y poca música. A veces a mí también se me va la boca y me olvido que la música es protagonista.
-¿Hay algún Howard Stern argentino?
-No escuché mucho pero creo que no haya en ningún lugar del mundo. Mario Pergolini, por ejemplo, es muy ágil, inteligente y tiene sentido del humor. Pero es más corriente. No es tan polémico. No sé si Stern es un revolucionario o un genio como dicen. Mas bien es un enfermo mental y no tiene miedo. Eso es lo más importante.
-¿Vos tenés miedo?
-No, pero no tengo nada que perder. Mi estilo tampoco es el de maldecir a los sponsors.
-¿Por qué Buenos Aires?
-¿Qué se yo...? La ciudad tiene algo parecido en todo el mundo. También estuve seis meses viviendo en Nigeria.
-O sea que te atraen países que para los estadounidenses son exóticos.
-Buenos Aires es casi un suburbio de Nueva York. Nigeria es muy rara, es otra cosa. Pero quería estudiar español y Europa no me gusta, tiene una energía muy vieja. Prefiero las culturas más frescas como la de Latinoamérica. No lo analicé tanto. Sabía que acá se puede laburar bien. No es una ciudad como Lima u otras de Sudamérica en las que se la puede pasar bien como turista pero no para quedarse. Acá te puedes ganar la vida.
-¿Por qué te fuiste de Estados Unidos?
-Porque me cansé de ser barman. Allá lo único que puedes hacer es atender mesas.
-Es curioso que digas esto. Porque con nuestros niveles de desocupación da la sensación de que es más fácil conseguir empleo en Nueva York.
-Para los argentinos sí o los que vienen de afuera. Probablemente para un tanguero sea más fácil conseguir un lugar que para un blusero. Aquí es al revés. Nueva York es muy linda, con mucha cultura, pero es mucho más cara. El problema de Buenos Aires es que son baratos los sueldos también. Pero es imposible vivir en Nueva York con menos de 2.000 dólares por mes. Alquilar una habitación -no un departamento- cuesta 1.000 por mes.
-¿Acá podés vivir de la radio y la música?
-Por supuesto, por eso me quedé. En los últimos años se dio un fenómeno: crecieron los bares en los que se puede tocar en vivo. Antes se podía ir a bailar, a escuchar una banda o a un pub. Pero no se mezclaba.
-¿Con qué ganás más?
-La radio es un ingreso seguro y estable. La música depende de la cantidad de shows que puedas meter. La industria discográfica directamente no existe. No se vende y los discos tienen precios elevados.
-¿Extrañás algo de allá?
-La diversidad. El porteño es muy abierto pero el 99 por ciento de los que viven en Buenos Aires son porteños. En Nueva York hay gente de Bangladesh, mexicanos, franceses... de todo. Es como la capital del mundo.
-¿Cuánto tarda en llegar una moda o un género musical desde Estados Unidos a Buenos Aires?
-Depende. Según la fuerza que tenga. Lo normal es uno o dos años. Claro, tenés casos como el de los Back Street Boys o Britney Spears que eran famosos antes en Europa que en Estados Unidos. Lo ultra pop llega "al toque". Porque es negocio. Lo de culto o con más integridad, como el movimiento "lounge" o el swing tarda un poco más.
-¿Cómo ves el movimiento del blues argentino?
-Es muy amplio y genuino. Como dijo Muddy Waters: "el blues sólo se trata de un hombre que se siente mal y se pone a tocar". Por eso es internacional. La palabra copia es muy relativa en la música y más en el blues que se basa en tres acordes. El blues no existiría sin B.B. King. Todos tratamos de copiarlo a él y según cómo te sale vas encontrando tu estilo.
-¿Le ves alguna similitud con el tango?
-Sí. Aunque el tango es más sofisticado, hay que tener oficio y método para tocarlo. Musicalmente lo emparentaría más con el jazz. Pero las letras son melancólicas y en eso es casi igual.
-¿A qué "bluesman" argentinos respetás?
-Más allá de lo que hace Pappo, Memphis o la Mississipi creo que el mejor guitarrista, con un estilo propio es Botafogo. Pero todos los músicos de acá tienen mucho talento.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Junio de 2000
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