Es un hombre de trayectoria importante en los medios gráficos, radiales y televisivos. Durante algunos años residió en México donde entrevistó a las principales figuras de aquel país. También estuvo trabajando en una compañía discográfica e incluso llegó a grabar un disco de chamamé. Hoy, Roberto Quirno vuelve a encarar sus clásicas columnas de espectáculos en los distintos programas de Radio Mitre."Estoy saliendo al aire en "Sábado tempranísimo" (sábados de 7,00 a 10.00) y tengo varias intervenciones en diversos programas de la radio. Es un amor reencontrado, porque estoy de nuevo en Mitre, mi casa, desde el 28 de diciembre, después de 3 años de ausencia".
-No es común que un columnista les dé tanto protagonismo al resto de los periodistas de la mesa como vos.
-Los cronistas de espectáculos se suelen quejar porque dicen que de su tema opinan todos. No es mi caso. Me encanta que participen. Porque se convierten en interlocutores cálidos y curiosos. Que se preocupan por saber y no tienen la deformación profesional de aquellos que nos especializamos en un área. Aparte mis participaciones no tienen por qué ser un monólogo. Si hay un género al que me niego a adscribir es el del aburrimiento.
-¿El género de espectáculos está devaluado a la vista de el resto del periodismo?
-Tal vez sean víctimas de eso los que difunden chismes en el periodismo oral. Yo nunca lo hice. Es distinto el chimento escrito, donde tu mente filtra la información. Hay una fracción de segundo en la que la noticia pasa por un tamiz y al final no se escribe. Algo parecido a lo que pasaba con los diálogos de las películas de Isabel Sarli. Si los hubieran escrito en un guión, los personajes no dirían esas estupideces. Era todo improvisado. Por ejemplo: "el agua está fresquita". La inteligencia tiene esa herramienta a la hora de escribir.
-¿Esos diálogos no terminaron ayudando a edificar el mito de la "Coca"?
-¡No jodamos, era un cine espantoso!. Hoy no tiene ningún éxito. Fijate que América puso al aire un ciclo con esas películas y el rating era una miseria.
-Sin embargo, esas películas tienen cultores al estilo de los de Ed Wood.
-No me caben dudas. Hay gente que le encanta el cine bizarro, por ejemplo. En una época tuvieron un gran éxito, pero ahora las nuevas generaciones no les dan bolilla.
-¿Qué referencia tuviste del papel de ella en "Tetanic"?
-Me contaron que la aplauden de pie. Isabel es una mujer muy querida. Yo la saqué al aire y me contó lo feliz y agradecida que está.
-¿Escuchás programas de radio de espectáculos?
-No. En una época me prendía con Jorge Jacobson y Emilio Ariño. Ahora no hay nada.
-¿Y el de Jorge Rial?
-Me pareció un show humorístico. El tiene una gran frescura y es muy entretenido. Jorge dice cosas de la gente de un modo muy particular. No hiere y eso me gusta. Es una virtud. Si la gente no tiene sentido del humor ya no es su culpa.
-¿Y por T.V. hay alguno?
-No me gusta demasiado opinar sobre los colegas. de todos modos no los veo.
-Vos tenés un modo muy particular de calificar las películas cuando hacés las críticas los días jueves...
-Sí. Como esto es radio, las califico con música. Si el filme es excelente, les pongo "Matador"; si es muy buena, "New York, New York" en la versión de Frank Sinatra. En cambio si es regular le pongo "No me moleste mosquito", que es un tema fastidioso y si es mala, va uno de Palito Ortega: "Tirate al río".
-¿Estás mirando televisión?
-Hay muy pocas cosas que me gusten. Me interesan Magazine For Fai y lo que hace Pergolini.
-¿Campeones?
-Es un buen intento. Me parece positivo que se reflote el tema del box y lo acerca a la gente. Es un deporte que amé y hoy siento la ausencia de esa catedral que es el Luna Park. Las historias de los chicos están muy bien.
-¿Que le falta para dejar de ser sólo "un buen intento"?
-Despegarse un poco de las historias del frigorífrico. Los autores no le encontraron la vuelta al personaje de Calabró aunque él está bien.
-¿Muñeca brava?
-Me gusta Natalia Oreiro. Tiene gran frescura.
-¿Puede destronar a Susana como reina del rating?
-Sí, por qué no. Susana debe aggiornar su propuesta. Pero en el caso de un teleteatro, la reina no es la actriz. Lo es el libreto. El autor. Con una buena obra pueden ser estrellas hasta esas venezolanas que no pueden registrar ni si hace frío o calor. Sin libro fracasa Alfredo Alcón o Norma Aleandro.
-¿Quiénes te formaron en radio?
-Escuché a mucha gente, aunque no me animo a decir que estoy formado (risas). Me gustan las personalidades vigorosas, con estilo. Esta radio la escucho siempre porque mi mamá la ponía. Me gustan Magdalena Ruiz Guiñazú, Américo Barrios o Néstor Ibarra, que para mi gusto es el único editorialista que queda en la radio. Me encanta Marcelo Bonelli, que no le importa que lo esperen en la calle para pegarle.
-¿La prensa de espectáculos también puede lograr ese grado de compromiso?
-Sí. El mismo que tenemos todos en la vida. Si el espectáculo es malo, no puedo mentir y decir que es regular o bueno aunque me caigan bien los protagonistas. Porque estoy mandando a la gente al teatro o al cine y si los engañás no van más y no te creen. Es una gran responsabilidad.
-¿Te gustaba Hugo Guerrero Martinheitz?
-Mucho. Cuando charlaba con la gente lo hacía de maravillas. Me parece que Jesús Quinteros no le llega ni a los talones. El "Peruano" era más agudo, contundente y sorpresivo. Manejaba mejor los tiempos. Y tenía un manejo del idioma que hoy está ausente tanto de la radio como de la televisión argentina. Pensar que en las películas de Niní Marshall, "Catita" decía: "si yo haría tal cosa" cuando quería decir "si yo hiciera o hiciese" y nosotros nos moríamos de risa. Ahora ese error lo podés escuchar en boca de políticos, abogados, médicos y funcionarios. Es trágico. Se ha empobrecido mucho el idioma. Que los chicos tengan su argot me parece muy bueno pero que lo digan los comunicadores es grave.
-Marcelo Araujo defiende su estilo con palabras subidas de tono aclarando que "así hablan en la tribuna"...
-Bueno, que hable así en la tribuna. Cuando esté en la radio que se comporte como un profesional.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
28 de febrero de 1999
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