domingo, 25 de abril de 2004
José Luis Alvarez Fermosel: "Con mi acento podríaser en Madrid el Caballero Argentino"
Como el "Caballero español", el personaje que juega en "RH Positivo, con Rolando Hanglin" (Continental, AM 590, lunes a viernes de 9 a 13), el periodista ibérico José Luis Alvarez Fermosel va por la vida con la prestancia de un dandy. Amante de los verbos compuestos y del buen decir, sin embargo, su acento que nos resulta tan castizo, no lo hace pasar por un par en España. "La última vez que estuve en Madrid -confiesa- traté de pasar desapercibido pero no lo logré. Me dedicaban tangos y me preguntaban si era de River o de Boca".
-¿Cómo reaccionaba?
-Con una mezcla de estupor y suave indignación. "Yo soy del Real Madrid", les contestaba, pero no había caso. Parece que con mi acento podría hacer allá el "Caballero Argentino".
-¿Cuál es el secreto de la vigencia del "Caballero Español"?
-Está vinculada con una gran preocupación que yo tenía al principio, allá por 1991, cuando arranqué en "RH Positivo". Me preguntaba hasta cuándo tendría cuerda y si conseguiría renovarme sin aburrir. Pero Rolando es un excelente descubridor de vetas para los personajes. Siempre se nos ocurría algo nuevo. Puede ser algo sencillo, como, a partir de recitar refranes, fingir una pelea.
-O sea que Hanglin es la clave.
-En parte. Yo me recuesto en él, porque sé que le va a encontrara la vuelta a los sketches. Y mi fuente de inspiración es la calle. Como dice Mario Mactas, "la vida está en la calle". Así surgió lo del "macho posmo".
-Otro clásico del programa.
-Exacto. Me lo encontré una vez por la calle. Era un muchacho con una apariencia muy particular, y me pareció que era un signo de los tiempos. Le comenté a Rolando que podíamos hablar de este hombre "cool" y "light" de fin de siglo, y él lo bautizó "El macho posmo". Hoy es una de las secciones más exitosas del programa. La gente llama y dice "mi hijo es así" o "mi sobrino hace eso".
-¿Pero el macho posmo no es patrimonio nuestro, no?
-Desde luego que no. Volví de Madrid hace poco y allá está lleno.
-¿Las culpables son las mujeres, que le pidieron durante años al hombre que se vuelva sensible?
-Sí, pero la gran culpa es nuestra. Porque ante su avance arrollador, en todos los órdenes de la vida, en vez de dar un paso al costado y marchar junto a ellas, hemos retrocedido. Ahi perdimos. Y hoy el macho posmo se extiende como una mancha de aceite. Ya se ven hombres de cuarenta haciéndose los "péndex".
-¿Qué porcentaje del verdadero José Luis tiene el caballero español que sale por la radio?
-Bastante. Pero quiero aprovechar para desembarazarme del sanbenito que me colgó alguna gente: "...bueno, tu te has consustanciado tanto con tu personaje que ya eres así". Lo que me están diciendo es que soy un tipo frívolo, caballero entre comillas que no tiene base...
-Un "caballero posmo".
-Exacto, un snob. Y no es así, por más que el personaje y yo tengamos muchos puntos de contacto.
-¿Cuáles?
-El amor por el humor disparatado, el despiste, el ser un poco Quijote y el hecho de que a veces me puedo tornar violento.
-¿Violento?
-Sí, no me averguenza decirlo. Con los años me he ido aplacando, aunque a veces sienta que voy a entrar en erupción como un volcán.
-¿Qué lo enoja, la estupidez, la mala fe, la traición...?
-La inoperancia, la estupidez y todo eso me irrita, pero es pasajero. Lo que me pone violento es la injusticia y la puñalada por la espalda. En esos casos he llegado a tomar a un tipo de las solapas y he tenido ganas de pegarle una hostia.
-Estuvo en Madrid en la época del atentado. ¿Cómo la percibió?
-Vi mucha gente joven que, lógicamente, no vivió la terrible posguerra y estaban aturdidos. La gente mayor, en cambio, decía que le volvían imágenes de aquella época. Pero sobre todo, lo que se veía es sorpresa.
-¿Por qué?
-Porque España viene de varios años de bonanza económica, política, social y de seguridad. Un sacudón como este los dio vuelta. Y se vivieron cosas impactantes y emocionantes. Como en los barrios, donde, espontáneamente, los comerciantes salieron a la puerta de sus locales y se quedaron allí en posición de firmes un rato, como homenaje a las víctimas. En esas pequeñas cosas se advierte que el pueblo español está maduro y que puede aguantar cualquier cosa. Aunque nunca se esté preparado para una catástrofe de semejante magnitud.
-¿Influyó ese atentado en la derrota del partido de Aznar y la vuelta del PSOE con Zapatero?
-Se dijo mucho eso aunque es, por lo menos, discutible. Porque el ambiente era de mucha confusión y no podría asegurar que los atentados generaran un victoria amplia del PSOE. Hay muchos puntos oscuros todavía.
-¿Por ejemplo?
-La participación de ETA. Primero se los culpó y después se dijo que era una maniobra del PP (de Aznar) para encubrir y sacar provecho de la tragedia. Pero por más que Al Qaeda se lo haya atribuído, no me atrevería a descartar un apoyo logístico de ETA. Por muchas cosas, entre ellas, las características de los explosivos. Da la impresión que este será uno de esos casos en los que pasan los años y un día sale el libro de un tío que cuenta la verdad. Como está empezando a pasar con el 11 de setiembre. Otro problema es una cierta ingenuidad en los receptores de los mensajes periodísticos. La noticia tiene que cerrar rápido. Y después todo se avala con un "lo leí en el diario" o un "lo vi en televisión".
-¿Es culpa nuestra, de la prensa?
-No siempre, porque ya no tenemos tiempo ni para especular. Porque la cantidad de información con que se nos bombardea y la velocidad con que llega es abrumadora. Cuando estuve en España me costaba mucho encontrar algo para decir que no hubiera llegado a Buenos Aires vía cable, Internet, o por televisión. Esto nos obliga a ser más precisos con el lenguaje. Y más creativos.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Abril de 2004
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