miércoles, 5 de febrero de 2003

Héctor Larrea: "Fue un año durísimo y lo terminé muy golpeado"


Por su trayectoria y aportes a una estética, en el libro de la historia de la radio, más que una página Héctor Larrea merece un capítulo. Siempre al frente de "Rapidísimo" y por Rivadavia, AM 630, ahora va de lunes a viernes de 10 a 13. De vuelta de sus vacaciones ("Estuve en la Costa y en Cosquín, tratando de entender cómo la gente del interior se entretiene con otras cosas y que Argentina no sólo es Buenos Aires") dice ya estar listo para enfrentar la temporada después de un 2002 cargado de problemas familiares y de salud. "Fue un año durísimo -reconoce- y lo terminé muy golpeado".
-¿Volvés renovado?
-Sí. Logré lo que quería del descanso. Serenarme y bajar los decibeles porque sabía que me esperaba una radio más intensa, que demanda cada vez más esfuerzo. Además las vacaciones me sirvieron para poder hablar con mis hijas. Mucho. Y sobre temas que nunca habíamos tocado.
-Con respecto al ánimo frente al micrófono. Muchos de tus colegas dicen que ponés "un muñeco" al aire y te expresás a través de él. ¿Es así? ¿Actuás un personaje en el estudio?
-En mi opinión es una visión equivocada. No puedo crear un "muñeco" porque no soy actor. Si estoy mal, estoy mal. Pero tengo una filosofía de vida que se engancha con mi génesis en esta profesión: siempre soñé con hablar de música por la radio y de chico envidiaba mal a los que podían hacerlo. La vida me dio mucho más. Qué me iba a imaginar que a los 64 iba a mantenerme en esta profesión durante más de cuatro décadas. Por lo tanto, no sé por qué misterio, pero cuando me escuchás por radio es cuando más yo soy.
-Ampliá ese concepto.
-A partir de hablar de lo que siento, de mis frustraciones, surge la comunicación. Todos sufrimos y queremos divertirnos, porque es la mejor manera de tomar fuerzas para encarar ese sufrimiento. Yo vivo pensando en función de contárselo a la gente. A veces estoy en un espectáculo y no veo la hora de estar en el estudio para compartirlo con la audiencia. Disfruto así, como un amateur. Ese es mi compromiso. Fatalmente siempre soy yo pero tengo la obligación de ser honesto ante el público. No sabría ser de otra manera, por eso no opino de política, por ejemplo.
-¿Cómo se revalora a diario esa alegría de cumplir el sueño?
-Porque es un regalo. Me pasan cosas lindas y feas. Las feas me las banco y trato de no enemorarme de ellas. Y busco qué hay allí para volver a esperanzarse y renovar los sueños.
-Tu matrimonio con Rivadavia va para largo.
-Sí, estoy casado con Rivadavia y enamorado de sus virtudes y defectos. Trato de aprovechar las primeras y disimular la últimas. Cuando me fui (estuvo dos años en El Mundo y dos en Continental) no tenía otra opción. Mi estilo tiene que ver con Rivadavia y acá exploté.
-¿Cómo viene aspectado este año?
-Estamos luchando contra la economía porque no se puede poner lo que uno quiere. Traemos gente del interior para hacer humor y trabajamos de un modo amateur ahora también en lo económico, en muchos casos. No sé si se puede vivir plenamente de esto, de la radio. Hay que resignar, los medios están mal. Perdí colaboradores y actores porque no les puedo pagar, la actividad no da. Pero acá me siento bien. ¿Hay diez de queso? Trabajemos con eso porque somos profesionales.
-¿Escuchás radio?
-Infaltables: Llamas de Madariaga a la tarde, por Del Plata Bobby Flores y Alejandro Pont Lezica, y por Continental, Alejandro Dolina y Alejandro Apo, cuando estoy en casa. A veces Mario Pergolini y Ari Paluch. De los nuevos viene muy bien Andy Kusnetzoff. Son gente muy creativa.
-¿Qué podés decir de tu gremio, el de los locutores?
-Si alguien viene y me pregunta si le recomiendo estudiar locución se me hace muy difícil decirle que sí. porque no sé si encontrará su lugar. A Ariel Tarico, el humorista que te contaba, lo trajo Jorge Vaccaro de Santa Fe y tiene 18 años. Estudia locución pero es algo circunstancial porque tiene creatividad y hambre de hacer cosas. Los nuevos locutores deben ser como él: realizadores y tipos inteligentes que aporten ideas y cosas nuevas. Sólo así conseguirán auspicios porque la radio es búsqueda.
-¿Cómo definís los temas a tratar?
-Soy un repentista, no puedo planificar y producir porque soy vago. Mis programas son: Me siento y veamos. Como tal, estoy inhibido para bocetar. Una nota es importante cuando es interesante para mi. Por eso me llevo mal con el márketing. Una vez lo saqué al aire a Yupanki porque tenía ganas y después lo levantó todo el mundo porque parece que no le daba notas a nadie. Eso yo no lo sabía. Lo llamé porque era importante para mí.
-Por último: ¿Te ofrecieron TV?
-Siempre hay algo, aunque muchas ganas no tengo porque es desgastante. El año pasado hice un ciclo chiquito, "Tres por tres", y tal vez me veas en un ciclo de música por cable, algo que hace mucho que tengo ganas de hacer. Pero la verdad es que estoy muy fiaca.



Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Febrero de 2003


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