domingo, 13 de febrero de 2000

Oscar González Oro: "Estar primero es una responsabilidad muy grande"


"'El Oro y el Moro' es un show. Que tiene que ver con la noticia, con la música, con el humor y con un estado de ánimo muy especial. Pretendemos entretener e informar con buena onda". Así describe el "Negro" Oscar González Oro (48) a su programa, que va de lunes a viernes de 9,00 a 12,00 por Radio 10, AM 710. La charla es en uno de los estudios de la emisora de Palermo. En sus ojos se nota el cansancio por tener que levantarse temprano. Es que está haciendo la "suplencia" de Daniel Hadad, por lo tanto sale al aire a las seis de la mañana.
-La tuya no es una mañana clásica.
-No. El humor está mucho más incorporado y tal vez lo que sorprende a la gente sea que un tipo como yo se ponga a cantar a dúo con Sergio Denis por diversión y a los dos segundos esté hablando seriamente con el presidente de la república. Y que después charle con un filósofo y sepa algo de filosofía. Porque soy como la vida. Uno no es gracioso ni filósofo ni canta todo el día.
-¿Un personaje inspirado en Hugo Guerrero Marthineitz, tal vez?
-El es un referente, un amigo y un tipo al que quiero y admiro. El "Negro" también cantaba y le gustaba mucho. Quizás la diferencia con aquel fantástico "Show del minuto" es el tono. El suyo era mucho más apaciguado e iba a la tarde. Nosotros vamos más "arriba".
-Es que cambiaron los tiempos en la radio.
-Es cierto. Se aceleró mucho el ritmo.
-¿Tenés otros referentes?
-Cacho Fontana. Me parece que fue el inventor de este tipo de mañana en la radio. Existen diferencias entre lo que hacía él y lo nuestro, pero él creó con el "Fontana Show" el estilo de la mañana alegre, divertida y muy arriba.
-Sé que les va muy bien en el nivel de audiencia, aún en el horario más competitivo.
-Sí. Estamos primeros en AM. Después de muchos años le pudimos ganar a Mitre. Y somos el programa más escuchado de la radiofonía argentina. Tenemos el mayor porcentaje de audiencia de la radio en el horario de máximo encendido del día. No sé cómo nos va contra las FM.
-¿Qué te cambia el ser primero?
-El otro día estaba pensando que empecé hace años en Pinamar. Quise ser primero allá y lo logré. Después llegué a Buenos Aires, a Del Plata y conseguí tener la mayor audiencia de la noche. Entonces llegó la propuesta de Daniel Hadad de pasar a la 10 con el objetivo de ser primeros. Aunque no en tan poco tiempo. Es entonces que te preguntás: ¿Cuánto va a durar?. Porque esta profesión, tan fantástica como ingrata, hará que aparezca alguien mejor que uno, con mejor onda o que le guste más a la gente y me desplace. Podré estar bien posicionado, segundo o tercero, pero ya no primero. Además, es una "cucarda" que uno se cuelga del pecho y queda para siempre. Algo que forma parte de mi historia personal y algún día mi hijo Agustín dirá: "Mi viejo fue el tipo más escuchado de la radio". Aunque sea sirve para eso.
-Me quedé esperando la respuesta.
-Con el riesgo de caer en un lugar común tengo que decir que estar primero es una responsabilidad muy grande. Se nota la repercusión inmediata por cualquier cosa que decís en el programa. Sea de un político o de lo que fuere, inmediatamente hay una respuesta... inmediatamente (enfatiza). Y uno tiene que tener bien en claro hasta dónde puede hablar, hasta dónde debe jugarse.
-¿Eso no es autocensura?
-No lo veo así. Más bien es manejar con responsabilidad el aire del programa más escuchado.
-¿Tu éxito está montado en el de la 10?
-Sí. Nadie tiene una explicación para el éxito de la radio. Creo que ocupó un lugar vacío. Todas las radios sonaban parecidas. Nosotros nos impusimos con una línea coherente de pensamiento, un estilo de conducción y hasta un estilo de humor.
-¿Se les baja alguna línea, porque, como vos mismo decís, la programación es muy compacta y homogénea?
-No. Sería imposible que nos pongamos de acuerdo. Soy amigo de Jorge Rial pero nunca comí con él. Igual con Chiche Gelblung o cualquier otro. No se hacen reuniones de ese tipo. Y si alguna vez se hizo un asado, hablamos de todo menos de la radio.
-Tu programa en Del Plata ("Tarde pero temprano") era muy diferente. Pausado, con participación de los oyentes al aire...
-Absolutamente distinto. Es que era totalmente diferente el horario. A la noche tenía un ritmo impuesto por la noche y yo podía hacer entrevistas que duraban cuatro horas. Hoy, una entrevista larga dura diez minutos. Y es muy extensa, porque a medida que avanza el año crece la pauta publicitaria, que gracias a Dios es mucha. El éxito de un programa no se mide sólo por la audiencia sino por cómo rinde en lo comercial. En Del Plata la pasé muy bien y me di el gusto de entrevistar a cientos de las personalidades del país. Pero fue una etapa.
-¿Quedó alguna secuela de la agresión de los taxistas del año pasado?
-No. Quedó gente enojada, pero nos ayudó a establecer la presencia del programa y de la radio en los taxis. Para insultarme o agradecerme. Lo que hicimos fue denunciar la existencia de la maffia de los taxis, algo muy conocido pero que no se decía. Pegó tan fuerte que un día salimos a la puerta y encontramos una manifestación con helicópteros de la policía, las manzanas cortadas hasta Plaza Italia y yo no lo entendía demasiado bien. Si hasta nos llegaron a prender fuego un móvil. También me seguían, me hacían gestos amenazantes y me tajeaban las ruedas del auto.
-¿Qué lectura hacés hoy?
-Ya pasó. Aquello fue una respuesta inadecuada por parte de aquellos que pertenecían a las maffias. El resto nos sigue queriendo. Dimos la noticia del accidente de LAPA porque nos avisó un tachero que pasó justo por ahí. Y las maffias deben seguir, seguramente. Pero lo nuestro es informar, no solucionar.
-¿Y tus referentes políticos quiénes son?
-A medida que voy creciendo me hago más anárquico. Me voy desencantando con cada uno. No soy pesimista pero tampoco imbécil. Veo que no cambia nada y existe el negocio político. Le creo a Alfonsín, como honesto, y a Menem, porque dio vuelta la Argentina. Más allá de los partidos.
-¿Y a De la Rua?
-Estoy a la expectativa. Es muy pronto para juzgar.
-Está la referencia de la ciudad de Buenos Aires...
-Y mal no le fue. La recibió con un déficit enorme y la dejó con superavit.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2000

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