domingo, 9 de julio de 2006

Héctor Larrea: “No encuentro humor en la AM”

Ya anunció que no volverá a la televisión y comenzó a coquetear con una suerte de jubilación. Que sería anticipada sobre todo porque tiene mucho para dar. Basta con escucharlo en “Una vuelta Nacional” (Nacional, AM 870, lunes a viernes de 14 a 17) para notarlo. Y de paso, aprender de un maestro.
“Pienso trabajar cada vez menos horas e ir rumbeando para un retiro, en algunos años. Dependerá de mis ganas (...). Si empece a los nueve años y nunca paré...”.

Fuera del estudio, Héctor Larrea no habla rapidísimo. Al contrario, es reflexivo y paladea cada frase antes de decirla. Al icono se le ilumina el rostro cuando el tema es la música y se pone ceñudo al referirse a la radio, su otro gran amor. Después de más de cuatro décadas de carrera, lo pasaron a la tarde y él, lejos de enojarse, encara el desafío con optimismo: “Me hace acordar a cuando empecé en Rivadavia, en el año ´73, que también era en ese horario –concede-. Es lindo porque es más relajado, salimos de las urgencias de la mañana. Vino bien, porque en la radio querían un programa periodístico, con una figura fuerte en esa rama. Eso no lo sé hacer, y me cambiaron. A muchos los cambian y se ofenden, no es mi caso”.
-¿No te disgustó?
-No, lo estaba buscando. Estaba saturado de levantarme tan temprano.
-¿Los periodistas están corriendo a los conductores de la mañana de la AM?
-Sí. Hace mucho que no quedan conductores en la primera mañana.
-¿Es una tendencia saludable?
-Lo que indican las épocas. Hay quienes critican que se trata sólo del detalle de los robos y los asesinatos. Pero es lo que le interesa a la gente. Cuando pasó lo del francotirador de avenida Cabildo, nadie se corría de adelante de la radio esperando detalles. Hablo de mis conocidos, eh.
-¿Es hipocresía?
-No sé. Lo cierto es que todos protestan mucho contra eso pero no se lo pierden. Sobre todo fascinan los reportajes a las madres de las víctimas. Sus reclamos de justicia cuando fue algo injusto. Eso interesa. No es que a los animadores no nos interese, sólo que no lo sabemos hacer bien, o no tenemos la pasión suficiente para eso.
-¿Me dice que los que definen las programaciones son los oyentes, entonces?
-Sí. Sin dudas.
-La TV está apostando a lo mismo.
-Fracasaron mil veces con los programas matinales, desde que tengo uso de razón. Probaban con periodistas, con conductores, con juegos, de todo. Ahora parece que se les está dando porque, al igual que en Estados Unidos, a la gente le gusta recibir la tele matinal.
-Hace poco en un reportaje dijo que para usted la radio siempre fue evasión. Hoy es cada vez más realidad, ¿puede surgir un Larrea?
-Es un problema, porque algunos no podemos manejar bien las realidades cotidianas. Por eso en la radio inventábamos realidades más amables. Los más creativos lo siguen haciendo. Más en la FM, con tipos como Pergolini o Bobby Flores. No encuentro humor en la AM. Sólo tipos serios muy interesados en la discusión del represor tal con su torturado. Es la aquiescencia de la crueldad.
-¿Y la fórmula de Radio 10, que mezcla eso con chistes?
-No la escuché. Lo bueno pasa por un equilibrio, pero no es fácil. “Cacemos el diario y dale que va”. Siempre vas a encontrar a un torturador, o a una madre que acaba de perder a su hijo descuartizado en veinte pedazos, dispuesta a pedir justicia.
-¿Qué le parece ese testimonio?
-No sirve. Esa mujer no está en condiciones de pedir nada. No tiene fuerza porque ese es el mayor desastre. Pero los quince segundos de fama son muy tentadores. Veo desde hace un tiempo a familiares directos de víctimas en TV, muy elegantes y maquillados. La noticia y la posibilidad de ser vistos nos está volviendo miserables.
-¿Genera el efecto contrario?
-A veces sí. La madre de un desaparecido estuvo dos años paseando por los canales, muy maquillada. Me cuesta creerle el dolor, aunque seguramente lo siente. Los desbordan los medios, y se terminan vendiendo a ellos mismos la mentira de que su presencia en pantalla les garantiza justicia.
-¿Usted actuaría diferente, como víctima?
-Me imagino que sí. Por lo menos al principio sería reservado. Pero todavía no se enfrió el cadáver y ya piden justicia. Los medios les dejan vida y lucidez para que trabajen para ellos, no para sus hijos. Esto se vio mucho en lo de Cromañón. Alguna vez parará eso y se tendrán que enfrentar a ese vacío horrible del duelo.
-Cambiando de tema, Cacho Fontana propuso juntarse con usted y Antonio Carrizo en una programación. Carrizo aceptó.
-Es mucho trabajo. Nooo. Pienso laburar cada vez menos horas e ir rumbeando para un retiro, en algunos años.
-¿Se puso fecha?
-No, dependerá de mis ganas. De momento estoy enganchado con este nuevo horario. Quiero dedicarme a mis nietos y a escuchar música. Con (Jorge) Vaccaro solemos ir a espectáculos de jazz, y muchas veces no puedo ir. Eso me pone mal y quiero cambiarlo porque dispongo de los medios para hacerlo.
-¿Tiene desafíos pendientes? -No. -¿Sólo queda el “reposo del guerrero”?
-Seguro. Si empece a trabajar a los nueve años y nunca paré...


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Foto: Clarin.
Buenos Aires - Argentina

Julio de 2006

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