domingo, 9 de julio de 2006

Bobby Flores: “Los militares tienen espíritu de cuerpo, yo no.”

Con esta frase, el icono nacional de la FM explica su retiro sorpresivo del grupo CIE, que lo tenía como gerente artístico. Hoy brilla en Kabul (FM 107.9, “Bacardi On, lunes a viernes de 20.30 a 21.30) y en Spika (FM 103.1 “Hablar es fácil”, lunes a viernes de 10 a 13.30 y “Lee Cool Nights”, sábados de 21 a 24).
“No me puse en la empresarial porque soy un desastre haciendo negocios. Como Lalo Mir, que alguna vez lo intentó y le fue mal. Yo ni eso. No te cambio dos horas de mi vida por dos de la de la Pergolini, ni la de Tinelli, aunque los tres venimos del mismo lugar”.


Vehemente pero tranquilo, Bobby Flores dice sus verdades. Por duras que sean sus palabras no se percibe rencor en su tono de voz. Durante dos décadas fue sinónimo de Rock & Pop, allí se hizo grande y reconocido. Cuando los mexicanos de CIE la compraron le dieron la responsabilidad de dirigir todas las radios argentinas del gigante de los medios. Pero después de cuatro años exitosos, de pronto se enojó y se fue. Su actualidad lo encuentra junto a Daniel Grinbank, responsable de las FM Kabul y Spika (junto a Marcelo Tinelli). “Kabul está artísticamente tres escalones arriba de cualquiera, es el futuro”, postula. Y agrega: “Lo mío ahí no difiere del resto de la radio, anuncio temas y música. ‘Hablar...’, en Spika, es un magazine que no es estándar porque ponemos el énfasis en la música y otras cuestiones que no son las comunes para ese tipo de programas de la mañana. Nos diferenciamos ahí, con lo difícil que se hace por la oferta enorme que hay a esa hora. Las dos radios están creciendo en anunciantes, público y en lo artístico”.
-Nelson Castro dice que acá se hace “radio de autor”.
-Es una lectura muy acertada. Y hay autores de calidad, porque tuvimos una buena escuela, algo que no pasa en todas las ramas del arte argentino.
-¿Quiénes?
-Maestros de primera, te nombro el canon: Larrea, Carrizo, Mesa, Mareco y Fontana, entre otros. Y una vez que entré al medio me vinculé con operadores, musicalizadores, editores y los técnicos que no están en la primera línea, pero que te enseñan “lo otro” y que te permite brillar al aire.
-¿Ves vanguardias?
-Se están empezando a generar. Lo hablé con Larrea, que sabe mucho del tema, es un fan del medio. Dice que los de mi generación (Pergolini, Lalo, Vernaci, etc.) no nos convertimos en mitos a derribar sino en modelos a seguir. Eso extendió nuestra vida útil frente al micrófono. Claro, nosotros teníamos que voltear a los que estaban desde la época de la dictadura. A los pibes nuevos no los molestamos. Ellos pueden ser nuestra continuidad, no deben romper un modelo. Están más contenidos porque no van errar feo como le pasó a alguno de nosotros.
-Pero les cuesta más reemplazarlos a ustedes.
-Y... no se la vamos a hacer fácil.
-¿Tenés participación accionaria en Kabul?
-Nooo, hablo de ella como si fuera mía porque el dueño es Daniel Grinbank, que es el padrino de mi hija. Con él y Pablo Coluber laburé dieciséis años. Siempre me gustó ese proyecto. Y cuando me fui de Rock & Pop supe que sería mi destino. Más que Spika, por más sea más poderosa y me dé una libertad poco común en los medios.
-La última vez que hablamos tenías puesta la camiseta de CIE y estabas muy feliz.
-No reniego de nada.
-¿Qué pasó, por qué te fuiste si unos meses antes estabas cómodo y conforme?
-No tuve problemas ni con Rock & Pop ni con Quique (Prosen, gerente de CIE) ni con Mario (Pergolini) ni con nadie. Mi enojo fue con CIE, la corporación mexicana. Ellos estaban más interesados en la separación que yo y casi me obligaron.
-Pero estaban contentos con vos.
-Fue muy duro, porque estaba todo bien, tampoco me quejé nunca por la guita. Me desconcerté, porque no sabía cómo se llegó a este quilombo. Su plan no congeniaba conmigo y con muchos que se fueron.
-¿Lalo Mir?
-Sí, y otros que no estaban frente al micrófono. Te van corriendo.
-¿Dejaste la puerta abierta?
-Con CIE no laburo nunca más. Rock & Pop existía de antes. Me encantaría volver a trabajar con Prosen y Pergolini y extraño muchas cosas de ahí. Pero de los cuatro que empezamos esa radio, tres estamos juntos. Quique se lleva bien con esa forma de trabajar y lo hace bien. Los militares tienen espíritu de cuerpo, yo no. Creo en la suma de individualidades aunque no tengan nada que ver entre sí. Estoy en las antípodas de los intereses de Grinbank, y me encanta. Corporativamente eso no está bien visto, porque todo esfuerzo debe apuntar a un solo objetivo.
-No obstante, estás en otra empresa grande, que puede venderse a una corporación en cualquier momento. ¿Cómo zafás? Pergolini se compró una FM, la X4, y tiene un reaseguro. Vos no.
-No me puse en la empresarial porque soy un desastre haciendo negocios. Como Lalo, que alguna vez lo intentó y le fue mal. Yo ni eso. No te cambio dos horas de mi vida por dos de la de la Mario, ni la de Tinelli, aunque los tres venimos del mismo lugar. Ni en pedo. No hay problemas, no me interesa ir a los lugares que van ellos ni sus mujeres ni su ropa. Me encanta ir al supermercado o a la plaza y que nadie me joda, aunque me miren. Mario no puede salir a la calle y Tinelli menos.
-Probaste en la tele.
-Y me fue bien. En la gráfica también. Tengo un back up que me permite moverme, pero siempre tendré que laburar.
-Ellos mucho más.
-Seguramente. Y tienen mejores vacaciones que vos y yo. Eso es indiscutible. Y su máquina de fotos y su TV de plasma es mucho mejor que los nuestros. Pero hay otras cosas. Estoy bien como vivo a mis cuarenta y seis años, con mi hija de trece (Clementina) y el otro de uno (Benicio).


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina
Julio de 2006

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