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viernes, 28 de marzo de 2008

Pelea de D'Elia con Fernando Peña en El Parquimetro




Muchos están buscando el audio de la famosa discusión del Jueves 28 de Marzo de 2008. Acá va el link, sacado de la página del propio Peña, donde podrán encontrarla. Visítenla y bájense el mp3: http://enelborde.com/blog/

En un duro y agresivo cruce verbal el piquetero oficialista, Luis D´Elía, atacó a Fernando Peña esta mañana en su programa radial de FM Metro. " Te odio Peña, odio tu plata, tu casa, odio a la gente como vos...", escupió el dirigente.

"Tengo un odio visceral contra ustedes, el norte de la ciudad, los blancos,... sépanlo de mi boca. Ustedes piensan que la gente que me sigue a mí es pura basura, escoria humana... negra, fea, horrible. Somos kelpers en nuestro propio país", dijo enérgico D´Elía.

Luego, el dirigente ultrakirchnerista prosiguió contra Peña: "Te odio Peña, odio tu plata, odio tu casa, tus coches, tu historia, odio a la gente como vos que defiende un país injusto e inequitativo".

Pero eso no es todo, D´Elía acusó al conductor de "forro” y le dijo que dice ser “un transgresor” pero vive en San Isidro. Además, lo desafió “¿Sabes con quien estás hablando?: Laferrere, asentamiento Tambo, manzana uno, lote tres”.

Además, se dio el lujo de opinar: "Ya lo decia Sarmiento en los albores de 1880: 'No hay que ahorrar sangre de gauchos', o sea de negros. Nosotros somos bosta, caca, basura, para vos (Peña) y la lacra que es igual que vos".

Como toque final, y antes colgar el teléfono: "Odio a las clases altas argentinas que han hecho tanto daño, que han matado tanta gente, en nombre de una sola bandera que es la bandera de tu propia ganancia". (Fuente: www.minutouno.com)


La respuesta de Peña:

AquÍ les dejo lo publicado el sábado 29/03/2008 en el Diario de Lanata Critica de la Argentina, a raíz del enfrentamiento y amenazas que el piquetero Luis D’Elía le propinó al conductor de radio en su programa radial El Parquímetro de fm Metro el día jueves.

Carta abierta a Cristina


Cristina, mucho gusto. Mi nombre es Fernando Peña, soy actor, tengo 45 años y soy uruguayo. Peco de inocente si pienso que usted no me conoce, pero como realmente no lo sé, porque no me cabe duda que debe de estar muy ocupada últimamente trabajando para que este país salga adelante, cometo la formalidad de presentarme. Siempre pienso lo difícil que debe ser manejar un país... Yo seguramente trabajo menos de la mitad que usted y a veces me encuentro aturdido por el estrés y los problemas. Tengo un puñado de empleados, todos me facturan y yo pago IVA, le aclaro por las dudas, y eso a veces no me deja dormir porque ellos están a mi cargo. ¡Me imagino usted! Tantos millones de personas a su cargo, ¡qué lío, qué hastío! La verdad es que no me gustaría estar en sus zapatos. Aunque le confieso que me encanta travestirme, amo los tacos y algunos de sus zapatos son hermosísimos. La felicito por su gusto al vestirse.

Mi vida transcurre de una manera bastante normal: trabajo en una radio de siete a diez de la mañana, después generalmente duermo hasta la una y almuerzo en mi casa. Tengo una empleada llamada María, que está conmigo hace quince años y me cocina casero y riquísimo, aunque veces por cuestiones laborales almuerzo afuera. Algunos días se me hacen más pesados porque tengo notas gráficas o televisivas o ensayos, pruebas de ropa, estudio el guión o preparo el programa para el día siguiente, pero por lo general no tengo una vida demasiado agitada.

Mi celular suena mucho menos que el suyo, y todavía por suerte tengo uno solo. Pero le quiero contar algo que ocurrió el miércoles pasado. Es que desde entonces mi celular no deja de sonar: Telefe, Canal 13, Canal 26, diarios, revistas, Télam… De pronto todos quieren hablar conmigo. Siempre quieren hablar conmigo cuando soy nota, y soy nota cuando me pasa algo feo, algo malo. Cuando estoy por estrenar una obra de teatro –mañana, por ejemplo– nadie llama. Para eso nadie llama. Llaman cuando estoy por morirme, cuando hago algún “escándalo” o, en este caso, cuando fui palangana para los vómitos de Luis D’Elía. Es que D’Elía se siente mal. Se siente mal porque no es coherente, se siente mal porque no tiene paz. Alguien que verbaliza que quiere matar a todos los blancos, a todos los rubios, a todos los que viven donde él no vive, a todos lo que tienen plata, no puede tener paz, o tiene la paz de Mengele.

Le cuento que todo empezó cuando llamé a la casa de D’Elía el miércoles porque quería hablar tranquilo con él por los episodios del martes: el golpe que le pegó a un señor en la plaza. Me atendió su hijo, aparentemente Luis no estaba. Le pregunté sencillamente qué le había parecido lo que pasó. Balbuceó cosas sin contenido ni compromiso y cortó.

Al día siguiente insistí, ya que me parecía justo que se descargara el propio Luis. Me saludó con un “¿qué hacés, sorete?” y empezó a descomponerse y a vomitar, pobre Luis, no paraba de vomitar. ¡Vomitó tanto que pensé que se iba a morir! Estaba realmente muy mal, muy descompuesto. Le quise recordar el día en el que en el cine Metro, cuando Lanata presentó su película Deuda, él me quiso dar la mano y fui yo quien se negó. Me negué, Cristina, porque yo no le doy la mano a gente que no está bien parada, no es mi estilo. Para mí, no estar bien parado es no ser consecuente, no ser fiel.

Acepto contradicciones, acepto enojos, peleas, puteadas, pero no tolero a las personas que se cruzan de vereda por algunos pesos. No comparto las ganas de matar. El odio profundo y arraigado tampoco. Las ganas de desunir, de embarullar y de confundir a la gente tampoco. Cuando me cortó diciéndome: “Chau, querido…”, enseguida empezaron los llamados, primero de mis amigos que me advertían que me iban a mandar a matar, que yo estaba loco, que cómo me iba a meter con ese tipo que está tan cerca de los Kirchner, que D’Elía tiene muuuucho poder, que es tremendamente peligroso. Entonces, por las dudas hablé con mi abogado. ¡Mi abogado me contestó que no había nada qué hacer porque el jefe de D’Elía es el ministro del Interior! Entonces sentí un poco de miedo. ¿Es así Cristina? Tranquilíceme y dígame que no, que Luis no trabaja para usted o para algún ministro. Pero, aun siendo así, mi miedo no es que D’Elía me mate, Cristina; mi miedo se basa en que lo anterior sea verdad. ¿Puede ser verdad que este hombre esté empleado para reprimir y contramarchar? ¿Para patotear? ¿Puede ser verdad? Ése es mi verdadero miedo. De todos modos lo dudo.

Yo soy actor, no político ni periodista, y a veces, aunque no parezca, soy bastante ingenuo y estoy bastante desinformado. Toda la gente que me rodea, incluidos mis oyentes, que no son pocos, me dicen que sí, que es así. Eso me aterra. Vivir en un país de locos, de incoherentes, de patoteros. Me aterra estar en manos de retorcidos maquiavélicos que callan a los que opinamos diferente. Me aterra el subdesarrollo intelectual, el manejo sucio, la falta de democracia, eso me aterra Cristina. De todos modos, le repito, lo dudo.

Pero por las dudas le pido que tenga usted mucho cuidado con este señor que odia a los que tienen plata, a los que tienen auto, a los blancos, a los que viven en zona norte. Cuídese usted también, le pido por favor, usted tiene plata, es blanca, tiene auto y vive en Olivos. A ver si este señor cambia de idea como es su costumbre y se le viene encima. Yo que usted me alejaría de él, no lo tendría sentado atrás en sus actos, ni me reuniría tan seguido con él.

De todas maneras, usted sabe lo que hace, no tengo dudas. No pierdo las esperanzas, quiero creer que vivo en un país serio donde se respeta al ciudadano y no se lo corre con otros ciudadanos a sueldo; quiero creer que el dinero se está usando bien, que lo del campo se va a solucionar, que podré volver a ir a Córdoba, a Entre Ríos, a cualquier provincia en auto, en avión, a mi país, el Uruguay… por tierra algún día también.

Quiero creer que pronto la Argentina, además de los cuatro climas, Fangio, Maradona y Monzón, va a ser una tierra fértil, el granero del mundo que alguna vez supo ser, que funcionará todo como corresponde, que se podrá sacar un DNI y un pasaporte en menos de un mes, que tendremos una policía seria y responsable, que habrá educación, salud, piripipí piripipí piripipí, y todo lo que usted ya sabe que necesita un país serio. No me cabe duda de que usted lo logrará. También quiero creer que la gente, incluso mis oyentes, hablan pavadas y que Luis D’Elía es un señor apasionado, sanguíneo, al que a veces, como dijo en C5N, se le suelta la cadena. Esa nota la vio, ¿no? Quiero creer, Cristina, que Luis es solamente un loco lindo que a veces se va de boca como todos. Quiero creer que es tan justiciero que en su afán por imponer justicia social se desborda y se desboca. Quiero creer que nunca va a matar a alguien y que es un buen hombre. Quiero creer que ni usted ni nadie le pagan un centavo. Quiero creer que usted le perdona todo porque le tiene estima. Quiero creer que somos latinos y por eso un tanto irreverentes, a veces también agresivos y autoritarios. Quiero creer que D’Elía no me odia y que, la próxima vez que me lo cruce en un cine o donde sea, me haya demostrado que es un hombre coherente, trabajador decente con sueldo en blanco y buenas intenciones.

Cuando todo eso suceda, le daré la mano a D’Elía y gritaré: “Viva Cristina”… Cuántas ganas tengo de que todo eso suceda. ¿Estaré pecando de inocente e ingenuo otra vez? Espero que no.

La saluda cordialmente,

Fernando Peña

Reportajes a Fernando Peña en esta página:

domingo 19 de agosto de 2007
Fernando Peña: “Nos falta más pasión y espíritu animal”


viernes 14 de julio de 2000
Fernando Peña: "Lo masivo es siempre más demagogo, condescendiente y redituable."

8 comentarios:

  1. Hey... muy bueno tu blog! Buscando un par de cosas, caí acá, muy buen laburo, luego seguiré leyendo las entrevistas, escucho mucha radio, aunque no soy especialista ni nada por el estilo...

    Con especto a esto, confieso que luego de escuchar el audio, uno no puede dejar de compartir ciertas ideas, más allá de colores de piel... Peña no es uno de mis personajes favoritos, me parece muy pedante, agresivo y autodiscriminatorio (debe pensar: me puteo yo antes que me puteen)... Como dice D`Elia, la juega de transgresor, pero con el atuendo equivocado... Pero también entiendo a Peña, encontró su forma de mostrarle su odio al mundo, no me caben dudas...

    Saludo desde Trelew...

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  2. La sensación es que en esta pelea uno la ve pasar por arriba.
    Con respecto a Peña - D'Elia no pierdas de vista que uno es un artista, que hace con su culo lo que quiere y el otro es un funcionario público que debe responder por sus actos desde otra responsabilidad.
    Gracias por los elogios, siempre vienen bien. Un abrazo.
    PD: ¿Quién es especialista en radio? Los que la escuchan mucho.

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  3. A este señor D'Elía se le olvida que son las clases altas y medias, los blancos y los que no son blancos también, los que pagan sus impuestos para que él y otra gente como él puedan vivir como parásitos del Estado. Saludos.

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  4. carta abierta a Fernando Peña:

    http://tirandoalmedio.blogspot.com/2008/03/carta-abierta-fernando-pea.html

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  5. Por si no volvés a entrar en mi blog, quiero decirte que para nada es malo que Peña sea opositor. Lo que sí debería hacer es blanquearlo y no camoflarse en que es simplemente "un actor que paga sus impuestos" ¿Se entiende?
    Así sabemos desde dónde habla cada uno. En mi caso, y por las dudas lo digo, soy oficialista.
    Gracias por haber visitado mi blog.

    wwww.tirandoalmedio.blogspot.com

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  6. Hola Gustavo, di con tu blog gracias a la mala experiencia de leer otro. Aquí me quedo, eh? JAJA.

    Con respecto a este tema, cabe aclarar y destacar y entender que Fernando Peña NO es Dick Alfredo.


    Say no more.

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  7. Sí, es verdad, Peña lo aclara siempre. Pero tampoco es inocente que lo presente Dick o cualquier otro personaje (pienso en Palito o Martín Revoira Lynch, por ejemplo) cuando no sabemos si D'Elia conoce el juego.
    Me muero de curiosidad por saber cuál es ese otro blog de la "mala experiencia". Gracias por quedarte.

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  8. holaaaaaaaaaa, otra vez yo, más contenta, jejjee.

    Me quedé pensando que tenés razón en que Peña no debería "jugar" o "escudarse" en Dick para decir cosas, pero esta vez (lo chequée) él se presentó como Fernando Peña.

    Tal vez sea "discutible" o hilar muy fino si la intro (presentar la nota como una "nota de color negro") fue una provocación o no.

    Vamos, Generalmetne no hay eufemismos en determinados casos; siempre se habla de "negro de mier**, negro cabeza, cabecita, negro del or** ... abiertamente.

    La expresión "nota de color negro" se usa un montón cuando hay cosas referidas a la violencia o a la muerte ... yo creo positivamente que éste fue el sentido .... y si no lo fue, y bueh, man ... Fijate si podés responder con altura, sino, caes en el facilismo básico de siempre.

    saludos!

    Ah, el blog en cuestión, es uno cuyo nombre alardea una postura objetiva, ni de derecha ni de izquierda ... pero no le sale nada bien, jijijiji.

    Más saludos!

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