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viernes, 30 de diciembre de 2005
Juan Alberto Badía: “Mi radio pierde plata todo el año y gana dos meses”
La referencia es para su emisora de Pinamar, FM Estudio, que mantiene abierta los doce meses. Asegura que seguirá allí durante 2006 y que ya apalabró su continuidad en canal 7 con “Badía en Concierto” y en Del Plata, con “Una buena idea”. Afirma que “de Cacho Fontana para acá se personalizó la comunicación alrededor del conductor” y se anima a anticipar el futuro.
Productor, empresario, funcionario, todo eso es, o fue Juan Alberto Badía. Sin embargo, él sigue definiéndose como “un hombre de radio”. Hoy se pasea por los pasillos del canal 7 como por su casa, repartiendo saludos afectuosos a derecha e izquierda. Parece que lo quieren allí donde durante 2005 llevó adelante “Badía en concierto” (que seguiría en 2006). En tanto, su amor por el micrófono lo despunta en Del Plata, AM 1030, con “Una buena idea” (sábados de 10 a 13) y en Pinamar, con “Estudio Playa”, el programa más importante de su radio, FM Estudio. “Tengo hablado renovar tanto en el canal como en Del Plata”.
-¿Estás conforme con hacer radio una vez por semana?
-Me divierte mucho, es nuevo para mí. De entrada creí que sería temporal y que pronto estaría de lunes a viernes. Ahora, cada vez que Marcelo (Tinelli) me ofrece salir en tira le digo que no.
-¿Qué ventajas tiene?
-Me permite armar notas especiales durante la semana. Es más una revista que un diario. Además, tiene mucha audiencia y todos están conformes.
-Antonio Carrizo me dijo que no importaba lo que hiciera, el programa siempre terminaba por ser él y su impronta. ¿Esto te pasa o podés imponer un concepto? -En la radio es así. Le pasa a él, a Larrea, y a Bravo, pero también a los nuevos. Pergolini o Lalo Mir siempre son ellos, sin importar su producto. Está bien que así sea. De Cacho Fontana para acá se personalizó la comunicación alrededor de la figura del conductor. Salvo, claro está, en las radios conceptuales.
-¿Qué tiene de bueno y malo?
-De bueno, que se logra la fidelidad. La gente sabe qué va a encontrar. Si no me bancan, no me van a escuchar aunque hay cosas en el formato que le pueden gustar.
-¿Por eso no funcionan tan bien los programas corales como los personalizados?
-Exacto. En Europa pasa lo mismo.
-Hace años que tenés una emisora en Pinamar: FM Estudio 98.1. ¿Qué particularidades tienen las radios de verano? -Hay algo que hago desde hace dieciséis años (y muchos lo incorporaron) que es la radio de cara a la gente, animada, televisiva. Que el otro comparta con vos in situ, que te vea caminando por la arena en traje de baño. En verano se hace eso. Ya nadie se esconde del público. Esto es una ocurrencia mía. Y cambió todo, porque tradicionalmente la radio era misterio, no se sabía cómo era el que hablaba.
-¿La televisión también tomo cosas de la radio?
-Seguro, algunas empezaron con mi “Imagen de radio”. Pero hoy las mañanas de la TV son claramente radiales.
-¿En la costa pasa lo mismo con un medio que con cualquier otro negocio? ¿Hay que salvar económicamente el año en tres meses?
-Es interesante eso. Mi radio pierde plata todo el año y gana dos meses. Nosotros bonificamos desde el quince de diciembre al primero de enero y del primero al quince de marzo.
-Qué presión.
-Sí. Sobre todo porque hay muchas golondrinas que se instalan sólo cuando rinde. Contra eso nos defendemos los que nos quedamos a pasar el resto del año, porque son nuestra peor competencia. Tal vez lo sufre menos el que pone música con una computadora. Pero nosotros tenemos gente que hace micrófono, operadores, es decir, empleados y costos. La facturación del invierno no te cubre. La del verano, entonces, la tenés que dividir por doce.
-¿Te quejás?
-No, porque me comprometí como radiodifusor. Gané un concurso y obtuve la licencia en base a que iba a hacer esto. Si pongo una computadora estoy defraudando.
-¿Está limpio el aire en la costa?
-No, todavía no. Es una zona muy atractiva para el ilegal, sobre todo las partes altas. Te aparece una antena en cualquier lado y empiezan a emitir. Cuando lo vas a sacar ya pasaron los dos meses y se va solo. Sí puedo decir que está más controlado que en otras partes porque hay una Asociación de Radios en la que se trata de unir criterios.
-¿Qué cambios faltan en el medio?
-No se llegó a la cumbre. En la radio, los avances en la tecnología son los que permiten las revoluciones en la estética. Yo editaba en cinta abierta. Llevaba horas pegar una palabra con otra. Hoy, en la computadora tengo un programa que me lo hace en dos minutos y me ofrece muchas opciones más. Lo técnico abre caminos en lo artístico.
-¿Por ejemplo?
-Hoy los móviles ya no son pesados VHF sino apenas un teléfono celular que cabe en un bolsillo. Podés mandar a un tipo a que salga al aire casi desde cualquier lado. Lo mismo vale para la centrales digitales, que permiten que los oyentes dejen mensajes.
-¿Dónde está hoy la vanguardia?
-Tal vez no se escuche en las radios masivas. Allí tarda mucho más en llegar lo nuevo, porque manejás un nivel de audiencia y no se puede innovar por el miedo al fracaso. Pero cuando dirigí la de la Ciudad hice un concurso de demos y ahí sí que pude escuchar la radio que se viene. Estética y conceptualmente nueva.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
30 de diciembre de 2005
jueves, 29 de diciembre de 2005
Paulino Rodrígues: “Critico al presidente en el canal oficial”.
“Se puede decir que no hay nada”, confía el periodista y politólogo sobre las versiones que hablan de su ingreso como conductor al noticiero de Telefe. Mientras tanto, bastante trabajo tiene como columnista de “Desayuno”, por Canal 7 y con sus dos programas en Rivadavia, AM 630: “Sexta Edición” (lunes a viernes de 17 a 19) y “El Tobogán” (sábados de 7 a 10).
“Héctor Larrea siempre me decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. Esa es la escuela ‘Rapidísimo’”
“Empecé en una AM local en Las Flores –recuerda Paulino Rodrígues-. Ya en Buenos Aires hice televisión por cable y radio en la FM Lomense, de Lomas de Zamora. Como era presidente del centro de estudiantes de mi secundario, en 1993 entré en una convocatoria que hizo Canal 9 para “La generación del 2000”, con Guillermo Andino. Además, a los 14 años me acredité para cubrir las sesiones del Congreso Nacional”.
Sin embargo, su vida podría haber transitado por otros carriles. “En mi ciudad participaba en la selección de cuanto deporte había. También tocaba el trombón en la banda infanto juvenil de la ciudad”. A principios de los ’90 los técnicos del club Lanús lo vieron jugar y se lo llevan para las inferiores del “granate”. “Llegué hasta la tercera división, a pesar de ser más joven. Atajaba bien. No pude debutar en primera por poco. Mis compañeros eran Coyette, el Caño Ibagaza, los Manara, Juan Serrizuela, varios chicos que triunfaron”.
-Te iba bien en varios frentes. ¿Por qué elegiste el periodismo?
-Para algunas cosas se nace. Me gustaba, a pesar de que era muy tímido. Tal vez el clic se me dio en el ’93, cuando junto con otros chicos, fuimos los invitados a la mesa de Mirtha Legrand. Además, me iba muy bien en la FM. Me juntaba mi publicidad y vivía de eso. Estudié Ciencias Políticas (me recibí en 1998), entré en el diario La Razón (el de Spadone, anterior al gratuito) en 1996 y me quedé dos años. No paré.
-¿Cuándo entraste a Rivadavia?
-En 2001, al “Rapidísimo” de Héctor Larrea. Y desde 2004 conduzco mis dos programas: El Tobogán y Sexta Edición.
-Tenés aire en la radio y la TV, hablando de política. Está instalada la idea de que en la radio hay más libertad de opinión. ¿Es así?
-Me limita el tiempo. En la tele todo es más rápido y breve. Tanto en Rivadavia como en Canal 7 puedo opinar lo que me parece. También es cierto, que “Desayuno” es una producción independiente, cuyo conductor es alguien con el prestigio y la trayectoria de Victor Hugo Morales.
-Que tiene “espalda” para sostener lo que digan sus columnistas.
-Pero que también queda claro que no se va a jugar la carrera por una opinión. Así y todo, le agradezco que nos dé la libertad de que yo, por ejemplo, me de el lujo de cuestionar al propio presidente de la Nación en un canal oficial.
-En Rivadavia tus horarios son bien diferentes.
-Sí, la mañana del sábado y la vuelta son muy distintas. Pero los encaro casi igual. “El Tobogán” tiene el ritmo de un programa de lunes a viernes a esa hora. Marcamos la diferencia con el resto en la velocidad, la agilidad y el dinamismo. En ese sentido no podrías distinguirlo de uno de un martes, por ejemplo, salvo por el hecho de que nos permitimos algunas licencias propias del día, como debatir un tema con mis colaboradores. Esto es porque vengo de la “Escuela Larrea – Rapidísimo”.
-¿Cómo es eso?
-Héctor siempre decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. En virtud de eso puedo meter nueve entrevistas en tres horas, pasar música y cumplir con la tanda, los compromisos comerciales, y con todos los colaboradores. O los sábados, escuchar a sesenta oyentes.
-¿Con quiénes competís?
-Contra mí. No tengo competidores. Después del “partido” me tengo que ir satisfecho con lo que hice. Me cuesta lograrlo, porque soy exigente. Siempre creo que lo puedo hacer mejor. Porque sé que siguiendo ese camino voy a lograr instalar un producto. En ese sentido vamos por el buen camino.
-¿Muy bien, entonces, a quiénes les peleás los oyentes?
-A todos. Chiche Gelblung y Jorge Guinzburg son indiscutibles en lo suyo. También Mirtha Legrand y Barone con sus estilos. De ellos me diferencio en la velocidad, en el análisis rápido, el equipo, la actualidad y la edad. Tener veintinueve años representa manejar un lenguaje que a la gente le llega un poco más, sin caer en lo berreta. Repito: no soy el show Chiche, ni el humor Guinzburg, ni la historia de vida de Mirtha. En mi programa manda la noticia del día. No tengo un rival directo en el análisis político. Además, le doy mucho espacio al interior. Todos en Capital se identifican con alguna ciudad de las provincias. Es importante que durante un mes el hospital de niños de Córdoba no tuvo agua. Por eso leo no menos de veinticinco diarios del interior por día.
-¿Quiénes son tus referentes en los medios?
-Larrea, el número uno. Me encanta cómo Victor Hugo conjuga noticia e intelectualidad. Y me interesan Rolando Hanglin y Daniel López. Aprecio la opinión de Nelson Castro y la pluma de Morales Solá.
-¿Y en la política?
-No tengo militancia. Un referente pudo ser Oscar Alende, que nació y murió en la misma casa.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
29 de diciembre de 2005
“Héctor Larrea siempre me decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. Esa es la escuela ‘Rapidísimo’”
“Empecé en una AM local en Las Flores –recuerda Paulino Rodrígues-. Ya en Buenos Aires hice televisión por cable y radio en la FM Lomense, de Lomas de Zamora. Como era presidente del centro de estudiantes de mi secundario, en 1993 entré en una convocatoria que hizo Canal 9 para “La generación del 2000”, con Guillermo Andino. Además, a los 14 años me acredité para cubrir las sesiones del Congreso Nacional”.
Sin embargo, su vida podría haber transitado por otros carriles. “En mi ciudad participaba en la selección de cuanto deporte había. También tocaba el trombón en la banda infanto juvenil de la ciudad”. A principios de los ’90 los técnicos del club Lanús lo vieron jugar y se lo llevan para las inferiores del “granate”. “Llegué hasta la tercera división, a pesar de ser más joven. Atajaba bien. No pude debutar en primera por poco. Mis compañeros eran Coyette, el Caño Ibagaza, los Manara, Juan Serrizuela, varios chicos que triunfaron”.
-Te iba bien en varios frentes. ¿Por qué elegiste el periodismo?
-Para algunas cosas se nace. Me gustaba, a pesar de que era muy tímido. Tal vez el clic se me dio en el ’93, cuando junto con otros chicos, fuimos los invitados a la mesa de Mirtha Legrand. Además, me iba muy bien en la FM. Me juntaba mi publicidad y vivía de eso. Estudié Ciencias Políticas (me recibí en 1998), entré en el diario La Razón (el de Spadone, anterior al gratuito) en 1996 y me quedé dos años. No paré.
-¿Cuándo entraste a Rivadavia?
-En 2001, al “Rapidísimo” de Héctor Larrea. Y desde 2004 conduzco mis dos programas: El Tobogán y Sexta Edición.
-Tenés aire en la radio y la TV, hablando de política. Está instalada la idea de que en la radio hay más libertad de opinión. ¿Es así?
-Me limita el tiempo. En la tele todo es más rápido y breve. Tanto en Rivadavia como en Canal 7 puedo opinar lo que me parece. También es cierto, que “Desayuno” es una producción independiente, cuyo conductor es alguien con el prestigio y la trayectoria de Victor Hugo Morales.
-Que tiene “espalda” para sostener lo que digan sus columnistas.
-Pero que también queda claro que no se va a jugar la carrera por una opinión. Así y todo, le agradezco que nos dé la libertad de que yo, por ejemplo, me de el lujo de cuestionar al propio presidente de la Nación en un canal oficial.
-En Rivadavia tus horarios son bien diferentes.
-Sí, la mañana del sábado y la vuelta son muy distintas. Pero los encaro casi igual. “El Tobogán” tiene el ritmo de un programa de lunes a viernes a esa hora. Marcamos la diferencia con el resto en la velocidad, la agilidad y el dinamismo. En ese sentido no podrías distinguirlo de uno de un martes, por ejemplo, salvo por el hecho de que nos permitimos algunas licencias propias del día, como debatir un tema con mis colaboradores. Esto es porque vengo de la “Escuela Larrea – Rapidísimo”.
-¿Cómo es eso?
-Héctor siempre decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. En virtud de eso puedo meter nueve entrevistas en tres horas, pasar música y cumplir con la tanda, los compromisos comerciales, y con todos los colaboradores. O los sábados, escuchar a sesenta oyentes.
-¿Con quiénes competís?
-Contra mí. No tengo competidores. Después del “partido” me tengo que ir satisfecho con lo que hice. Me cuesta lograrlo, porque soy exigente. Siempre creo que lo puedo hacer mejor. Porque sé que siguiendo ese camino voy a lograr instalar un producto. En ese sentido vamos por el buen camino.
-¿Muy bien, entonces, a quiénes les peleás los oyentes?
-A todos. Chiche Gelblung y Jorge Guinzburg son indiscutibles en lo suyo. También Mirtha Legrand y Barone con sus estilos. De ellos me diferencio en la velocidad, en el análisis rápido, el equipo, la actualidad y la edad. Tener veintinueve años representa manejar un lenguaje que a la gente le llega un poco más, sin caer en lo berreta. Repito: no soy el show Chiche, ni el humor Guinzburg, ni la historia de vida de Mirtha. En mi programa manda la noticia del día. No tengo un rival directo en el análisis político. Además, le doy mucho espacio al interior. Todos en Capital se identifican con alguna ciudad de las provincias. Es importante que durante un mes el hospital de niños de Córdoba no tuvo agua. Por eso leo no menos de veinticinco diarios del interior por día.
-¿Quiénes son tus referentes en los medios?
-Larrea, el número uno. Me encanta cómo Victor Hugo conjuga noticia e intelectualidad. Y me interesan Rolando Hanglin y Daniel López. Aprecio la opinión de Nelson Castro y la pluma de Morales Solá.
-¿Y en la política?
-No tengo militancia. Un referente pudo ser Oscar Alende, que nació y murió en la misma casa.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
29 de diciembre de 2005
jueves, 8 de diciembre de 2005
Jorge Lanata: “Mientras esté en el aire diré siempre lo que pienso”
Polémico y personal, el periodista habló con AHORA en la entrega de los premios ETER a la labor en radio, poco antes de recibir de manos de Magdalena Ruiz Guiñazú el galardón por el rubro “Labor periodística”. La televisión, el cine, los libros y todo lo que pasa en el “Mundo Lanata”.
Sufre, porque en el teatro Presidente Alvear está prohibido fumar. Si embargo, en menos de media hora prenderá cinco cigarrillos y esquivará a quienes tratan de convencerlo de lo inapropiado de su actitud. Así es Jorge Lanata, un hombre que hace sus propias reglas y que marcó nuevos caminos en el periodismo nacional. Multimediático, ya difundió sus ideas por cine, diarios, revistas, libros, televisión y radio. Cargado de proyectos para el 2006, su realidad es hoy “Lanata AM”, (Mil 30 Del Plata, AM 1030, lunes a viernes de 7 a 9), frente a un micrófono ante el que se mueve con una agilidad que no perdió a pesar de haber estado una década sin pisar un estudio. “En la radio me siento como en mi casa –confiesa-. Si yo empecé en el periodismo por este medio, a los 14 años. Dos años más tarde ya trabajaba en Radio Nacional”. Como era menor lo hicieron pasar por un violinista de la orquesta juvenil y renunció porque en un envío folclórico no lo dejaron pasar un tema de Mercedes Sosa. “Mientras esté en la radio – postula- voy a decir siempre lo que pienso. Siempre me manejé así, aunque en la tele me costó que me levantaran los programas y hoy esté sin pantalla. Que hayan tildado a Del Plata de ser una radio oficialista sólo por el hecho de que el presidente Néstor Kirchner vino a la inauguración es una injusticia”.
-¿Fue una chicana de la competencia?
-No sé, en principio se trató de una acusación tonta, sin fundamento. Porque para juzgar a un medio tenés que ver, leer o escuchar lo que emite. Verlo en funcionamiento y analizar cuál es su mensaje. Y hoy por hoy no me parece que se pueda decir de Del Plata que sea una radio favorable al gobierno.
-¿Alguna vez te sugirieron contenidos?
-No, nunca me llamaron de la gerencia para nada y eso tengo que reconocerlo. Se trabaja muy tranquilo.
-¿Qué va a pasar con el horario a partir de la llegada de Nelson Castro?
- La mañana ya la había transitado en la Rock & Pop durante tres años, tampoco es nueva para mí, pero es muy sacrificada. Ahora, si se da el pase a la tarde me gustaría porque quiero vivir un poco.
Sus últimas experiencias con la TV tuvieron finales poco felices. Su último ciclo en Argentina fue “Día D”, que en 2004 fue anunciado y cancelado antes de salir al aire. Algo similar le pasó en Uruguay, donde condujo “Lanata.uy”, pero en mayo de este año se lo levantaron después de nueve episodios y él se fue denunciando censura. En Buenos Aires se lo pudo ver sólo como invitado a programas de entrevistas, hasta que parece que encontró la variante.
-Aunque sea en la ficción pudiste volver a la televisión.
-Sí, haciendo de mafioso en “# 15”, por Telefe. Algo es algo. Pero no vi el programa.
-¿Por qué?
-Porque no me gusta verme cuando hago cosas como esa en la tele. En general no me miro. Lo extraño del asunto es que la crítica me trató muy bien por ese papel. Los tipos que siempre me putean esta vez me llenaron de flores. Una cosa muy rara, verdaderamente. A menos que su objetivo sea que me dedique a eso y deje de lado el periodismo (sonríe cínico). Nada, fue una experiencia divertida.
-¿Y para cuándo se te podrá ver en un periodístico?
-No sé, la cosa viene muy difícil. Revisá la grilla, no hay caso programas políticos en la tele. Sí hay muchos de información general.
-¿Seguís sin ofertas?
-Más o menos, porque me siguen proponiendo hacer documentales. Siempre y cuando no toque la política. Varias veces me ofrecieron ir a Canal 9 pero lo rechacé. Es decir que hoy no hay espacio para mi.
-El cine es una opción, después de la experiencia del documental “Deuda”.
-Probablemente haga algo con eso más adelante. Es una posibilidad que no descarto. Pero lo que pasa es que no es tanto una cuestión de forma sino de fondo.
-¿A qué te referís?
-A que si tenés algo para decir, no importa demasiado dónde o de qué manera lo hagas. Lo otro, el formato, es una cuestión técnica. Si no la manejás, lo aprendés. Repito: lo fundamental es tener un mensaje para dar a conocer.
-¿Y con los libros? ¿Hay un sucesor de “ADN”?
-Por ahora no. Pero eso no quiere decir que no esté escribiendo. Ahora estoy embarcado en la ficción. Trabajando en una novela que probablemente esté terminada para presentarla en la Feria del Libro. Si llego a tiempo, claro. Si no, será para un poco después.
-¿Sobre qué tema tratará?
-Sobre las primeras experiencias de la guerrilla en los años sesenta. La distancia te permite poder abordar esa cuestión y todavía se puede hablar con protagonistas vivos de aquella movida.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Diciembre de 2005
martes, 8 de noviembre de 2005
Mona Moncalvillo: "Respeto a Eliaschev, pero nos pega injustamente".
“Este año rechacé una diputación, porque considero que si te ofrecen un cargo, y no te echan por incapaz, hay que terminar. Nunca me arrepentí de haber aceptado”. El sillón de director de Radio Nacional (AM 870) suele ser incómodo. El que lo ocupa debe administrar setenta y seis emisoras diseminadas por todo el país, casi todas con tecnología obsoleta, pagarle el sueldo a centenares de empleados con un presupuesto magro y campear presiones políticas y mediáticas de todo tipo y color. Sin embargo, ahí está la periodista Mona Moncalvillo, a cargo desde mediados de 2003, relajada y sonriente. Tomando mate y contestando sin vacilar. Ante algunas preguntas se le encienden los ojos de rabia, pero nunca pierde el control. “Estamos cerca de terminar un año muy laborioso. No pensé que tendría este nivel de estrés y cansancio”.
-¿Qué fue lo que más te agotó?
-La instalación del nuevo transmisor, con las idas y vueltas que eso genera en cuanto a fechas y plazos. Merced a eso pude ocuparme del bellísimo edificio de Pacheco, que tiene la antena, y que estaba tan descuidado. Sucio, roto, con goteras y más de cien nidos de avispas. Los trabajadores le devolvieron el brillo que tenía cuando lo inauguraron Perón y Evita en 1950.
-¡Un transmisor de cincuenta y cinco años!
-Sí, con vida útil pensada para quince, como máximo. Mérito de nuestros maravillosos ingenieros. Estuvimos mucho tiempo a punto de no poder salir al aire. Ahora la tecnología nos va a acompañar y pasaremos a 100 kw de potencia. Me emociona y enorgullece porque es un medio público. Ahora estamos esperando el dinero para licitar la modernización de nuestras emisoras del interior.
-¿Será durante tu gestión?
-Veremos. En principio termina con el mandato del presidente Kirchner. A partir de ahí no sé nada. Y esto de lo que te hablo lleva mucho tiempo para instrumentarlo. El que me suceda encontrará las cosas mejor que yo.
-Se les criticó la publicidad oficial que reciben.
-Sí, pero no es justo. Porque estamos hablando de setenta y seis radios en todo el país, con el servicio que prestan y la necesidad de reequipamiento que tienen. Si no ayudamos a Radio Nacional, ¿a quién?
-¿Cómo les va en nivel de audiencia?
-Bien. Estuvimos sextos casi todo el año, con una transmisión casi inaudible (desde lo técnico).
-¿Cuál será la programación del año que viene?
-Todavía no firmó nadie. Pero (Héctor) Larrea seguirá y creo que sólo habrá cambios por la tarde.
-¿Uno de los que se va es Pepe Eliaschev?
-Parece ser. No me vino a ver todavía. Cada vez que se acercó lo he atendido.
-El se queja de que “a través de sus funcionarios el gobierno hace saber que él no es un compañero´”, en el sentido peronista del término. Y dice que a la radio la maneja el gobierno, no del estado.
-Sí, me enteré por tu nota. Tendría que hablarlo con él en persona. Porque si se revisa la programación queda claro que es falso que sólo trabajan aquí los que están alineados ideológicamente con el gobierno. Sí es cierto que a él se le da un trato diferente, pero porque tiene el mejor contrato de la radio. El más favorable. Porque se le mantuvo el que tenía. Y si se sintiera discriminado, lo hubiera dicho sin problemas. Esta es una emisora abierta, pluralista y que contempla todo el arco ideológico. Si no, nos hubieran llenado de palos. Están ávidos de marcarnos los puntos.
-Es nuestra función.
-Y me parece bien. Soy periodista desde hace cuarenta años. Cuando es con fundamento, la crítica se valora. La arbitraria, como la de Eliaschev, no está buena. No sé porqué está incómodo, porque él te lo hace saber enseguida. Supongo que debe tener un lugar en vista para firmar con otra emisora. Lo que no entiendo es por qué se va desprestigiando a una radio que lo contuvo tantos años con un contrato privilegiado.
-También reconoce que trabaja en libertad.
-Bueno sería lo contrario. Nos ha matado y nunca bajé ni para pedirle un derecho a réplica. Lo escucho seguido y muchas veces pega mal e injustamente. Pero lo respeto.
-¿Qué me podés decir de las FM?
-La Folclórica creció mucho y anda muy bien. Mercedes Sosa la eligió para volver después de mucho tiempo sin cantar. En 2006 vamos a hacer un programa especial como el de ella, cada mes. Con homenajeados como Favio, Serrat o Nelly Omar, por ejemplo. Por su parte, la Clásica está muy instalada y resiste bien la competencia de Amadeus. En tanto, estamos buscando una nueva frecuencia para Faro, porque la interfiere canal 7 (se ríe). Tiene cosas muy buenas y vamos a cambiar otras.
-¿Cuándo volverás a “Las 40”?
-Si es por mí, mañana mismo. Me encantaría. Adoro ese programa, lo hice a mi medida y cada vez que viajo al interior, para visitar las filiales, me piden lo mismo. Pero no puedo. Tengo mucho trabajo y sigo con el objetivo de ser la primera directora que visite todas las radios de la cadena. Me falta un poco menos de la mitad, pero las distancias son muy largas.
-¿Qué te hayan criticado por conducirlo influyó en la decisión del paréntesis en la conducción?
-No. Nunca falta un columnista en el diario La Nación que salga a escribir que “los directores de medios públicos nos arrogamos el derecho a ocupar espacios”. Lo único que hice en esta radio es trabajar y tengo mi trayectoria. Además, a la radio le costaba cero pesos.
-¿Y cómo estás con los gremios?
-Los trabajadores tuvieron una recomposición salarial importante. Por ahora la cosa está tranquila, lo que no quiere decir que terminen las demandas, porque la tarea de un delegado gremial es mejorar la situación de los trabajadores todo el tiempo. Ahora estoy empeñada en mejorar la calidad periodística con talleres libres y gratuitos que se dan acá los martes a las 16. Con nombres como Van Der Kooy, Aliverti y Oscar Cardoso entre otros.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Noviembre de 2005
María Esther Sánchez: "Las buenas noticias no venden"
“Vamos al estudio chiquito” propone María Esther Sánchez y al llegar sorprende lo diferentes que son las proporciones en la municipal Radio de la Ciudad (AM 1110). El lugar es enorme, al punto que el techo está a siete metros de altura y el piso tiene espacio para caminar con comodidad entre los dos pianos de media cola y una mesa con sillas. En esa emisora, todos los domingos de 9 a 10 de la mañana la locutora conduce “Son buenas”, un envío que apareció durante la gestión anterior y que tiene la particularidad de no ser difusor de buenas noticias. “Carlos Ulanovsky me preguntó qué quería armar y le contesté que un programa con estas características. Algo que ya venía haciendo como sección, a la noche, en el espacio de Leonardo Grecco”, recuerda María.
-¿Tenés material para una hora?
-Sí, porque buscando, hurgando, se encuentran buenas noticias. Aunque quizás no alcancen para un programa diario. El bajón y lo negro de la vida existe, como todas las cosas negativas, pero sin ellas no podría haber luz y cosas bellas. Depende de dónde pone uno la mirada. Yo trato de rescatar aquello que tiene un poco de color y que brinda esperanza. Puede ser una ONG que ayuda a chicos que lo necesitan, los “payamédicos”, que le llevan una sonrisa a los enfermos o los pediatras que se prepararon con narradores para aprender a relatar y el día del niño lo hacen frente a los chicos, en el marco del programa “¿Me cuenta un cuento, doctor?”.
-¿Por qué creés que esas buenas noticias tienen tan poca prensa?
-Puede ser porque no venden, o porque estamos mal acostumbrados. Y los argentinos somos un poco “melanco”.
-Sin embargo en ningún lugar del mundo son tapa de los diarios.
-Pero creo que pronto lo van a ser. Me voy a sentir feliz cuando ocupen aunque sea un recuadrito de la portada, todos los días. Porque están ahí. De hecho, hay programas de televisión y hasta noticieros, en los que destacan que “la buena noticia de hoy es...”. Ese compendio es el que traslado a la radio los domingos por la mañana. Te digo más, me encantaría llevar la propuesta a la televisión, porque el rebote es mucho mayor.
-¿El horario te gusta?
-Sí. Aunque a primera vista parece marginal, se escucha mucho. Afortunadamente, esta radio se dedica a los temas de la ciudad (como su nombre lo indica) y la gente responde.
-¿Cuáles son tus fuentes?
-La prensa en general. Pero también el boca en boca, o las historias de vida. A veces la misma gente llama y nos deja su buena noticia. Trabaja conmigo Bárbara Ramirez Araujo, que es mi productora.
-¿Sabías que Bernardo Neustadt siempre cuenta que una vez sacó un diario de buenas noticias?
-No, no sabía. ¿Cómo le fue?
-Se fundió en menos de un mes.
(Se ríe)-Debe haberle pasado porque se querría haber llenado de plata. Acá no es ese el propósito (se tienta de risa). Si yo no espero ganar dinero sino generar situaciones, no me puedo fundir. No me lleno de plata ni con el programa ni con ninguno de mis otros proyectos.
-¿En qué te paga?
-En que sabés qué lindo es escuchar los mensajes de los oyentes contando lo que les pasa. Lo hago porque me gusta pero si no existiera la audiencia, no tendría sentido. Si no te llega la respuesta en algún momento, sentís que todo va a parar a un saco vacío. No me importa si hay uno, diez o mil. Con que haya uno que escucha, llama y participa diciendo “los descubrí y los sigo” estoy hecha. Más si se da un caso como el de un discapacitado que nos contó que salió a la calle y buscó un teléfono público para dejarnos un mensaje. Que me digan “gracias por darle espacio a las buenas noticias” me provoca una alegría que me hace llorar de la emoción.
-¿Creés que con este programa cubrís una función que la prensa relega?
-Puede ser. Quizás porque no tengo esa raíz. Ante todo soy locutora y después periodista, por las funciones que ejercí durante años. Me nace, lo siento y lo llevo adentro. Me gusta indagar en el alma humana, exponerme y sacar mi histrionismo. Las cosas son como se van dando, no hay que rotularlas.
-¿Cada vez queda menos propuestas para el locutor clásico?
-Sí, se fueron recortando los espacios. Sobre todo a partir de que cualquier persona puede mencionar la marca de un producto al aire y dejar “de florero” al locutor.
-¿La ley que prohibe eso cambió o no se cumple?
-Las dos cosas. Ahora un conductor puede mencionar las marcas. Pero a la vez nosotros estamos preparados para expresarnos y hacer “el show de la tanda”. No sólo vende una cara famosa sino la manera de transmitir el mensaje. Se habla mal en la calle, en parte porque los locutores, que son quienes están profesionalmente preparados para ello, tienen cada vez menos aire. De este modo, los medios de comunicación educan mal. Ahora el “locutor integral” está preparado para conducir programas y hacer periodismo.
-Decime dos palabras de Juan Alberto Badía.
-Un gran amigo y la persona a la que le debo gran parte de mi carrera. Gracias a él soy locutora. El me alentó cuando yo estaba en Chacabuco.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Noviembre de 2005
-¿Tenés material para una hora?
-Sí, porque buscando, hurgando, se encuentran buenas noticias. Aunque quizás no alcancen para un programa diario. El bajón y lo negro de la vida existe, como todas las cosas negativas, pero sin ellas no podría haber luz y cosas bellas. Depende de dónde pone uno la mirada. Yo trato de rescatar aquello que tiene un poco de color y que brinda esperanza. Puede ser una ONG que ayuda a chicos que lo necesitan, los “payamédicos”, que le llevan una sonrisa a los enfermos o los pediatras que se prepararon con narradores para aprender a relatar y el día del niño lo hacen frente a los chicos, en el marco del programa “¿Me cuenta un cuento, doctor?”.
-¿Por qué creés que esas buenas noticias tienen tan poca prensa?
-Puede ser porque no venden, o porque estamos mal acostumbrados. Y los argentinos somos un poco “melanco”.
-Sin embargo en ningún lugar del mundo son tapa de los diarios.
-Pero creo que pronto lo van a ser. Me voy a sentir feliz cuando ocupen aunque sea un recuadrito de la portada, todos los días. Porque están ahí. De hecho, hay programas de televisión y hasta noticieros, en los que destacan que “la buena noticia de hoy es...”. Ese compendio es el que traslado a la radio los domingos por la mañana. Te digo más, me encantaría llevar la propuesta a la televisión, porque el rebote es mucho mayor.
-¿El horario te gusta?
-Sí. Aunque a primera vista parece marginal, se escucha mucho. Afortunadamente, esta radio se dedica a los temas de la ciudad (como su nombre lo indica) y la gente responde.
-¿Cuáles son tus fuentes?
-La prensa en general. Pero también el boca en boca, o las historias de vida. A veces la misma gente llama y nos deja su buena noticia. Trabaja conmigo Bárbara Ramirez Araujo, que es mi productora.
-¿Sabías que Bernardo Neustadt siempre cuenta que una vez sacó un diario de buenas noticias?
-No, no sabía. ¿Cómo le fue?
-Se fundió en menos de un mes.
(Se ríe)-Debe haberle pasado porque se querría haber llenado de plata. Acá no es ese el propósito (se tienta de risa). Si yo no espero ganar dinero sino generar situaciones, no me puedo fundir. No me lleno de plata ni con el programa ni con ninguno de mis otros proyectos.
-¿En qué te paga?
-En que sabés qué lindo es escuchar los mensajes de los oyentes contando lo que les pasa. Lo hago porque me gusta pero si no existiera la audiencia, no tendría sentido. Si no te llega la respuesta en algún momento, sentís que todo va a parar a un saco vacío. No me importa si hay uno, diez o mil. Con que haya uno que escucha, llama y participa diciendo “los descubrí y los sigo” estoy hecha. Más si se da un caso como el de un discapacitado que nos contó que salió a la calle y buscó un teléfono público para dejarnos un mensaje. Que me digan “gracias por darle espacio a las buenas noticias” me provoca una alegría que me hace llorar de la emoción.
-¿Creés que con este programa cubrís una función que la prensa relega?
-Puede ser. Quizás porque no tengo esa raíz. Ante todo soy locutora y después periodista, por las funciones que ejercí durante años. Me nace, lo siento y lo llevo adentro. Me gusta indagar en el alma humana, exponerme y sacar mi histrionismo. Las cosas son como se van dando, no hay que rotularlas.
-¿Cada vez queda menos propuestas para el locutor clásico?
-Sí, se fueron recortando los espacios. Sobre todo a partir de que cualquier persona puede mencionar la marca de un producto al aire y dejar “de florero” al locutor.
-¿La ley que prohibe eso cambió o no se cumple?
-Las dos cosas. Ahora un conductor puede mencionar las marcas. Pero a la vez nosotros estamos preparados para expresarnos y hacer “el show de la tanda”. No sólo vende una cara famosa sino la manera de transmitir el mensaje. Se habla mal en la calle, en parte porque los locutores, que son quienes están profesionalmente preparados para ello, tienen cada vez menos aire. De este modo, los medios de comunicación educan mal. Ahora el “locutor integral” está preparado para conducir programas y hacer periodismo.
-Decime dos palabras de Juan Alberto Badía.
-Un gran amigo y la persona a la que le debo gran parte de mi carrera. Gracias a él soy locutora. El me alentó cuando yo estaba en Chacabuco.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Noviembre de 2005
Carlos Clérici: “Con cuatro años, mi hijo Juan Francisco es el periodista más joven de la Argentina”
Conduce en las noches de radio América “El diario de mañana”. Tiene además una página web que hace las veces de diario electrónico gratuito para quince mil suscriptores de Argentina y el mundo. Organiza eventos en Pinamar con pensadores y escritores, presenta el coloquio de IDEA y dirigió el encuentro privado de los presidentes americanos cuando hace poco estuvieron en el país. Pero es su “módulo familiar de trabajo” lo que lo define.
Se pueden mencionar varias particularidades que hacen únicos a los productos de Carlos Clérici. En principio, “El diario de mañana” (América, AM 1190, lunes a viernes, a las 23) es un periodístico que cierra el día, a contramano de la costumbre. Pero además, eligió que su equipo tuviera su originalidad: “Trato de construir una realidad a partir del modelo que a mí me sirve –explica-. Es decir, llevar la familia al trabajo. Mi mujer, Alejandra Zuccoli es la productora del programa (trabaja en esto desde antes de conocerme) y mi hijo, Juan Francisco, es el periodista más joven de la radiofonía nacional. Nació prácticamente dentro de Del Plata y a la semana ya estaba en el estudio. Se ve que le tiró, porque nos empezó a acompañar regularmente y un poquito antes de cumplir los tres años salió al aire”.
-¿Qué dijo?
-Comentó un espectáculo infantil que había visto. Tuvo un discurso coherente y se expresó bien. A la gente le encantó y desde entonces es un columnista fijo de los días viernes. Hoy tiene cuatro años y habla de obras de teatro, de películas que vio, o de su experiencia como estudiante de música. Claro, cuando fuimos de vacaciones a Disney trajo material para varias semanas. Parece que va a seguir, lo toma como un trabajo y se presenta como periodista. No permite que nadie sonría cuando lo dice.
-¿Cómo es el programa?
-“El diario de mañana” ya es casi un clásico. Su estilo es el de un diario, con sus secciones y sus suplementos semanales. Empezamos en Del Plata cerrando lo que era el horario periodístico de la radio (las 20), y desde 2001 estamos en América. Claro, por tener un formato de noticias toda la programación, para poder cerrar el día, vamos a las 23. Estamos contentos, de audiencia estamos bien y nos apoyan empresas que sólo lo hacen con envíos de la mañana.
-¿Seguirás el año que viene?
-Vamos a ver. Estamos charlando. Porque me ofrecen estirar en una hora el programa (desde las 22), pero hay algunas sugerencias que no me terminan de cerrar.
-¿Cuáles?
-Algunas tienen que ver con lo económico, otras con que el sector de noticias de la radio tendría injerencia en los contenidos y mi independencia no la negocio. Además sugieren la incorporación de una persona al staff, para co-conducir. Veremos. La gente del CIE se especializa en FM, pero América les da muy buen resultado económico y su estilo está impuesto.
-¿Existen otras ofertas?
-Sí. Tengo una charla pendiente con Daniel Hadad (Radio 10, Canal 9). Estuve cerca de firmar con él en 1998 y ahora me lo crucé en la Cumbre de las Américas y me propuso conversar sobre el 2006. Julio Villalonga me dijo que quiere que haga algo en América 24. Por primera vez estoy considerando estar en TV. También están preocupados en La Red, porque les queda despoblada la mañana: se van Nelson Castro y Santo Biasatti. La grilla del año que viene se moverá bastante. Vamos a ver dónde quedamos. Lo mismo corre para el programa que hago en Pinamar desde el ’97 (primero en Estudio Playa, de Badía y los últimos tres años en FM Winner), porque no me lo tomo como vacaciones.
-¿Querés mantener la noche?
-No necesariamente. Hice la mañana de Horizonte durante ocho años, el primer periodístico en una FM musical. También fui pionero, en esa emisora, en hacer mañana y tarde. Me fui por un tema parecido al actual.
-Trabajar con noticias a la noche es diferente, ¿no?
-Seguro, porque por más que Internet cambió algunas cosas, todavía vas al aire “sin red”. Los envíos de la mañana usan los diarios y siempre los critico por eso. De hecho, cuando me vienen a hacer una nota no me saco fotos con diarios porque no los uso para producir. Buscamos adelantar las noticias de los periódicos del otro día. Y opino sin saber qué dirán los colegas.
-¿Escuchás radio?
-Cambié con la edad. Era un tipo de FM, pero ahora, si quiero escuchar música, pongo la mía. En el auto me pasé a la AM, pongo América y todas las noches a Dolina.
-¿A qué colegas admirás?
-A los que hacen periodismo independiente. Sobre todo en esta época en que la profesión está invadida de procedimientos oscuros. Hay muchos compromisos con el poder, algo que melló el prestigio que hasta hace pocos años teníamos con la sociedad. Los que dependen de una empresa suelen perder objetividad.
-A vos te apoyan.
-Pero nunca me exigieron nada a cambio. Si es que lo hacen, tuve suerte.
-No me contestaste ningún nombre. (Se ríe)-Sin que signifique que desconfío del resto, Pepe Eliaschev. Lo reemplacé varias veces en sus vacaciones y puedo decir que deja mucho desde su uso del lenguaje, sus recursos, su pensamiento, su inteligencia y su honestidad. Traté de aprender y tomar cosas de él.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2005
sábado, 5 de noviembre de 2005
Anamá Ferreyra : “Nunca haría un curso de castellano neutro”
“Tenía un poco de miedo de que la gente me cargara porque hablo mal, pero ya con dos programas al aire, la respuesta fue muy positiva”, reconoce la bella modelo. Ella conduce con soltura su programa de los sábados por la AM La Marea y entrevista figuras, sin olvidarse de lo social.
Es un tanto incómodo pensar en Anamá Ferreyra al frente de un programa de radio (“Anamá y los mareados”, AM 1420, La Marea, sábados de 13 a 15). Ella, que tiene una carrera de alrededor de un cuarto de siglo construida a partir de su imagen, y de un curioso y persistente acento brasileño. Sin embargo tiene sus antecedentes. Trabajó hace dos años en Radio Colonia y consiguió lo que hubiera sido el sueño de más de un gobierno militar: la sacó del aire. ¿Cómo? Lo explica ella: “Fue sin querer, llovía y llegué toda mojada. Conecté un secador de pelo y saltó la instalación eléctrica. Me querían matar. En aquella época era una aprendiz, que acompañaba a Mario Mactas. Siempre laburé con la cara y el cuerpo, pero mi voz la compraron para varias publicidades. Cuando me escuchan hablar me reconocen de inmediato”.
-El acento “portuñol” hay que cuidarlo, entonces.
-Exacto. Porque es mi sello. Nunca haría un curso para hablar castellano neutro. Tenía un poco de miedo de que la gente me cargara porque hablo mal, pero ya con dos programas al aire, la respuesta fue muy positiva. Me entendieron todo lo que dije.
-¿Cómo es el programa?
-Entrevisto gente. Desde cantantes y actrices hasta mujeres como Margarita Barrientos, porque la tarea social es muy importante. Y si podemos ayudar, por poco que sea, bienvenido. En el primero también saqué al aire a Jorge Ibañez y a Ginette Reynal porque los afectos son importantes. Además me gustan mucho la cultura y los libros.
-Sos casi abogada.
-Sí. Estudié hasta el último año en una universidad de Río de Janeiro, pero abandone cuando faltaba muy poco. Tenía que ir a recibir el título.
-¿No querés terminar y ser la “doctora Ferreyra”?
-Podría, pero no. Era una universidad muy cara y tuve que empezar a trabajar como mannequin para poder pagarla. Sin embargo, empecé a ganar mucho dinero con el modelaje y allá los abogados estaban (y están) “a la hora de la muerte”). A mí me gustó siempre el mundo de la moda, y era mi mamá la que me exigía un título universitario. Llegó un momento en que me pregunté ¿para qué? Me sabía de memoria artículos de los códigos y todo. Hasta que me fui a París, de vuelta a Buenos Aires, y nunca más.
-¿Firmaste contrato hasta...?
-Por tres meses, como se acostumbra en los medios. Me voy a quedar durante el verano en Buenos Aires por la radio y en la escuela de modelos. Debe haber otra manera, pero la única manera que conozco para vivir es el trabajo. Si no la hice a los veinte no voy a empezar a los cincuenta. Vamos a tener que morirnos laburando.
-¿El horario te gusta?
-Sí, es más relajado. Me permite revisar las noticias de la semana y estar al tanto de la actualidad pero con un ritmo más tranquilo. Los sábados se puede hablar. Tenés más tiempo para entrevistar a alguien. Ni hablar de las diferencias con la televisión, que es una locura. Sobre todo ahora que en TV miden el rating minuto a minuto. Por ahí estás charlando bárbaro con alguien, te avisan que se te están yendo los espectadores y le tenés que decir “bueno chau, me encantó estar contigo”. Es horrible. Este medio permite conversaciones largas y profundas.
-¿Escuchás radio?
-Todo el día. AM. Paso de una emisora a otra todo el tiempo. Me gusta que me hablen y me cuenten cosas. Siempre estoy aprendiendo. Y algo de lo que sacás mucho provecho es de saber prestar oídos. Cuando empecé a trabajar como notera lo único que quería hacer era preguntar y preguntar.
-¿Quiénes son tus referentes en este medio?
-Magdalena (Ruiz Guiñazú) es un ícono, una mujer fantástica. Me encanta cómo pregunta. También Rolando Hanglin, con su placidez y su manera tranquila de ir buscando la punta del ovillo. Me gustan Mario Mactas y Mariano Grondona, que está en la radio por la mañana de los sábados. Y Chiche Gelblung. Ese hombre no puede tener semejante memoria, esas ideas. Una vez empezó a hablar de las gomitas que llevamos en los brazos las mujeres. Y te deja enganchada con el tema. Es un maestro. Encima los conoce a todos. El único que le debe faltar es el Papa de ahora. Aunque pensándolo bien, ya debe haber paseado en auto con él.
-¿Y de los nuevos?
-Pettinatto me encanta por la impronta que tiene. Y por su sentido del humor. Eso es fundamental, te hace zafar. No sé cómo será la vida de la gente que no se ríe. Una amargura.
-¿Qué esperás de este ciclo?
-Que nos escuchen. Si no tienen nada que hacer los sábados a las 13 pongan la radio. Llámennos, mándennos un e-mail. Si no, está todo bien. Igual, algún loco mareado nos va sintonizar.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2005
Es un tanto incómodo pensar en Anamá Ferreyra al frente de un programa de radio (“Anamá y los mareados”, AM 1420, La Marea, sábados de 13 a 15). Ella, que tiene una carrera de alrededor de un cuarto de siglo construida a partir de su imagen, y de un curioso y persistente acento brasileño. Sin embargo tiene sus antecedentes. Trabajó hace dos años en Radio Colonia y consiguió lo que hubiera sido el sueño de más de un gobierno militar: la sacó del aire. ¿Cómo? Lo explica ella: “Fue sin querer, llovía y llegué toda mojada. Conecté un secador de pelo y saltó la instalación eléctrica. Me querían matar. En aquella época era una aprendiz, que acompañaba a Mario Mactas. Siempre laburé con la cara y el cuerpo, pero mi voz la compraron para varias publicidades. Cuando me escuchan hablar me reconocen de inmediato”.
-El acento “portuñol” hay que cuidarlo, entonces.
-Exacto. Porque es mi sello. Nunca haría un curso para hablar castellano neutro. Tenía un poco de miedo de que la gente me cargara porque hablo mal, pero ya con dos programas al aire, la respuesta fue muy positiva. Me entendieron todo lo que dije.
-¿Cómo es el programa?
-Entrevisto gente. Desde cantantes y actrices hasta mujeres como Margarita Barrientos, porque la tarea social es muy importante. Y si podemos ayudar, por poco que sea, bienvenido. En el primero también saqué al aire a Jorge Ibañez y a Ginette Reynal porque los afectos son importantes. Además me gustan mucho la cultura y los libros.
-Sos casi abogada.
-Sí. Estudié hasta el último año en una universidad de Río de Janeiro, pero abandone cuando faltaba muy poco. Tenía que ir a recibir el título.
-¿No querés terminar y ser la “doctora Ferreyra”?
-Podría, pero no. Era una universidad muy cara y tuve que empezar a trabajar como mannequin para poder pagarla. Sin embargo, empecé a ganar mucho dinero con el modelaje y allá los abogados estaban (y están) “a la hora de la muerte”). A mí me gustó siempre el mundo de la moda, y era mi mamá la que me exigía un título universitario. Llegó un momento en que me pregunté ¿para qué? Me sabía de memoria artículos de los códigos y todo. Hasta que me fui a París, de vuelta a Buenos Aires, y nunca más.
-¿Firmaste contrato hasta...?
-Por tres meses, como se acostumbra en los medios. Me voy a quedar durante el verano en Buenos Aires por la radio y en la escuela de modelos. Debe haber otra manera, pero la única manera que conozco para vivir es el trabajo. Si no la hice a los veinte no voy a empezar a los cincuenta. Vamos a tener que morirnos laburando.
-¿El horario te gusta?
-Sí, es más relajado. Me permite revisar las noticias de la semana y estar al tanto de la actualidad pero con un ritmo más tranquilo. Los sábados se puede hablar. Tenés más tiempo para entrevistar a alguien. Ni hablar de las diferencias con la televisión, que es una locura. Sobre todo ahora que en TV miden el rating minuto a minuto. Por ahí estás charlando bárbaro con alguien, te avisan que se te están yendo los espectadores y le tenés que decir “bueno chau, me encantó estar contigo”. Es horrible. Este medio permite conversaciones largas y profundas.
-¿Escuchás radio?
-Todo el día. AM. Paso de una emisora a otra todo el tiempo. Me gusta que me hablen y me cuenten cosas. Siempre estoy aprendiendo. Y algo de lo que sacás mucho provecho es de saber prestar oídos. Cuando empecé a trabajar como notera lo único que quería hacer era preguntar y preguntar.
-¿Quiénes son tus referentes en este medio?
-Magdalena (Ruiz Guiñazú) es un ícono, una mujer fantástica. Me encanta cómo pregunta. También Rolando Hanglin, con su placidez y su manera tranquila de ir buscando la punta del ovillo. Me gustan Mario Mactas y Mariano Grondona, que está en la radio por la mañana de los sábados. Y Chiche Gelblung. Ese hombre no puede tener semejante memoria, esas ideas. Una vez empezó a hablar de las gomitas que llevamos en los brazos las mujeres. Y te deja enganchada con el tema. Es un maestro. Encima los conoce a todos. El único que le debe faltar es el Papa de ahora. Aunque pensándolo bien, ya debe haber paseado en auto con él.
-¿Y de los nuevos?
-Pettinatto me encanta por la impronta que tiene. Y por su sentido del humor. Eso es fundamental, te hace zafar. No sé cómo será la vida de la gente que no se ríe. Una amargura.
-¿Qué esperás de este ciclo?
-Que nos escuchen. Si no tienen nada que hacer los sábados a las 13 pongan la radio. Llámennos, mándennos un e-mail. Si no, está todo bien. Igual, algún loco mareado nos va sintonizar.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Noviembre de 2005
viernes, 28 de octubre de 2005
Nancy Pazos: "No me gustaría que mis hijos fueran periodistas"
“¿Quién está en la tele?”, pregunta Nancy Pazos apenas abre la puerta de su departamento y desde el otro cuarto llega el grito, por partida doble, de Teo (Teodoro César Santilli Pazos, 4) y su hermano Nico (Nicanor, 2): “¡Papá!”. Es que en la pantalla de la TV del playroom está Diego Santilli, el padre de las dos criaturas, almorzando con Mirtha Legrand, en su carácter de candidato a legislador por el Pro en la Capital Federal. Acto seguido, la difícil sesión de fotos queda marcada por la buena onda de la conductora de “Turno Mañana” (La Ciento Uno, FM 101.1, lunes a viernes de 6 a 9) y el alegre caos de los chicos. La charla es más relajada. “Soy una madre haciendo radio”, se define una periodista que empezó en Clarín, que hace diez años que tiene un programa, “Ruleta Rusa”, en la TV y que supo conducir la primera mañana de Rivadavia y la tarde de Mitre, donde además fue compañera de Néstor Ibarra (“mi gran maestro en este medio”) y Adolfo Castelo. También estuvo un corto período con Héctor Larrea en “Rapidísimo”, en la Del Plata de Marcelo Tinelli y en la La Metro de Daniel Grinbank.
-¿Por qué decís eso?
-Porque mis hijos marcaron mis procesos en las radios. Cuando nació Teo, estaba por entrar a Rivadavia, y diez meses más tarde quedé embarazada de Nicanor. Corría 2003 y se venían las elecciones, no podía dejar de trabajar.
-¿Cómo lo resolviste?
-Sólo falté las primeras dos semanas y después me monté un estudio de radio en mi casa. Desde ahí transmitía. Encima, con esto de la moderna “libre demanda” los pibes quieren mamar a cada rato. Se daban situaciones raras, como por ejemplo que le estaba haciendo el reportaje a un ministro y tenía la teta al aire porque en ese momento alimentaba a Nico. Los pies nos los dábamos con los chicos que estaban en Rivadavia a través del chat, por internet. Al tiempo lo empecé a llevar a Nicanor a la radio, que por suerte quedaba cerca. Pero del frío que tomó le agarró una otitis a los cuatro meses, pobrecito.
-El presente es la Ciento Uno.
-Me costó hacer el movimiento a la FM, porque en mí se dio la carrera al revés: de más jovencita hice AM. Cuando me vinieron a buscar no sabía ni de qué emisora me estaban hablando. Sin embargo, pasar de Del Plata a la Ciento Uno fue como volver a jugar en Primera. Es impresionante lo masiva que es, la llegada que tiene en la ciudad y en el interior. Está quinta en la tabla general.
-¿Cómo te va en el rating?
-Vamos terceros entre los periodísticos de FM. Me ganan la Rock & Pop y Ari Paluch. Mi competencia natural serían Majul (Pop) y Laje (Blue), y los triplico a los dos. En mi target estoy bárbaro.
-¿Y en lo comercial?
-Falta una vuelta de tuerca, porque las FM vienen muy segmentadas. Estoy en una coproducción, que es la mejor manera de hacer periodismo independiente. Ese es el gran desafío. Cuando estudiaba en la UBA odiaba el periodismo empresarial, que por entonces representaban Neustadt y Grondona. Ahora que me pasé del otro lado del mostrador, me di cuenta de que es la única manera. A menos, claro, que trabajes en un medio grande que te respalda. Sólo podés estar al aire si a partir del nombre que construiste, algunas empresas apuestan a vos. Hoy la gente piensa de mí que soy independiente, inteligente y le pego a los políticos. Ese es mi capital. Nunca planifiqué hacerme rica. Aunque vivo de mi trabajo, en este momento lo hago por estar en los medios.
-¿No es como me dijo Aliverti, que terminás suavizando algunas críticas a tus auspiciantes?
-Es que a él lo auspicia sobre todo una sóla empresa grande. Yo ni sé bien quiénes son mis sponsors. Si me llega una denuncia contra ellos, les daría derecho a réplica, como hago con todos. No obstante, creo que la torta de auspiciantes se esta reduciendo y está bueno.
-¿Por qué lo ves como algo positivo?
-Porque por culpa de esos anunciantes pululan un montón de programas de cable con gente que no se sabe a quién representa. Está bastante berreta el periodismo en este punto. Pero no me quejo, porque sería peor que pasara a nivel nacional lo que en algunas provincias: que la prensa depende del poder local de turno.
-¿Cómo ves el panorama político?
-Es de gran confusión y todavía no vemos la otra orilla. La hipocresía en la Argentina está en su máximo esplendor. Hoy escucho al número uno y la número dos del periodismo radial en mi horario y piensan lo mismo en casi todo. Algo raro está pasando. Otros colegas, que se llenaban la boca con Menem y hoy hablan de la “década infame”, me dan náusea.
-Para terminar. ¿Imaginás a tus hijos siguiendo tu carrera?
-La verdad es que no me gustaría. Salvo para unos pocos elegidos, esta es una profesión que dura sólo un tiempo. Sobre todo si sos varón. Por otro lado, los crio bien independientes, así que si se hacen periodistas algo hice mal.
-¿Cómo los imaginás maduros?
-Básicamente felices. Está claro, aun desde sus cuatro años, que Teo le va a poner garra a lo que sea que encare. Es una esponja a la que le gusta aprender todo. Y los dos están capacitados para vivir con alegría. Me parece que la enseñanza más grande que les puedo dar es que, con mucho o con poco, sin ser conformista, el balance del final del día es positivo. El fin de semana pasado fuimos al cine y Teo, cuando nos vio a los dos juntos nos abrazó con emoción. Quisiera quedarme con ese momento para toda la vida.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Octubre de 2005
Revista especial por el Día de la Madre
martes, 11 de octubre de 2005
Cacho Fontana: "Fui locutor comercial más que conductor"
A lo largo de su carrera, Jorge “Cacho” Fontana ha sido galardonado con catorce premios Martín Fierro y más de cuarenta distinciones, tanto aquí como en los Estados Unidos. Sin embargo, no alcanza para entender la dimensión de este hombre, que dejó una marca en la historia de la radio a partir de programas como “El Fontana Show” y “La revista dislocada”. O desde su debut, en radio El Mundo, con Sandrini, Merello, Troilo, D’Arienzo y Di Sarli, entre otros, en un programa llamado “El Relámpago”, en el que debutó con el uniforme de soldado ya que se encontraba cumpliendo con el servicio militar. Hoy su realidad es “El invitado” (Lunes a viernes de 9.30 a 10.30 por Belgrano, AM 950). “La invitación inicial de un mes pasó a ser permanente –explica-. Necesitaba tener contacto con el micrófono, con el estudio. Para mí siempre es un examen. Lo tomo así, más allá de mi trayectoria”.
-¿En qué sintió la falta de micrófono?
-En que uno a veces llega con una idea a la radio y en la práctica no rinde. Además, los últimos cuatro meses estuve trabajando sólo y ahora me tuve que adaptar a un equipo, que es muy diferente.
-¿Qué tiene de particular “El invitado”?
-Que es la primera vez que hago sólo una hora de programa. Siempre se corre un riesgo, como dicen ahora “es un desafío”. Busco que tenga una cierta trascendencia. Por lo demás, no tiene ninguna fórmula secreta. Es más o menos todo lo que uno ha intentado hacer en su carrera, adaptado a las circunstancias y a los tiempos. Más la música, que es un remanso, y la última información.
-¿Qué “rebote” tuvo?
-Los oyentes me dieron una sorpresa enorme. Porque llaman todo el tiempo, desde puntos muy distantes del interior, y hoy el teléfono es caro. Ellos piden presencia y continuidad. Eso es un aliciente, porque la radio es el amor de mi vida. Si estoy bien del físico, la cabeza y la garganta, no me iría nunca.
-¿Quién lo escucha hoy?
-Una audiencia que no suele estar comprendida en las programaciones. Hoy se apunta más a los jóvenes que a las personas maduras, que tienen otros códigos. Por eso están ligados a mí.
-¿Esto vale también para los comunicadores?
-Obviamente. Que un hombre de setenta y tres años, mas allá de mi historia, tenga la posibilidad de conducir una hora, en este momento es importantísimo. No hay muchos más, apenas Héctor Larrea y Antonio Carrizo y Martinheitz, a la noche. Aunque también se puede ver como que nuestra generación está tapando a los jóvenes. Habría que analizarlo más en profundidad.
-¿Tiene algún sucesor en las nuevas camadas?
-No, eso lo determinará el público. Todos tienen su personalidad, su estilo.
-¿Tuvo maestros?
-Muchos. La aventura periodística que viví con José María Muñoz fue extraordinaria. El tenía la insolencia del trabajo y yo me crié con eso. Adopté esa mecánica para darle sustento a mi programa. Debuté con él en el Mundial de Inglaterra de 1966, llevándole el maletín con el termo, la camisa y la toalla. Yo sabía que en un equipo con él y Enzo Ardigó, íbamos con el mismo cartel. Era consciente de lo que hacía y de dónde estaba, por más que a algunos hoy les genere sonrisas.
-¿Hoy es más fácil llegar al micrófono?
-Bueno, la generación que me siguió estudió tres años antes de entrar a un estudio. Yo no puedo competir con ellos porque tengo apenas sexto grado, como Antonio (Carrizo). Lo que pasa es que nosotros queríamos al medio pero nunca tuvimos idea de la proyección y la trascendencia que iba a tener.
-Larrea alguna vez me dijo que él hizo TV, aunque la detestaba, para no desaparecer también de la radio. ¿Le pasó lo mismo a usted?
-Nunca odié a la televisión, si estuve veinte años con el programa de preguntas y respuestas... Fui locutor comercial más que conductor. “Odol Pregunta” no era ninguna ciencia, no me jugaba en nada. Pero los comerciales principales eran todos míos, por mi prestigio. Eso me dio presencia y dinero. La televisión me permitió bancar económicamente mis otras ideas. Fijate que desde que se me acabó la TV me cambió todo.
-¿Lo último fue el especial de las 24 horas por Malvinas?
-Sí. En ese momento no sabíamos ni si había muertos. Yo soy el responsable, nadie me llamó. Y la fui a buscar a Pinky, que estaba enferma. Con lo único que nos pagaron fue con que tenemos esas 24 horas grabadas. Sabíamos que las empresas que me respaldaban iban a colaborar. Nunca imaginamos la avalancha del pueblo. Fue muy doloroso, nunca creí que se convertiría en algo tan lamentable para la historia argentina.
-¿Quiere juntarse con Larrea y Carrizo?
-Es verdad. Lo comenté con Antonio, con Héctor todavía no. Es una idea que tiré para ver si alguno de ellos dice que sí. Todavía no me animo a ir a verlos.
-¿Por qué?
-Es muy fuerte. Les respeto sus personalidades. Para nosotros, más que una despedida, sería una manera de competir con la realidad. El corazón de esta propuesta es que los tres parecemos iguales pero no tenemos nada que ver. Me encantaría que hagamos nueve o doce horas para nuestra generación. Tres o cuatro horas para cada uno, y rotaríamos los horarios. Uno va a las nueve hoy, la semana que viene a las doce y la otra a las tres. Y así todos. Cada cual arma su programa. Encima, la radio dispondría de un montón de tiempo libre. Vamos a ver si alguien recoge el guante.
-¿Tendría que ser en una AM?
-Sí, pero con potencia. La de La Diez, Continental o Mitre. Para que nos escuchen. Porque el aire está muy sucio. No sé, capaz que tenemos que ir a Rivadavia y comprarle doce horas. O en una FM, para que nos escuchen los taxistas.
Gustavo Masutti Llach Revista Ahora - Diario Crónica Buenos Aires - Argentina Octubre de 2005
-¿En qué sintió la falta de micrófono?
-En que uno a veces llega con una idea a la radio y en la práctica no rinde. Además, los últimos cuatro meses estuve trabajando sólo y ahora me tuve que adaptar a un equipo, que es muy diferente.
-¿Qué tiene de particular “El invitado”?
-Que es la primera vez que hago sólo una hora de programa. Siempre se corre un riesgo, como dicen ahora “es un desafío”. Busco que tenga una cierta trascendencia. Por lo demás, no tiene ninguna fórmula secreta. Es más o menos todo lo que uno ha intentado hacer en su carrera, adaptado a las circunstancias y a los tiempos. Más la música, que es un remanso, y la última información.
-¿Qué “rebote” tuvo?
-Los oyentes me dieron una sorpresa enorme. Porque llaman todo el tiempo, desde puntos muy distantes del interior, y hoy el teléfono es caro. Ellos piden presencia y continuidad. Eso es un aliciente, porque la radio es el amor de mi vida. Si estoy bien del físico, la cabeza y la garganta, no me iría nunca.
-¿Quién lo escucha hoy?
-Una audiencia que no suele estar comprendida en las programaciones. Hoy se apunta más a los jóvenes que a las personas maduras, que tienen otros códigos. Por eso están ligados a mí.
-¿Esto vale también para los comunicadores?
-Obviamente. Que un hombre de setenta y tres años, mas allá de mi historia, tenga la posibilidad de conducir una hora, en este momento es importantísimo. No hay muchos más, apenas Héctor Larrea y Antonio Carrizo y Martinheitz, a la noche. Aunque también se puede ver como que nuestra generación está tapando a los jóvenes. Habría que analizarlo más en profundidad.
-¿Tiene algún sucesor en las nuevas camadas?
-No, eso lo determinará el público. Todos tienen su personalidad, su estilo.
-¿Tuvo maestros?
-Muchos. La aventura periodística que viví con José María Muñoz fue extraordinaria. El tenía la insolencia del trabajo y yo me crié con eso. Adopté esa mecánica para darle sustento a mi programa. Debuté con él en el Mundial de Inglaterra de 1966, llevándole el maletín con el termo, la camisa y la toalla. Yo sabía que en un equipo con él y Enzo Ardigó, íbamos con el mismo cartel. Era consciente de lo que hacía y de dónde estaba, por más que a algunos hoy les genere sonrisas.
-¿Hoy es más fácil llegar al micrófono?
-Bueno, la generación que me siguió estudió tres años antes de entrar a un estudio. Yo no puedo competir con ellos porque tengo apenas sexto grado, como Antonio (Carrizo). Lo que pasa es que nosotros queríamos al medio pero nunca tuvimos idea de la proyección y la trascendencia que iba a tener.
-Larrea alguna vez me dijo que él hizo TV, aunque la detestaba, para no desaparecer también de la radio. ¿Le pasó lo mismo a usted?
-Nunca odié a la televisión, si estuve veinte años con el programa de preguntas y respuestas... Fui locutor comercial más que conductor. “Odol Pregunta” no era ninguna ciencia, no me jugaba en nada. Pero los comerciales principales eran todos míos, por mi prestigio. Eso me dio presencia y dinero. La televisión me permitió bancar económicamente mis otras ideas. Fijate que desde que se me acabó la TV me cambió todo.
-¿Lo último fue el especial de las 24 horas por Malvinas?
-Sí. En ese momento no sabíamos ni si había muertos. Yo soy el responsable, nadie me llamó. Y la fui a buscar a Pinky, que estaba enferma. Con lo único que nos pagaron fue con que tenemos esas 24 horas grabadas. Sabíamos que las empresas que me respaldaban iban a colaborar. Nunca imaginamos la avalancha del pueblo. Fue muy doloroso, nunca creí que se convertiría en algo tan lamentable para la historia argentina.
-¿Quiere juntarse con Larrea y Carrizo?
-Es verdad. Lo comenté con Antonio, con Héctor todavía no. Es una idea que tiré para ver si alguno de ellos dice que sí. Todavía no me animo a ir a verlos.
-¿Por qué?
-Es muy fuerte. Les respeto sus personalidades. Para nosotros, más que una despedida, sería una manera de competir con la realidad. El corazón de esta propuesta es que los tres parecemos iguales pero no tenemos nada que ver. Me encantaría que hagamos nueve o doce horas para nuestra generación. Tres o cuatro horas para cada uno, y rotaríamos los horarios. Uno va a las nueve hoy, la semana que viene a las doce y la otra a las tres. Y así todos. Cada cual arma su programa. Encima, la radio dispondría de un montón de tiempo libre. Vamos a ver si alguien recoge el guante.
-¿Tendría que ser en una AM?
-Sí, pero con potencia. La de La Diez, Continental o Mitre. Para que nos escuchen. Porque el aire está muy sucio. No sé, capaz que tenemos que ir a Rivadavia y comprarle doce horas. O en una FM, para que nos escuchen los taxistas.
Gustavo Masutti Llach Revista Ahora - Diario Crónica Buenos Aires - Argentina Octubre de 2005
sábado, 8 de octubre de 2005
Alejandro Apo: "Mezclamos a Troilo con Caniggia y a Labruna con Gardel".
Contrastes. Estereotipos que se rompen. Todo eso y más es Alejandro Apo. Un reconocido periodista deportivo (comparte con Victor Hugo Morales “Competencia”, lunes a viernes de 19 a 21 y las transmisiones del fin de semana) que inventó un lugar para la literatura en la radio (“Todo con afecto”, sábados de 15 a 20, ambos por Continental, AM 590). Un gigante que marca respeto desde lo imponente de su físico, pero que es conocido por ser un buenazo. Y un hombre de radio que tiene un vozarrón vigoroso y grave, pero a la vez permeable a las inflexiones, y excepcional para transmitir sentimientos.
-¿Inauguraste una manera de hacer radio?
- En “Todo con afecto” mezclamos a Troilo con Caniggia y a Labruna con Gardel. Algunos amigos me llamaron y me dijeron “Cuidado, que Walter Saavedra está haciendo un programa parecido en Mitre, en el mismo horario”. Ojalá, porque lo respeto mucho. Si nosotros pudimos imponer un tono, los cuentos o las evocaciones, bienvenido sea. Si un exagerado dice que fundamos un género, somos felices. Está claro que la gente necesitaba este mensaje.
-Lo curioso es que entraste a la literatura por un camino lateral: el deporte.
-Fijate que las maestras de todo el país me escriben para pedirme bibliografía de fútbol. Dicen que “en un mundo que no invita a leer, los pibes se enganchan con uno de estos cuentos de Fontanarrosa, Dolina o Soriano”. A través de ese código los muchachos se conectan con la literatura. Si logramos eso, somos Gardel.
-Lo decía porque se suele creer que el que lee el suplemento de deportes no se interesa por los libros.
-Es así. Son los mismos que encasillan a Roberto Fontanarrosa en la literatura humorística y futbolera, cuando es un escritor reconocido en todo el mundo. El programa anda bien porque su mensaje es que los que amamos el fútbol no sólo somos personas que sólo nos involucramos con las reglas del juego y la pasión. Vibramos por la cultura popular. Nos emocionan Unamuno y Piazzolla. No somos sólo energúmenos que gritan goles. Por más que algunos intelectuales nos pongan esa etiqueta.
-¿Eso pasa?
-Con bastantes, sí. Desprecian lo popular. Dicen: “este escribe de fútbol. No es Faulkner ni Boudelaire”. Enseguida te discriminan. Truffaut decía que “no hay grandes temas, hay grandes tratamientos”. A lo mejor, si le dabas “Jacinta Pichimahuida” a Fellini, armaba un kilombo.
-También leés a autores noveles, que no suelen tener esa oportunidad de ser difundidos.
-Sí. Lo que hago es no prometerles nada, porque llega mucho. La que me ayuda a seleccionar es mi mamá, que no sabe tanto de fútbol pero entiende del juego literario.
-La literatura futbolera es limitada en cantidad. ¿No se te agota?
-Soy un convencido de que el mío es un programa que el público deja por tres meses y un día vuelve. En el mismo sábado, hay gente que va y viene, que escucha un cuento, o un artículo con un viejo jugador y después o antes se dedica a otras cosas. Dura cinco horas. Hay que tener en cuenta eso.
-Pero caés en la repetición.
-Seguro, porque el armado se presta para eso. Me encanta, porque es como los discos. A mi me gusta escucharlos diez veces. De chico, en casa terminábamos de cenar, mamá leía un cuento y lo comentábamos. Me cuesta transmitirles esa costumbre a mis hijos, pero lo voy a lograr. Igual, con la competencia que existe, la radio es imbatible.
-¿Se podría hacer un paralelo entre la audiencia del sábado con la de la madrugada?
-Exacto. De hecho, “Todo con afecto” estuvo ideado para ir a la madrugada. Pero la radio, con razón, apostó por este horario. La atención del oyente es diferente, más fiel. El ritmo del programa es de “barriopueblo”. De caminata por la plaza. Sé que en el interior la gente se junta alrededor del receptor a escuchar el cuento. Muchos me graban y me piden disculpas por hacerlo. Me dicen que si me falta alguno, ellos me lo pasan. Un tipo me asegura que lo lleva arriba del tractor. Otra, que mientras su hija se prueba mil vestidos para salir con el mismo jean de siempre, ella se emociona con la radio. Los estoy acompañando y saberlo me transmite calidez, compañía y amistad.
-¿Qué es “Competencia” para vos, después de tantos años?
-La sensación de que voy a mis recuerdos y los comparto con la gente. El estudio es como el café y mis compañeros, la barra de amigos. Voy, me siento, y empezamos a tirar ideas que tiene que ver con el fútbol y con la vida.
-¿Y Víctor Hugo Morales? -Es el más grande relator del planeta y sus alrededores. Pero también es mi familiar elegido. Lo ideal de la amistad.
-Es notable la trascendencia que tuvo el Profesor Cero, tu personaje que le toma examen de historia del fútbol al resto de los compañeros y les pone notas bajas. -A mí me sorprendió. La gente me para en la calle y me pide “por favor, póngale mejor nota a los muchachos”. Es increíble. Mis amigos me dicen que soy demasiado bueno. Esa es mi oportunidad para liberarme, ser malo y a veces hasta injusto.
-Sé que también te va muy bien con tu espectáculo en vivo, cuya esencia es muy similar al programa del sábado.
-Sí, “Y el fútbol contó un cuento”, que lo hacemos con el Turco Marcelo Sanjurjo, un músico de Mar del Plata. Ya llevamos doscientas setenta representaciones en doscientas diez localidades de todo el país.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Octubre de 2005
miércoles, 27 de julio de 2005
Betty Elizalde: "Los de la radio en el noventa por ciento de los casos somos analfabetos estructurales"
Tiene proyectos de editar un libro de reportajes, un CD con lectura de poemas musicalizados y de volver a las presentaciones en vivo y a tener un programa de cable. Pero la excusa de esta charla con Betty Elizalde es, como no podía ser de otra manera, la radio: "Sí, sigo con 'Siempre Betty' (Cooperativa, AM 740, lunes a viernes de 15 a 17) y ahora agregué "Betty íntima", en FM Identidad, 104.3, una nuevita, que tiene apenas tres o cuatro meses en el aire. Ahí estoy por la noche, a las 21, tengo bloques musicales más largos y reportajes; además, leo un cuento. Querían que hiciera la tarde, pero a Cooperativa no la dejo porque me siento como pez en el agua. Quiero destacar la libertad con la que trabajo. Acá, como la radio no pertenece a ningún multimedios, nunca nadie me bajó línea ni me prohibió un tema de conversación. A esta altura del partido valoro mucho tener la posibilidad de criticar a Cristina Kirchner, si quiero, sin tener miedo de que me saquen la publicidad oficial. Nadie me dice "guarda...".
-¿Alguna vez te lo dijeron?
-La libertad más absoluta la tuve sólo en El Mundo, en La Isla y acá. Hace dos años trabajé en una radio importante durante los fines de semana, y al llegar vi que había un pizarrón que decía "Temas de los que no se puede hablar". Me quedé helada. Por ser sábado estaba vacío, pero eso funcionaba.
-¿Qué desventajas tiene ser independiente?
-Que si estás en Cooperativa, en Clarín o Página 12 no podés promocionar el programa, por ejemplo. No importa, porque aunque Ibope no nos mide, es impresionante la cantidad de llamados que recibo y la respuesta de la gente en la calle. Puedo dar fe de lo impresionante que es su llegada. Después claro, tener que pagar por tu espacio te obliga a dedicarte a ser un poco empresaria de vos misma. Y hay que estar tomando cafecitos con los anunciantes cuando podrías estar creando.
-En la AM estás sola al aire. ¿No te obliga a desnudarte emocional y psíquicamente?
-Sí, nunca lo pensé de esa manera, pero es cierto. Te agota. Por eso trato de no tomar los temas centrales del día, a la mañana es más fácil. No es sencillo sorprender a un oyente a la tarde. Sólo paso la música que me interesa. No es cierto que la radio es un equilibrio entre la música y las palabras. El otro día estuve las dos horas hablando con Facundo Cabral. Sólo lo corté para pasar las tandas. Si las canciones de él las podía pasar al otro día...
-¿Qué te pareció que nominen a Mirtha Legrand para el Martín Fierro en radio?
-Ah, no. Increíble. Parte de la historia triste de APTRA. Yo tengo mis Martín Fierro de la época en que los podían hacer en un teatro, con público, no como ahora que tienen que recluirse en un hotel. Ahora me tienen en el freezer por haber protestado porque nominaron programas que no existían. Con la nominación de Mirtha llegaron a la cumbre del cholulismo. No es lo mismo un programa en La Red, como el de ella, que uno excelente de La Tribu, que no les vende. Quieren a los Tinelli, pero no me engaño, el público también quiere eso.
-¿Te gusta ver a los chicos en la tele?
-No, me parece tremendo. Pero me preocupan más los padres porque esos pibes van con un entrenamiento que los convierte en profesionalitos. ¿No saben dónde los están metiendo? Vi el ataque de histeria y desolasión que tuvo una chiquita en lo de Susana Gimenez porque cantó y no ganó. Lloraba y estaba llena de odio, Encima Susana le había dicho lo lindo que es ser famosa. Los padres no pueden llevar al matadero a esa criatura. Todo eso me pareció tan perverso como lo de Dady Brieva mostrando los calzoncillos.
-¿Tiene solución?
-No sé, porque si querés cambiare los contenidos y ser más cuidadoso, ¿con quién lo vas a hacer? ¿Con nosotros los de la radio, que en el noventa por ciento de los casos somos analfabetos estructurales? ¿Que leemos el titular de un diario y filosofamos con total desconocimiento sobre cualquier tema?
-¿Tan mal ves a la radio?
-Está muy bastardeada. Ahora se puso de moda poner frente al micrófono a gente que no puede ni hablar, no se les entiende lo que dicen. No es discriminarlos, pero si no tenés condiciones, no podés trabajar en la tele o la gráfica. ¿Por qué en la radio sí?
-¿Quiénes por ejemplo?
-Algunos son músicos excelentes pero que hablan mal en radios líderes. Está bien que sea un divertimento, pero a mí no me gusta escuchar a Ernesto Tenembaum haciendo el ridículo como actor. ¿Por qué lo ponen a hacerse el gracioso? ¿Cuál es el punto de poner a señores intelectuales a hacerse los bufos?
-¿Por qué no pasás gacetillas?
-Porque a veces parece que te faltan el respeto, ni siquiera te las mandan personalizadas. Quieren que les promociones un disco y no te lo mandan. ¿Qué les pasa? Si quieren publicidad, que la paguen. Yo no puedo decirle a mi público que un libro o un disco es bueno si no lo tuve en mis manos. A menos que estemos hablando de un consagrado, un aartista que conozco de años y que puedo poner las manos en el fuego por su obra. Y no son muchos.
Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Julio de 2005
-¿Alguna vez te lo dijeron?
-La libertad más absoluta la tuve sólo en El Mundo, en La Isla y acá. Hace dos años trabajé en una radio importante durante los fines de semana, y al llegar vi que había un pizarrón que decía "Temas de los que no se puede hablar". Me quedé helada. Por ser sábado estaba vacío, pero eso funcionaba.
-¿Qué desventajas tiene ser independiente?
-Que si estás en Cooperativa, en Clarín o Página 12 no podés promocionar el programa, por ejemplo. No importa, porque aunque Ibope no nos mide, es impresionante la cantidad de llamados que recibo y la respuesta de la gente en la calle. Puedo dar fe de lo impresionante que es su llegada. Después claro, tener que pagar por tu espacio te obliga a dedicarte a ser un poco empresaria de vos misma. Y hay que estar tomando cafecitos con los anunciantes cuando podrías estar creando.
-En la AM estás sola al aire. ¿No te obliga a desnudarte emocional y psíquicamente?
-Sí, nunca lo pensé de esa manera, pero es cierto. Te agota. Por eso trato de no tomar los temas centrales del día, a la mañana es más fácil. No es sencillo sorprender a un oyente a la tarde. Sólo paso la música que me interesa. No es cierto que la radio es un equilibrio entre la música y las palabras. El otro día estuve las dos horas hablando con Facundo Cabral. Sólo lo corté para pasar las tandas. Si las canciones de él las podía pasar al otro día...
-¿Qué te pareció que nominen a Mirtha Legrand para el Martín Fierro en radio?
-Ah, no. Increíble. Parte de la historia triste de APTRA. Yo tengo mis Martín Fierro de la época en que los podían hacer en un teatro, con público, no como ahora que tienen que recluirse en un hotel. Ahora me tienen en el freezer por haber protestado porque nominaron programas que no existían. Con la nominación de Mirtha llegaron a la cumbre del cholulismo. No es lo mismo un programa en La Red, como el de ella, que uno excelente de La Tribu, que no les vende. Quieren a los Tinelli, pero no me engaño, el público también quiere eso.
-¿Te gusta ver a los chicos en la tele?
-No, me parece tremendo. Pero me preocupan más los padres porque esos pibes van con un entrenamiento que los convierte en profesionalitos. ¿No saben dónde los están metiendo? Vi el ataque de histeria y desolasión que tuvo una chiquita en lo de Susana Gimenez porque cantó y no ganó. Lloraba y estaba llena de odio, Encima Susana le había dicho lo lindo que es ser famosa. Los padres no pueden llevar al matadero a esa criatura. Todo eso me pareció tan perverso como lo de Dady Brieva mostrando los calzoncillos.
-¿Tiene solución?
-No sé, porque si querés cambiare los contenidos y ser más cuidadoso, ¿con quién lo vas a hacer? ¿Con nosotros los de la radio, que en el noventa por ciento de los casos somos analfabetos estructurales? ¿Que leemos el titular de un diario y filosofamos con total desconocimiento sobre cualquier tema?
-¿Tan mal ves a la radio?
-Está muy bastardeada. Ahora se puso de moda poner frente al micrófono a gente que no puede ni hablar, no se les entiende lo que dicen. No es discriminarlos, pero si no tenés condiciones, no podés trabajar en la tele o la gráfica. ¿Por qué en la radio sí?
-¿Quiénes por ejemplo?
-Algunos son músicos excelentes pero que hablan mal en radios líderes. Está bien que sea un divertimento, pero a mí no me gusta escuchar a Ernesto Tenembaum haciendo el ridículo como actor. ¿Por qué lo ponen a hacerse el gracioso? ¿Cuál es el punto de poner a señores intelectuales a hacerse los bufos?
-¿Por qué no pasás gacetillas?
-Porque a veces parece que te faltan el respeto, ni siquiera te las mandan personalizadas. Quieren que les promociones un disco y no te lo mandan. ¿Qué les pasa? Si quieren publicidad, que la paguen. Yo no puedo decirle a mi público que un libro o un disco es bueno si no lo tuve en mis manos. A menos que estemos hablando de un consagrado, un aartista que conozco de años y que puedo poner las manos en el fuego por su obra. Y no son muchos.
Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Julio de 2005
miércoles, 30 de marzo de 2005
Eduardo Aliverti: "Parece que ya no soy el cuco"
"Después de mucho arar en el desierto ideológico, los vientos cambiaron. De acuerdo con los ofrecimientos que recibí en los últimos tiempos, (de radios líderes), parece que ya no soy el cuco, y que tener un pensamiento de centroizquierda no es estar a las puertas del infierno", dice Eduardo Aliverti, con orgullo. Hasta ahora, se dedica sólo a "Marca de radio" (Rivadavia, AM 630, sábados de 10 a 13), y a Eter, su escuela terciaria de radio "Tenemos récord histórico de inscripciones, y proyectamos expandirnos al interior", asegura.
-¿Renovaste contrato con Rivadavia?
-Por todo el 2005. Estoy en coproducción y muy conforme. "Marca..." es un programa de culto.
-¿Por qué no estás en TV?
-Me quedó pendiente. Tenía un proyecto de periodismo político/social. Estuve en negociaciones con el 7, que se reveló como una pingüinera muy complicada, y América, que apostó a la ficción, no a lo periodístico. En los otros canales no tengo cabida, así que se pinchó todo. Veré qué pasa en el cable. Esto tiene que ver con mi perfil, y con qué no estoy dispuesto a hacer.
-¿Lo último fue aquello con Varela?
-Sí. Entre el '99 y 2000 estuve mucho como invitado. No hay problemas, la tele es sólo una puta cara, con la que me gusta encamarme de vez en cuando. Igual, con el stress que genera, sumado al problema de salud que tuve hace unos años, miro con desconfianza esas propuestas. Mi esposa, mi vida y mi amor, es la radio. Sobre todo porque económicamente estoy hecho. Tengo mi casa y mi auto y no pretendo una isla en el mar Egeo. ¿Para qué me voy a volver loco?
-¿Cómo ves la radio como medio, hoy?
-Es un lindo momento para iniciar algo. Porque el nivel directriz está lleno de tipos que no saben de radio. Hay artísticas viejas, conductores anquilosados, y mucha fórmula agotada. Creo que mi éxito, además de lo periodístico, pasa por ahí. Está claro que a la radio le quedó el rincón de la opinión, y a la TV, el del entretenimiento.
-¿Sólo canal 7 es una pingüinera?
-Nooo. Parece que está durando más de lo habitual la "luna de miel" que los medios y la sociedad le conceden a cada nuevo presidente. Esto tiene que ver con el caos del 2001, que generó una autocensura muy grande. Los medios se cuidan como de hacerse pis encima, por eso se extiende el ataque de "oficialitis aguda". La gente tampoco quiere enterarse de nada malo, y los medios le dan lo que quieren. Si no, no te explicás que no haya periodísticos en las nuevas programaciones de TV abierta.
-Lanata dice que desde que él no está en los medios, el país se volvió Disneylandia.
-No me gusta opinar de colegas en particular, y a Jorge lo quiero.
-Pero...
-Para hacer ese análisis debería haber programas periodísticos, y no los hay. No es que Jorge no esté en la tele. No hay nadie en pantalla. Eso define la Disneylandia, no que falte Lanata.
-Más allá del análisis de la inforamación, ¿se dice todo lo que pasa?
-No, y cada vez menos. La crisis institucional del 2001, provocó que los medios operaran como válvula de escape de la sociedad, que necesitaba desfachatez por algún lado. La TV sirvió para anclar la bronca. El nivel de desparpajo con que aquí se tratan los temas sexuales, las críticas a la Iglesia o el aborto, por ejemplo, no lo ves ni en Europa ni en el resto de Latinoamérica. La sociedad necesitaba explotar por ahi.
-¿Sirve desde lo periodístico?
-Con programas como "Transformaciones" y desnudos a cada hora, cada vez se dice más del pito y el vello púbico, que de política. Esta es mi hipótesis. Me provoca escozor escuchar que un tipo es un transgresor. ¿Qué transgrede? ¿A quién molesta? ¿Ideológicamente, a quién jode? ¿A quién le molestan esos pastores electrónicos que andan por ahí llorando lágrimas de cocodrilo por lo que ganan los jubilados? Sólo crean una pátina de libertad de expresión. ¿Sos transgresor si le preguntás a Lilita Carrió si le molestó un Photoshop en la tapa de una revista? ¿Viste alguna cámara oculta a un empresario dueño del país?
-Hace unos años me decías que si tenés un anunciante, debés silenciar algunas opiniones que lo perjudiquen.
-Más o menos era así.
-Ahora el porcentaje de publicidad oficial es mayor. ¿La lógica es la misma?
-Son tiempos en que debés ser tu propio empresario. En lo privado se mantiene igual: nunca podrás decir todo lo que querés, pero nadie te obligará a decir algo que no creés. Esta es la diferencia entre la ética y la moral. Con la publicidad oficial depende del volúmen. Si podés sostenerte equilibrado entre la oficial y la privada, la piloteás. Si no, estás preso del estado, o de las empresas. Por suerte, la radio es el negocio más chico de los medios. Tenés menos llegada masiva, menos presiones y más libertad.
-¿El gobierno especula con eso?
-Kirchner está haciendo un avance muy peligroso en el control de los medios a partir de la publicidad del estado. Aunque a mí nunca me "apretaron", y tengo unas pocas publicidades estatales. Igual, ellos saben a quién pueden comprar y a quién no.
-¿Quiénes son de izquierda en Argentina?
-La sociedad tiene mucha cultura de izquierda desde lo social, y muy poco desde lo político partidario. Cómo se queja, protesta y sale a la calle nuestra sociedad, es de izquierda. Pero no existe un partido que coordine eso. Hay una crisis del discurso neoliberal. Pero no se ve un reemplazo de ese paradigma, ni en lo político, ni en lo periodístico.
-Recién hacías referencia al linfoma que tuviste hace cuatro años.
-Sí, ya estoy casi de alta, por una cuestión técnica no lo digo porque hay que esperar cinco años sin episodios. Llevo más de cuatro.
-¿Modificó algo a la hora de opinar o informar?
-No me cambió en lo profesional, porque mi disfrute de la vida pasa por ahí. Tampoco soy de esos tipos que después de una enfermedad no se calientan porque les rayan el auto. Me sigo enojando si me desordenan el escritorio. Sí estoy cuidando más el cuerpo y no trabajo como loco veinte horas por día. Esas prioridades cambiaron. Voy a nadar aunque lo odio, dos veces por semana.
-¿Te acercaste más a los afectos?
-No necesariamente. Soy seco y de pocos afectos. No tengo más relaciones humanas o amigos. Sí le dedico más tiempo a hacer un asado y a jugar con la perra. Y lo disfruto de otra manera.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Marzo de 2005
martes, 15 de marzo de 2005
Gustavo López, Secretario de Cultura porteño: Rinde cuentas.
Con una música de fondo recurrente, los bombos de una protesta frente al edificio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo López, el Secretario de Cultura porteño, nos recibe en su amplia oficina. Sin formalidades, la charla tocó los temas candentes de su gestión.
-¿Cómo se integra a los millones de marginales y pobres a la cultura?
-Descentralizando la oferta, con teatro y cine en los clubes de barrio y en centros culturales propios. Entre los dos se cubre casi toda la geografía de la ciudad. Al "Teatro de verano" fueron 18.000 personas. Los lugares más convocantes fueron Parque Chacabuco y el Centro Cultural del Sur. Hacemos cultura para todos, no para los ricos.
-¿Sí, pero hay una política de integración?
-Sí. Al Festival de tango van a ir 200.000 personas de las zonas Sur, Norte y turistas. Apoyamos esos grandes shows (que tienen éxito grantizado), con una presencia persistente en los barrios. La continuidad es lo que da resultado.
-¿Alcanza?
-Es un trabajo a largo plazo. Está todo tan mal que esto hay que combinarlo con el sistema educativo.
-¿Van a cerrar el Colón por un año?
-Sí. Hoy se están haciendo reformas que terminarán en el 2008 con el centenario, gracias a un crédito del BID de 60. Entre setiembre de 2006 y 2007, se cerrará para trabajar sobre el escenario. Las funciones se darán en otros teatros.
-¿Los contratados perderán el trabajo ese año?
-Todo el mundo seguirá trabajando.
-Se dice que se arriesga poco en los teatros oficiales.
-Puede ser, cada uno tiene un perfil. En el que más se arriesga es en el Sarmiento. También se experimenta en la sala más chica del San Martín. Entre todos tienen una programación alternativa a la comercial. Pero montar Calderón de la Barca, teatro en verso, de un actor clásico, es osado. Lo arriesgado es lo no comercial, no lo experimental.
-¿Qué significa perder un espacio como el Konex?
-Afecta más desde lo periodístico que de lo real. La Fundación no se desarma y en la avenida Córdoba hace sus actividades. Se pierde por dos meses la Ciudad Cultural Konex, que tuvo actividad sólo en el verano 2004. Ese es un proyecto muy importante para nosotros, porque es lindo, simpático y ambicioso, y le sigue cambiando la cara al Abasto.
-¿Qué pasó?
-Luis Ovsejevich (presidente de la fundación) prometió hace un año hacer unas obras y se le autorizó provisoriamente que montara unas obras el verano pasado. No hizo nada de eso, y apareció este año queriendo montar dos salas de teatro. Nos pareció interesante, pero los bomberos no le dieron la autorización.
-¿Cromañón fue un hecho cultural?
-Sí. Hace diez años a nadie se le ocurría prender una bengala en un lugar cerrado. Hace dos, pasó a ser normal, y denunciarlo, una "buchonada". Tengo hijos adolescentes...
-¿Alguno era seguidor de Callejeros?
-Sí, el menor, de 17, los fue a ver a Cemento. Y discutía con mi hija del medio, de 19, sobre el tema, porque ella decía que si le reclama a alguien que apague la bengala, le pegan. Esto se da por la degradación económica y social.
-¿El elogio de la marginalidad?
-Exacto, se la exalta. ¿Cuál es la aspiración de la cumbia villera? Denuncia, pero no intenta modificar. Ese es el quiebre. En los 70 se buscaba cambiar el mundo. Hoy se celebra el robo y la marginalidad. La política y la cultura deben procurar cambiar eso.
-Ante este fracaso cultural y social, qué se siente como funcionario ¿vergüenza, impotencia, angustia?
-Angustia e impotencia al mismo tiempo. Me entristece lo que veo, pero renuevo cada día mi compromiso para cambiar desde adentro. Es difícil ir por la calle de noche y ver que la ciudad se transformó en la Saigón de la época de la guerra, con la gente viviendo en la calle. Si no creyera que, a pesar de ser poco, lo que uno hace sirve, me iría. El problema es cultural, pero no se soluciona a través de la cultura, sino de la generación de riqueza, de la distribución de recursos y de la educación. En la ciudad la educación funciona, el problema no viene de ahí...
-¿El escándalo de León Ferrari te volvió más conservador?
-No, me fortaleció.
-¿Harías todo igual?
-Tal vez no en Navidad.
-¿Qué quedó?
-El debate sobre cuál es el rol del estado, de los privados y de la Iglesia en la cultura y si hay o no límites a la libertad de expresión. Y una orden judicial de no limitar la expresión de un artista.
La gran apuesta, El Festival de Tango cuesta $ 450.000 del erario más el aporte de los privados. De allí, $ 115.000 corresponden a artistas, conciertos y clases de baile. No nos suministraron información sobre el cachet de los artistas.
-El año pasado Coca y Osvaldo ganaron el concurso de "baile salón". ¿El premio era acorde a un certamen internacional?
-No. El tango escenario, "for export", tuvo el mismo premio, pero terminaron contratados para hacer 50 shows en Japón. Los de salón se fueron de viaje a Bariloche. Nosotros les dimos a los dos la copa y los 3.000 pesos, pero uno tuvo contratos y el otro no. No hay demanda internacional para el tango salón.
-Jorge Bocacci me dijo que la ciudad no apoya al tango a nivel popular. Que nunca convocaron a Néstor Fabián, Hugo Marcel, Abel Córdoba, Alberto Podestá, Carlos Cristal o Carlos Paiva.
-No es justo, más allá de si se los convocó. En un festival no entran todos, pero se llaman a 190 artistas por año. Mariano Mores no tocaba desde el primero y se lo convocó de nuevo. Vamos mirando porque no hay una política de no convocar ciertos estilos. Todos quieren estar y vamos rotando. A veces se dan rachas, uno no está porque justo estaba de viaje cuando lo llamamos, o cuestiones similares. Tratamos de cubrir todos los huecos. Y si detectamos un olvido, lo programamos de inmediato para el año siguiente.
-Sobre tu gestión en el Comfer, en el gobierno de la Alianza, quedaron pendientes tres temas: Que Badía se deshiciera de su radio en Pinamar (dirigía la de la Ciudad), el CIE y Telefónica, que no vendieron medios durante tu gestión, y la ley de radiodifusión, que ya ni se discute.
-De atrás para adelante: la ley la mandé al congreso y no tuvieron voluntad política de aprobarla. Mientras estuve en la gestión todos quedaron intimados a vender: CIE, Telefónica, todos. El CIE fue denunciado por el entonces titularde la Sigen, Rafael Bielsa. Inspeccioné, denuncié y tres meses después me tuve que ir del Comfer. Canal 9 estaba intimado y vendió después. De Badia, es cierto, no ocurrió, y no me acuerdo si lo intimé. No era lo más grave, pero no pueden ser licenciatarios los funcionarios, ese es el espíritu. El lo era antes de la gestión pública, se daba al revés. Además, él tenía su frecuencia en otra jurisdicción. La incompatibilidad era bastante difusa.
-Pero no era prolijo.
-Sí, pero lo que se trata de evitar es que un gobernador compre una radio.
-¿Creés como dijo De la Rua, que le hicieron un "golpe de estado"?
-No, el peronismo jugó su rol, pero el gobierno cayó por ineptitud. No porque Ruckauf mandó a la gente a asaltar o por el empujoncito de Duhalde, aunque eso existió. Sin las condiciones de un gobierno que no resolvió nada, no hubiera pasado. De la Rua cayó por su propio peso. Lamentablemente, porque yo era funcionario de ese gobierno.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Marzo de 2005
lunes, 28 de febrero de 2005
Antonio Laje: "Yo no inventé el 'dolar futuro' pero bauticé al 'corralito'"
Se sienta, enciende un pequeño equipo de audio que tiene sobre el escritorio y la oficina se llena con la música de Génesis. Como un futbolista que posa con su nueva camiseta, Antonio Laje tiene sintonizada la Blue, FM 100.7, su nueva casa, desde que dejó Radio 10. Allí conduce “Tipo 6”, de lunes a viernes de 6 a 9.30. “La radio se caracteriza por su música excelente y eso no cambia en mi programa –pondera-. Por mi parte, doy la información desde un lado que habitualmente no se la cuenta, tratando de reflexionar, divertirme y divertir, con el mismo equipo de hace siete años”.
-¿En qué condición entraste al grupo CIE?
-Me llamaron y me recibieron bárbaro. Tengo un contrato con Radio Libertad, que es la titular de la frecuencia.
-¿Cómo fue tu salida del “grupo Hadad”? Te vas cuando muchos quieren entrar.
-Hacía tiempo que trabajaba con Daniel (Hadad) y no es la primera vez que me voy. Estuve en la tele, el diario y al final sólo me había quedado Radio 10. Creo que mi etapa ahí había terminado y necesitaba un nuevo desafío. Fue una salida recontra hablada y en muy buenos términos. Mis peleas con él siempre fueron por cuestiones profesionales, por eso quedamos bien. Nunca trabajé a disgusto y puse la mejor. Además, cómo me voy a enojar si me dio un montón de oportunidades. Empecé en la radio grande, a dirigir un diario, y en la tele, con él.
-¿El horario te seducía?
-La primera mañana es el segmento más competitivo, no el más cómodo.
-¿A que hora te levantás?
-A las cuatro de la mañana.
-¿Con quiénes competís?
-En FM con todos: Ari Paluch, Pettinatto, Román Lejtman...
-¿Y en AM? Están Lanata, Magdalena, Nelson Castro, Longobardi... porque con la botonera de las radios ya no importa demasiado la frecuencia.
-Sin embargo, sigo pensando que el oyente de FM no se pasa. Quiere música y no le gusta la desprolijidad de la AM.
-¿En qué te diferenciás de todos los que nombré?
-En el análisis y la concepción. Todos queremos un país mejor, pero creemos que se logra de una manera distinta. Sintonizamos al periodista al que le creemos, aunque no pensemos igual.
-¿Cuál esa concepción? ¿Alguna vez fuiste menemista?
-No, aunque coincidí con varias medidas de su gobierno. Otras no. Acá se asocia el libre mercado a Menem y él no lo inventó. Es un estilo, un sistema de vida. Después analizamos qué tipo de política aplicó Menem.
-¿Pero qué país querés vos?
-Uno capitalista, con libertades, y un estado que controle y no dirija. Si esto lo hace Kirchner, lo apoyaré.
-¿Qué hizo bien y mal Menem?
-La convertibilidad fue buena para salir de la hiperinflación. Lo que hizo mal fue que se gastó y se gastó, y se financió ese gasto con venta de empresas y endeudamiento externo. Tampoco se puede negar la frivolidad, el alto nivel de corrupción, y que quiso perpetuarse en el poder.
-¿Y Kirchner?
-También tiene buenas y malas. El problema central es que cada cuatro años todos vienen a refundar el país y nunca hay continuidad. Kirchner ahora tiene una convertibilidad sucia, y su equilibrio fiscal es claramente de un gobierno conservador. Tampoco se anima a decir que cree en ciertas cosas para no quedar mal con la izquierda. No importa de dónde venga una idea si es buena. Pero acá se ideologiza siempre. Todo es River - Boca.
-¿Cómo está la economía?
-Estamos con un crecimiento atrasado porque venimos de una recesión muy fuerte. Las empresas no invierten, pero tampoco tienen crédito. Crecemos con lo que tenemos. No sé si sirve el mensaje bravucón de Kirchner para recuperar inversiones de verdad, no especulativas.
-Se te pega mucho por aquella vez que dabas la cotización del “dólar futuro”, que en 2001 estaba por los ocho pesos.
-Por ignorancia. Porque ese dato yo no lo inventaba. Era una variable que se operaba en el mercado. Ahora hay un índice, en ese momento te cubrías en dólares a un año, y te pagaban eso: siete, ocho mangos. Era un dato del mercado, como el oro, no una proyección ni un pronóstico.
-Es así. Pero la gente que no entiende de economía te veía como un gurú que tiraba pronósticos. ¿Ese dólar futuro te afectó la credibilidad en ese público?
-Yo anticipé el corralito y hasta lo bauticé. Muchos salvaron sus ahorros por creerme. Yo era claro explicando lo del dólar futuro (tengo los videos de esos programas), después si lo usaron para desprestigiarme... Mi carrera se basa en los que me creen, no en estupideces.
-¿Te arrepentís de algo de aquella época?
-De no haberme ido de la tele antes. Cuando Daniel compra Canal 9 yo no quería seguir, pero me pidió que siguiera.
-¿Por qué lo hiciste?
-Porque me lo pidió mi jefe. De hecho, ahora estuve en conversaciones con América para volver, pero no quiero.
-¿Y “Malos entendidos”?
-Me encantó ese programa. Lo volvería a hacer, porque era muy bueno, aunque no sé si lo conduciría.
-La gente no te compró como conductor “cool” y divertido.
-Aunque soy más ese que el formal. Creo que me equivoqué en la escenografía, que era grande y no me contenía, y sin dudas, en la manera de presentarlo. Era más para hacerlo “de mesa”, tipo “CQC”, porque soy torpe para moverme. Sin dudas me equivoqué en el envase, el contenido era buenísimo. Aunque los progesistas siempre me criticaron.
-¿Siempre?
-Sí, pero no tienen mucho por dónde darme. Se agarraron del dólar futuro y no mucho más. Si no les gustaba Hadad, le podían pegar a él, yo soy muy transparente.
-¿En qué te diferenciás de ellos?
-No tengo ni idea. Creo que todos queremos un país con justicia y que eduque. Seguramente somos distintos en el discurso, porque en cómo viven... lo hacen mejor, seguro. Los progres tienen mejor casa y auto que yo.
-Se puede hacer referencia a los intereses que defiende cada uno.
-Ddefiendo el interés de la gente y de mi familia, nada más. Ellos lo harán con lo que consideran valioso, porque parto de la base de que somos todos honestos. En algún momento vamos a tener que madurar. Y cada uno se hará responsable después, cuando se escriba la historia.
-¿Qué creés que va decir?
-Que los medios son grandes culpables de lo que le pasó a la Argentina.
Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2005