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viernes, 28 de junio de 2002
Gloria López Lecube: "Si quisiera ganar plata pondría un supermercado"
La ciudad está empapelada con la cara de Gloria López Lecube. Es que “Diez años son un montón –asegura-. El balance sería que es posible concretar un sueño cuando te lo proponés”. La referencia es para la década de vida de su emisora, La Isla, FM 89.9 y de su programa, “Lo mejor y lo peor” (lunes a viernes de 7 a 11). Conocida por derecho propio y por alguna de sus ex parejas (Chacho Alvarez, con quien tuvo dos hijas, Juan José Jusid y el ex ministro de Menem, Enrique Rodríguez, por ejemplo) afirma: “Desde el principio, apuntó a ser una radio orientada a la política y a la economía, dirigida a profesionales, empresarios y políticos. En su momento llegó a cubrir un vacío. Y no salieron competidores”.
- ¿Intereconomía?
- Tienen problemas. La semana pasada el COMFER la decomisó.
-¿La Isla tiene frecuencia propia?
- No. Estamos con un “PPP” (Permiso Provisorio Precario). Verás que no tuvimos prebendas de ninguna administración.
- ¿Por qué una radio?
- Si quisiera ganar plata pondría un supermercado o explotaría un campo. Si apunto a un proyecto, tiene que ser algo que me guste. Hoy no es negocio tener una radio, está claro.
-¿Qué te da, posicionamiento, satisfacción...?
- Todo eso. Hoy soy más empresaria que periodista, aunque me haya puesto la meta de volver a la televisión.
- En el ’99 me decías que La Isla es una Pyme y que tratabas de levantarla del tendal que dejó el “Efecto Tequila” en la economía de la radio. Hoy ese 1999 se mira con nostalgia.
- Estábamos bien y no nos dábamos cuenta, ¿no? Se reducen las pautas publicitarias de un modo monstruoso pero no desaparecen. Como la estructura está cuidada, la podemos sostener.
- ¿Son épocas para sobrevivir?
- Sí. Hoy no invertiría ni loca. Trato de que mi radio tenga proyectos más allá de la programación. Damos ayuda solidaria a hospitales, por ejemplo. Eso te da esperanza. Porque los periodistas conferenciamos sobre los problemas pero no los resolvemos.
- No es nuestra función.
- No, es cierto. Pero yo no puedo hablar del hambre si no doy de comer. Tampoco estoy en condiciones de dar empleo, apenas cumplo bien mis obligaciones. Sin embargo, trato de ser vehículo de la gente que busca ser solidaria.
- ¿Cómo es la relación comercial con los programas?
- No se alquilan espacios. Los que están, fueron elegidos. Pero ya en radio no se emplea más a la gente. No se les puede pagar un salario. Se reparten los ingresos publicitarios. Hasta las grandes lo hacen. No sólo eso. Se evita el uso del teléfono para priorizar el e-mail, las hojas blancas se usan de los dos lados... La Argentina del gastar de más se terminó.
- ¿Retrocedimos...?
- Veinte años. Lo peor es que no se trata sólo de una cuestión económica sino que perdimos en preparación, profesionalismo, mística y ganas. No puedo superar ver el cirujeo de gente decente (se le llenan los ojos de lágrimas). En uno de los barrios más caros nos acostumbramos a convivir con la indigencia. Pero el país todavía no está destruido.
- ¿Marchamos a más desigualdad?
- Sí. En Latinoamérica aumentó la cantidad de millonarios. La brecha entre ricos y pobres aumenta.
- ¿Tus hijas se quieren ir?
- Quizás porque les digo que tendrían que vivir en el exterior un tiempo, se quieren quedar. Me gustaría que María, que tiene 25, y es guionista probara suerte afuera. No quiere. Tiene su novio y sus cosas acá. La otra se va a estudiar a Bolonia el año que viene, pero piensa su destino aquí. Son sus raíces. En fin, yo hice lo mismo.
- ¿Chacho se suicidó políticamente?
- Ojalá que no. Sería matarle la esencia. Creo que no tuvo margen para actuar de otra manera que la menemista, delarruista o duhaldista, que es lo mismo, y se fue.
- Cuando renunció tuvo al país en un puño.
- En ese momento me pareció volver a ver al hombre del que me había enamorado. Si convocaba un movimiento, yo me sumaba. Pero él debía retirar su partido del gobierno (Ibarra y los demás) y sus compañeros no lo siguieron. Entonces debió formar un nuevo movimiento. Pero ese líder que yo creí ver en los setenta, el tiempo me demostró que no lo era. Chacho es una figura destacada. No un líder. Para eso hay que convertir los “no” en “sí”. Hoy no vemos a nadie así.
- ¿Ves una salida?
- El mensaje de la izquierda de Lilita Carrió no me convence. Nos vende una Argentina independiente imposible. Nos retrotraería cuarenta años atrás. No quiero que la gente “muera para vivir” como los montoneros. Si te morís, chau. Lo primero es la vida. La teoría zurda es “rompamos con todo, muramos de hambre, pero con dignidad”. Encima sin garantías de que será para estar mejor.
- ¿Quedó algún peronista?
- Yo soy de esa raíz. Pero creo que el peronismo no existe más. Hoy sólo quedó la mística, el sentimiento, la historia. Es como ser de River o Boca. No se dan cuenta pero fueron, como la UCR.
-¿ A pesar de que tenés tu lugar, sufriste el estigma de “mujer de...”?
- Toda mi vida. Después de la desilusión que generó Chacho, dejaron de hablarme de él y muchos reconocieron que no opinaba de resentida. Sigo siendo objetiva. Nunca me puse a pensa qué me aportaron mis parejas. Porque siento que hice mi camino tan sola... No me afectó ser la novia de Jusid, la esposa de Chacho o de Rodríguez. Elegí hombres que admiraba, porque lo necesito.
- ¿La ideología de un hombre te seduce?
- No es algo lineal. Debo tener con él valores en común. Los valores tienen que ver con mi ideología. Pero hoy no estoy enamorada de ninguna ideología. ¡No podría tener un hombre!
Gustavo Masutti Llach
Fotos: La Nación
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Junio de 2002
Fuera de micrófono
Mal momento vivió Mario Pergolini en “¿Cuál es?” (Rock & Pop, FM 95.9, lunes a viernes de 9 a 13). Con su estilo corrosivo sacaba chicos al aire para regalarles entradas al cine. Sin embargo, al preguntarle a uno de ellos: “¿Tu papá está ahí?” la respuesta del nene lo dejó mudo e incómodo. “Se murió”, había contestado el chico. Por supuesto, sus compañeros “gastaron” al conductor el resto del programa.
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