Desde adentro del bar se puede ver como el sol se ensaña con los paseantes y artesanos de la Plaza Dorrego. Daisy May Queen agradece por el aire acondicionado y su voz, que se hizo una marca de la FM Hit, 105.5 (“Los cuarenta principales”, lunes a viernes de 9 a 13) retumba en las paredes del local casi vacío.
-¿Hasta cuándo tenés contrato?
-Ja, ja, qué buena pregunta. Hasta el 31 de diciembre pasado. Entiendo que no habrá problemas en renovar por un año más.
-¿Cuál es el target de la Hit, a punto de cumplir diez años?
-Nunca fuimos una radio de pibes. Por más que el márketing indique. A mí me escribe gente que no tiene quince. Señores y señoras que nos escuchan en la oficina, por ejemplo. Aunque la mayoría del público es adolescente, la fanática de Chayanne no tiene catorce. Recibo mails de gente que me dice que la acompañé con la radio durante la adolescencia, ahora se casó y me escucha con su bebito. Eso me encanta porque sentís que formás parte de la vida.
-¿Cambia la música que se programa en verano?
-Sí. Salvando nuestra situación actual, hay un clima más festivo: te preparás para las vacaciones o las fiestas. Los chicos no tienen colegio y eso cambia la onda porque hay más tiempo libre.
-¿Y cuál es el “boom” del verano?
-Sin dudas, Bandana. Son cinco chicas divinas, encantadoras. Y se ve reflejado que las pibas se sienten identificadas con lo que vieron en Pop Stars. Claro que los Back Steet Boys siguen fuertes. En realidad, el pop-teen es fuerte todo el año, aunque en verano haya temas como el Kilie Minogne o el de Roger Sánchez que van a durar tres meses.
-Sin embargo no hay un hit con la fuerza de otros veranos como “Mambo N# 5”, “La vida es un carnaval” o “Estoy saliendo con un chabón”.
-Es que los ánimos están muy bajos. La gente no está muy motivada para disfrutar si no hay un mango en el bolsillo. No podés brindar una fiesta si no hay nada para servir. Te puedo dar la música, pero si no hay clima, ambiente... a veces te entristece más escuchar el jolgorio de fondo y que no puedas participar.
-¿Cómo lo piloteás al aire?
-Es difícil. Porque tratamos de vivir en una burbuja. La gente me pide otra cosa. Dicen: “Daisy, ya tenemos noticieros y las AM para amargarnos; danos un respiro, que queremos pasarla bien y cargarnos un poco de buena onda”. Algunos me hacen saber que algo que dije les cambió el ánimo. Tratamos entonces de mantener a la gente con las pilas puestas y cargadas y dar un mensaje optimista.
-Pero por lo que decís, no siempre podés estar contenta.
-De por sí, me da alegría enfrentar un micrófono todos los días. En una época no lo tuve y sentí el vacío. Tal vez veía algo en la calle y me había quedado el tic de decir: mañana lo comento al aire. Y no estaba trabajando. Eso era feo. Contactarme con la gente me da felicidad. Todos sabemos lo que está pasando y no hace falta que yo lo diga por la radio. Y se conoce lo que cada uno pelea y sufre. Pero necesitamos una puntita de ilusión, esperanza y sueños. Para eso estamos.
-¿Es más difícil la tarea de entretener?
-Por supuesto. Porque si estoy de mal humor en un noticiero clásico, nadie se entera. Si quiero, hasta me puedo indignar. En un programa como el mío no tengo la posibilidad de estar mal. De nueve a una no me puedo permitir enojarme ni pelearme con nadie.
-¿Este “recreo obligatorio” te relaja o te carga aún más?
-A veces me carga más escuchar las historias de la gente. Te das cuenta que no te quieren contar todo pero entre líneas podés leer lo que les pasa de verdad.
-¿Y qué temas te piden para levantar el ánimo?
-Ponen mucho énfasis en los flashbacks, la música que escuchaban hace diez, ocho años. Porque cuando escriben pidiendo una determinada canción, lo hacen desde el lugar de recordar la situación feliz que vivían en el momento en que sonaba por la radio. Tratan de volver a esa situación y con ese tema o artista se sienten un poco más cerca.
-¿Cuándo es la temporada fuerte para la Hit?
-El verano con toda seguridad, no. Es más fuerte en marzo, cuando empiezan las clases. Hay más oyentes, más hits, más publicidad... todo.
-Mucha gente veranea en Buenos Aires. ¿No les cambia las mediciones?
-La radio se escucha en todo el país.
-Pero las mediciones de Ibope que les interesan miden Capital y Gran Buenos Aires.
-Eso es así. Y no veo cómo pueden rastrear al que está de vacaciones. A mí nunca me llamaron pero en una oportunidad me dejaron la planilla. La llene muy prolijito y jamás la pasaron a buscar. Todavía la tengo de recuerdo. Yo le creo a lo que me dice la gente. Recibo un montón de mails por día y le presto al público que me habla a la salida de la radio. Eso es mucho más confiable. Y hasta ahora no me dio mal resultado.
-Los anunciantes miran las planillas.
-Pero lo mío es artístico. De ese tema, cero. Deberías preguntarle al departamento comercial. Yo hago mi laburo.
-¿Qué escuchás cuando llegás a tu casa?
-Pongo al grupo inglés Muse todo el tiempo, y a todo volúmen. Los descubrí en Londres. Me dijeron que eran el nuevo Queen y enseguida me compré el disco. Son más parecidos a Smile, el grupo anterior a Queen, más duro.
-¿Lo pasaste al aire?
-No, porque los directores consideraron que el sonido era muy crudo para la radio. No daba el target. Igual hablo de ellos todo el tiempo (se ríe). Después de todo, hoy los chicos, vía Internet, consiguen cualquier material muy rápido.
-¿Escuchaste radio en Inglaterra?
-Sí, a full. Me gustaba mucho Chris Evans, que estaba en la BBC y en Virgin. Pero lo echaron.
-¿Cuál es la diferencia con nosotros?
-Allá, como en Estados Unidos, el locutor maneja la consola. Durante la mañana escuchan música vieja y mucho talk show con la gente. Hacen chistes y hay muchos concursos.
-Suena liviano.
-Muchísimo. Pero después de la francesa debe ser la mejor radio del mundo. Los ingleses son muy correctos, hablan perfecto y cuidan mucho las formas y la coherencia.
-¿Por qué acá eso no pasa?
-Porque improvisamos todo el tiempo. Los argentinos somos así porque creemos que sale mejor por la frescura. Eso pasa a veces. Pero la mitad de las veces sale peor. Mucho peor.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2002
Páginas
▼
lunes, 25 de febrero de 2002
lunes, 18 de febrero de 2002
Marcelo Araujo: "No se bancan que uno opine diferente".
En la tribuna se dice que "equipo que gana no se toca" pero para él no es así. Con "Fútbol de Primera" Marcelo Araujo se convirtió en el hombre más visto de la TV durante los fines de semana. Sin embargo, en la radio ("Araujo de Primera", lunes a viernes de 12 a 14,30 por Del Plata, AM 1030) no repitió la fórmula, a pesar de que era exitosa. "Cuando me llamaron -relata- los directivos dispusieron este horario y yo pedí que se pudiera ampliar la temática e incorporar la realidad del país. Me parecía importante en este momento tan doloroso y triste de la Argentina".
-¿Es frívola una tira deportiva hoy?
-No. Tiene que ver también con que no tenemos una gran producción. Somos poquitos, apenas tres periodistas frente al micrófono, dos productores y un humorista.
-¿Es posible hacer un programa sólo de deportes en Del Plata?
-La programación de la radio es diferente a la de las demás. No suena raro que Continental, La Red, Mitre o Rivadavia tengan sus espacios deportivos. Acá el oyente está acostumbrado a otra cosa.
-¿Es tan "rudo" el oyente de Del Plata? ¿Es cierto que cuando no está de acuerdo con lo que escucha "corcovea"?
-Sí. El oyente de esta radio encontró un espacio que no tiene en otras emiorsas. Son básicamente "progres". Y si, por ejemplo, entrevistás a Menem, sos menemista o revolucionario si hablás con Seineldín.
-Dependerá de los términos de la charla.
-No creas, porque no tienen el mismo nivel de exigencia combativa cuando entrevistás a Chacho Alvarez o Alfonsín. Rápidamente te descalifican y te mandan mails o llaman por teléfono para decirte que sos tal o cual cosa. Le tuve que pedir a uno de mis productores que haga una lista de todos los entrevistados desde que empezamos, hace tres meses.
-¿Y?
-Bueno, sólo una vez entrevisté a Menem y por acá pasaron todos los potenciales candidatos a presidente. Con los economistas pasa lo mismo. No se bancan que uno opine diferente.
-Me llama la atención que tuvieras que justificarte ante los oyentes.
-Fue así. Nunca me había pasado algo igual. Pero recibía tanta presión...
Debe ser porque hago chistes. Por ejemplo, cuando me traen la noticia de un asalto a un Supermercado pregunto "seguro que fue Menem".
-¿...?
-Claro, hoy parece que todo lo malo es culpa suya. Habrá cosas que hizo bien y otras mal. Tiene que ver con campañas que se arman a favor y en contra. Esto no tiene un único dueño.
-¿Cómo te fuiste de La Red?
-Me rescindieron el contrato.
-¿En qué términos? Entiendo que no te gustó.
(Suspira)-Tengo buena relación con la gente de Torneos más allá de que hayan cambiado los directivos. Entendí sus razones aunque no me gustó irme porque me había encariñado con el programa y con la gente. Con todo, lo soporté mejor de lo que creía y por suerte apareció Del Plata.
-Y ahora competís con tu "hermano de la vida", como llamás a Fernando Niembro, que está en La Red.
-Me siento raro con esa situación. En televisión competimos varias veces pero es distinto. Además muchos me preguntaban si competía con él. Por supuesto que sí, porque uno quiere ganarle a todos y ser el más escuchado. Pero nuestros programas son diferentes. (Sonríe) Solemos recorrer a través de internet programas de radio de todo el mundo y hacemos zapping con los de acá. Es decir que escuchamos a la competencia en vivo y al aire. El otro día apareció Fernando en su radio y comentábamos que teníamos que escucharlo para afanarle información.
-¿Cómo les va en el rating?
-La última medición nos dio quintos abajo de la Diez, La Red, Continental y Mitre. No obstante, la competencia en radio y la obsesión por los ratings no es como en la televisión. Es mucho más relajada.
-¿Cómo viviste el Mundial?
-Fue extraño porque me enteré de que Argentina había quedado eliminada en un avión, por medio de una radio inglesa. Creía que estaban equivocados. Por suerte el programa se seguía haciendo más allá de un traspié deportivo impensado.
-Es la primera vez que no lo relatás ¿no?
-El primero, salvo el de México 86 que fue una vergüenza.
-¿Por qué?
-Los partidos los pasaban todos los canales y se transmitía desde Buenos Aires. Así se relató el triunfo de Argentina como visitante y las hazañas de Maradona. En aquella época los canales eran del estado (salvo el 9 de Romay), estaban en manos de los políticos. En radio, los derechos los tenían Rivadavia y radio Argentina (por eso Victor Hugo se fue ahí). Como yo estaba en Mitre fuimos con Niembro y Néstor Ibarra hacíamos flashes desde allá.
-Alguna vez reconociste que habías cambiado tu apellido (Silvermann) por miedo. ¿Hubiese cambiado algo tu carrera con el verdadero?
-Se hace difícil contestar eso. Pero tengo la impresión de que no habría diferencias porque todos saben cuál es el verdadero. Algunos me lo marcan y otros me agreden. Hasta puede ser que los de la comunidad sean menos comprensivos con ese tema.
Gustavo Masutti Llach
Diario Crónica Revista Ahora
Buenos Aires
Febrero de 2002
domingo, 10 de febrero de 2002
Rolando Graña: "Uno puede hablar de todo el mundo y de lo que se le da la gana".
Rolando Graña se acomoda en uno de los estudios de la Mega, donde sale al aire con el flamante "A brillar mi amor" (FM 98.3, lunes a viernes de 7 a 10). A pesar de que durmió poco porque la noche anterior estuvo al frente de "PuntoDoc" por televisión, se lo ve distendido, descansado y feliz, por haberse convertido en el primer periodista con un programa en la emisora líder. "La radio tiene un sistema de chequeo permanente -explica sobre su incorporación-. Usa una base de oyentes para testear la programación. Así, preguntan si les gusta tal o cual canción. En un momento dado se empezó a consultar qué nombre les gustaría para un programa periodístico. Los nombres que salieron fueron los de Román Lejtman, Ari Paluch y yo, que era el único que estaba sin aire en la radio. Me llamó Daniel Hadad y me hizo la propuesta".
-A muchos les sorprendió que aceptaras.
-Le dije: "Sabemos que opinamos distinto en muchos temas. ¿Te bancarías lo que pueda decir delante de un micrófono?" Contestó que me respetaba profesionalmente y que la única condición que me ponía era que mantuviera el formato musical de la radio, porque era la columna vertebral que unía a todo el público tan diferente de Mega. Acepté sin problemas porque la música afloja esa sensación que dan los noticieros de que cuando abras la puerta se te va a caer el mundo encima. No me puedo quejar, no tuve ninguna queja ni sugerencia sobre el contenido.
-¿Y el arreglo económico?
-No hubo dramas. Fue un trato primitivo: Cobro un sueldo y él sabe que yo no tengo "chivos". No coproduzco ni trato con los anunciantes. No sé hacerlo de otra manera. Además, un programa con un periodista a la mañena suma anunciantes y esto se vio porque la tanda se multiplicó.
-¿Escuchás la competencia?
-Ahora no, pero los conozco perfectamente. Aunque todavía no tenemos mediciones (en este horario Mega iba segunda o tercera), nuestra pelea es con Rock & Pop ("Aire comprimido"), Aspen (Julio Lagos) y Metro (Paluch). Igual, al ser Mega tan poco segmentada competimos con AM. De hecho, me parece que nuestra mejor apuesta sería atraer gente de la AM.
-¿Por qué se pasarían?
-Porque el oyente de AM está alienado de escuchar que muere gente en la calle, por la inseguridad.
-¿De AM con quién competís, entonces?
-La banda se maneja por generaciones. Los menores de 40 no tienen mucho hábito de oir AM. Es la radio de los papás. Fijate que el promedio de edad de los Ibarra o Magdalena va de los 50 a los 60 y los mensajes de los oyentes te marcan lo mismo. El promedio de edad de Mitre o la Diez es más alto que el de la FM.
-¿Quién te gusta de AM?
-El mejor es Pepe Eliaschev. Lo seguí durante años aunque no estuviera de acuerdo con muchas de sus opiniones. Me gusta porque combina las dos cualidades que más admiro: la elocución (la seguridad en el habla) y la claridad en los conceptos.
-¿Qué tipo de conducción preferís, esa?
-Sí. Podés repartir la pelota como Fernando Bravo: habla el de economía, el de deportes o el de espectáculos. O el conductor concentra el saber en varios temas y delega otros. Prefiero este último porque tenés más peso. Es bueno que el oyente sepa que al que escucha sabe de qué habla. Me inquieta el modelo que tiene su caricatura en Susana Giménez. Eso de "no sé nada y me río" pero estoy acá por mi linda cara. Jactarse de la ignorancia, uf... Ojo, no digo que haya que crucificarlos en una plaza pública.
-Enrique Prosen, del CIE, me dijo que trataba a los políticos como a una marca.
-Creo que es un error porque las campañas se acaban pronto y el nombre de un periodista es a largo plazo. ¿Cuanto vale la marca "Magdalena" si hubiera que comprarla? Con su trayectoria y credibilidad no se puede valuar. Si aspirás a mantenerte en este laburo no podés apostar al corto plazo porque la gente te las cobra. Pensá en cómo le pasaron la factura a Gomez Fuentes o a Neustadt.
-Pero el periodista no está al margen de lo que pasa donde trabaja.
-Yo no voy en nada en las utilidades del programa. Cobro un sueldo y soy un trabajador, por eso no me contamino. Con los matices necesarios, uno puede hablar de todo el mundo y de lo que se le da la gana. Nunca me pongo a favor o en contra de nadie porque creo en las sutilezas. No es fútbol donde sos hincha de un club y no te podés bajar.
-¿Entonces?
-Cuando tiro una noticia, el 80 por ciento es información y el 20, opinión. De este modo te escuchan aunque no estén de acuerdo con ese 20 por ciento. Así trabajamos en PuntoDoc. y la gente reconoce el laburo y la investigación, como no te perdona que le mientas.
-¿Es el modelo CNN, donde trabajaste?
-Más o menos, porque ahí te limitan lo que podés decir. En Argentina el modelo periodístico americano fracasa porque le parece frío. Se busca identidad con la opinión. El equilibrio es sutil.
-¿Qué diferencias hay entre PuntoDoc y Telenoche investiga?
-Nosotros buscamos una buena historia, no siempre pegarle a alguien, aunque a veces lo hagamos. Ellos no pegan muy alto, no se meten con Palito, De la Sota, Norma Godoy o Ramón Puerta. Fijate que con "Papito" Ramini no pasó nada. Pero tienen un "rebote" periodístico mayor por el multimedio. Claro, estar en una productora y un canal chico nos da impunidad y rebeldía.
-¿Seguís con custodia?
-No, terminé a fin de año. Ahora los aprietes son judiciales. Me podrán sacar media casa, que es lo único mío.
-Está la fantasía de que los periodistas son millonarios.
-Por eso creo que a los periodistas nos corresponde hacer una declaración jurada de bienes. Porque como asalariado no te podés hacer rico. No por medios lícitos. A menos que seas empresario, que lo tendrías que justificar, un periodista gana como un abogado medio pelo. Te da para clase media o media-alta pero nunca para magnate. Y no está mal porque eso te alejaría de la gente.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Octubre de 2002
martes, 5 de febrero de 2002
FM Mega, 98.3: "Intentamos ser un muestrario de la historia del rock argentino".
Dos pintores vestidos de amarillo y subidos a una tarima le ponen actividad y colorido a la esquina de Uriarte y Nicaragua (a pasos de la “Zona Roja” de Palermo). Están terminando de pintar del mismo color que tenía, el frente del edificio que alberga a la FM Mega, 98.3.
Es una metáfora del funcionamiento de la radio: cambiar y esforzarse para que nada cambie. Es que desde aquel 24 de abril de 2000 cuando la emisora arrancó, con “La balsa”, de Los Gatos, su transmisión de 24 horas de “puro rock nacional”, se subió al tope de la audiencia y nunca se bajó. Y ahora le queda pelear por lo más difícil: mantenerse.
Uno de los encargados de seguir ganando esa guerra es el director musical Maximiliano Re, responsable de lo que es la columna vertebral del éxito: las canciones. “Intentamos ser un muestrario de la historia del rock argentino –explica–, desde sus inicios hasta los estrenos de la semana pasada. Sin discriminar si son mujeres, hombres, solistas, grupos, viejos o nuevos”. Así conviven sin codearse Mercedes Sosa y Sumo, Diego Torres y Los Redonditos de Ricota o Los Twist y Andrés Calamaro. Y todos contentos.
Re tiene un “stock” de pedidos de oyentes que llegan por vía telefónica, correo electrónico y tradicional y hasta algunos papelitos que dejan en la mesa de entradas. De este modo, el musicalizador los administra y sin ayuda arma la lista de más de trescientas canciones que salen al aire por día. “Como la programación es uniforme, no es tan difícil –reconoce Re–. En otras radios tenés que adaptarte a los gustos de cada conductor y al estilo del envío. Además, ésta debe ser la radio más democrática en un sentido amplio. Porque no tengo decisión sobre qué temas salen o no. A lo sumo defino el orden o los agrupo de un modo que creo armónico”.
Estos temas entran en rotación y cambian de horario el resto de la semana. Si bien cuando se hizo la lista original de 2.000 temas y que fue testeada durante cuatro meses mediante entrevistas con 10.000 personas de todas las edades y niveles socioeconómicos los preferidos fueron Sui Generis, Pastoral y Fito Páez, hoy no existe un artista que se destaque en los pedidos exageradamente por encima del resto. Y a lo largo del día suenan tanto GIT, como Alejandro Lerner, Los Piojos, Charly García o Almendra.
“Todos los temas no se renuevan –reconoce–. Hay canciones nuevas y mantenemos una base de quinientos títulos. Pero hay clásicos que la gente quiere escuchar siempre. Debería sacar el cálculo, pero debe haber unos veinte temas (entre el cinco y el diez por ciento) de los que se grabaron en los últimos dos años. Con seguridad, en marzo haremos una nueva convocatoria masiva para consultar a la audiencia (sería la tercera) y la experiencia dice que de ahí saldremos bastante renovados”.
Según los estudios de perfil que hace la radio, los oyentes de Mega cubren todo el espectro. Se los escucha tanto en la calle con el walkman, en el auto, en los negocios como en las casas. “La Mega es de los oyentes y de los artistas –enuncia Re–. Me pasó que una vez cayó Pappo y pidió que le diésemos espacio para promocionar un show. El tipo pasó, se sentó en un estudio y habló. Se fue contento y eso a la gente le encanta. Y por supuesto que a la radio le sirve”.
Uno de los desafíos más difíciles es, en un universo tan amplio y heterodoxo como es el llamado “movimiento del rock”, encasillar a los artistas. Sobre todo con algunos cantantes como Víctor Heredia, Juan Carlos Baglietto o León Gieco, que se escapan de los rótulos todo el tiempo. “Si están o no lo define la gente. Heredia y Gieco, por ejemplo, formaron parte de una movida musical contestataria que se oponía a una dictadura militar represiva. Después de todo, el rock va más allá de un ritmo. Si nos ponemos en puristas, el rock nacional no existe”.
María Muñoz presenta los temas frente al micrófono que sale de la consola de sonido. A la derecha un monitor le indica la lista de temas y publicidades que saldrán al aire y a la izquierda, otro le marca cuánto tiempo falta para que termine la canción que está sonando. También allí están los reproductores de CD y el teléfono que saca a los oyentes al aire. Como los DJ’s estadounidenses, María hace de operadora y locutora, algo poco acustumbrado en las pampas pero que, optimización del personal mediante, será cada vez más visto. “Era la primera vez que lo hacía –comenta María “relojeando” las pantallas–, pero fue mucho menos traumático de lo que me imaginaba. Porque la tecnología ayuda y con los programas de computación de que disponemos todo se hace muy fácil”.
Aquí no encontrará comunicadores festivos, ratoneros ni amistosos. El estilo de los locutores es neutro y en promedio cumplen turnos de cuatro horas. María detalla: “Mega tiene un esquema de salida que intenta mantener la premisa, que desde la inauguración fue: ‘Más música y menos palabras’. El oyente no debe ser distraído por la ‘lata’ que le puede dar un locutor ya que su interés pasa por la música. La dirección nos marca un estilo general para no desentonar con la radio pero respeta muchísimo que cada locutor le ponga su sello individual”.
–¿La realidad se mete por el teléfono cuando hablás con los oyentes?
–Sí. Están muy preocupados. Y te aparece el tema de que tratan de distraerse con la radio porque están desocupados, por ejemplo. Es inevitable.
Salvo de 6 a 9 de la mañana, horario en que cada media hora la emisora transmite algunos reportes de tránsito y se leen regularmente los titulares de las noticias más importantes, en La Mega sólo se escucha música y locutores que presentan los temas. “Está claro que no somos una radio de noticias –aclara Re–. Los que se informan buscan la AM. Puede ser que muchos nos sintonizan para darse un recreo de la información permanente de las AM. Sin embargo, también pasa al revés: hay gente que nos escucha todo el día y cada tanto pone la AM para salir un poco de ‘a burbuja’. Porque no tenemos un sólo tipo de oyente. El público también se informa por la tele o los diarios”.
A oscuras (porque le gusta), el locutor Carlos Culotta graba en uno de los numerosos estudios un separador para la repetidora de Bariloche. En el interior del país ya hay treinta y dos repetidoras que toman la transmisión y otro tanto engrosa la lista de espera. Eso sin contar a las emisoras “piratas” que simplemente capturan vía Internet o por el cable de la televisión satelital la programación completa y la lanzan al aire como propia.
Varios tratarán de explicar los secretos de su éxito. Sin embargo, lo importante es que La Mega le devolvió el lustre al rock nacional. Y ver brillar algo nuestro tan querido no es poco.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Febrero de 2002
Es una metáfora del funcionamiento de la radio: cambiar y esforzarse para que nada cambie. Es que desde aquel 24 de abril de 2000 cuando la emisora arrancó, con “La balsa”, de Los Gatos, su transmisión de 24 horas de “puro rock nacional”, se subió al tope de la audiencia y nunca se bajó. Y ahora le queda pelear por lo más difícil: mantenerse.
Uno de los encargados de seguir ganando esa guerra es el director musical Maximiliano Re, responsable de lo que es la columna vertebral del éxito: las canciones. “Intentamos ser un muestrario de la historia del rock argentino –explica–, desde sus inicios hasta los estrenos de la semana pasada. Sin discriminar si son mujeres, hombres, solistas, grupos, viejos o nuevos”. Así conviven sin codearse Mercedes Sosa y Sumo, Diego Torres y Los Redonditos de Ricota o Los Twist y Andrés Calamaro. Y todos contentos.
Re tiene un “stock” de pedidos de oyentes que llegan por vía telefónica, correo electrónico y tradicional y hasta algunos papelitos que dejan en la mesa de entradas. De este modo, el musicalizador los administra y sin ayuda arma la lista de más de trescientas canciones que salen al aire por día. “Como la programación es uniforme, no es tan difícil –reconoce Re–. En otras radios tenés que adaptarte a los gustos de cada conductor y al estilo del envío. Además, ésta debe ser la radio más democrática en un sentido amplio. Porque no tengo decisión sobre qué temas salen o no. A lo sumo defino el orden o los agrupo de un modo que creo armónico”.
Estos temas entran en rotación y cambian de horario el resto de la semana. Si bien cuando se hizo la lista original de 2.000 temas y que fue testeada durante cuatro meses mediante entrevistas con 10.000 personas de todas las edades y niveles socioeconómicos los preferidos fueron Sui Generis, Pastoral y Fito Páez, hoy no existe un artista que se destaque en los pedidos exageradamente por encima del resto. Y a lo largo del día suenan tanto GIT, como Alejandro Lerner, Los Piojos, Charly García o Almendra.
“Todos los temas no se renuevan –reconoce–. Hay canciones nuevas y mantenemos una base de quinientos títulos. Pero hay clásicos que la gente quiere escuchar siempre. Debería sacar el cálculo, pero debe haber unos veinte temas (entre el cinco y el diez por ciento) de los que se grabaron en los últimos dos años. Con seguridad, en marzo haremos una nueva convocatoria masiva para consultar a la audiencia (sería la tercera) y la experiencia dice que de ahí saldremos bastante renovados”.
Según los estudios de perfil que hace la radio, los oyentes de Mega cubren todo el espectro. Se los escucha tanto en la calle con el walkman, en el auto, en los negocios como en las casas. “La Mega es de los oyentes y de los artistas –enuncia Re–. Me pasó que una vez cayó Pappo y pidió que le diésemos espacio para promocionar un show. El tipo pasó, se sentó en un estudio y habló. Se fue contento y eso a la gente le encanta. Y por supuesto que a la radio le sirve”.
Uno de los desafíos más difíciles es, en un universo tan amplio y heterodoxo como es el llamado “movimiento del rock”, encasillar a los artistas. Sobre todo con algunos cantantes como Víctor Heredia, Juan Carlos Baglietto o León Gieco, que se escapan de los rótulos todo el tiempo. “Si están o no lo define la gente. Heredia y Gieco, por ejemplo, formaron parte de una movida musical contestataria que se oponía a una dictadura militar represiva. Después de todo, el rock va más allá de un ritmo. Si nos ponemos en puristas, el rock nacional no existe”.
María Muñoz presenta los temas frente al micrófono que sale de la consola de sonido. A la derecha un monitor le indica la lista de temas y publicidades que saldrán al aire y a la izquierda, otro le marca cuánto tiempo falta para que termine la canción que está sonando. También allí están los reproductores de CD y el teléfono que saca a los oyentes al aire. Como los DJ’s estadounidenses, María hace de operadora y locutora, algo poco acustumbrado en las pampas pero que, optimización del personal mediante, será cada vez más visto. “Era la primera vez que lo hacía –comenta María “relojeando” las pantallas–, pero fue mucho menos traumático de lo que me imaginaba. Porque la tecnología ayuda y con los programas de computación de que disponemos todo se hace muy fácil”.
Aquí no encontrará comunicadores festivos, ratoneros ni amistosos. El estilo de los locutores es neutro y en promedio cumplen turnos de cuatro horas. María detalla: “Mega tiene un esquema de salida que intenta mantener la premisa, que desde la inauguración fue: ‘Más música y menos palabras’. El oyente no debe ser distraído por la ‘lata’ que le puede dar un locutor ya que su interés pasa por la música. La dirección nos marca un estilo general para no desentonar con la radio pero respeta muchísimo que cada locutor le ponga su sello individual”.
–¿La realidad se mete por el teléfono cuando hablás con los oyentes?
–Sí. Están muy preocupados. Y te aparece el tema de que tratan de distraerse con la radio porque están desocupados, por ejemplo. Es inevitable.
Salvo de 6 a 9 de la mañana, horario en que cada media hora la emisora transmite algunos reportes de tránsito y se leen regularmente los titulares de las noticias más importantes, en La Mega sólo se escucha música y locutores que presentan los temas. “Está claro que no somos una radio de noticias –aclara Re–. Los que se informan buscan la AM. Puede ser que muchos nos sintonizan para darse un recreo de la información permanente de las AM. Sin embargo, también pasa al revés: hay gente que nos escucha todo el día y cada tanto pone la AM para salir un poco de ‘a burbuja’. Porque no tenemos un sólo tipo de oyente. El público también se informa por la tele o los diarios”.
A oscuras (porque le gusta), el locutor Carlos Culotta graba en uno de los numerosos estudios un separador para la repetidora de Bariloche. En el interior del país ya hay treinta y dos repetidoras que toman la transmisión y otro tanto engrosa la lista de espera. Eso sin contar a las emisoras “piratas” que simplemente capturan vía Internet o por el cable de la televisión satelital la programación completa y la lanzan al aire como propia.
Varios tratarán de explicar los secretos de su éxito. Sin embargo, lo importante es que La Mega le devolvió el lustre al rock nacional. Y ver brillar algo nuestro tan querido no es poco.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Febrero de 2002