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miércoles, 19 de diciembre de 2001

Radio Panda: "Queremos ser la primera radio de la vida, no la última".


Petit hotel añejo, con amplios pasillos y techos muy altos. Una habitación dominada por una enorme mesa de madera, con una biblioteca cargada de libros sin lógica de colección. Nada más lejano a lo que podría imaginarse del "cuartel general" de Radio Panda (FM107.9). Pero aquí se habla de mantener el emprendimiento a flote y los chicos disfrutan y ríen en los estudios. Javier Campos Malbrán es el creador del proyecto y nos recibe con su físico de rugbier y su sonrisa compradora.
"Empezamos -relata- en 1996 con un PPP (permiso provisorio precario), es decir, con un alcance limitado. Apenas con una cobertura en la zona Norte y en parte de la Capital. Así estuvimos hasta que en 1999 se llamó a concurso, y ganamos la licitación con una frecuencia muy ampliada. Ahora estamos en pruebas para salir con la potencia de las FM líderes".
-Están muy a la derecha del dial, ¿Eso les juega en contra?
-Es relativo. En una radio para chicos es un gran valor porque nos ubican rápido. Saben que no hay nada a la derecha (y no es una referencia política).
-¿Por cuánto tiempo tienen la licencia?
-Veinticinco años. Varias generaciones de chicos.
-Ustedes fueron de los primeros en sesgar el público.
-Sí. En realidad, nuestra historia empieza antes, con FM Laser, que fue del ´85 al ´91, cuando terminó primera en audiencia. Era adulto-contemporánea aunque no tan sesgada.
-¿Qué pasó?
-Se vendió la licencia a América y Eurnekián y ellos hicieron una copia no tan buena con Aspen. Pero, es cierto, fuimos de los primeros en segmentar tanto. De hecho, fuimos la primera radio para chicos del mundo. Después aparecieron otras en Estados Unidos.
-¿Cómo nace la idea?
-Era un momento en que surgían un montón de radios nuevas. Y todos mirábamos qué formato podíamos usar. Se nos ocurrió una radio para chicos, a pesar de que no teníamos hijos. La testeamos y dio bien. Además, quisimos terminar de patear el tablero, y en vez de una radio para chicos hecha por grandes, hicimos una de y por chicos. Ellos conducen los programas, tienen la comunicación, y los adultos están detrás de bambalinas. Distinto sería si ponemos adultos como Pipo Pescador o Xuxa, que hablan para los pibes pero son grandes.
-Trabajar con chicos tiene frescura pero también riesgo. Se pueden asustar o desaforar.
-De hecho pasa. Pero son muy piolas y los venimos llevando de a poco. Son correctos, incluso mejores que los adultos en la formalidad. Lo complicado es que actúen un papel. No les podés pedir que hagan un personaje, por ejemplo.
-¿Siguen sin cobrar sueldo?
-Una de las reglas es que no pueden tener más de seis horas semanales al aire (por supuesto tampoco las hacen de corrido en un día). Ojo, si los dejás, se traen la cama y no se despegan del micrófono, por eso hay que tener cuidado. Y lo que se hace es darles unos viáticos y les pagamos el traslado. Es más una experiencia que un trabajo. Y los que empezaron, y ya están crecidos, ahora son pasantes. Si les gusta pueden ser contratados cuando tengan 18.
-¿Qué pasa cuando los chicos crecen? ¿Corren el target? ¿Acompañan el crecimiento o se mantienen?
-Diste en el clavo de nuestro problema. No es lo mismo un chico de seis que uno de diez. Lo dejamos libre, con la única salvedad que a la mañana apuntamos de ocho para abajo. Ese es nuestro semillero de oyentes. A la tarde apuntamos al chico que se maneja sin necesidad de la madre. Ahí cambia la música y está Carna. No podemos tener tres o cuatro subsegmentos. Hasta el mediodía es un jardín de infantes con fantasía y cuentos. Después se vuelve un poco más pícaro.
-¿El punto de quiebre cuál será?
-Y... cuando lleguen a los dieciseis se irán a otro lado. Queremos ser la primera radio de la vida, no la última. Igualmente, ahora no está claro cuál es la música que les gusta a los chicos. "Manuelita" no tiene dudas. Pero Britney Spears o Bandana va desde los seis a los veinte. Es el fenómeno del pop-teen. Con todo, la música que ponemos también apunta a que los padres tengan un recreo. Si no, se hartan. A los chicos no les molesta escuchar "El oso". Y el target del padre es de entre treinta y cuarenta.
-¿Cuál es la "línea" temática?
-Lo que todo el mundo está de acuerdo: Preservación del medio ambiente, los valores éticos de la vida (respeto, solidaridad, el buen nombre, la democracia, derechos humanos, la libertad, la no violencia...) más allá de lo religioso. Los chicos todavía son salvables. De ahí viene el Panda. La idea que subyace es que todos estamos en peligro de extinción. Cada vez que incorporamos algo nuevo, primero lo consultamos con un grupo de psicopedagogos.
-¿Tienen restricciones con la publicidad? Es obvio que no habrá propagandas de alcohol o cigarrillos.
-Sólo una vez rechazamos un negocio, en la época en que estaba la fiebre de los llamados al 0-600. Nos podía entrar una fortuna pero era conflictivo porque los chicos no entienden que cada llamado cuesta cincuenta centavos o más.
-¿Cómo les va con las mediciones de audiencia?
-Pésimo. Porque no nos miden por dos motivos: Primero, por el alcance, una piedra que nos vamos a sacar del zapato ahora. Ibope sólo abarca toda la cobertura de Capital y Gran Buenos aires, once millones de personas. No prorratean. Segundo, porque no miden a los menores de doce años. Lo saben y nos prometieron que lo van a incorporar como un estudio, dos veces al año. Lo curioso es que nos saltaban muchos adultos, por los padres. En la última medición marcó que nos escuchaban 50.000 mayores. Lo cual, más o menos te permite calcular que tendremos 200.000 oyentes con la cobertura completa. Con eso estamos encantados.
-¿La publicidad...?
-...murió de muerte natural. Está difícil subsistir. Nuestra ventaja es que somos una pyme, bastante amateur. Tenemos apenas diez empleados. Si tuviera en plantilla varias figuras con cachets altos ya hubiera "volcado". Eso es lo que les pasa a las radios grandes. Por eso cada vez hay menos estrellas en esas emisoras.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Diciembre de 2001

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