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viernes, 25 de diciembre de 1998

director de Radio de la Ciudad - Héctor Lapadú

El director de Radio de la Ciudad (AM 1110 y FM 92.3), Héctor Lapadú (ex concejal porteño por la UCR) enciende un Galouises y se recuesta en su silla. A su espalda, cuelgan una foto de él con Fernando De la Rua y una caricatura de Atahualpa Yupanqui. Habla sin trabas ni pausas, aunque a veces -como los psicoanalistas- contesta con preguntas. Algo de su verborragia la despliega en su programa, "Entre líneas", (Libertad, AM 950, sábados de 11,00 a 12,00) pero hoy el tema es la radio de la ciudad de Buenos Aires.
-A usted le tocó llegar en un momento de cambios.
-Sí. Todos saben que fuimos despojados de la frecuencia AM 710. La ciudad estuvo a punto de quedar sin radio. Conseguimos el 1110 del dial (ex-radio Argentina). Desde hace tres meses conseguimos equipo nuevo y, salvo algunos reclamos aislados de la gente, no tenemos problemas.
-¿Qué tipo de reclamos?
-Interferencias. El dial está muy sucio por la cantidad de emisoras no autorizadas ("truchas"). Esto es culpa de un estado desertor que no se ocupa y de un Confer que no funciona.
-¿Qué porcentaje del éxito de Radio 10 (va primera en audiencia) le asigna a que tiene la ex frecuencia de Municipal?
-Muchísimo. Está manejada por gente de radio que conoce muy bien su trabajo pero la frecuencia ayuda. La 710 es la única de banda ancha del país. Además es libre, no se repite ni en Argentina ni en sus países limítrofes, lo que le da un alcance tremendo. Por eso generó tanto interés. Si a eso se le agrega que, aparentemente, emite con una potencia muy superior a la autorizada y tiene una antena que está en el corredor aéreo de Campo de Mayo... todo es muy curioso. Tuvo una serie de ventajas.
-Cambiemos de tema. ¿A que "target" apunta la Radio de la Ciudad?
-Es una radio estatal y tratamos que la programación sea atractiva para el oyente y con un gran contenido de servicios y cultural. A partir del año que viene trataremos de cubrir una parte del mercado que las radios comerciales (porque buscan los sectores de mayor consumo) han dejado de lado: los mayores de 40.
-¿Cómo se prioriza la información?
-En los noticieros, primero están las informaciones locales, después las nacionales y por último las internacionales. Los conductores manejan sus programas como quieren. No les bajamos línea. Del mismo modo que ni Cultura ni la jefatura de gobierno nos imponen pautas.
-¿Cómo es y a cuánto asciende su presupuesto anual?
-Nosotros tenemos una economía mixta: recibimos 1.000.000 de pesos de la Municipalidad y otro tanto por venta de publicidad y espacios. Tenemos la ventaja de que no necesariamente tenemos fines de lucro.
-¿Y cuánto gana el director?
-Normalmente 3.000 pesos. No es mi caso: estoy ad-honorem porque cobro jubilación.
-¿Les alcanza ese presupuesto?
-Sí, ¿por qué no?
-Sin embargo tuvieron algunos problemas con el personal. Casi no cubren las elecciones presidenciales.
-Es que tenemos un régimen muy particular: nuestros empleados son municipales. La radio funciona igual que "alumbrado, barrido y limpieza". Estamos tratando de cambiar eso porque, por ejemplo, aquí tenemos mucho ausentismo legal. Siempre nos falta un tercio del personal. Hay un reclamo del gremio municipal para con el gobierno de la ciudad. No es un problema nuestro, pero nos afecta.
-Una ley acaba de unir ATC con Radio Nacional en un ente con control parlamentario. ¿Se puede pensar en algo parecido con Radio Municipal?
-Sí. Se trata de crear las condiciones para que la radio sea controlada por la Legislatura. Esto es porque las emisoras siempre se pusieron al servicio del gobierno de turno. Y las usaron para hacer política partidaria en vez de brindar servicios.
-¿Hay peligro de reducción de personal?
-No. Habría reacomodamientos. Es difícil hablar de esto en momentos de tanta desocupación. Nuestra gestión no prescindió de nadie.
-El año que viene hay elecciones en la Capital Federal.
-Y nuestra gestión termina con este período. Quiero que encuentren una radio ordenada, con buenas condiciones técnicas y con una programación adecuada a un sustento democrático. Aquí no se ve gente que no trabaje. No podemos convertir un medio en un comité. No podemos ser una agencia de colocaciones políticas. Somos pluralistas: tenemos a Roberto Di Sandro y a Carlos Rodari, con opiniones concretas y opuestas.
-¿Qué opina de la concentración de medios?
-No estoy de acuerdo. Es al menos sospechosa. Las licencias deberían ser intransferibles por 25 años y hoy la 710 se puede vender gracias a un decreto. Hay un desembarco de capitales extranjeros que se están quedando con los medios. Eso se debe corregir en el próximo gobierno. Es preocupante que la misma firma que compró la "10" hizo lo propio con "El Mundo" y está auditando a "Libertad". El mismo decreto aclara que no se puede tener más de una radio, un canal o un diario en la misma zona. Después van a venir con el tema de la continuidad jurídica.
-¿Tienen problemas para conseguir publicidad por el prejuicio de oficialismo?
-No. Nadie puede sospecharnos de eso.
-En Nacional dicen que tienen esa traba.
-Es que me parece que ellos tienen un tizne oficialista. Los que integran esa radio dicen que están al servicio del gobierno nacional.
-¿Con respecto a esto, cómo evalúa entonces la política de medios del gobierno de Alfonsín, con la mayoría de los canales de TV y las radios en manos del Estado?
-No puedo decir que fuimos exitosos. Respetuosos sí, exitosos no. Ahora queremos ser eficaces.
-¿No adolecía de lo mismo que usted marca de Radio Nacional hoy?
-No creo. Los medios no deben estar en poder del Estado. Aunque debe haber medios estatales y el resto competir. Fue algo que no supimos y no pudimos solucionar (quisimos, en esto no se cumple la trilogía de Alfonsín).
-¿Por qué no los privatizaron?
-No nos dieron los tiempos. Nos tocó gobernar momentos difíciles. Esta vez es distinto.
-¿Si hubiese estado a cargo de un medio en esa época habría contratado a Mirtha Legrand?
-¿Por qué no?
-Ella acusa que la pusieron en una "lista negra" porque la consideraron "frívola".
-No tuve conocimiento de eso. Pudo haber habido preferencias. No lo sé. Habría que ver que opinaban los directores de entonces.
-Le pregunté qué hubiera hecho usted.
-Yo no hubiera proscripto a nadie. La señora tiene su público. Pero eso lo tienen que decidir los privados. Las listas negras las tuvimos con los militares, con Perón y antes también. Nunca más. Es impensable.

Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Diciembre de 1998

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