FICHA:Nombre: Roberto Flores.Nombre de batalla: Bobby Flores. Lugar y fecha de nacimiento: Buenos Aires, 1959.Credibilidad: Era director de Rock & Pop y FM Blue, se peleó con los mexicanos y se fue a una radio de culto, con su amigo Daniel Grinbank. Revelación: Era monaguillo, con vocación de reventado. Escuchó Artaud de Spinetta y “... se me cagó el cerebro para siempre”.Pasado: Debutó como Dj en los carnavales del ‘77, a las seis de la tarde. Trabajó en una morgue un año después durante la colimba, pero se escapaba y vivía en el calabozo. Presente: Conduce “Bacardi On” de lunes a viernes de 19 a 20hs; y Sábados de 21 a 24hs, por Radio Kabul FM 107.9. También se lo ve en "Budweiser Urban Nights" por MuchMusic.Cuando sale en una conversación el nombre de
Bobby Flores, las opiniones no son unánimes salvo por una cuestión. Tanto los que adoran como los que no lo quieren hacen un alto y aclaran: “Pasa buena música”. A pesar de que varias veces demostró que sabe de radio (y mucho), el reconocimiento como musicalizador es el mayor elogio para él. Contra la imagen que alguna vez pudo dar, no se la cree ni un poco y se aferra a la independencia aunque le cueste dejar la dirección de Rock & Pop, peleado con los dueños mexicanos de CIE, para pasar a radios cada vez más chicas y no estar en la TV.
-Volviste a las fuentes. El hombre, el operador, los discos y el público. -Sí, estoy pasando mucha música en directo y la gente se hartó de la chorrada de lo electrónico. Quieren canciones, armónicos, estribillos, puente y final. Se está revalorizando la canción y con las radios pasa lo mismo.
-¿En qué sentido?-Los supermercados de los medios no conducen a nada. No tienen mística.
-¿Qué pasó con Spika?-Si el proyecto es bueno pero la sección comercial hace agua, se te cae. No tiene nada que ver con lo artístico sino con los negocios.
-¿Qué encontraste en Kabul?-Me hinché las pelotas de trabajar para las corporaciones. En algunos ámbitos puede servir un grupo corporativo. Por ejemplo para la venta de seguros. Nunca para una radio. ¡Qué me importa si anda bien el teatro o se murió el oso del zoológico! Son trust de empresas en pos no del bien común sino del que está arriba en la pirámide de la compañía. Se despersonaliza el discurso y hasta se fijan cómo vas vestido. Como si fuera un McDonalds, y ojo que me parece bien que un local de comida rápida sea así porque es lo que espero de ellos. La corporatividad es una manera de hacer las cosas. Y requiere de algo que no tengo: espíritu de cuerpo.
-Sin abrir juicio de valor. Hay una manera de hacer las cosas como Ari Paluch, Pergolini, Lalo Mir o vos. ¿Sos el más independiente y el más pobre de ellos?-Sí. Pero también el que mejor calidad de vida tiene. Esto reconocido por ellos. Tengo muchísimos menos problemas. Puedo ir con mis hijos a la plaza si que nadie me moleste. Nunca me metí en el ámbito empresarial. Fijate que de los cuatro fundadores de Rock & Pop, tres estamos en Kabul. Pefil bajo. La exposición me molesta, no me ayuda. Mario me decía que él no puede ir al supermercado. El otro día me encontré con Marcelo (Tinelli) en un shopping. El tipo tenía atrás una corte de cuarenta tipos que lo seguían y le sacaban fotos. Lo saludé, me metí en un cine y no me persiguió nadie. Eso no lo cambio ni por toda la plata del mundo.
-Pero sos empleado. ¿Tenés la libertad artística de ellos?-Por como me planteé la carrera, sí. Yo no genero negocios, difundo música. Paso discos de jazz, que no venden un carajo. Les puedo dar una punta de la estrella, pero nunca la estrella completa. Así, en mi ámbito hago lo que quiero. Es mío. Siempre fui así. Y debo elegir bien porque llevo treinta años de carrera. Nadie te regala eso. Me reconocen, si hasta ahora me dan el premio Konex.
-Sin embargo, la exposición te sirvió. A tu hermano, Nillo, no se lo reconoce de la misma manera. -Sí, y sería bueno con el micrófono. Pero no quiere. El vio como sufrí en la época de “Radio Bangkok”. Iba a un boliche a pasar música y me pedían que saliera de la cabina y me pusiera a contar chistes. Encima me había agrandado como todo pendejo al que le llega la popularidad. Me costó varios años hasta que volví a la senda. El musicaliza y nada más. Hace bien.
-¿Esta es tu vocación?-Sí. No tengo grandes pretensiones y eso te ayuda en este medio. En el test vocacional al final del secundario me salió que era “inteligente pero poco ambicioso. Caldo de cultivo para ideas de izquierda”. Mi viejo nos crió así. Ahora que soy padre lo valoro. Quería que nos caguemos de risa del mundo.
-¿Escuchás radio?-Sí, pero nada me llamó la atención. Algunos ex compañeros: Lalo, La Negra (Vernaci), Mario... no encuentro gente que vino atrás. Tal vez Matías Martin o Peña, pero son productos Rock & Pop.
-Hace seis años que hablamos de esto. Sigue sin aparecer nadie nuevo.-Nadie. -¿En la música no pasa lo mismo? Los ’60 fueron del Beat y de la psicodelia, los ’70 del rock progresivo y el punk, los ’80 del pop, y los ’90 del rock californiano y el grunge, por ejemplo. Esta década lleva siete años...-Y no hay nada nuevo, es buen análisis. Ahora no lo vemos. Pero los fines de milenio son jodidos. Del año 999 al 1000 cayó el imperio Maya. Hoy estamos presenciando el final del Imperio Americano. En la segunda mitad del siglo pasado todos queríamos triunfar allá, hoy nos dimos cuenta de que eso es una poronga. En ese caso es imposible generar algo diferente. Boludo, todo lo que llega a mí me suena igual a los Clash. También creo que hay que esperar porque se debe estar gestando algo nuevo.
-No recuerdo que nunca haya habido tanto cover, tanto mosh, tanto afano. -El auge de lo electrónico es un síntoma. Esa es música para sordos.
-Jean Michel Jarré, Vangelis, Tangerine Dream hacían electrónica...-Sí, pero me refiero a lo otro, al beat, al loop, es decir, al Pro Tool (N. De la R: un programa para editar música en la computadora). Yo hice remixes. Es más matemático que artístico. Tenés el rango y metés dos loops, tres beats y seis espacios; dos loops, tres beats y seis espacios; dos loops, tres beats y seis espacios. Lometés en la PC, apretás enter y sale “¡bum, bum, bum!”. Un tema está bien. No podés fundamentar una carrera en esa mierda. El que hace música electrónica no crece.
-Como dijo el finado Pappo... -Exacto, “que se busquen un trabajo honesto”. Y Pappo me decía “vos fuiste el único que pusiste Lito Nebbia en un boliche”. Después me lo reconoció, pero esa noche me quiso cagar a trompadas.
-Lo complicado es cuando el DJ se reivindica músico. -Yo estoy orgulloso de ser Disc Jockey. No quería tocar como Jimmy Page, sino tener todos los discos de Led Zappelin. El graba los discos, yo los uso. Lo del DJ estrella me sirvió para ganar más guita. Pero ahora que se cayeron las caretas estamos los de siempre. Miramos para los costados y vemos a Zucker, Alfonsín, Pont Lezica, Miguelito Vazquez y Cattaneo afuera, los mismos de hace diez años. Esto fue una moda, un bleff. En mi época el DJ bueno era el que no se notaba. La cabina no se veía y la música debía ser parte del boliche.
-¿Estuviste en Creamfields?-En cuatro. Y notaba que el nivel de sordera iba creciendo. Llegué a la conclusión de que la gente se drogaba porque se aburría. Porque no pasa nada. Si realmente la pasás bien, no lo hacés. Cuando fui a recitales en Estados Unidos no tomaba ni alcohol porque no quería perderme nada. Después escabiamos. Como en un partido de fútbol pulenta, que ni prendés un faso. En el primer show de los Rolling Stones nadie se peleó. Si lo de arriba es bueno, abajo no hay kilombo. En las fiestas electrónicas la gente no se da cuenta de nada. Con el sonido al mango, que es como ir en un auto a 350 kilómetros por hora, no disfrutas el paseo.
-Vos sí. -No paro, estoy lleno de laburo y en un par de años cumplo 50. Si a los 20 me decían que iba a haber un Disc Jockey de 50 años no te lo creía. Y si mirás mi valija de discos la mayoría tiene menos de dos años. Todo el tiempo escucho música nueva. Es un laburo. Hay que poner cosas que no me gustan. Imaginate en Creamfields... cuando salía de ahí me ponía Mercedes Sosa de 1967 en el auto. El otro día en un restaurante puse Piazzolla y los pendejos se morían.
-También estás en Much Music. -Sí, el de la tele es un programa de música negra: hip hop, R&B, soul, funk, muy urbanos. Con excelentes clips, algunos dirigidos por Spike Lee. Gastan mucha guita en eso. Más en el clip que en el disco. Si lo escuchás se te repite, pero los videos son impresionantes. Hacen lo mismo en vivo. No son Bob Dylan. En la tele vale la pena pasarlos porque son muy visuales. En la radio siempre te garpa más Marvin Gaye. Los pibes se dieron cuenta de que no podían competir con él o Barry White y encararon por el lado de lo visual.
-¿Sabés cuántos discos tenés?-Dejé de contar en 7000. Ahora vienen en sobrecito, es más difícil de calcular. En mi valija llevo 400.
-¿No usás MP3?-No, porque no tenés margen de maniobra. Doble bandeja, disco a disco y podés pegar un volantazo cada cinco minutos. Muchos roban con eso. Desconfiá del DJ que lleva muchos vinilos, en general es un ladri que hace el show con los discos y abajo tiene todo grabado en MP3. Una vez traté de usar vinilo en un Creamfields y se me corría la púa con el viento. El sonido del vinilo, en tu casa. No hay nada como el CD.
Gustavo Masutti Llach Mavirock RevistaBuenos Aires, ArgentinaDiciembre de 2007. Bazas:
Radio
En su maratónica carrera participó, entre otros, en recordados programas como “Radio Bangkok”, “Guardias a mí”, “Levi’s midnigth”, “Soul café”, “Animal de radio”, y “No es extraño que estés loca por mi”, en la Rock & Pop; en “22 AM”, y “Fuera de la Ley” en radio del Plata. También de “Algo con Palmeras” y “40 Flores y ningún Balcón...” (FM Horizonte.). Y antes de recalar en Kabul, hizo “Cualquiera puede hablar” por FM Spika.
TV
En televisión condujo “Videoscopio” (junto a Eduardo de la Puente) y se lo vio en distintos programas como “Rock & Pop TV”, “Videomatch” y “Verdad/Consecuencia”. Su última aparición fue en el excelente “Música para soñar”, el miniprograma que cerraba el aire de Telefe.
Cine
Actuó en “Sol de otoño” y “24 horas, Algo está por estallar”.
Gráfica
Colaboró en las revistas Satiricón y Eroticón (1981-1986).
Ediciones De la le flor editó “A la larga terminan curtiendo” (1993), “Asilo de almas” (1994) y “No es extraño que estés loca por mí” (1999).