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domingo, 30 de diciembre de 2007

Esteban Mirol: “Las oyentes me invitan a salir”.




FICHA
“Vos y Mirol”
Radio Mitre, AM 790 Lunes a viernes de 21 a 24. Sin columnistas. “Los oyentes tienen una relación de afecto tan grande conmigo que me cuentan cosas como si fuera un familiar. Tiene mucha intimidad y complicidad entre ellos y la emisora porque de alguna manera la audiencia construye el programa. Aquí charlamos de temas de actualidad o de la vida, y brindamos muchos servicios (datos sobre obras sociales o ANSSES, por ejemplo)”.

Es tan amable y centrado que llega a incomodar a quien viene acostumbrado a la vorágine de los gritos y el apuro de los medios. Ese estilo, casi a contramano de la moda, le dio a Esteban Mirol credibilidad y una masa de seguidores muy fieles, que no le pierden pisada.
-Ese nivel de afecto debe generar confusiones en los oyentes.
-Sí, desde luego. Algunas mujeres me piden que las llame a la casa o me invitan a cenar. No, la relación no debe extenderse más allá del programa por una simple cuestión ética.
-Tu éxito es lograr una charla íntima en público.
-Claro. A veces se olvidan de que salen al aire. Y en algo soy único: no hay filtros de la producción. Los oyentes salen al aire sin red.
-Me sorprende que ninguno se desboque.
-Tengo esa suerte desde hace catorce años. Si me tocaron dos desubicados en ese tiempo es mucho.
-Sí te tocan algunos necios.
-Bienvenidos sean, porque además de divertidos, la polémica que generan te levanta el programa. Algunos te quieren incorporar como amigo permanente y para eso creen necesario que pienses igual a ellos.
-No te afectó el cambio de la Diez a Mitre.
-En Mitre hago el mismo programa que en la Diez. Allá desentonaba, acá no. El oyente de Mitre me aceptó y el de la Diez me siguió. Esto tiene que ver con una actitud que mantuve siempre (en Continental, Splendid, la Diez y acá): Todo el mundo puede hablar, expresarse, y lo que dicen me interesa en serio. Yo no persigo ni a bolivianos, ni a chilenos, ni a uruguayos y no quiero pena de muerte ni mano dura. Siempre quise la ley y al Ser Humano y no pregunto dónde nació ni que raza o credo tiene el que sale al aire.
-¿Sugerís que te bajaban esa línea en la Diez?
-No, nunca me bajaron línea.
-¿Entonces?
-Pero por ahí en otros programas de la emisora se planteaban ciertos temas que no aparecían después en el mío. Y eso que hay algún oyente que pide pena de muerte incluso acá en Mitre. Yo siempre les pido que no digan pavadas.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina

30
de diciembre de 2007

domingo, 23 de diciembre de 2007

Enrique Sacco: “Prefirimos no darle prensa a los barrabravas”


FICHA: “La Oral Deportiva - ESPN Radio” Rivadavia, AM 630 Lunes a viernes de 19 a 21. Conducción: Enrique Sacco. “El programa más informativo en contenidos deportivos de la radio argentina. Si buscás la información precisa al instante, nos tenés que escuchar a nosotros. Y hablan todos, nadie tiene el micrófono prohibido: Menotti, Bilardo, Grondona, Gamez”.

Está sentado debajo de un tilo que esparce una lluvia amarilla ante cada ráfaga de viento cálido. El restaurante de Palermo esta casi lleno pero el clima convierte la opción de la mesa en la vereda en algo muy agradable. No está mal el tilo como símbolo, porque Enrique Sacco es un hombre que llegó muy lejos sin estridencias ni escándalos. Hoy es el gerente de programación de ESPN Radio y conductor de "La Oral Deportiva". Además, es la cara de la edición del mediodía de SportsCenter, el noticiero deportivo de ESPN.
-¿Por qué en la Oral priorizan la información?
-No nos interesa la polémica, sí el debate. Tampoco el show, sí la noticia y la voz de los protagonistas. Para opinar hay que estar informado. Y la tendencia es que cualquiera dice o comenta cualquier cosa. Total, no pasa nada. Tampoco hay derecho a réplica. En nombre de una fuente se dice “me comentaron que...” sin rigor. Nosotros tiramos elementos para que el oyente haga su propio análisis. No importa. El tiempo pone las cosas en su lugar y determina quiénes actúan con honestidad, lealtad y profesionalismo y quiénes lo hacen de otro modo.
-Manejan un tono de no confrontación.
-Es un estilo. No hace falta poner adjetivos calificativos fuertes para criticar a un personaje. Mandan los hechos y las personas. Lo hacemos con sentido constructivo. Esa es nuestra línea. No vamos a decir que Maradona es Dios ni lo juzgaremos fuera de su actividad relacionada al deporte, por ejemplo.
-¿Sacarías al aire a un barrabrava?
-A mí no me interesa. Por más que sea una nota bárbara. Nadie tiene vedada la palabra, pero no se me ocurre qué circunstancia debería darse para que saquemos al aire a uno. Preferimos no darles prensa. ¿Qué me van a decir? Comercializan entradas y generan violencia. No hace falta darles un micrófono. Y esto pasa en toda la sociedad. Hay que mirar para afuera y tomar lo mejor sin copiar, para crecer.
-¿A qué periodistas respetás?
-Es difícil no poner en escena los afectos ante esa pregunta. Hecha la salvedad, Quique Wolff es un tipo que salió del fútbol como jugador y tienen gran honestidad y conocimiento. Un caso similar es el de Roberto Perfumo. Juan Pablo Varsky, que creció mucho y es serio. Un buen símbolo de su generación. ¿Quién puede decir algo de Victor Hugo? Me parece mucho mejor relator que periodista. Pero mantuvo fidelidad y coherencia con su discurso a lo largo de los años, aunque no siempre estoy de acuerdo con él. También Miguel Simón, Juan Yankilevich, Juan Cortese, Rodrigo Villalonga y Pierre Manrique.

Gustavo Masutti Llach
Fotos: Marisa Marquez

Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina

23
de diciembre de 2007

sábado, 22 de diciembre de 2007

Bobby Flores: “Me hinché las pelotas de trabajar para las corporaciones”.



FICHA:
Nombre: Roberto Flores.
Nombre de batalla: Bobby Flores.
Lugar y fecha de nacimiento: Buenos Aires, 1959.
Credibilidad: Era director de Rock & Pop y FM Blue, se peleó con los mexicanos y se fue a una radio de culto, con su amigo Daniel Grinbank.
Revelación: Era monaguillo, con vocación de reventado. Escuchó Artaud de Spinetta y “... se me cagó el cerebro para siempre”.
Pasado: Debutó como Dj en los carnavales del ‘77, a las seis de la tarde. Trabajó en una morgue un año después durante la colimba, pero se escapaba y vivía en el calabozo.
Presente: Conduce “Bacardi On” de lunes a viernes de 19 a 20hs; y Sábados de 21 a 24hs, por Radio Kabul FM 107.9. También se lo ve en "Budweiser Urban Nights" por MuchMusic.





Cuando sale en una conversación el nombre de Bobby Flores, las opiniones no son unánimes salvo por una cuestión. Tanto los que adoran como los que no lo quieren hacen un alto y aclaran: “Pasa buena música”. A pesar de que varias veces demostró que sabe de radio (y mucho), el reconocimiento como musicalizador es el mayor elogio para él. Contra la imagen que alguna vez pudo dar, no se la cree ni un poco y se aferra a la independencia aunque le cueste dejar la dirección de Rock & Pop, peleado con los dueños mexicanos de CIE, para pasar a radios cada vez más chicas y no estar en la TV.
-Volviste a las fuentes. El hombre, el operador, los discos y el público.
-Sí, estoy pasando mucha música en directo y la gente se hartó de la chorrada de lo electrónico. Quieren canciones, armónicos, estribillos, puente y final. Se está revalorizando la canción y con las radios pasa lo mismo.
-¿En qué sentido?
-Los supermercados de los medios no conducen a nada. No tienen mística.
-¿Qué pasó con Spika?
-Si el proyecto es bueno pero la sección comercial hace agua, se te cae. No tiene nada que ver con lo artístico sino con los negocios.
-¿Qué encontraste en Kabul?
-Me hinché las pelotas de trabajar para las corporaciones. En algunos ámbitos puede servir un grupo corporativo. Por ejemplo para la venta de seguros. Nunca para una radio. ¡Qué me importa si anda bien el teatro o se murió el oso del zoológico! Son trust de empresas en pos no del bien común sino del que está arriba en la pirámide de la compañía. Se despersonaliza el discurso y hasta se fijan cómo vas vestido. Como si fuera un McDonalds, y ojo que me parece bien que un local de comida rápida sea así porque es lo que espero de ellos. La corporatividad es una manera de hacer las cosas. Y requiere de algo que no tengo: espíritu de cuerpo.
-Sin abrir juicio de valor. Hay una manera de hacer las cosas como Ari Paluch, Pergolini, Lalo Mir o vos. ¿Sos el más independiente y el más pobre de ellos?
-Sí. Pero también el que mejor calidad de vida tiene. Esto reconocido por ellos. Tengo muchísimos menos problemas. Puedo ir con mis hijos a la plaza si que nadie me moleste. Nunca me metí en el ámbito empresarial. Fijate que de los cuatro fundadores de Rock & Pop, tres estamos en Kabul. Pefil bajo. La exposición me molesta, no me ayuda. Mario me decía que él no puede ir al supermercado. El otro día me encontré con Marcelo (Tinelli) en un shopping. El tipo tenía atrás una corte de cuarenta tipos que lo seguían y le sacaban fotos. Lo saludé, me metí en un cine y no me persiguió nadie. Eso no lo cambio ni por toda la plata del mundo.
-Pero sos empleado. ¿Tenés la libertad artística de ellos?
-Por como me planteé la carrera, sí. Yo no genero negocios, difundo música. Paso discos de jazz, que no venden un carajo. Les puedo dar una punta de la estrella, pero nunca la estrella completa. Así, en mi ámbito hago lo que quiero. Es mío. Siempre fui así. Y debo elegir bien porque llevo treinta años de carrera. Nadie te regala eso. Me reconocen, si hasta ahora me dan el premio Konex.
-Sin embargo, la exposición te sirvió. A tu hermano, Nillo, no se lo reconoce de la misma manera.
-Sí, y sería bueno con el micrófono. Pero no quiere. El vio como sufrí en la época de “Radio Bangkok”. Iba a un boliche a pasar música y me pedían que saliera de la cabina y me pusiera a contar chistes. Encima me había agrandado como todo pendejo al que le llega la popularidad. Me costó varios años hasta que volví a la senda. El musicaliza y nada más. Hace bien.
-¿Esta es tu vocación?
-Sí. No tengo grandes pretensiones y eso te ayuda en este medio. En el test vocacional al final del secundario me salió que era “inteligente pero poco ambicioso. Caldo de cultivo para ideas de izquierda”. Mi viejo nos crió así. Ahora que soy padre lo valoro. Quería que nos caguemos de risa del mundo.
-¿Escuchás radio?
-Sí, pero nada me llamó la atención. Algunos ex compañeros: Lalo, La Negra (Vernaci), Mario... no encuentro gente que vino atrás. Tal vez Matías Martin o Peña, pero son productos Rock & Pop.
-Hace seis años que hablamos de esto. Sigue sin aparecer nadie nuevo.
-Nadie.
-¿En la música no pasa lo mismo? Los ’60 fueron del Beat y de la psicodelia, los ’70 del rock progresivo y el punk, los ’80 del pop, y los ’90 del rock californiano y el grunge, por ejemplo. Esta década lleva siete años...
-Y no hay nada nuevo, es buen análisis. Ahora no lo vemos. Pero los fines de milenio son jodidos. Del año 999 al 1000 cayó el imperio Maya. Hoy estamos presenciando el final del Imperio Americano. En la segunda mitad del siglo pasado todos queríamos triunfar allá, hoy nos dimos cuenta de que eso es una poronga. En ese caso es imposible generar algo diferente. Boludo, todo lo que llega a mí me suena igual a los Clash. También creo que hay que esperar porque se debe estar gestando algo nuevo.
-No recuerdo que nunca haya habido tanto cover, tanto mosh, tanto afano.
-El auge de lo electrónico es un síntoma. Esa es música para sordos.
-Jean Michel Jarré, Vangelis, Tangerine Dream hacían electrónica...
-Sí, pero me refiero a lo otro, al beat, al loop, es decir, al Pro Tool (N. De la R: un programa para editar música en la computadora). Yo hice remixes. Es más matemático que artístico. Tenés el rango y metés dos loops, tres beats y seis espacios; dos loops, tres beats y seis espacios; dos loops, tres beats y seis espacios. Lometés en la PC, apretás enter y sale “¡bum, bum, bum!”. Un tema está bien. No podés fundamentar una carrera en esa mierda. El que hace música electrónica no crece.
-Como dijo el finado Pappo...
-Exacto, “que se busquen un trabajo honesto”. Y Pappo me decía “vos fuiste el único que pusiste Lito Nebbia en un boliche”. Después me lo reconoció, pero esa noche me quiso cagar a trompadas.
-Lo complicado es cuando el DJ se reivindica músico.
-Yo estoy orgulloso de ser Disc Jockey. No quería tocar como Jimmy Page, sino tener todos los discos de Led Zappelin. El graba los discos, yo los uso. Lo del DJ estrella me sirvió para ganar más guita. Pero ahora que se cayeron las caretas estamos los de siempre. Miramos para los costados y vemos a Zucker, Alfonsín, Pont Lezica, Miguelito Vazquez y Cattaneo afuera, los mismos de hace diez años. Esto fue una moda, un bleff. En mi época el DJ bueno era el que no se notaba. La cabina no se veía y la música debía ser parte del boliche.
-¿Estuviste en Creamfields?
-En cuatro. Y notaba que el nivel de sordera iba creciendo. Llegué a la conclusión de que la gente se drogaba porque se aburría. Porque no pasa nada. Si realmente la pasás bien, no lo hacés. Cuando fui a recitales en Estados Unidos no tomaba ni alcohol porque no quería perderme nada. Después escabiamos. Como en un partido de fútbol pulenta, que ni prendés un faso. En el primer show de los Rolling Stones nadie se peleó. Si lo de arriba es bueno, abajo no hay kilombo. En las fiestas electrónicas la gente no se da cuenta de nada. Con el sonido al mango, que es como ir en un auto a 350 kilómetros por hora, no disfrutas el paseo.
-Vos sí.
-No paro, estoy lleno de laburo y en un par de años cumplo 50. Si a los 20 me decían que iba a haber un Disc Jockey de 50 años no te lo creía. Y si mirás mi valija de discos la mayoría tiene menos de dos años. Todo el tiempo escucho música nueva. Es un laburo. Hay que poner cosas que no me gustan. Imaginate en Creamfields... cuando salía de ahí me ponía Mercedes Sosa de 1967 en el auto. El otro día en un restaurante puse Piazzolla y los pendejos se morían.
-También estás en Much Music.
-Sí, el de la tele es un programa de música negra: hip hop, R&B, soul, funk, muy urbanos. Con excelentes clips, algunos dirigidos por Spike Lee. Gastan mucha guita en eso. Más en el clip que en el disco. Si lo escuchás se te repite, pero los videos son impresionantes. Hacen lo mismo en vivo. No son Bob Dylan. En la tele vale la pena pasarlos porque son muy visuales. En la radio siempre te garpa más Marvin Gaye. Los pibes se dieron cuenta de que no podían competir con él o Barry White y encararon por el lado de lo visual.
-¿Sabés cuántos discos tenés?
-Dejé de contar en 7000. Ahora vienen en sobrecito, es más difícil de calcular. En mi valija llevo 400.
-¿No usás MP3?
-No, porque no tenés margen de maniobra. Doble bandeja, disco a disco y podés pegar un volantazo cada cinco minutos. Muchos roban con eso. Desconfiá del DJ que lleva muchos vinilos, en general es un ladri que hace el show con los discos y abajo tiene todo grabado en MP3. Una vez traté de usar vinilo en un Creamfields y se me corría la púa con el viento. El sonido del vinilo, en tu casa. No hay nada como el CD.

Gustavo Masutti Llach
Mavirock Revista
Buenos Aires, Argentina
Diciembre de 2007.


Bazas:

Radio
En su maratónica carrera participó, entre otros, en recordados programas como “Radio Bangkok”, “Guardias a mí”, “Levi’s midnigth”, “Soul café”, “Animal de radio”, y “No es extraño que estés loca por mi”, en la Rock & Pop; en “22 AM”, y “Fuera de la Ley” en radio del Plata. También de “Algo con Palmeras” y “40 Flores y ningún Balcón...” (FM Horizonte.). Y antes de recalar en Kabul, hizo “Cualquiera puede hablar” por FM Spika.

TV
En televisión condujo “Videoscopio” (junto a Eduardo de la Puente) y se lo vio en distintos programas como “Rock & Pop TV”, “Videomatch” y “Verdad/Consecuencia”. Su última aparición fue en el excelente “Música para soñar”, el miniprograma que cerraba el aire de Telefe.

Cine
Actuó en “Sol de otoño” y “24 horas, Algo está por estallar”.

Gráfica
Colaboró en las revistas Satiricón y Eroticón (1981-1986).
Ediciones De la le flor editó “A la larga terminan curtiendo” (1993), “Asilo de almas” (1994) y “No es extraño que estés loca por mí” (1999).

domingo, 16 de diciembre de 2007

Roberto Di Sandro: “El reconocimiento me llegó después de los 75”


FICHA: “Hola Ciudad” Splendid, AM 990. Lunes a viernes de 15 a 16. Conductor: Roberto Di Sandro Locución: Daniel Batolla Columnistas: Dr. Daniel Milliasi - Dr. Néstor Pedrotta - Dr.Luis Herrera - Eduardo Dosisto - Gerónimo Venegas Asistente de producción: Rossana Di Sandro - Silvia Di Sandro Producción General: Norma Marta Di Sandro
“Es un periodístico matizado con tangos, reportajes telefónicos y oyentes que salen al aire. Es pluralista: habla gente de todos los partidos políticos. También hay humor y deportes. Me va bien, soy uno de los que más se escucha de Splendid”.


Los Granaderos entran en formación a la Casa Rosada y con sus espadas hacen tronar al detector de metales. Nadie se asombra, después de todo, eso ya forma parte de la rutina del edificio. Como tampoco llama la atención ver a Roberto Di Sandro en el hall de entrada de Balcarce 24 porque, como él mismo se mofa, "ya forma parte del inventario". No es para menos. Acaba de cumplir seis décadas de trabajo ininterrumpido como periodista en la Casa de Gobierno. Vio pasar a 24 presidentes y los entrevistó a todos.
Primera corrección, a cargo del "Tano": "hubo 24 que se sentaron en el sillón de Rivadavia, pero sólo hubo un presidente". No lo nombra. No hace falta, todo el mundo sabe que es un devoto de Juan Domingo Perón, de toda la vida.
Segunda: "No pude entrevistar al presidente Néstor Kirchner cuando estuvo en funciones. Como profesional, lo lamento, en lo personal me da lo mismo. Todos los gobiernos, militares y civiles, hablaron con los acreditados en Casa de Gobierno. No entiendo por qué él nunca lo hizo. Y eso que como gobernador tenia buena relación con nosotros. Sí tuvo un reconocimiento para conmigo, que me entregó una lapicera, por ser el decano. Pero me honró como persona, no como periodista".
Sin embargo, se ilusiona con la llegada de Cristina Fernández de Kirchner a la Primera Magistratura: "Tengo la impresión de que ella abrirá un poco más el juego. Pero no es más que eso, una sensación. Creo que será un poco más flexible. Ojalá, porque a mí no me cambia nada, pero si desde un lugar no se generan noticias, esos periodistas corren el riesgo de perder el trabajo".
Desde luego que no es su caso, de hecho está pasando su momento de mayor popularidad. El comentario no lo sorprende: “¿Sabés que es verdad? Nunca me hicieron tantos reportajes (no lo digo por vos) ni me saludaron tanto por la calle. Además, me hicieron Ciudadano Ilustre de Buenos Aires. A los 76 años, es increíble. Es la trayectoria. El reconocimiento me llegó después de los 75”.

Gustavo Masutti Llach Revista Ahora - Diario Crónica Buenos Aires, Argentina 16 de diciembre de 2007

martes, 11 de diciembre de 2007

Gloria López Lecube: Los primeros 15 de La Isla


FICHA FM La Isla. 89.9 Directora: Gloria López Lecube. “El poder y la Gloria” Lunes a viernes de 7 a 11. Conducción: Gloria López Lecube.

“Tanto la radio como el programa apuntan al sector dirigente, de nivel socioecómico alto. A la mañana, mientras van a trabajar me escuchan y es bueno porque en sus autos son mucho más receptivos. Tienen menos distracciones. La programación siempre apuntó a la política y la economía porque es lo que le interesa a esa gente y sabemos que todavía no competimos con Internet por ese público pero pronto será inevitable”.


Siguen de fiesta, y no es para menos. No todos los días se cumplen quince años y en una empresa con una impronta femenina tan palpable es lógico que no ignoren la fecha. Y por ahí va la madre, pavoneándose como corresponde a la ocasión en el bellísimo y moderno semipiso de Salguero al 2700, donde funcionan los estudios de la homenajeada, la FM La Isla 89.9 y su hermana menor, La Marea (AM 1420). Porque pocos saben como Gloria López Lecube lo que cuesta mantener una pyme –como ella misma la define- en el aire durante tanto tiempo y que haya sobrevivido a las crisis del tequila, el default, la devaluación y demás. “Es un orgullo porque esto lo arranqué sola y ya no hay dudas de que nos impusimos como una alternativa de opinión dentro del dial de la ciudad de Buenos Aires”, confiesa la empresaria y conductora. Y agrega: “El problema es que resulta agotador. Porque a lo periodístico le tengo que agregar otras preocupaciones como empresaria. Me preocupo por estar en todos los detalles y no es fácil cuando tenés tantos frentes abiertos. Porque además, para hablar con un posible anunciante importante hay que estar espléndida, por más que me haya levantado a las cuatro de la mañana, como de hecho hago. O al menos eso es lo que pretendo”.
Es coquetería se entronca sin problemas en el concepto de una radio femenina. Es que más allá de que la energía yin se percibe en su aire, la programación de La Isla está llena de conductoras, que están de verdad al frente de los programas. Tal es el caso de Graciela Borges, Leonor Benedetto, Nora Cárpena, Zulma Faiad, Andrea Campbell, Anamá Ferreira y Andrea Rabolini, entre otras. Y Gloria, claro, que comanda la nave insignia de la programación: “El poder y la Gloria”. “Está bien esa definición –concede- porque está desde el principio, tiene mi estilo y nunca lo descuidé. Es un poco la cara de la radio. Por eso dejé de hacer el de la tarde, se hacía muy pesado”. Explica que tanto su programa como el resto de la radio apuntan al sector ABC1 y que “...los empresarios suelen escucharme en los autos cuando van a trabajar o a una reunión y muchos me dicen que llegan tarde porque se quedan escuchando una nota o una editorial hasta el final”, se ufana. Está feliz y “pipona” de elogios Gloria. Que los disfrute porque se los merece.
Gustavo Masutti Llach Fotos: Daniela Java Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires 09 de diciembre de 2007

domingo, 9 de diciembre de 2007

Radiomaníacos - A cada oyente su radio


Sin dudas, la radiofonía es uno de los fenómenos del siglo pasado. Y, a pesar de los avances de la tecnología, el receptor de radio mantiene un misterio y una magia que sigue generando entusiastas adictos en todo el mundo. Sin embargo, no son todos iguales. Cada uno tiene sus características distintivas aunque, en el fondo, tal vez todos buscan lo mismo en las voces que fluyen por el parlante.

Por Gustavo Masutti Llach


“Desde hace 30 años me vienen preguntando lo mismo: ‘¿A qué se debe el auge actual de la radio?’. ¡La radio nunca dejó de tener auge!”.
Antonio Carrizo, locutor y conductor argentino.

Con la invención y popularidad de la radio, el mundo se hizo más chico. La percepción de una aldea global, sin fronteras ni horizontes, tiene que ver también con este medio de comunicación que, por su instantaneidad y ubicuidad, funciona tanto en el tórrido desierto del Sahara como en la gélida Antártida; en una ciudad sembrada de rascacielos y hasta en el medio del océano.

El famoso dramaturgo alemán Bertold Brecht (1898-1956) redactó entre 1926 y 1932 una serie de tratados sobre radiofonía, en los inicios de la difusión y expansión del medio. En uno de ellos, de 1926, escribió: “Desde un principio la radiodifusión ha imitado casi todas las instituciones existentes que tienen algo que ver con la difusión de la palabra o del canto. En este bazar acústico se podría aprender a criar gallinas en inglés con los acordes del coro de Peregrinos de fondo, y la lección sería tan barata como el agua corriente”.

Si bien al principio escuchar radio era una actividad reservada sólo para iniciados (sea porque las transmisiones no eran abiertas o por el precio prohibitivo de los receptores) llegó a tener su auge de popularidad y hoy, aunque la televisión tiene más audiencia, la radio sigue ocupando un lugar de privilegio. No obstante, se produjo un cambio fundamental en la actitud del oyente. Antes se la escuchaba comunitariamente, en grupos y hoy la relación entre el radiófilo y su radio se volvió más personal, más íntima.

“Paradójicamente - aclara Daniel Obarrio en 'Imágenes que llegan por el oído'-, la ventaja de la radio reside en lo que no posee: la imagen. Eso permite transportarnos y hasta hechizarnos con imágenes que nosotros mismos creamos al escuchar las noticias, las radionovelas o la música de turno”.

TIPOS DE OYENTE

En los comienzos de la radiofonía, el receptor era un voluminoso aparato que se colocaba en un lugar de la casa y se generaba una reunión familiar a su alrededor cada vez que se lo encendía. Esta forma de interactuar comunitaria recreó las antiguas historias que se contaban alrededor del fogón o las historias de la abuela. O, más atrás aún, las enseñanzas del anciano del clan o la tribu. Años más tarde ese lugar de privilegio pasó a ser ocupado por la televisión y , como se dijo, la radio pasó a otros ámbitos generando toda una nueva gama de oyentes, cada uno con su característica.

La idiosincrasia de cada usuario está determinada por las diferentes formas que tienen los aparatos que usan para recibir las ondas de radio. Así, se los puede distribuir en categorías, cada uno con sus peculiaridades y manías.

Aunque también pueden dividirse en dos grandes grupos de acuerdo a las preferencias sobre lo que escuchan: los amantes de las noticias y los que prefieren la música. Mientras que los primeros están perfectamente enterados de todo lo que pasa al minuto, los segundos son la versión opuesta. Nunca saben nada (a menos que se informen por otros medios).

Otra gran clasificación posible sería la que existe entre móviles y estáticos. Los primeros ponen la radio en el auto o la llevan encima y son “escuchas ocasionales”. Ellos tratan de hacer su viaje más llevadero en tanto que los otros la tienen como su mejor compañía, a veces durante largos períodos del día.

En fin, tratar de citar todas las diferentes clasificaciones posibles sería una tarea interminable. Por eso, a modo de bestiario, aquí va una lista de algunos ejemplos de “radiomaníacos” :

Los ambulantes: Son tal vez el grupo más numeroso. Ellos escuchan la radio fuera de su casa o de la oficina. Por la calle, mientras esperan ser atendidos en el banco, en una plaza o en los transportes públicos como el tren o el bus (por supuesto que en el subway no). Hay una gran variedad de radios portátiles que les permite hacerlo: vienen en el walk-man, en pequeños receptores y hasta existen modelos en relojes. A los ambulantes se los puede reconocer porque tienen la mirada perdida y algunos suelen dejar la boca entreabierta. Otra de sus costumbres es estallar en risotadas, ponerse a canturrear una canción o hacer gestos de indignación (según lo que esté escuchando), en medio del silencio de un espacio público, como por ejemplo, un ascensor. Los “ambulantes” son seres que adoran aislarse de la realidad y cuando los cables salen de sus orejas significa que no se les puede hablar. Salvo en aquellos casos en los que el oyente está en una tribuna de un estadio de fútbol escuchando el partido que está viendo. En esa coyuntura tiene la obligación de informarle a los que lo rodean (sean conocidos o no) sobre los resultados de los otros encuentros, cuáles son los jugadores que son reemplazados y, en casos de jugadas confusas, quién metió el gol. Los ambulantes tienen la capacidad de irritar a aquellos que los atienden desde una ventanilla (para venderles tickets, cigarrillos o hamburguesas) porque no se sacan los auriculares por nada del mundo y no escuchan consultas vitales como “¿Lo prefiere con queso?”, “¿Cuántas quiere?” o “¿Me repite la pregunta?”.

Los motorizados : Escuchan sólo en el automóvil. Para ellos la radio es tan importante como el volante, los pedales o la palanca de cambios. Se los puede ver en acción en los semáforos. Mientras esperan que la luz cambie a verde se inclinan un poco hacia la derecha y, ansiosos, empiezan a cambiar de emisora. En verano, los ejemplares jóvenes y masculinos que escuchan música suelen llevarla a todo volumen. De este modo le dicen al mundo: “...este soy yo y esta es la música que amo. Tendrás que escucharla, te guste o no”. A veces esta actitud va acompañada de un gesto que intenta imitar la inteligencia y la seducción si en una esquina hay una dama a la que quiere llamarle la atención. En cambio, a los que prefieren las noticias se los reconoce porque suelen quedarse dando vueltas con su auto a pesar de que llegaron a destino porque no quieren perderse el final de un comentario, un chiste o los detalles de una información.

Los despertados: Son aquellos que en vez de un clásico despertador de campanilla o de “pipipipí” electrónico usan un radio-reloj. Por lo común sintonizan siempre el mismo programa y lo escuchan a la misma hora. Y como la mayoría pone la alarma para despertarse en un horario terminado en 0, 15, 30 o 45 minutos, por lo general se levantan escuchando la tanda publicitaria. Con el riesgo de que, como la primera música que se escucha en el día (este fenómeno aumenta si se la escucha semidormido) se queda pegada al inconsciente, se corre el riesgo de estar tarareando un jingle durante el resto de la jornada. Para ellos la radio sirve sólo como despertador y no les importa demasiado qué es lo que escuchan en ese momento. Sólo lo hacen porque odian aún más la alarma y porque los relojes despertador casi siempre vienen con un botón de snooze (vuelve a sonar en diez minutos), lo cual les permite dormir un poco más sin demasiados trámites.

Los ciberescuchas:

La intersección de dos fenómenos fomentó el nacimiento de este tipo de oyente. Uno es el avance de Internet y el otro es la creciente migración poblacional. Allá va el inmigrante llevando consigo una carga de nostalgia y escuchar la radio de su país puede aliviarlo o crearle la fantasía de que aún está en su lugar de origen con sus costumbres intactas. Escuchar por la computadora, vía Internet, la radio de cualquier lugar del mundo es uno de los prodigios del nuevo milenio. Y si se tiene un equipo bueno y una conexión eficiente a la Red de Redes puede darse la paradoja de que un habitante de Hong Kong puede a veces escuchar con mayor claridad una radio de Río de Janeiro que un carioca. Porque por Internet no hay otras frecuencias metiéndose por el parlante ni molestas interferencias que se traducen en “ruido a fritura”.

Los nómades hogareños: El estereotipo del radioescucha estático es el oficinista que tiene un trabajo monótono o el operario de una cinta sinfín de una producción en serie. Sin embargo, algunos realizan su tarea en su casa y tienen que circular por diferentes habitaciones. La solución que encontraron es sencilla pero requiere de una gran infraestructura. Tienen prendidos todos los minicomponentes, equipos de audio y radiograbadores de la casa sintonizados en la misma estación. De este modo pueden pasar de un cuarto a otro sin perderse ni una palabra.

Los zappers: Son lo opuesto a los nómades hogareños. Llegadas desde el lejano oriente, pronto las radios de última generación inundaron el mercado. Entre sus atractivos figura el sintonizador digital y las memorias programadas. Esto fomentó la aparición de un nuevo oyente de radio. Porque son radioescuchas que dejaron de lado la pasividad. De la mano de la facilidad para cambiar de estación, los zappers se mudan ante un comentario largo y aburrido, una balada que no les gusta o una tanda publicitaria extensa. Son mucho más rebeldes y exigentes que el oyente tradicional y mucho menos pacientes. Este comportamiento está ligado al que observan frente a la TV. Es raro que un zapper televisivo no tenga la misma actitud cuando escucha radio. Así, persiguen una explicación que les guste, una canción de su agrado o van pasando de una emisora a otra hasta que encuentran lo que buscan. O van siguiendo las diferentes opiniones sobre una misma noticia de una emisora a otra para sacar sus propias conclusiones.

Los adictos: Son aquellos que no pueden vivir sin la radio. Para ellos el acto de escucharla es más importante que los programas o la música que suena por los parlantes. Por lo general se trata de una combinación o suma de todas la variantes anteriores de oyente. Aunque le agregan un marcado fetichismo. Tienen varios aparatos y todos los años se compran el último modelo de radiorreceptor portátil. No sueñan con entrar a un estudio ni con conocer a los locutores aunque suelen tener problemas con sus parejas porque duermen con (lo correcto sería decir “no pueden dormir sin...”) la radio encendida.


El participativo: “La radio podría ser el más formidable instrumento de comunicación que pueda imaginarse para la vida pública, un enorme sistema de canalización. -escribió Brecht en “Teoría de la radio” de 1932-. O, mejor dicho, podría serlo si supiera no sólo emitir sino también recibir, no sólo hacer escuchar al oyente sino también hacerle hablar, no aislarle sino ponerle en relación con los demás”. Todavía se está lejos de ese medio de comunicación utópico que proponía el alemán. Sin embargo, uno de los fenómenos de la radio de los últimos años es la apertura de la transmisión a oyentes que salen al aire por teléfono. Responden a consignas y a veces hablan de cualquier tema. Hay escuchas (por lo general son seres solitarios) que pasan gran cantidad de tiempo “pegados” al teléfono para opinar en todos los programas posibles. Para ellos el placer supremo está en escuchar su propia voz saliendo por el parlante. Tan fuerte es este fenómeno que una radio de argentina usa falsos oyentes para editorializar. Porque cualquier cosa que digan, por aberrante que parezca, está permitida. Y si, en cambio, esa opinión fuera expresada por un periodista sería escandaloso. A tal punto llega este fenómeno que hay quienes trabajan de “enviadores de mensajes a las radios” pagados por gente que tienen interés en dar la imagen de que sus ideas políticas o productos están impuestos en el pueblo. Pero esto ya es otra historia. También existen una gran cantidad de programas que fomentan encuentros entre sus seguidores y algunos de ellos hasta formaron grupos que funcionan casi como un club de fanáticos.

Hay muchas más clasificaciones posibles. Hasta aquellos que son “escuchas pasivos” y deben soportar la radio del vecino o la interferencia de una emisora en el teléfono. Sin embargo, más allá de en cuál de las categorías se anote usted, seguro que se siente identificado con una que dejé para el final: la de los nostálgicos. Porque por más que se viva escuchando nuevos envíos, la radio siempre es la de cuando éramos chicos. Aquella que escuchaba mamá mientras hacíamos las tareas escolares. Tal vez sea eso lo que buscan los radiomaníacos: Retroceder a un tiempo en que la vida era un bloc de hojas en blanco. Pero la existencia es efímera. Los momentos pasan y no pueden ser repetidos, sólo quedan vivos en la memoria. Igual que los programas de radio.

Gustavo Masutti Llach
Tiempos del Mundo - Septiembre de 2001
Fotos: GML (Museo Rocsen-Nov. 2007).

domingo, 2 de diciembre de 2007

Roman Iucht: “Ser honesto no es ser contra”

FICHA
“Competencia”.
Continental (AM 590)
Lunes a viernes de 19 a 21.
Conducción: Víctor Hugo Morales.
Columnistas: Roman Iutch, Osvaldo Wehbe y equipo.

“Soy una especie de columnista. Víctor Hugo es el conductor y el resto apuntalamos desde la información y la opinión. Y cuando él no está, debo tomar la posta. Nos diferenciamos de las otras tiras deportivas en que no nos basamos en la información pura o la primicia, sino que nuestro fuerte es el análisis, la línea editorial, y por tocar a fondo temas que no se suelen escuchar”.


"Vos sos contra mío, yo sé que sos contra mío. Y no tenés por qué ser a favor, vos querías, por ejemplo, que ganara Chile porque a vos te gusta Bielsa”. La guarangada de Alfio Basile al final del partido Argentina-Venezuela por las eliminatorias sonó mucho más estruendosa, no sólo por la voz del Coco sino por su cargo. Al fin y al cabo es el DT de la selección nacional. Y tuvo mucho de injusta porque la víctima fue el bueno de Román Iucht, un periodista serio y de bajo perfil. Pero una situación así genera cambios en una carrera profesional.
-¿Y ahora?
-Del tema puntual no tengo más nada que decir porque fue muy desagradable y lo hice en mis programas.
-¿No te condiciona la opinión? ¿No se te mira con el prisma de “lo que dice el contra”?
-No. Voy a seguir siendo honesto. No elegí el momento pero el termómetro de la calle fue muy solidario conmigo. Esto es inédito en mi vida. Basile me puso en ese lugar. No busqué esta situación. Ser honesto no es ser contra. Concibo la crítica como algo para construir, con respeto y fundamento. Con todo, lo de Basile no era sólo para mí sino para muchos que lo cuestionan, aunque corporizado en mí. No es falsa modestia, hay periodistas con mucha más trascendencia que opinan de Basile algo parecido a mí y hasta peor.
-“Competencia” no tiene personajes en sus panelistas. Todos opinan desde sí.
-No. Es un programa con veinte años, la gente sabe qué va a escuchar. Es cierto, no hay poses. No está el que defiende una teoría a rajatabla o el abonado a la polémica. Si lo hiciéramos, sería traicionarnos a nosotros y al oyente.
-El problema es la uniformidad de opinión. No hay casi discusiones.
-Es cierto. Creo que con la gente hicimos una amistad virtual. Ellos son un integrante más de la mesa. Conocen los guiños y las complicidades.
-En Continental, Orlando Barone hace muy bien lo que digo.
-Sí. Desde la confrontación se puede construir con más riqueza. Los protagonistas sobre los que intercambiamos opiniones son muy potentes; es difícil juzgar personajes a la hora de opinar sobre Julio Grondona, por ejemplo. Además, la mayoría de los programas deportivos tiene posturas ante estos temas opuestas a la nuestra. Son suficientes, no está mal que nos plantemos. La gente tiene una opción.


Gustavo Masutti Llach
Fotos: Daniela Java
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
02 de diciembre de 2007