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domingo, 29 de octubre de 2006

Horacio Embón: “A la mañana todos te leen el diario"


Quien alguna vez fue conocido como “el periodista mimo” lleva adelante “El francotirador” (lunes a viernes de 7 a 9, 2X4, FM 92.7, la de la Ciudad de Buenos Aires), un segmento de noticias, opinión y reportajes en una emisora que se especializa en la música ciudadana.


Cada frase llega rematada por su correspondiente gesto. Enfatiza sus dichos con movimientos de manos y contorsiones de la cara. Ahora mueve los dedos como si tocara el piano, pronto agitará los brazos como un molino y más tarde se acariciará la pera hasta encontrar una respuesta esquiva. Junto con la opinión y la seriedad, esa costumbre es una de las marcas distintivas de Horacio Embón. La única que se pierde en la radio pero aflora en la charla franca.
-¿Te condiciona en algo estar en una emisora musical y del Estado?
-Nada. Nunca. Tampoco en lo político a pesar de que pertenece a un gobierno municipal. Siempre tuve libertad, con o sin Ibarra, antes y después de Cromañón, con o sin internas. Hago mis columnas sin censura. Nadie me llama para decirme lo que tengo que decir o callar.
-¿Y en lo artístico?
-Desde que estoy la radio pasó por varias etapas. Desde un gran torrente de vanguardia hasta una primacía de los años ’40, y en algún momento hubo una mixtura entre las dos. La música me gusta mucho, pero no puedo opinar porque en la 2X4 ya hay especialistas que se dedican a eso. Puedo sugerir algo y lo hago, aunque en definitiva el que le impone el sello final es el oyente.
-¿Cómo es esa audiencia?
-Cuando empezamos era grande, en edad. Hoy los números indican que se capturó a un segmento importante de nuevas generaciones, más allá de la gente que va a milonguear o escucha tango. A eso hay que sumarle una opinión actualizada y la participación activa de los oyentes. En mi programa se les abre el micrófono y salen sin red.
-¿Qué piden?
-Tango clásicos del ’30, ’40 y ’50. El tango fusión no me gusta, pero tiene muchos seguidores. Debo abrir el juego porque esta radio es muy democrática, incluso en eso.
-Quedan cada vez menos lugares para ser empleado en el periodismo, ¿no?
-Tal cual. Esta gestión de la radio decidió no tener más coproducciones. Cada uno gana sus honorarios. Por un lado está bien porque no tenés auspicios que te condicionen. Todos los días me siento frente al micrófono con la responsabilidad de estar a la altura de lo que demandan los oyentes. Si consideran que no lo logro tienen unas cuantas ofertas en el dial.
-Vos tuviste tu productora...
-Sí, un fracaso absoluto. En lo comercial, desde ya, y en lo artístico porque se me veía resentido a partir de que la mayor parte del día estaba buscando financiación. Claro, necesitaba que un fulano me auspiciara. Ese fulano era una empresa y después, por cada peso que me ponía, recibía veinte llamados para reportear a alguien de su compañía.
-¿Perdiste plata?
-Empaté. No le debo plata a nadie, pero todo lo que entró salió para pagar eso.
-Tenés una competencia feroz a esa hora.
-Cada uno hace su negocio y yo vengo a hacer mi laburo. A algunos les pagan más y a otros menos, y hay quienes son más escuchados que otros. A veces vengo a la radio en taxi y no todos sintonizan lo mismo. Tenés a los que siguen a Pettinato o a Paluch. Aunque parezca mentira algunos ponen a Longobardi. Otros a Majul o música clásica, pero también son muchos los que escuchan la 2X4.
-Te agrego a López, Magdalena, Nelson Castro, Vernaci y Laje. ¿A quiénes escucharías?
-Para que me lean el diario al aire, a ninguno. Todos lo hacen a la mañana y le ponen su personalidad. Te puede gustar o no, pero no rompen la agenda del día.
-¿Lo hacen por costos o desidia?
-Es viejísimo. Un vicio de las producciones radiales. Ni siquiera leen todo. Por ejemplo, Crónica la semana pasada tocó el tema de la huelga de hambre de los presos y nadie lo levantó. Claro, tampoco puedo ignorar que un avión se “comió” un edificio en Nueva York. Esto lo aprendí trabajando en agencias de noticias y en los diarios.
-¿No es más caro tener agenda propia?
-No siempre. Hay conductores que ganan fortunas y tienen tipos que les marcan los diarios. No te cuesta nada leer. Hacen falta productores y, con todo el respeto que me merecen, no pasantes.
-Cambiando de tema, sos padre reciente.
-Sí, ahora tengo a Carolina de 29, Romina de 28, Pablo de 5 y Joaquín de 9 meses.
-¿Dormís?
-Casi nada. Anoche nos acostamos tarde; Joaquín tomó la última mamadera a las diez y se la volví a dar a las tres menos cuarto. Está bien. Soy un señor grande, a punto de cumplir 54, soy lindo y tengo ganas (sonríe). Me encanta mirar la vida desde este punto de vista y reaprender todo el tiempo. Eso es bárbaro.
-¿Alguna de tus hijas sigue tus pasos?
-Romina estudió producción de cine y tele, y trabajó de eso. A Pablito lo traje a la radio la semana pasada porque, si bien conocía el estudio, nunca había venido a la mañana. ¿Sabés lo que hizo a las seis de la mañana? Se puso a marcarme los diarios...




Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
29 de octubre de 2006

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