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miércoles, 27 de octubre de 2004
Marcelo Longobardi: "El estado es un anunciante fenomenal"
"Firmar en setiembre indica una gran satisfacción de ambas partes", sentencia Marcelo Longobardi, quien ya arregló su contrato para seguir durante 2005 en Radio 10 con "Cada mañana" (AM 710, lunes a viernes de 6 a 9). Dice que en su programa la verdadera protagonista son las noticias, no él. "Distinto es el caso de Jorge Lanata, o Bernardo Neustadt, por ejemplo, que ponen sus personalidades al frente".
-¿Escuchás a tu competencia?
-No, nunca los grabé. Pero no lo necesito para saber quiénes son tipos tan prestigiosos como Nelson Castro, Leuco o Magdalena.
-¿No te dio curiosidad saber qué hace Pettinatto?
-No. Son perfiles diferentes. Es un conductor excelente, un fenómeno, pero no competimos. Yo soy un editorialista, él un showman.
-Te hago opinar, entonces. ¿Por qué hay un acomodamiento del periodismo ante el poder?
-No es mi caso, pero lo veo. Cada uno tendrá sus motivos para "camaleonizarse".
-¿Cuáles serían los motivos con este gobierno?
-A muchos les encantó la "onda Kirchner". No como ideología, porque no creo que el presidente la tenga, pero sí como un rechazo a la década del noventa. Hubo un enamoramiento inicial por lo que los periodistas quisieron ver en él, cuando en realidad es mucho más pragmático que lo que dice. En segundo lugar, hay intereses económicos.
-¿A qué te referís con eso?
-A que el estado es un anunciante fenomenal.
-Esto no era diferente en el pasado.
-Es cierto. Pero el peso relativo de la publicidad oficial en la pauta general aumentó muchísimo. La disminución del caudal de anunciantes privados lo convirtió en central, indispensable. Hace diez años un "...estas empresas auspician a..." costaba diez mil dólares. Hoy se pagan dos mil pesos. Por suerte no me dedico a la parte comercial. El tercer motivo es que este es un gobierno que presiona a los medios, a las empresas y a los periodistas.
-¿Tienen alguna repercusión los discursos como el del ministro Lavagna, cuando dice que "Se puede vivir sin el Fondo Monetario Internacional?
-Se habla más de lo que se hace. Somos adolescentes, hacemos política como en el Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras. Al poder no le importa lo que Argentina hace, mucho menos lo que dice.
-¿En el "concierto de las naciones" qué instrumento toca Argentina?
-Ni el pito. Sólo nos prestan atención para evitar una catástrofe mayor.
-¿Le ves algo bueno a esta gestión?
-Lo que hizo Martín Redrado en la cancillería. Y más allá de mis dicrepancias, respeto la continuidad de Lavagna. Por lo demás, me parece un gobierno grotesco.
-¿Cuál es tu visión de los '90?
-Fueron bastante grotescos tambien. Menem cometió errores imperdonables, porque tenía una capacidad política mucho mayor que la que se vio después de él. La mayor diferencia que se nota con la actualidad es que Alfonsín y Menem fueron los únicos presidentes de esta democracia que llegaron a partir de procesos normales.
-¿Es decir...?
-Que ganaron internas en su partido, y los derrotados se sumaron a sus proyectos. La no fragmentación es la base del orden. Lo importante pasa por lo institucional. Me importa un corno qué tan tarado era De la Rua. Me preocupa más que no le ganó la interna a Alfonsín y no pudo gobernar por no tener poder interno. Duhalde representaba a la corporación de la Provincia de Buenos Aires, pero nunca le ganó a Menem, el poder seguía en discusión. Y Kirchner es la expresión más perfecta de la fragmentación, porque no le ganó a nadie.
-Tampoco le dieron la oportunidad. Menem se bajó.
-Bueno, pobre Kirchner. No es una acusación sino un hecho. Pero cargó con la discusión del poder político. Y está condenado al tironeo permanente con su propio partido. Eso es más importante que si es de izquierda o derecha. Creo que, más allá de lo económico, el error más grande de Menem fue la reforma de la Constitución, que le otorga un poder fenomenal a la provincia de Buenos Aires, con la eliminación del colegio electoral y la inclusión del tercer senador. Eso fue una hecatombre. No creo que la Argentina estuviera preparada para la reelección.
-¿No se aceleraron los procesos?
-La condena de Argentina es que las reformas no tienen continuidad política. En Chile, España o Brasil (con Lula) los procesos económicos no cambian, sin importar quién sea el presidente. Nosotros no pasamos esa prueba porque Menem veía en Duhalde a un opositor a su figura, y puso en peligro la democracia al elegir a De la Rua, que era un muñeco sin poder. Lo político es más importante que lo económico.
-¿Qué tipo de capitalismo estamos viviendo?
-Ninguno.
-Bueno, los medios de producción no son precisamente de los trabajadores.
-No, claro... la actividad privada sigue, obviamente. Me refiero a que el rol del Estado cada vez es mayor. En eso vamos a contrapelo del mundo con el peso fiscal descomunal y las regulaciones. Tampoco tenemos inversión.
-¿Dónde ves el error?
-En que se cree que los empresarios deben arriesgar su dinero. No son avaros, invertían su plata hace medio siglo. Rockefeller o Amalita decidían si ponían una fábrica. Hoy eso depende de los mercados. Una automotriz vale mil "palos", ¿quién los tiene en el bolsillo? Nadie. Los capitales son globalizados, plata de miles de millones de tipos (bomberos de Minnesotta o panaderos de Berlin) que la ponen en los bancos o en los fondos de pensión, y el empresario la administra. Hasta que esto no se vea, no saldremos adelante. Y ahora van a apostar a la obra pública...
-Bueno, China salió adelante con eso.
-Claro, pero es la segunda potencia económica mundial. Nosotros somos más chicos que la General Motors. No somos un país rico. El cuento de los recursos naturales y los cuatro climas valía en el siglo XIX. El desarrollo depende de la invención, la tecnología y los recursos humanos. Los países exportadores de materia prima son todos pobres. Holanda y Japón no tienen ni agua. Exportando soja no vamos a llegar a ningún lado. Pero para fabricar fideos de soja, necesitamos un fabrica. Eso requiere capitales que están en el mundo. Y ahí no nos creen.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Octubre de 2004
lunes, 25 de octubre de 2004
Edgardo Mesa: "Es difícil que te reciba un imberbe y te pida un currículum"
"A esta altura de mi carrera, como decía Perón, 'estoy amortizado', no necesito explicar quién soy", afirma Edgardo Mesa, recientemente recuperado para la trasnoche porteña con "El nochero" (Radio Del Plata, AM 1030, lunes a viernes de 0,30 a 5). El conductor dice que, a pesar de quedar marcado por la TV, con "Mesa de Noticias", más de dos décadas atrás, la radio es lo que más ama. En ese medio está desde hace treinta y cinco años, con recordados pasos por Rivadavia y Continental. Ahora volvió a después de dos años de ausencia (lo último había sido en las mañanas de El Mundo). "Estuve como 'exiliado' -se queja-. Llevaba carpetas con propuestas a todos lados, pero no pasaba nada. El título de eso era 'al pe...'. Los medios son ingratos, sobre todo con la gente grande. Esto no pasa en el exterior, donde los periodistas o conductores viejos se retiran cuando quieren, porque se los respeta".
-¿Se sintió despreciado?
-Mirá... es difícil que te reciba un imberbe y te pida un currículum. No es soberbia, pero no estoy para eso. Te hacen sentir mal. Llamás a alguien y te dicen que está en una reunión. Al otro día "se acaba de ir", y así hasta que al final te mienten que "se tomó unos días". Te das cuenta que te están "bardeando", (como dicen los chicos). No me llamaba nadie. A veces levantaba el tubo del teléfono para revisar si tenía tono.
-¿De qué vivió este tiempo?
-Me instalé en una radio del interior. LT15, "Del Litoral", de Concordia, Entre Ríos. Hacía un programa los fines de semana en vivo. Me iba en auto los viernes y volvía el sábado, acompañado por mi mujer. Dejé muchos afectos allí.
-¿Cómo volvió a la radio de Buenos Aires?
-El que me reivindicó fue Carlos Infante, gerente artístico de Del Plata. Como en todo intervino Dios.
-Está en la emisora de Marcelo Tinelli.
-Sí. Es el gran hacedor de la radio. Lo conocí en mis tiempos de Rivadavia. Yo estaba en el Rotativo del Aire y él era un chico lleno de ilusiones de la Oral Deportiva. Manejó muy bien sus tiempos y hoy es un empresario exitoso. Siempre fue muy trabajador y serio, y todos lo respetan porque no se subió a ningún pedestal.
-¿Por qué la noche?
-Me gusta mucho el tipo de oyente nocturno y la intimidad.
-¿Y el tono?
-No me agrada hacer un programa triste. No quiero cargar más a la gente, bastantes problemas tienen. No me parece sano marcarles que están en soledad o angustiados.
-¿Se refiere al estilo "Te escucho"?
-De Luisa Delfino, gran profesional. Lo hacía muy bien.
-Pero podía ser deprimente.
-Claro, no quiero caer en eso. No hay que tomar "depresol", porque hace mal. Mi concepto es plantear el programa como si fuera de día. Nos va bien, cada vez recibimos más llamados. Todo se hace con un schedule, pautado, como en la vieja radio. Hay muchas secciones fijas, votadas por los oyentes: de música clásica (casi no existe en AM), tango, boleros, folclore y moderna. Le pongo simpatía porque es mi estilo.
-¿Trata de mantenerlos despiertos o los ayuda a dormir?
-Les digo que cuando se cansen se vayan a la cama. Soy muy sincero. La madrugada no tiene por qué estar siempre dedicada las enfermeras de guardia, los serenos y los estudiantes de arquitectura. O a tipos solos y amargados. Cada vez hay más gente con insomnio, no debería haber tantos estereotipos. No tiene por qué diferenciarse la actividad de una radio si hay luz en la calle o no. Trato de darles lo mejor siempre, igual que de día.
-¿Tiene participación el oyente?
-Sí. Algunos salen al aire, y otros grabados. Los mando a los libros, para que contesten preguntas de arte, geografía, historia o interés general. Hubo quien me dijo que "lo obligué a comprarse un diccionario".
-¿Contra quién compite?
-No sé, los respeto a todos. Cuando no trabajaba en Buenos Aires escuchaba los que hoy es mi horario: Jorge Bocacci, Saponara, Carlitos Rodari. Antes de empezar los estudié intensamente a todos para no ser parecido a nadie. Por eso no compito.
-No me nombró a los de las doce.
-Sí, sé que van primeros Alejandro Dolina y Alicia Barrios. Pero yo recién empiezo, llevo apenas cuatro meses. Igual no disputamos el mismo público. A Dolina lo escuchaba mucho como oyente, me encanta. No obstante, repito, no quiero parecerme a nadie. Por ejemplo, no me gusta que me lean los diarios, un clásico de los programas de la madrugada. Eso te duerme. Además, propuse en la radio y fue aceptado, no hacer notas.
-¿Por qué?
-Porque a esa hora la gente ya está harta. Durante el día hay demasiado tiempo para eso. Si encima, a las tres de la mañana vas a cargar al tipo que tiene la radio prendida con que "...el ministro de economía dice", en boca de un experto, satura. Salvo cuando me supera la actualidad con algo muy grande, o que pasa en ese momento. Aunque alguna vez empiece el programa con alguna figura del espectáculo. Como China Zorrilla o Jorge Marrale, por nombrar dos que salieron al aire.
-¿Escucha radio?
-Sí, prefiero los programas humorísticos, divertidos. Y algunos periodísticos como el de Nelson Castro, a quien admiro. También el estilo de Magdalena Ruiz Guiñazú y a Néstor Ibarra. A la tarde disfruto de Fernando Bravo y la tira deportiva de Del Plata, con Fantino y Macaya. En el auto escucho música en FM, como Aspen.
-¿Cómo le afectó la vida nocturna en la relación con su familia?
-Mi matrimonio con Cristina es muy lindo y de muchos años. Tengo dos hijos: Edgardo Horacio y Mariana, que ya volaron. El es médico y ella diseñadora gráfica, y ambos me ayudaron alguna vez en la producción de radio. Por suerte rumbearon a profesiones menos insensibles. No me afectó la vida porque soy muy casero. Los fines de semana almorzamos todos juntos. Es una familia compacta.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Octubre de 2004
domingo, 3 de octubre de 2004
Michel Peyronel: "Pergolini está muy lejos de Peña"
Llega a la radio con su potente moto Harley-Davidson y vestido en consecuencia. Michel Peyronel tiene un chiste para cada una de las personas que se cruza en el pasillo, y un trato un poco más recio para con los que atiende por teléfono. El director artístico de la KSK radio (FM 101.9) y baterista del legendario Riff advierte una y mil veces: "No me tergiversen lo que digo" y cada vez remata el latiguillo con una risotada. "Cuando surge la idea de la radio, se me pide que la diseñemos apuntando a un target de 15 a 35 años -confiesa-. Difícil, porque es un segmento muy amplio. Quiero pensar que le encontramos la vuelta con la programación musical. Además, con el equipo que tenemos, resulta sencillo dirigir. Lo que se me ocurre, lo puedo plasmar enseguida. Los problemas de sonido pueden venir porque el aire está muy sucio. Una pena".
-Describí la música de KSK.
-Son las canciones de los charts mundiales de música pop electrónica. Eso amalgamado con lo que serían "oldies modernos".
-¿Perdón?
-Sí, es contradictorio, te explico: Se trata de remixes de temas antiguos. Por ejemplo, ahora está sonando "Cheek to cheek", por Louis Armstrong, pero remixado. No hay nada original, todo es remixado. Si no, se pierde el sonido, el pulso. Por suerte, todas las bandas importantes ahora sacan versiones remixadas de sus discos. Me gusta esa química.
-¿Cómo amalgamás tu programa, "El lounge" (lunes a viernes de 19 a 21) a ese target? Siempre apuntó a mayores.
-Terminamos siendo una radio muy ecléctica. Igual, la música que se pasa seduce porque está de moda. El responsable es Cris Raimundi, y no sé de dónde la saca. Tiene un gusto increíble.
-¿Vos trajiste a Fernando Peña ("El parkímetro", lunes a viernes de 10 a 13)?
-Sí, nos tenemos "respeto" (entre comillas porque si no, suena aburrido) y cariño. Fue una incorporación estratégica. Porque tiene un encendido fabuloso y hace estallar los teléfonos. Es el tipo más groso de la radio, el Howard Stern argentino. No hay una estrella de radio con su dimensión.
-¿Ni siquiera Pergolini, ya que también dijeron eso de él?
-Nooo. Está muy lejos de Fernando. De arranque, Peña tiene seis personalidades más (se rie).
-¿Siempre te llevás bien con Fernando?
-Tenemos nuestras roscas, cuando me ve aparecer en el control, tiembla. Pero en general nos llevamos muy bien porque nos apreciamos. Me gusta pensar en mí como un artista, por lo tanto, no le reprimo sus impulsos.
-¿No hay tanda publicitaria?
-No. Las empresas son parte de los contenidos. Ni PNT ni "chivos". Se le busca a cada firma una justificación. Por ejemplo, tenemos las aventuras de Ad y Vance, que promocionan a una empresa de Internet, y son parecidos a Pinky y Cerebro. O una empresa de cosméticos, que fomenta serenatas de reconciliación para hombres que se pelearon con sus chicas.
-¿La idea la tomaste de una radio francesa?
-No. "El lounge" era así hace cuatro años. Tampoco es nada que no se te pueda ocurrir. La radio del futuro será así. No va más lo de "conductor - música - tanda kilométrica". El problema es que lleva un laburo infernal. Todo es guionado, por eso nadie quiere hacerlo. Trabajamos mucho más que cualquier radio o agencia de publicidad. Acá todo es muy dinámico.
-¿Con quiénes compiten?
-Con la Metro, La Pop y X4. Pero nosotros tenemos una personalidad. Competimos con nosotros mismos para ser superiores. Como hicimos con la Tango. Soy muy intuitivo, no uso fórmulas para hacer una radio. La produzco como si fuera un disco.
-¿Vuelve Riff?
-Sí, ya hablamos con Pappo, Vitico y su hijo Nicolás, que se suma para reemplazar a Boff. El año que viene cumplimos veinticinco años no sé de qué. Porque en ese tiempo estuvimos juntos cinco, y la mitad, peleados (se ríe). Va a salir un DVD doble con recopilación de varias épocas. Y estamos decidiéndo qué hacer. Tal vez un unplugged.
-Como músico...
-No, esa palaba es muy grande. Soy apenas una humilde estrella de rock.
-En fin, ¿Ves algo interesante en el panorama musical?
-No hay un gran nivel de composición, pero sí sonidos muy ricos. Del rock internacional me gusta Black Eyed Peas, son muy interesantes.
-¿Y de los argentinos?
-No puedo poner en la radio toda la música nacional que quisiera. Sólo muy pocos, como Gustavo Cerati, tienen el nivel internacional necesario. Acá programás un remix de Madonna y suena tan intenso que no le podés poner alguien al lado que se vea pobre. Hoy los DJs son celebridades internacionales.
-¿No les dirías como Pappo, que se "busquen un trabajo honesto"?
-Grabamos un separador con su voz que dice: "Los DJs no tocan, pasan discos". Me causa mucha gracia.
-¿Y la cumbia?
(Se tira para atrás en el asiento y se toma la cabeza)-Tengo fobia por la bailanta. La cumbia villera me da... ¡asco! No hay plata que puedan pagarme para que me involucre con eso. Es una grasada inmunda.
-¿Para tanto?
-Imaginate, de pronto nos converimos en un país tropical. ¿De dónde? ¿Porque hay un par de palmeras? Todo ese circuito del conurbano bonaerense, al que íbamos con Riff y tocábamos, tenía una cultura rock. Ahora está infestado de esas bailantas de porquería llenas de tipos tomando mezcladito y aspirando pared raspada. Asqueroso. La música electrónica no me parece nada mal, es arte. La cumbia no tiene nada, es un curro.
-Sin embargo crece.
-Por la falta de educación y el nivel chato del país. Quiero que sepan los bailanteros que soy su enemigo. El otro día Fernando sacó al aire a la Tota Santillán, me fui al control y le dije de todo menos bonito. "Tenés que tener la mente abierta" me dijo la Tota. Justo a mí que hice una radio de tango, otra de oldies, ahora una de música electrónica y toco en una banda de rock pesado. Pero, como me decía Pappo, "a la música no le toco el culo". Nunca.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Octubre de 2004
viernes, 1 de octubre de 2004
Eduardo de la Puente: "Habrá que hacerse cargo de que nos vamos convirtiendo en clásicos".
Desde hace años, "¿Cuál es?" (FM Rock & Pop, 95.9, lunes a viernes de 9 a 13) es el programa más escuchado de la Frecuencia Modulada nacional. Esto, sin dudas, de la mano del carisma de su primera figura, Mario Pergolini, pero no menos importante es el aporte de sus compañeros Marcelo Gantman y del multifacético Eduardo de la Puente, quien comenzó como productor y guionista de los primeros trabajos de Mario, y ahora comparte el aire de la radio, y de la televisión con "Caiga Quien Caiga". En la presentación de su libro, "El día más feliz de mi vida", reflexiona sobre sus permanentes cambios de rol: "Soy parte de todo. Puedo publicar libros, tocar con mi banda de rock, salir en la tele o en la radio. En la medida en que puedo desarrollarlo, trato de no quedarme con las ganas de nada. No me importa ser reconocido por el mundillo literario, o la crítica. No me aporta nada, me chupa un huevo, porque tengo mi público que me quiere".
-Pudiste dedicarte a esto a partir de que dejaste de lado los guiones de radio.
-No los dejé de lado del todo, pero la entrada de "los Municipales" (N.de la R.: un grupo de guionistas y actores que colaboran en el programa y se ganaron ese nombre porque "sólo hacen lo que se les pide") me descomprimió. Escribir era una tortura y me empezaba a repetir, estaba totalmente quemado. Por fin, Mario me libera del tema cuando mi mujer, Ana, quedó embarazada hace seis años.
-Pero ahora volviste a escribir para "¿Cuál es?".
-Sí, el personaje es un boticario español, Iñaqui Menenda (una parodia de Xumari Alfaro) y me divierte mucho. Sale una vez por semana porque sufro de "elefantiasis" con la escritura. No puedo hacer guiones cortos. Entonces me demanda bastante laburo.
-¿Escuchás radio?
-Un poco de AM por la mañana mientras voy para el estudio (vive en Ezeiza), y a la tarde a Juan (Di Natale) o a Matías Martin. Si salgo a correr o algo por el estilo, prefiero la AM.
-Pero no estás ajeno al medio. ¿Te parece que hay humor guionado de calidad en el dial?
-No, no como el nuestro, que tenemos varios segmentos desde hace años. En el resto del dial hay poco y no tan bueno. El guión quedó en el recuerdo.
-¿Por dónde pasa el humor en la radio, entonces?
-Por el desfile de personajes y las imitaciones, se basan más en la impronta. Hay mucha sanata entre los humoristas radiales. Debemos ser de los pocos que mantenemos la escritura, eso se terminó hace unos años, por caro o trabajoso.
-¿El guión te resguarda del ridículo, una frontera tan fácil de cruzar en el humor?
-Y... no sé. A veces un mal guión te puede enterrar en el ridículo. Por eso tienen que estar bien escritos, con una sólida estructura del gag y el sketch. Y ser graciosos, claro. Aunque después lo que cause más risa sea la improvisación.
-Como la apertura del programa.
-Exacto, ahí vamos sin red.
Eduardo formó parte, junto a Bobby Flores, Mario Pergolini, Ari Paluch, Lalo Mir y la "Negra" Vernaci, de un grupo de jóvenes que, desde la FM llegaron para "patear el tablero" de la comunicación radial de la por entonces flamante democracia. Un puesto que supieron ganarse y que se resisten a dejar.
-Hace poco Bobby Flores me decía que no hay rebeldía frente al micrófono de los jóvenes. ¿Es así?
-Nunca lo pensé. Es cierto que nos llegan un montón de demos por semana y ninguno nos provoca nada. Lo último fueron los Municipales, que eran apenas una punta, y los hicimos crecer en el aire. Ellos son el último recambio generacional en el medio, y ya llevan seis años. Pero van llegar los nuevos, así como nosotros hicimos el reemplazo en su momento. Es inevitable.
-Pero ustedes pudieron "inventar" un medio, la FM, en Buenos Aires.
-Sí, eso ya no corre. Sin embargo, creo que nosotros nos mantenemos porque seguimos pateando culos. Cuando nos estanquemos, el recambio nos va a pasar por arriba. No hay fórmulas mágicas.
-¿La edad la cargan? No están muy lejos de la que tenía Héctor Larrea cuando ustedes empezaron.
-También es verdad, ojalá lleguemos a su edad como él. Habrá que hacerse cargo de que nos vamos convirtiendo en clásicos.
-¿Esto los condiciona?
-Cero. Creo que hace más de cinco años que no tenemos una reunión de producción por el programa de radio. Nada, nunca. La gente puede fantasear con que llegamos a la Rock & Pop un par de horas antes, no es así. Entramos cinco minutos antes de salir al aire y no tenemos ni idea de qué tema vamos a disparar con Mario.
-Decime dos palabras de Mario Pergolini como conductor de radio.
-El mueve la pelota y nosotros jugamos. El sí va a ser recordado en el futuro como el Larrea o el Cacho Fontana de esta época. El tipo dejó una radio nueva, no sólo desde el lenguaje, sino desde el aprovechamiento de recursos tecnológicos.
-¿Por ejemplo?
-En el uso de samplers que disparan sonidos inmediatamente, y que se desparramó como una metástasis en las otras radios. Pero no debe haber otro programa en el mundo que a la hora tiene editado un resumen de lo que pasó en ese tiempo.
-¿Cómo surgió eso?
-Porque tenemos un pibe que edita a los pedos y muy bien, entonces lo pusimos para que lo haga "on line", al servicio de "¿Cuál es?". Listo. Y me sorprende, porque vos podés decir que "hay que inventar un destornillador al revés", y a la media hora está sonando una publicidad de eso. Es así, tenés que estar siempre un paso adelante, porque si no, te aplastan los que vienen atrás.
Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Octubre de 2004