Ari Paluch: "No estoy contaminado por ningún político"

De acuerdo con sus palabras, se podría deducir que el origen de su verborragia es, paradógicamente, su timidez. Y la gente compró la dicotomía. Ese es uno de los motivos por los cuales el programa de Ari Paluch ("El exprimidor", lunes a viernes de 6,00 a 10,00 y de 18,00 a 20,00, junto a Federica Guibelalde y "elenco") es desde hace varios años el noticiero más escuchado de la FM. Siempre por la Metro, FM 95.1, pese a ciertas "tentaciones" que trajo el cambio de siglo.
-¿Se acabaron las negociaciones por el contrato?
-Sí. Renovamos por dos temporadas más y opción a un tercero, con Productora del Sol y la Metro.
-La propuesta de Mitre y FM 100 era atractiva. ¿Por que la dejaste de lado?
-Era vía Productora del Sol, económicamente igual. Más allá del orgullo por la convocatoria, no me animé a tener una pata en la AM y otra en la FM. Además, en la Metro generamos un espacio propio e importante. La encontramos última y la pusimos primera.
-¿Cuál es el desafío después de seis años?
-Seguir siendo el noticiero más completo y escuchado de la FM. Y que a la gente le siga gustando.
-¿A quienes tomás como tus competidores más fuertes?
-Respeto a todos. Sobre todo a los que hace mucho que están, como Julito Lagos, a quien admiro muchísimo. A Luisito Majul, que trata de hacer pie en FM después de una larga trayectoria de AM. Vamos a ver qué hace este año porque en 2000 su medición no fue la mejor. Pero la sigue peleando. Ahora Roman Lejtman se pasó a la AM así que no sé qué pasará. También está Bernardo Neustadt. Yo los respeto a todos pero por suerte la audiencia nos elige. Económicamente también nos va bien. Ningún noticiero factura como nosotros en FM.
-A partir de las 9,00 te cambia la competencia. Entra el "Negro" Oro, Pergolini...
-Miro más a Mario, porque Oro está en AM. Pero el promedio de las cuatro horas nos pone arriba. Seguramente, en la última, la gente quiere escuchar más mágazine que noticias.
-¿Decís que respetás a todos, por qué hay que escucharte a vos?
-Me cuesta hablar bien de mí. Porque es el más noticiero y pica más temas. Y tiene un ritmo que para algunos puede ser frenético pero es el estilo de radio que se escucha afuera y más me gusta. Además tenemos un presupuesto muy grande: acá trabajan veinte personas, hay columnistas y cuatro movileros. No nos sentamos a leer los diarios.
-¿Y la línea?
-No estamos contaminados por ningún político y nunca le hicimos "el servicio" a ninguno. No digo que otros lo hagan. Yo me voy de acá y no me veo con nadie de la farándula o de la política. Soy como la gente de la calle pero mejor informado. Con mis defectos trato de preguntar lo mismo que ellos. Y se nota que tengo sus mismas inquietudes.
-¿Qué te provoca entrevistar un político?
-En general me gusta. Más los que no se ponen el "cassette" para declarar. A Cafiero le podés sacar una revelación. Chacho Alvarez hoy está muy previsible. Me agrada la variedad. Yo admiro a Héctor Larrea que decía de "Rapidísimo": "Tiene de todo un poco, un poco. Como para que si no te gusta algo sepas que pasa enseguida".
-El programa de la tarde es más lento pero no baja los decibeles.
-Sí. La primera hora va a mil y la segunda nos permitimos reirnos. No tengo estrategias en la vida, me sale así.
-¿Te perdiste algo por no planificar?
-Puede ser. Creo que el balance es bueno porque van seis temporadas, tres Martín Fierro...
-Dijiste "en la vida".
-Lo decía por el laburo. Afortunadamente me salió todo: estoy casado con el amor de mi vida, tengo dos hijos y vivo de mi laburo. Pero como soy miedoso planificar me asusta.
-Es al revés: los temerosos planifican todo para que nada los sorprenda.
-Hay una mezcla, es cierto. En terapia lo hablo mucho. Creo que soy un miedoso que se escapa para adelante. Si me encara Mike Tyson me cago de miedo pero me agarro a piñas igual.
-¿Mirás para adelante?
-No, ¿quién lo hace? Voy con los ojos vendados. Lo mío es angustia anticipatoria. Eso me permite ir un par de segundos adelantado en la radio. Y ese ritmo y rapidez mental me da de comer porque en la radio no hay muchos periodistas - conductores.
-Muchos de tu generación fueron frenéticos a una edad y ahora se analizan.
-No es tanto el frenesí sino que todos de alguna manera somos sobrevivientes. Sea de la inseguridad, de la desocupación o del desamor. Y caemos en el diván. Por eso el argentino cuando tiene un pesito lo hace. Por la angustia que carga. Y eso que es un lujo analizarse, el terapeuta te rompe el cu... (no lo termina de decir) con lo que te cobra.
-¿Escuchás radio?
-Todo el tiempo. Soy una radio caminando. No me puedo dormir y la prendo para poner la Red, Cerasuolo o Dolina. Escucho a Ibarra, a Fantino... Siempre hago zapping y los sintonizo a todos.
-¿Por apasionado o por "defecto profesional"?
-Siempre digo que la radio me dio más de lo que yo le di. Es mi compañía. Estuve quince días en Punta del Este y escuchaba radios argentinas y uruguayas. De chiquito mi hobbie era una radio de onda corta y en mi Luna de Miel me compré una radio de onda corta para escuchar un Boca-River en el Caribe.
-No es casualidad que estés en la radio, entonces.
-No. Estaba marcado desde pibe. Donde fuera iba a meterme. Trabajé en las radios importantes y en las truchas.
-Te animás a dar un panorama de la radio argentina.
-Con respeto porque no sé si es ético hablar de radio cuando estás metido. Creo que la FM es buena y la AM mejor. Se valora mucho cuando viajás. Me gustan los noticieros españoles y en general lo que hacen en Estados Unidos.
-Los yanquis tienden a segmentarse cada vez más. ¿Acá?
-Pasa un poco más en la FM. Acá eso no anduvo, por ejemplo, ni en América (noticias), Splendid Talk y hasta La Red (deportes) se tuvo que abrir. Gusta el magazine. Salvo algunos casos el promedio es de veinte minutos de atención por hora. Por eso a la mañana pienso todo el tiempo en el tipo que recién prendo la radio.
-¿Qué horario te cansa más?
-A la mañana termino más "loopeado" (dado vuelta). Porque a la tarde me duermo una siestita y me voy para el estudio.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2001