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domingo, 13 de junio de 1999

Amelia Troisi: "Hay tipos que nunca podrán volver a la función pública. Del ridículo no se vuelve".


El horario de trabajo de Amelia Troisi en Radio Rivadavia es de lunes a viernes desde las 7 hasta las 19. Ella se encarga de los móviles políticos de "Contacto Directo" (con Santo Biasatti), "Rapidísimo" (Héctor Larrea), "Movida 630" (Juan Alberto Mateyko) y "Sexta Edición" (Enrique Llamas de Madariaga). A los 37, tiene 20 de radio, "empecé mi carrera en 1978 en Radio Mitre como asistente de Raúl Calviño", recuerda. Luego estudió periodismo en el Círculo de la Prensa, locución en el Cossal, producción en el Isser y es exponente de la única promoción de Canal 13 de "Producción televisiva". "Sólo me falta ser operadora", se enorgullece. Cuenta en su haber con tres años con Hugo Guerrero Marthineitz, cuatro con "Pepe" Eliaschev, cuatro con Julio Lagos y diez con Llamas de Madariaga."El periodista movilero no debe ser considerado de menor categoría que el que hace 'estudio'", define.
-Si haces la aclaración es porque sufriste el prejuicio.
-Sí, nos llamaron "bestias" y nos usan de ejemplo de lo malo. Se trabaja mal pero en parte la culpa es de empresas que mandan a la calle a gente que no es periodista. Y no conocen las reglas básicas.
-Rivadavia es independiente ¿Es una ventaja o están indefensos?
-Es muy positivo no pertenecer a ningún "holding" por la credibilidad de la gente. Nos damos el lujo de sacar al aire las dos campanas y el público sabe que, además, no hacemos campañas ni a favor ni en contra. Algunos no entienden que el verdadero negocio en el periodismo pasa por contar la verdad. Hay algunos grupos (sin generalizar ni particularizar), más preocupados por defenderse a sí mismos que a la información. Eso a la larga puede generar una crisis de credibilidad en los medios.
-¿La Argentina marcha a parecerse a Estados Unidos?
-Creo que con la globalización al mundo le pasa eso.
-Allá los periodistas tienen un nivel de credibilidad similar al de los vendedores de autos usados, según una encuesta reciente. ¿Nos espera eso?
-Es verdad. La gente debe empezar a ser más crítica de lo que oye. Tendrán que estar atentos a quién responde el que te informa. Y me parece que la prensa va a llegar a ese descrédito.
-¿Hay exceso de información?
-Lo que satura es la sobreabundancia de versiones. A mi me gusta la información, no los "corrillos" o "trascendidos". Hoy está muy valorizado el "chisme político", que es algo que distrae y no sirve.
-¿Qué notás de diferencia en la gente que se acerca a los móviles en estos diez años?
-En el comienzo de la democracia la gente llamaba mucho a las radios y pedían que investiguemos. Hoy salen ellos a investigar y pedir. No importa su clase social ni su nivel cultural. Toman la calle y pelean por sus derechos.
-Se perdió el miedo a hablar.
-Sí, al contrario. A veces hasta "se pasan de rosca". Ojalá que se profundice un poco más porque todavía nos falta. Por ejemplo, este fue un año donde se destacó la defensa de los derechos del consumidor. Que es una tendencia mundial. La gente cuestiona, se baja de la TV por cable cuando le bajan la calidad del servicio, protesta cuando un banco falla o pone el grito en el cielo si le cortan un servicio. Pero falta.
-Sin embargo, hay menos participación política.
-Es así. Se organizan de manera apolítica en vez de comunicarle sus necesidades a un partido.
-¿Creés que es por desencanto hacia los políticos?
-Un poco por eso y otro porque la gente debe participar. Si no te gusta algo vos tenés la responsabilidad como ciudadano de hacerte escuchar.
-¿Quién es el entrevistado más "difícil" del gobierno?
-El más inaccesible es Roque Fernández. Directamente no habla. No se da cuenta que tiene la obligación de dar cuenta a la prensa. Cavallo iba más allá del debate y te apabullaba con cifras. Había que prepararse bien para entrevistarlo. Hay que llevar un arsenal para debatir. Si buscás información debés tener información. En cambio, Corach es "el oráculo de Delfos": tiene respuestas para todo. Erman González era accesible hasta que se sintió amenazado.
-¿Y la oposición?
-Ellos están cómodos porque creen tener toda la prensa de su lado. Es hora de que tomen conciencia de que si son gobierno se les van a hacer los mismos cuestionamientos. Muchos suelen enojarse bastante cuando te salís de la pregunta que les conviene. Se confunden. A veces les llevás una inquietud lógica y te descalifican preguntando: "¿a vos quién te manda?". Eso es peligroso para ellos.
-¿El oficialismo aceptó el papel de "cacheteado"?
-Después de diez años, sí. Lo ni unos ni otros aceptan es que enfrente tienen periodistas y no militantes.
-¿Recibiste amenazas?
-Sí (con naturalidad), todo el tiempo. Siempre hay alguno que se molesta. No te digo quiénes, no vale la pena.
-¿En alguna corrida te lastimaron?
-Estamos tan acostumbrados a los golpes que una magulladura te parece normal. Cuando estás en una manifestación no tenés un cartel que te acredite. Mataron un periodista en Kosovo. No hay ni debería haber una seguridad implícita.
-¿Serías corresponsal de guerra?
-Para cualquier periodista eso es un premio. Me encantaría estar en la linea de fuego. Es una oportunidad única. Nunca pensás que te vas a morir. La meta es la gran nota, ayudar a la humanidad y de paso ganar el premio Pullitzer. Somos periodistas pero no santos. Tampoco cuando estoy en el medio de un tiroteo en la calle (me pasó) pienso en la muerte sino en llevar la información y que sirva para algo.
-¿Existe la objetividad del periodista?
-Es algo que todos buscamos. Y hay que esforzarse por lograrlo.
-¿Se consigue dejando de lado la ideología?
-No. Hay que saber que no sos el "ombligo del mundo" y que lo que decís no es para vos mismo, sino para que el oyente decida qué quiere pensar. Es una actitud de respeto. Es imposible dejar de lado tus ideas. Y no hay que sobreactuar.
-Lalo Mir me dijo: "no existe el descrédito. Cualquiera vuelve después de tres años y nadie se acuerda, por vituperado que sea".
-No estoy de acuerdo. Quiero pensar que sí. Hay tipos que nunca podrán volver a la función pública. Del ridículo no se vuelve. El descrédito está vinculado a eso.



Gustavo Masutti Llach
Fotos: Newmen
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
13 de junio de 1999

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