"Hice radio siempre a pesar de que me siguen relacionando con la T.V. por los 16 años de "Función Privada", aclara Rómulo Berruti. Habla claro, rápido y apasionado. Y da la sensación de que el ruido de los autos que pasan por la puerta del bar en el que se realizó la charla no lo distraen en lo más mínimo. Desde hace seis años conduce el cultural "Detrás del Espejo" (del Plata, domingos de 13 a 14.30), y arrancó el ´99 con "Plumas, Bikinis y Tango" (lunes a viernes de 12 a 13 por FM de la Ciudad) que bucea en la relación entre la revista porteña, el sainete y la música ciudadana.
"La radio dejó de ser un lugar de difusión artística para convertirse en un servicio -asegura-. Antes cubría todas las expectativas y la familia se reunía a su alrededor. Hoy tal vez prenden la televisión y escuchan radio por la calle".
-Hábleme de "Detrás del Espejo".
-Es un programa de cultura y espectáculos y su repercusión es excelente. Llevo como invitados a escritores y a gente del espectáculo. Tiene su costado polémico y paso música que tiene que ver con el invitado. Trato de que cada emisión tenga una unidad. Eso también lo hago en "Plumas, bikinis y tango". Hay un esqueleto y todo se desprende de ahí.
-Eso implica más trabajo.
-Muchísimo. El programa de la FM dura casi una hora completa y para llenar ese espacio tengo que dedicarle toda la tarde. Vos llegás al estudio cada día y el operador te pide la lista de temas musicales. Lo trabajoso es que hay que llevarlo armado. Salir al aire es lo de menos. Con mi oficio no me cuesta nada. Es más, me produce un placer enorme porque amo a este medio. Comunica de un modo único. La gente está comiendo o trabajando y te escucha.
-¿Cómo surge la idea de relacionar el sainete y el teatro de revista con el tango? Es un tópico que no está muy explorado.
-Conozco mucho del tema porque soy sobrino de un autor teatral que se llamaba Alejandro Berruti, que era un hombre muy del medio (fue director del teatro Cervantes y presidente de Argentores). Los tangos se estrenaban en las revistas y si los aplausos eran fuertes, se grababan. Noté que esto no se comentaba. Siempre el tema era "el tango y el cine". Es lógico, porque la primera película "sonora" nacional se llamó "Tango" y desde entonces la música ciudadana fue importantísima para su desarrollo. Esto es algo que está muy estudiado. ¿Por qué no hacerlo con la revista, que llenaba dos funciones de martes a domingo?.
-¿El tema es tan amplio como para un programa diario?
-No. Es simplemente un disparador. Lo uso como base y de ahí me proyecto a otros temas. Pero igualmente es amplísimo. Y yo no puedo dejar de ser un comentarista de espectáculos así que eso también está.
-¿Qué le parece el teatro de revista de hoy?
-Es una imitación de aquella época de oro. Después de un tiempo sin nada, se volvió a hacer algo. Antes había un montón de cómicos y cada sala tenía tres o cuatro humoristas de apoyatura que eran buenísimos. Alfredo Barbieri y Pelele eran "de segunda" y eran extraordinarios. Y la figura era Adolfo Stray. Cada cuadro musical tenía una escenografía y un vestuario distinto. Hoy todo es más barato. Hay un cómico por obra. Llenan las salas porque es lo que hay, pero no tienen la entidad de aquellos. Corona, Artaza o Cerutti son muy eficaces pero en aquella época habrían sido "cortineros".
-¿Entonces cuál es el secreto de su vigencia?
-El público sigue queriendo ir al teatro a reírse. No se puede comparar. Es igual que el fútbol. Hoy hay grandes jugadores como Palermo. Pero en los ´40 y los ´50 había cinco como él. Cada tanto se da un apogeo y después se termina.
-Hablando de altas y bajas, ¿Cómo ve hoy a la cultura?
-Abajo.
-¿Por qué?
-Se trabaja mucho, todo se hace rápido y la gente solo quiere divertirse. Buscan alegría y que le saquen el "stress". Es normal. Mientras hacemos esta nota, Brasil se está cayendo a pedazos y todavía no sabemos bien cómo nos puede afectar. ¿Te parece que a alguien le quedan ganas de estudiar un tratado de sociología? No hay tiempo ni ganas de leer un ensayo. La cultura está devaluada. Si llevás una propuesta de este tipo a un medio te dan las dos de la mañana y tenés que buscarte los anunciantes porque nadie te lo paga. Y si el auspiciante no es institucional, no se consigue.
-¿Esto lo vivís con "Detrás del espejo?
-Sí, lo hago a pulmón y sin cobrar ni un peso. Estoy resignado. Yo tenía un cachet que la radio no lo puede pagar más (era bajo, pero toda la plata que viene segura es muy importante). Podría levantar el programa pero yo no lo hago por plata. Privilegio el esfuerzo que le meto y que la gente me lo agradece y me responde. Lo voy a mantener mientras pueda.
-¿Hoy solo la clase alta tiene acceso a la cultura?
-Se tiende a eso. Todavía quedan algunas bibliotecas públicas y la educación prácticamente es paga. Nuestra Argentina superior fue por la educación del Estado. La cultura es muy endeble porque no vende. Por eso debe estar subvencionada como en todos los países serios.
-¿Cómo ves el futuro?
-Complicado. Estamos en un año electoral y eso provoca zozobra. Si el año que viene nos estabilizamos un poco, puede ser que levante algo. Porque la reserva cultural de nuestro pueblo es muy grande. La clase media nunca perdió el amor al libro.
-¿El público te sigue relacionando a Carlos Morelli y a "Función Privada"?
-Tuvo mucho éxito y ya lleva 16 años (hoy va por cable).Les ganábamos a todos. El cable con su gran oferta de cine nos quitó protagonismo. Nuestro secreto fue comprar toda la producción de cine nacional que no la quería nadie y era barato. La gente empezó a descubrirlo, consumirlo y se encareció. No pudimos pagarlo más. También aprovechamos que no había censura y hasta estrenamos para la T.V. las películas de Isabel Sarli. Esos días no nos ganaba nadie.
-También quedaron "pegados" al tema de beber en pantalla...
-Eso era curioso. En aquella época nadie tomaba en cámara. Nosotros lo hicimos y la gente proyectaba en nosotros su propio alcoholismo. Imaginate que grabábamos a las 7 de la mañana. Claro, el tipo que nos veía en su casa el sábado a la noche con un vaso de whisky en la mano, creía que estábamos borrachos porque nos reíamos. Pero eso también ayudó a que el programa "pegue" fuerte en la gente.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
1999
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