“El Oro y el moro”
Radio 10 (AM 710)
Lunes a viernes desde las 9
Conducción: Oscar González Oro
“Al hablar de Radio 10 digo ‘nosotros’. El simple hecho de trabajar en equipo es uno de los secretos del éxito rotundo de la emisora. ¿Si existe una línea editorial? Por supuesto que sí, y está bien que así sea. Pero puedo asegurar que es mucho más flexible y menos tendenciosa que la de otros medios cuya línea editorial no genera suspicacias”
FICHA 2
González Oro, Oscar: “Radiografía de mi país. La Argentina que me duele”. Buenos Aires, Editorial Planeta, 2009. 368 páginas, primera edición de 30 mil ejemplares.
“En Pinamar un día saqué al aire a una nena de nueve años que me pedía que le pasara alguna canción de Xuxa. ‘Nena -le dije-, en este programa jamás vas a escuchar a Xuxa’. Ahí nomás se puso a llorar, pero a mí no me conmovió ni un poco. ‘Si vas a llorar te corto’, le advertí. Como no dejó de hacerlo, lógicamente terminé con la comunicación. Al rato, como era de esperar, llamó el padre. ‘Mirá, la nena está llorando por tu culpa’. Todo esto sucedía al aire, por supuesto. ‘Lo lamento -le contesté-. Es mi programa. Si quieren escuchar a Xuxa, cómprense el casete’. (…) A partir de ese momento empezó a germinar algo que terminó de florecer en Radio 10: conmigo no hay término medio. O me aman o me putean” (fragmento).
“Soy un hombre de 58 años, canoso y con panza; tengo poco pelo y hablo con una voz que conoce el país entero. (…) Soy un reflejo de este país pero sé que no soy el único, porque la gran mayoría de nosotros ha hecho de todo y de todas las formas posibles sin que se nos mueva un pelo”. Así de crudo, temerario y franco se muestra el “Negro” Oscar González Oro ante el público en su autobiografía “Radiografía de mi país. La Argentina que me duele”. Con el mismo estilo que lleva adelante las mañanas de Radio 10 en el programa más escuchado del país. Sin embargo, a la hora de la charla se lo ve casi tímido.
-Siempre te plantás arrogante frente a la prensa, pero hoy no.
-Sí, me siento chiquito. No es lo mismo estar en la radio que presentar una autobiografía. Hay amigos que se enteraron de cosas mías a través del libro y, en algún punto, es como si de nuevo tuviera que exponerme a ser aceptado. Eso me conmueve, sin duda.
-¿El aire de la radio te resguarda con la impunidad de lo efímero?
-Claro. Me impresiona saber que un libro queda y que va a estar durante años en la biblioteca de una casa. Y que tal vez lo relean en unos años, o que mi nieto lo haga alguna vez y pueda sentirse orgulloso de mí. En la radio puedo hablar todo el día y a las 11 no me acuerdo lo que dije a las 9. Con “Radiografía de mi país” no, porque lo releo todo el tiempo.
-¿Por qué elegiste no ficcionar sobre tu vida?
-¿Mentir? Porque quise ser honestamente descarnado. Basta de contar historias que no me pertenecían. Uno le va agregando elementos a su vida hasta que a los 58 años se da cuenta de que algunas cosas de las que me metieron, que me inculcaron, no eran propias. Me parece que está bueno sentarse a contar la verdad. Y es un trabajo.
-Para relatar tu vida, ¿no tenés que estar bien plantado en lo emocional?
-Sí, y lo estoy. Hace años que me ofrecían escribirlo, pero recién ahora me pareció que era el momento justo. Ni muy viejo ni muy joven. Todavía me conmueve mi propia historia.
-Hace un par de años estabas en el ojo de la tormenta, con polémicas a tu alrededor…
(Cortante) -No hubiera escrito en ese estado.
-Fuiste de los pocos que salió a defender a Susana Giménez cuando ella habló de la inseguridad y pedía mano dura.
-Hace un mes se lo dije a Jorge Rial en un reportaje: desde la presidencia de la República nunca se había utilizado la palabra “inseguridad” hasta que Susana salió a opinar de eso. Al otro día, la Presidenta tuvo que incorporarla en su discurso. Porque una conductora de televisión puso el tema sobre la mesa. Está bueno que Susana o (Marcelo) Tinelli y los grandes referentes de la radio y la televisión se expongan. Que salgan a decir lo que sienten, no sobre lo que les pasó a ellos porque en general no estuvieron tan afectados, excepto Susana a quien le mataron un amigo cercano, sino sobre la sociedad. Y ojalá que no les pase nada, ni a ellos ni a nadie. Si algo respeto de los comunicadores estadounidenses es que, además de ser grandes profesionales, se juegan por lo que creen.
-Aun cuando te exponés a que te acusen de facho.
-Sí, pero no me importa. Sobre todo porque cambió tanto el país que hoy los fachos son de izquierda.
Gustavo Masutti Llach
Fotos: Daniela Java y Marisa Marquez.
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
21 de febrero de 2010