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jueves, 15 de febrero de 2007

Marcelo Simón: “Todo a pulmón y sin plata”

A pesar de su éxito, su director (en los hechos, coordinador desde el título) elige describir de esta manera la realidad de Radio Nacional Folklórica, FM 98.7. Además explica sus características, repasa lo que fue su gestión en el Sistema Nacional de Medios Públicos y reflexiona sobre la realidad del folklore.
“Cuando llegué no había ni folklore. Le dimos continuidad a nuestra música y con empleados de la radio fuimos armando algo. Obligamos a los conductores a pasar más música y ahora estamos bien. Ganamos premios y empezamos a crecer. Medimos mucho más que la AM”.


Tiene una doble felicidad para el multipremiado Marcelo Simón. Por un lado, acaba de volver de la luna de miel con su mujer, una simpática, joven y bella locutora a la que todos conocen como “La Colo”. Pero para este periodista no parece ser menos gratificante dedicarse en exclusiva a su cargo de coordinador de la FM Folklórica. Es que es lo suyo y lo dice sin rodeos: “Estoy contento porque ahora me ocupo de la radio, nada más. Ya terminé con mi gestión burocrática como interventor en del Sistema Nacional de Medios Públicos (Canal 7, Radio Nacional y Telam), algo bastante parecido al infierno”.
-Vos también lo provocabas. En el Foro de Defensa de las Industrias Culturales de hace un par de años...
-Sí, me putearon en estéreo.
-No es para menos, declaraste que eras “un inútil más”, entre otras cosas. ¿Fue una estrategia?
-No sé, eso debería preguntarlo a mi psicólogo. No fue muy feliz, está claro. Esperaban que dijera otra cosa. Me sentía agotado por un trabajo agobiante que encima no me gustaba. En ese momento era interventor de tres empresas, no tenía ni viáticos y no podía ni pagar el celular. Me invitaban a todos lados pero nunca salí de Buenos Aires. Encima apareció Mario Sokolinsky coimeando en pantalla y el presidente (Duhalde) me pidió que lo dejara. No. Si se quedaba, me iba yo. Además publicábamos los contratos en Internet, fue bien transparente. Con todo eso y ganando dos mangos... Me pidieron que siguiera pero pedí el pase a la Folclórica.
-¿Cuál es tu cargo?
-Director. Técnicamente soy “coordinador” y mi jefe es el director de Radio Nacional. En los hechos La Folclórica es autónoma y manejo los contenidos. La levantamos sin un mango.
-¿Qué encontraste?
-Que no tenía ni folklore. Le dimos continuidad a nuestra música y con empleados de la radio fuimos armando algo. Obligamos a los conductores a pasar más música y ahora estamos bien. Ganamos premios y empezamos a crecer. Hoy nos pusieron en internet y de acuerdo con Ibope medimos mucho más que la AM, en algunos espacios, el triple. Todo a pulmón y sin plata, con gente como Vitillo Abalos, Omar Cerasuolo, Palomino Cortez, que trabajan gratis.
-¿No cobran ni un peso?
-Están en coproducción, se llevan la mitad de lo que recaudan de publicidad. Pero no venden casi nada, es bien vocacional lo suyo. Si tuviera poder les daría un sueldo.
-¿Cuál es tu competencia?
-No tenemos, no hay nada en este segmento.
-¿Bajás linea en lo musical?
-Sí: Hay que pasar a los consagrados (Nocheros, Chaqueño Palavecino, Soledad, Rojas, etcétera, bien amplio). Hasta donde se puede metemos a los nuevos, que nos mandan sus discos independientes y demos. Después fluctuamos entre los tradicionalistas como los Quilla Huasi o los Cantores del Alba, y los modernos como Arbolito. A veces encuentro resistencia ante este eclecticismo, pero en 24 horas de programación debe haber lugar para todos.
-El límite del folklore es muy difuso. En Córdoba dicen que el cuarteto lo es.
-Tiene una carga folklórica. Hay que explorar ese mundo, eso no quiere decir que lo pontifique. Puede entrar el cuarteto y de hecho de vez en cuando ponemos alguno. Es un género de autor, habría que incorporar a la Mona Jiménez, que hizo hace poco algo muy interesante con Jairo.
-Hoy el género está muy fuerte, sin embargo, perdió en los últimos años espacio ante la cumbia, que es colombiana. ¿Por qué ya no seduce a nivel popular?
-Estoy de acuerdo con el diagnóstico pero no tengo una respuesta. Esto que decís es tan certero que debería ser estudiado. Se me ocurre que cuando tu mujer te dejó por otro, eso es un hecho. Después se verá si tenés mal aliento, la golpeás o qué.
-Pero tenemos ritmos bailables propios.
-Hasta en Humahuaca bailan cumbia. El folklore (además de anónimo, superviviente, colectivo y todo eso) debe ser funcional. Te tiene que servir, como una vasija o un cántaro. Esto se va a reacomodar con el tiempo, de hecho los ritmos propios se adaptaron o tomaron de los extranjeros, como la polka, la ranchera o el pasodoble, entre otros. No se puede manejar. Las cosas son como son, cambian.
-¿Como director de una radio “de bandera” debés ayudar a encauzar el canon del género, definir qué va y qué no?
-Sólo lo haría en el marco de una charla como esta, nunca desde el aire. No creo mucho en pontificar, no me da el cuero, más allá de alguna capacidad orientativa que tiene el periodismo.
-¿Vas a hacer aire en 2007?
-Acá no, sí en Radio Provincia.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina

25 de febrero de 2007

domingo, 4 de febrero de 2007

Samuel “Chiche” Gelblung: “El público es extremadamente infiel”


Viene de la gráfica, lo que se nota porque razona diferente a los criados en medios electrónicos. En los setenta fue director de Gente y La Semana, pero su popularidad se disparó en los ’90 cuando llegó a la TV con “Memoria”. Nunca se fue y desde entonces es productor y conductor de sus espacios radiales y televisivos. Rebelde y polémico, está al frente de “La vida es bella” lunes a viernes de 13.30 a 15.30 por Canal 9 y “Edición Chiche” (Radio 10, AM 710, lunes a viernes de 18 a 21). “Mis broncas existen porque a veces siento que defraudo al público. Quiero ser el mejor y el que siempre llega primero a la noticia”, reconoce el periodista.



Dice que cuando los reflectores no lo alumbran va por la vida con “cara de culo” (sic) porque es tímido, y aunque demuestra una paciencia infinita, se lo nota incómodo a la hora de posar para las fotos. Esa imagen de fragilidad contrasta con la del transgresor que sale en pantalla o el que lleva adelante el mejor programa de la AM. Pero es cierto que el estilo Chiche Gelblung no se basa en el histrionismo sino en las ideas, que son muchas y las pone en juego. Hoy su escenario es “Edición Chiche” en la Diez, pero también “La vida es bella” por Canal 9. Sobre este último detalla: “Nació como un programa exclusivamente de salud, parecido al que hacía en el cable (adaptado a la TV abierta) pero terminó derivando hacia lo que es hoy. No puedo traicionar mi condición de periodista de actualidad, quedaba muy forzado. Además, con el tema de la salud no te bancás dos horas al aire”.
-¿Conforme?
-Estamos en un nivel aceptable, pero podemos dar el doble. Nos agregaron la peor hora del canal que es la que compite con “Cuestión de peso”, Mirtha Legrand e “Intrusos”. A pesar de estar condenados marcamos cuatro o cinco puntos en esa media hora imposible. Baja un poquito el promedio pero no nos perjudica demasiado.
-¿Tenés público cautivo?
-No creo que exista eso, el público es extremadamente infiel. Si tenés contenidos interesantes te siguen.
-Pero hay gente que te va a dar la confianza en un debut, ¿o no?
-Sí, hay una tracción (no “atracción”) hacia cierta persona. Hay un público que demanda que yo diga ciertas cosas sobre ciertos temas, sobre todo tenemos una marca en las cuestiones de los riesgos que corren los jóvenes y los adolescentes. También sabe que vamos a tratar de ser diferentes.
-¿Cuáles son tus virtudes?
-Sé que en un reportaje me manejo mejor que otros. Habrá quienes lo hacen mejor. Pero interesa cómo voy a abordar a ese personaje.
-Manejás bien los niveles de diálogo. Hablás con un “pibe chorro” y después con un economista, y un médico. Todos en su jerga y con sus códigos.
-Eso es porque el público me lo permite. Es un mérito, me lo debo haber ganado y se da sobre todo en la radio. Ahí tengo permiso para hablar con una modelo y a los 15 minutos con el ministro de economía. Y no le molesta ni al ministro ni a la modelo ni a la gente.
-¿La radio te “redimió” en el medio? Vos eras el amarillo, el polémico y ahora casi todo el mundo te reconoce, sobre todo por “Edición Chiche”.
-Siempre pagué el precio alto de ser diferente. Me animé a incorporar a la tele cosas que nadie hacía y que ahora son convencionales. Desde las operaciones (antes que en Estados Unidos) hasta bajar de peso. Avanzamos sobre zonas vírgenes. Cuando te pasa eso generás expectativa y susto. Pero las críticas eran del periodismo, no de la gente, que siempre me aprobó porque tiene una lógica distinta.
-¿Te molestan las críticas?
-De los periodistas nunca me inquietó. Desde la gráfica que las vengo sufriendo y peleando con ellos. A pesar de haber generado la revista más exitosa de la historia me criticaban por ir más allá. En “La Semana”, cuando hablamos de la devaluación pegamos un billete de un peso en cada tapa y fue una revolución. Lanata hizo cosas parecidas diez años después. Con Menotti hicimos dos tapas, una con la boca tapada y otra destapada para que la gente eligiera. Eso genera algo de rechazo.
-¿Hay vanguardia en los medios de hoy?
-No. Nadie. Hay escasez de audacia y de talento. Se copian a sí mismos y no generan nada nuevo. A nosotros en www.minutouno.com nos están copiando todos. Y eso que tienen pocos años de vida. Me cuesta explicarles los proyectos a los gerentes de programación. Parece que les hablás en un idioma que no entienden.
-¿Se verán cambios con los nuevos dueños del canal?
-Es todo muy reciente. Pero no me vuelvo loco por eso. Yo debo concentrarme en hacer bien lo mío, que es producir el programa y nada más. Ni siquiera tengo contrato, nunca me preocupé demasiado por eso.
-¿Qué buscás?
-Diferenciarme del resto. Cuando empecé con “Memoria” sólo se podía hacer periodismo en TV a la manera de Grondona – Neustadt. No podía ser que sólo se hablara de política y economía. Teníamos una puesta en el aire muy precaria, por ignorancia de la técnica. Pero contamos otra cosa y a los dos años todos hacían lo mismo. Hoy tenés a Mariano Grondona tratando temas policiales.
-¿Entonces?
-No sólo es una cuestión de talento. Siempre ser diferente cuesta más laburo y corrés más el riesgo de equivocarte. El lugar te lo tenés que ganar ofreciendo resultados. Y la gente espera cosas nuevas.
-¿En qué basás el éxito en la radio?
-Un altísimo porcentaje es de la emisora. La Diez es una locomotora impresionante. Además el medio te permite ser más uno. Soy más el de la radio que el de la televisión.
-¿Así de gruñón?
-Eso es un juego, que provoca que la gente se pregunte si es en serio o no.
-¿...?
-A veces es en joda, otras, no. Le da la frescura de lo que pasa. Mis broncas existen porque a veces siento que defraudo al público. Quiero ser el mejor y el que siempre llega primero a la noticia. Pretendo eso también en la tele. Otros se lo comen, yo lo exteriorizo. Y si un movilero me dice locuras, lo paro porque me pongo en el lugar del oyente. No me parece mal que se haga en público. Eso es la radio, no es un producto de laboratorio.
-A contramano de tus colegas, no hablás de televisión en la radio. Ni siquiera comentás los ratings.
-Jamás. Es una boludez y nunca me gustó. Es respeto, no me interesa el periodismo de periodistas ni mezclar los medios porque son autónomos. No puedo excluirme totalmente porque soy parte de la historia. Y el que pone la radio quiere escuchar hablar de radio. Tampoco me siento cómodo oyendo hablar de que tal programa anda bien o mal en la tele.
-¿Ves TV, escuchás radio?
-No, ni tengo tiempo ni quiero contaminarme. De a ratitos, estoy bastante desinformado y me doy cuenta de que la tele abierta tiene muy pocas propuestas diferenciadoras. No me enganchan. Sí miro fútbol.
-Por último. En este medio Betty Elizalde te acusó de mentiroso.
(Se ríe)-Me llamó la atención porque fue una agresión absurda, pero me lo tomé en joda. No sé de donde sacó que yo no viajé, como si tuviera que mostrar los pasaportes. Fue gratuito. Además, durante diez años fui la envidia del periodismo porque me la pasaba viajando. Era enviado especial permanente y cubría todos los eventos. Conocí lugares insólitos y di varias vueltas al mundo. Y casi no uso ese conocimiento al aire. Me causaron gracia sus dichos porque pretendían ser elogiosos. Aunque no fueron agradables.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina

4 de febrero de 2007