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jueves, 30 de noviembre de 2006

Gogo Safigueroa: “Sé más de tango que de cine”


Debutó en “Club de éxitos”, por Mitre, en junio de 1964 y no se fue nunca. En base a esfuerzo y perseverancia, y siempre con los comentarios de cine como referencia, el periodista y crítico consiguió armar una sólida carrera. Desde el pasado 3 de julio se lo puede escuchar en “Los Tres Berretines” (FM 2x4, 92.7, lunes a viernes de 16 a 18 hs.).
“Cuando entró a la 2x4 la “viuda de los Beatles”, sonamos. Nos prometió a Rómulo Berruti y a mí un cargo en la dirección de espectáculos, pero no pasó nada. No me fui de la emisora porque Dios es grande”.



Lo que sin dudas lo hizo más famoso fueron sus “perlitas”, esos errores de continuidad o acronías en las películas que el público de sus programas televisivos debía detectar para ganar premios. Sin embargo, José María Safigueroa es mucho más que eso y su relación con la radio viene casi desde la cuna. Es que su madre le puso su apodo, “Gogo”, porque así se llamaba un personaje de su radionovela preferida. Allí hizo sus primeras armas en los medios electrónicos, y es en la radio, - en la FM 2x4, la del Gobierno de la Ciudad -, donde hoy desarrolla su profesión.
-La gente te conoce como especialista en cine, pero estás en una emisora de tango. Contá cómo te acercaste a la música ciudadana.
-Siempre me gustó y considero que sé más de tango que de cine. El programa es la consecuencia de 42 años de radio. La gente me identifica más con el cine y menos con el tango. Tal vez porque cuando empecé estaba casi prohibido por los usos costumbres en los medios. Recién en 1980 me acerco tímidamente al género en la televisión, siempre con el cine como excusa. Con el éxito de Tango Argentino en el exterior, se tiene un rebote en el país y la mano cambia.
-¿Qué se escuchaba en los ’60?
-Empezaba el Club del Clan. El año clave para el tango fue 1957. Después empezó a declinar en su popularidad porque mantener una orquesta de doce músicos era muy difícil desde lo económico. Así, se redujeron las agrupaciones a tríos y cuartetos.
-¿Y los cantores?
-Julio Sosa, nada más. El único que acaparaba la atención de la juventud. Hasta su muerte en 1964. No sé por qué, porque para los tangueros clásicos no está ni entre los diez primeros. En esa década el tango se escuchaba más afuera que acá.

Semivacía, la sala de reuniones del octavo piso del Complejo Cultural San Martín luce enorme. Los ventanales dan una vista panorámica de Buenos Aires, y hasta entre dos edificios, se asoma tímidamente la punta del Obelisco. Gogo aprovecha este ámbito para fumar con fruición. Está con ganas de hablar y parece disfrutar de la charla.

-Retomemos el hilo.
-Bien. En el 2000 me había quedado sin laburo en la tele y vine a hablar con Rubén Machado. El se sorprendió de que no estuviera haciendo nada y me invitó a sumarme con dos programas: “La tangoteca” y “El tango y nuestra gente”, así me empecé a hacer conocido por mi relación con el tango. Le busqué la vuelta por el lado del tango temático o en el cine, para diferenciarme.
-Como un filatelista.
-Exacto. Eso me da un poco de bombo, pero después acá entró la “viuda de los Beatles” (N. De la R. Juan Alberto Badía) y sonamos. Nos prometió a Rómulo Berruti y a mí un cargo en la dirección de espectáculos, pero no pasó nada. No me fui de la emisora porque Dios es grande.
-¿Qué pasó cuando llegó la nueva administración?
-Me llamaron (creí que para echarme), me preguntaron cómo me sentía en la radio y contesté: “mal, creo que estoy desaprovechado”. “Nosotros también”, me contestaron. Me ofrecieron que hiciera lo que quisiera y así surgió “Los 3 berretines, tango, cine y fútbol”.
-¿Por qué elegiste ese título?
-Porque son los que marcan al argentino. Surge de una obra de teatro de Malfatti, en la los miembros una familia eran fanáticos de alguna de esas cuestiones. Así, el hijo era futbolero, un hermano tanguero y las mujeres de la familia, cinéfilas.
-¿Esos son los ejes del programa, no?
-Claro. Hablo de cine y tango, que son temas que domino, y el fútbol, sin ser un especialista, me gusta mucho. Igual, asocio el deporte con la música y las películas.
-Un clásico son las preguntas de los oyentes.
-Sí, eso sigue. ¡Me consultan cada cosa...! La mayoría de las veces son honestas, pero a veces me doy cuenta de que vienen con mala leche.
-¿De qué manera?
-Y... se nota que te quieren hacer mancar. Que te están preguntando algo con un libro en la mano y saben la respuesta. El tema es que esos libros yo también los tengo, y bien leídos. En fin, hay de todo.
-Vos trabajaste con Jorge Porcel en radio a mediados de los 80s.
-Sí, estuvimos en dos radios durante cinco años. Era un genio. Sabía de todo y lo que no, lo inventaba porque era medio mitómano. Una vez lo llevamos a un programa sobre el barrio de Belgrano, porque se nos había caído el entrevistado, y mentimos que había nacido allí (el Gordo era de Avellaneda). Fue impresionante, conocía cada esquina y se inventó cada anécdota que dejó a todos encantados. Así era Porcel.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina
Noviembre de 2006

domingo, 19 de noviembre de 2006

Felipe Pigna: “Apuesto a no caer en el ‘fast food’ histórico”

El historiador más mediático (él no lo considera un insulto) no para. Acaba de recibir un premio por su participación en la Rock & Pop, tiene al aire la segunda parte de “Algo habrán hecho (la historia continúa)” por Telefe y su libro “Los mitos de la historia argentina 3” encabeza la lista nacional de best sellers. “Mis charlas terminan siendo asambleas populares. Hace poco, en Tucumán recibí 140 preguntas escritas (...). Esto habla de la falta de foros donde la gente pueda debatir estos temas”



Nos recibe en su nuevo espacio, donde todavía se está instalando. Felipe Pigna consiguió una casa antigua, a media cuadra de su departamento del barrio de Caballito, y la está reacondicionando para convertirla en su estudio. Desde luego, lo primero que terminó fue la planta alta, donde acomodó su extensa biblioteca, que ya lo estaba asfixiando. Ahora trabajará más cómodo, pero cuesta imaginarlo más prolífico.
-Acabás de ganar el premio Eter 2006 votado por el público en el rubro Especialista temático por tu labor en “¿Cuál es?” (Rock & Pop, FM 95.9, lunes a viernes de 9 a 13).
-Estoy muy contento porque más que una columna es un miniprograma. Estamos hablando de 45 minutos sin pausas de publicidad ni musicales. Excede por mucho el espacio de una columna. Uno tiene miedo de la saturación, pero la gente pide más.
-¿Pautás el tema?
-Sí, pero ni Pergolini ni nadie lo sabe hasta que no estamos al aire.
-Estás en el programa más escuchado de la radiofonía. ¿Genera responsabilidad extra? De la Puente dice que no.
-La responsabilidad es la misma ante diez personas que ante millones. Da gratificación el rebote. Me encanta que sea así y no lo siento como algo especial. Mi trabajo con ellos funciona naturalmente, no tuvimos que adaptarnos.
-¿Tenés ganas de hacer otro programa solo?
-Sí, mucho. Me encantaría hacer uno de entrevistas, como el de Canal 7, que en cualquier momento vuelve.
-Debés exponer ante pares y alumnos en radio y televisión. ¿Cuidás los matices del lenguaje?
-Sí, pero no lo cambio mucho. Mis charlas académicas son muy similares a las de la radio. Lo importante no es el lenguaje sino el contenido. Estoy en contra del lenguaje acartonado y críptico de esos académicos que creen que la sapiencia pasa porque nadie los entienda. A mí me obsesiona que me comprendan todos; lo más complejo puede explicarse de una manera accesible.
-Te “acusaron” de divulgador.
-Sí, como si fuera algo malo, cuando es lo opuesto a la vulgarización. Esta última apunta a lo bajo, morboso y sensacionalista. La divulgación es hablar para muchos de temas que en apariencia son para pocos.
-Dolina me dijo que en TV para recuperar la inversión se suele ir al ritmo del más lento.
-En “Algo habrán hecho” no subestimamos al público. Y en esta temporada menos todavía. Hay más espacio para la reflexión, no se da todo masticado. Se apuesta a no caer en el “fast food” histórico.
-¿Qué período toma?
-Va desde 1852 hasta el suicidio de Alem (1896) y la llegada de los inmigrantes, que vienen a patearle el tablero a la oligarquía.
-Queda descartada entonces la trilogía.
-Sí, por lo menos habrá dos más. Estamos estudiando cómo relatar procesos tan complejos ya que, por ser de historia reciente, hay que dar los dos puntos de vista. Le vamos a encontrar la vuelta. La idea es llegar hasta 1983. A mí me gustaría terminar en el 2001, pero se verá cómo se desarrolla.
-¿Cómo fue producir esta nueva temporada?
-Tan duro como la anterior. El guión no es flexible como en una novela, hay que respetar los datos históricos y es agotador por la gran cantidad de escenas que hay que repetir desde distintas tomas. Igual lo hacemos con gran gusto. Con Mario (Pergolini) me llevo muy bien.
-Los personajes que armaron funcionan bien.
-Sí, ésos son guiños que hacen a la forma de contar. Mario sacrifica su cultura, que la tiene y mucha, para hacer la pregunta que se hace la gente.
-Y vos resignás histrionismo.
-Exacto. Los dos lo hacemos en función de equipo. Mario me dio un protagonismo muy importante.
-Les dieron el horario de los lunes a las 21.
-Excelente, lo festejamos mucho. Porque nuestra mayor preocupación es que lo vea la familia y que se vayan a dormir hablando de historia.
-¿Sabés contra quiénes competís?
-Sí, contra La Monita y “Telenoche”, pero mucho no se puede hacer porque ya está todo grabado. No hay lugar para ponerse melancólico.
-¿A partir de cuando un hecho es histórico?
-Hace poco estuve en un congreso de historia reciente en Italia y hay quienes consideran que, por la velocidad de las comunicaciones, lo que pasa ahora ya es historia y se deja pasar el tiempo para tener acceso a más documentación. El ejemplo es la guerra de Irak.
-¿No se mezcla con el periodismo?
-No, porque se encara desde el análisis de los hechos del presente a partir de su marco histórico. Para seguir con el ejemplo, quién fue Saddam, su relación con Estados Unidos e Irán y demás. La tendencia en los diarios importantes del mundo es tener un historiador que en una columna contextualiza cada noticia.
-¿En los medios argentinos pasa?
-No, tienen una visión antigua: llaman al historiador cuando lo necesitan por un tema de la materia, pero difícilmente lo convoquen para hablar del presente.
-¿Nuestras universidades preparan historiadores para ocupar estos lugares?
-No. Les enseñan una historia alejada de la realidad y de la actualidad. Casi sin conexión entre la universidad y la sociedad. Si los estudiantes se atuvieran en exclusiva al programa de la carrera serían una especie de “nerds” de la historia. Y a pesar de sus esfuerzos suelen estar en una burbuja a la hora de vincular historia y presente, que debe ser una de las virtudes básicas de un historiador.
-¿Vos cómo llegás a tu estilo?
-Me ayudaron los veinte años que llevo como docente. Mi preocupación por ser claro, que me entiendan y transmitir. La charla pública también ayuda a sistematizar las ideas.
-No hablás de clase ni de conferencia, sino de charla.
-Es que terminan siendo asambleas populares. Hace poco, en Tucumán recibí 140 preguntas escritas, algunas no relacionadas con temas históricos. Las contesto todas por respeto, pero aclaro que no soy “opinator”. Esto habla de la falta de foros donde la gente pueda debatir estos temas.
-¿Cómo va la venta de “Los mitos de la Argentina 3”, que acabás de editar?
-Espectacular. Agotó dos ediciones: sesenta mil ejemplares en cinco días, un récord. Un delirio, mucho más que los dos primeros. No es que uno venda libros sino que la gente los compra. Esto me enorgullece porque es un aval. El tomo llega a 1943, los albores del peronismo.
-También iba a ser una trilogía.
-Estaba planteado en cuatro, pero serán cinco porque éste me llevó más de lo que pensaba. Y como me siento libre de hacer lo que quiera con mi obra decidí cambiarlo. Aclaro que no es por motivos comerciales, aunque si alguien lo piensa me importa nada. Hace veinte años que estoy en esto de la investigación histórica, por lo tanto decirme que saco un libro por año no es serio.


Gustavo Masutti Llach
Mavirock Revista
Buenos Aires, Argentina
19 de Noviembre de 2006

domingo, 5 de noviembre de 2006

Edith Hermida: “Somos la única opción musical de la mañana"

Empezó como locutora de una radio alternativa, pasó al cable en Canal 26 y Siempre Mujer, y tuvo una incursión en la pantalla de América. En la FM tiene el antecedente de haber manejado la tarde de la 100 y hoy a Edith Hermida se la puede escuchar en la primera mañana de Radio Disney. “El despertador” (FM 94.3, lunes a viernes de 6 a 9).
“La estética Disney es dar un mensaje positivo (...). Es un medio familiar. Por eso se cuida el lenguaje, no se dicen malas palabras, no se gasta al oyente ni se hacen chistes internos. Esa es una diferencia con otras emisoras en las que trabajé”.


“‘El despertador’ es un programa muy musical y con una intensa relación con la gente –describe-. Se llama así porque despertamos al público con canciones a pedido. Nos metemos en sus historias y a veces se dan situaciones muy íntimas, muy lindas. La relación con la audiencia de la Disney es intensa, directa y respetuosa. Eso no lo viví en la 100 ni en ningún otro lado. Los oyentes quieren a la radio y te quieren a vos de verdad. Eso se logró”. Cada vez que puede se describe a sí misma como tímida, sin embargo, posa para las fotos con soltura y se divierte, aunque se sonroja si arrecian los gritos de sus colegas, con sugestiones de poses “non sanctas”. Edith Hermida contagia entusiasmo si habla de su profesión de locutora y conductora de radio. Y cuesta poco creerle cuando dice que es feliz frente al micrófono.
-¿Cómo funcionan los pedidos?
-Alguien programa un tema para otra persona, llamamos a esta última, le avisamos que debe sintonizar la radio (algunos todavía no conocen la emisora, aunque no lo creas) y le explicamos que quieren decirle algo. Ahí sale el mensaje grabado y luego la canción.
-¿Quiénes llaman?
-Hay muchos aniversarios, reconciliaciones y cumpleaños.
-¿No te pasó nunca como en Cadena 100 de España, cuando un viajante de comercio llamó a su mujer y lo atendió otro tipo? Se enteró que era cornudo al mismo tiempo que la audiencia del programa más escuchado del país.
-No, no. Es que por estar en esta empresa nos cuidamos mucho de que nos pase eso. Por eso producimos un poco antes, ponemos filtros. Igual, hay muchos amantes, mucha trampa en esto. Hay quienes te dicen que no quieren saber nada del que programó el mensaje. Esos casos no salen al aire, esa es la “estética Disney”.
-Describila.
-Es más internacional. Tenemos que dar un mensaje positivo. Por ejemplo, si rechazan a alguien le aclaramos que tal vez sea un buen momento para abrirle el corazón a un nuevo amor. Las trampas tratamos que no se noten demasiado, y los cuidamos a todos con sutilezas.
-¿El target de la radio es mayor que el que podría suponerse, no?
-Sí, es un medio familiar. Aunque la escuchen muchos chicos está pensada también para grandes. Y a la mañana están todos reunidos desayunando. Los nenes todavía no fueron al colegio y los mayores se están por ir a trabajar. Por eso se cuida el lenguaje, no se dicen malas palabras, no se gasta al oyente ni se hacen chistes internos. Esa es una diferencia con otras radios en las que trabajé.
-¿No tenés la contra de la rigidez?
-Si bien es cierto que está muy marcado lo que no podés hacer (que tiene que ver con el respeto al oyente y lo que hablamos recién), encontré una linda manera de navegar por lo permitido. Me encanta, por ejemplo, compartir la historia de vida de la gente, a partir de un mensaje y de una canción que le cuadra. Lo que puede parecer rígido es muy rico, y no está mal hablar sin malas palabras ni hacerse el vivo.
-La estética de la radio no admite que estés deprimida.
-Exacto.
-¿Qué hacés cuando no tenés un buen día?
-La trato de pilotear.
-Profesionalismo.
-Sí, claro. Aprendí mucho con los años a administrar la energía. Me sale automáticamente y no se nota si estoy de bajón. Por otra parte, disfruto una enormidad de esas cuatro horas frente al micrófono. En la tele puedo estar contenta o no, pero en la radio soy feliz. Es adictivo. De la televisión puedo prescindir, de esto otro no.
-Ustedes no pasan noticias...
-Nada.
-... en un horario en el que son la norma.
-Somos la única opción musical de la mañana. Con todo, la última vez que me fijé íbamos quintos, y los de arriba son todos grandes.
-¿Escuchás radio?
-Disney, claro, porque es muy “up” y eso a veces es necesario. A la competencia: Hit, Pop y 100, para saber en qué andan. Además Fernando Peña, que es genial y no tiene contras, aunque se nota que debe ser un tipo oscuro y jodido para laburar. Me encanta lo que hace Andy (Kusnetzoff) en “Perros de la calle”, la “Negra” Vernaci en la Rock & Pop, y cuando quiero bajar un cambio, pongo Blue. De la AM me gusta González Oro, es súper divertido, y también a Chiche Gelblung.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
05 de noviembre de 2006