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domingo, 27 de agosto de 2006

Víctor Hugo Morales: “Al fútbol lo estafan ante la indiferencia de la prensa.”

Pasada su polémica salida de Canal 7 (donde conducía “Desayuno”) hoy afirma que le alcanza con “Hablemos de fútbol” por ESPN y con los veinte años que lleva al frente de “Competencia” (Continental, AM 590, lunes a viernes de 19 a 21).

“No atiendo a la competencia. Leo pocos diarios, no escucho otras radios y le pido a mis compañeros que no me cuenten lo que dicen en otros programas.”.



Para pensar cada argumento se hunde en el respaldo y, mientras responde, juega. Modulando su voz, a la que Victor Hugo Morales domina como pocos, y liberando fragantes columnas de humo de su cigarro Cohiba, que en contraposición, vuelan rebeldes frente a su cara. “Después de tanto tiempo el entusiasmo a la hora de encarar el micrófono es el mismo de cualquiera que encara un trabajo que ama –asegura-. A veces me levanto con un poco de mufa, pero tenemos la suerte de realizar tareas muy vinculadas con lo artístico, lo creativo y ciertos valores humanos que nos importan”.
-¿Y el relato?
-Eso me regenera. Lo que me tiene desencantado es la parte crítica del periodismo de fútbol.
-¿Por qué?
-Porque se repiten perversidades y malicias. La corrupción sobrevuela el medio. Y el fútbol sufrió la mayor estafa que presencié en mi vida. Lo permitieron los dirigentes por incapacidad, negligencia o corrupción. Es un fraude colosal, que no tiene vuelta. Ahí están los clubes pidiendo un ciento por ciento de aumento en sus ingresos por TV, que es una manera de marcar cuánto te están afanando. ¿A quién se le ocurre pedir tanto, si no?
-¿Cómo te afecta?
-Me genera mucho dolor ver lo que pasa ante la indiferencia de la mayoría del periodismo, porque está supeditado a los intereses del medio que lo contrata, o por encandilamiento ante los protagonistas (nunca investigan, ni repreguntan ni van a fondo). Es nefasto.
-¿Bajaste la guardia?
-No, porque queda la inercia y la vocación ética. El impulso moral que nos lleva por la vida tomando partido y opinando ante lo que se nos presenta. Frente a un micrófono cumplo con mi responsabilidad.
-¿Atendés a la competencia?
-Jamás. No existe para mí. Leo pocos diarios, no escucho otras radios y le pido a mis compañeros que no me cuenten lo que dicen en otros programas. Me manejo con la información que generamos.
-Sin embargo, a partir de que Niembro se hizo fuerte al mediodía, “Competencia” viró hacia la opinión.
-Te diría que es muy poca la información que hay a toda hora. Imaginate a las siete de la tarde. Para poner una nota porque sí, sólo para tener una voz a la aire, prefiero escuchar a mis compañeros opinando, pensando, reflexionando. Los jugadores están hartos de hablar tanto, ya ni escuchan las preguntas. Se ponen el cassette porque responden todo el día cuestiones que encima pueden comprometerlos. Es verdad que nos volcamos a la opinión, pero coincidió con la etapa en que la infamia contra el fútbol, por parte de la TV y los dirigentes, se perpetró más que nunca. Esto dispara muchas opiniones, y hay varios en la mesa que somos pensantes. No sé si lo hacemos bien, pero pensamos.
-Una de las críticas que más se les escucha es a la superposición de partidos. Sin embargo, los cubren casi todos.
-Es natural. Es nuestro servicio a la gente. No porque haya muchos asesinatos vamos a dejar de dar noticias policiales.
-¿Pero no alimentan la saturación?
-No. Tomamos las cosas como son y cumplimos con nuestro trabajo. No puede ser de otra manera. Sería una incoherencia renunciar a algo. Por mi parte, me permito casi no relatar la Copa Sudamericana, que es una vergüenza. Fijate en el entusiasmo que hay en las canchas después de dos meses sin fútbol local.
-¿No le reconocés ningún mérito a Humberto Grondona, el presidente de AFA?
-Es tan fuerte el rechazo que me genera, por lo que me parece nocivo de su accionar, que no puedo. Porque no sólo es dañino para el mundo del fútbol sino también para la vida. Para la calidad humana a la que aspiro, para el tipo de hombre que sea un ejemplo desde los lugares dirigentes.
-¿Cómo explicas entonces el auge de popularidad del fútbol?
-Hay una dictadura de los medios y el maketing del fútbol es brutal en todo el mundo. Noto una baja de las expectativas de la gente y que las cubren a través del deporte. No sólo las sociedades de América Latina, sino también en el primer mundo. Estan tan alienados que encuentran su pertenencia únicamente cuando juega su equipo o su país. El auge no se puede explicar por el juego. Lo entiendo por el lado de un marketing que se hace fuerte en la debilidad de la preparación cultural de la gente. La juventud está tomada por el deporte, el teléfono celular, la computadora y la bebida temprana. En líneas generales no hay manera de escaparse de esto, porque a los jugadores te los meten por todos lados, y muchos pueden pensar que es algo trascendente para la vida. No es así, pero igual el fútbol, sociológicamente, se ha convertido en mucho más que la fiesta popular que permite escaparle a la depresión del domingo por la tarde. Es el rey de las actividades.
-¿Qué encontraste diferente en el Mundial?
-Disfruté mucho de la organización excelente. Lamento que cada vez haya menos periodistas en la cancha, pero esto es culpa de la FIFA, no de los alemanes. Había que ver a decenas de colegas colándose para ver los partidos de Argentina. A las radios nos daban sólo una entrada, que nos costaba 1400 dólares. Los comentaristas y todos los demás estaban como los adolescentes que entran de polizones a un baile.
-¿Esto era igual para todos?
-No necesariamente. Como el tema estaba en manos de TyC, por supuesto que para Radio Continental había siempre sólo una credencial.
-¿No hay modo de que te reconcilies con TyC?
-Nooo. De ninguna manera, ni se me ocurriría. Aunque no es un problema personal, a Avila le doy la mano en donde lo encuentro. Pero no por eso voy a dejar de decir lo que pienso.
-Lo pregunto porque ahí trabaja gente que respetás.
-No tiene nada que ver. A los periodistas de TyC los respeto, los comprendo, los justifico o los tolero. A veces me dan bronca. Después están los obsecuentes, que tienen hasta el alma alquilada, y los que hacen lo mejor que pueden, con las limitaciones lógicas de quien sabe dónde le aprieta el zapato. Nunca sacarán el tema de cuánto cobran los clubes por el fútbol, ni de la multiplicidad de torneos que perjudica el juego. Una cosa es la empresa y otra los periodistas. Aprecio a Fabbri, Pacini, aunque hago mal en dar nombres porque son como quince. La transmisión del mundial fue, en líneas generales, una vergüenza. Pero es culpa de la necesidad de transmitir 24 horas, con programas que no se sostienen ni media hora con la producción con que contaban.
-A propósito, tu salida de Canal 7 fue traumática. ¿Es verdad que te ofrecieron volver?
-Es cierto. Me llamaron del canal y me dijeron que podía hacer cualquier otra cosa que se me ocurriera, que no fuera “Desayuno”. Quisieron marcar que no había problemas conmigo. Es evidente que no había animosidad y trataron por todos los medios de generar un clima agradable.
-¿Todo bien, entonces?
-Bueno, a mi percepción no escapa que algo raro pasó después de mi postura ante la “plaza del sí” y las papeleras. Pero como lo que pienso es indefinido, prefiero no decir nada y manejarme con tranquilidad. Ellos entran a cubrir una tarea en el canal y quieren tener todo en un puño, como pasa en cualquier lado. Lo tomo en el contexto de mi vida.
-¿Es decir?
-En la televisión entrás y a los tres meses te echan de una patada. Yo estuve seis años: se terminó. No me hago el tonto, pero no quiero andar investigando.
-¿Qué tienen de cierto los rumores de un pase a otro canal?
-Poco, porque de los canales de aire sólo podría trabajar en Telefé (o Canal 7, con el tiempo), por diferentes motivos. Y no me hicieron ninguna oferta desde allí. Tampoco me estoy postulando, contesto tu pregunta. Además, ahora estoy disfrutando de la vida como loco.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina
Agosto de 2006

miércoles, 23 de agosto de 2006

Daisy May Queen: “Muchos no saben que me mudé a la Pop”


Vive su mejor momento. El reconocimiento a su trayectoria llegó de la mano de la dirección general de la FM Pop, donde además conduce “Radio Ranking Pop”. Como si esto fuera poco, también es la cara de los “Especiales Pop”, por Canal 9, donde presenta a cantantes consagrados.
“Me cuesta más ser natural en ‘Especiales Pop’ que en la radio. Sonrío de más o pongo gestos que no son propios. A veces me sale el Iser de adentro y me quedo dura como muñeca de torta”



A pesar de que asegura que en la calle no la relacionan con su “nuevo” cuerpo y de que por su éxito se intentó clonar su estilo en decenas de locutoras, Daisy May Queen consigue mantener la identidad. Así, cualquiera que se tope con ella en “Radio Ranking Pop” (FM Pop, 101.5, lunes a viernes de 9 a 13) o en TV en los “Especiales Pop”, los domingos a las 21, la identificará sin dudas. Aunque tal vez se sorprenda al verla treinta y siete kilos más liviana, pero con la frescura y simpatía de siempre.
-Fue un reconocimiento que te pongan a dirigir una FM tan importante, ¿no?
(Duda, sorprendida) -Lo veo más como un desafío. Te agradezco la opinión pero no es lo que estoy acostumbrada a escuchar. Porque al estar expuesta al frente de un programa tan popular, nunca nadie me halagó. Algunos me consideraban frívola, seguramente porque no me escucharon en profundidad.
-Siempre que hablamos de radio exhibiste un background, que pocos conductores tienen, en lo que hace a tecnología y tendencias mundiales. No es un halago.
-Por ahora prefiero que el reconocimiento llegue con el tiempo porque me confunde pensar en esos términos. Sí, me encantó que me lo ofrecieran, me sedujo mucho la propuesta. Estoy como un estudiante que sale del secundario y entra a la universidad.
-¿Cómo lo llevás?
-Francamente, todavía estoy aprendiendo cómo se maneja una radio. Estoy en la etapa de ajustar la idea que traía en la cabeza, porque no todo suena puesto al aire como te lo imaginabas.
-¿Tus funciones son sólo artísticas?
-Nooo, también administrativas. Si hasta tengo que pasar las horas extras. Está bueno, no es la primera vez que lo hago.
-¿Cuál es el balance a los seis meses?
-Siento que recién empiezo. Cometí errores, claro.
-¿Cuáles?
-Lanzaba canciones muy rápido. Hay temas que requieren un tiempo de maduración y hay que esperarlos. No necesariamente hay que pasarlos en el momento en que salen. Como locutora me enojaba y no aceptaba que no me dejaran programar una canción nueva. Bueno, ahora lo entiendo. A veces hay que aguardar hasta que la gente las pida.
-Definí el target de la Pop.
-No quisiera tenerlo definido porque nos escucha gente de todas las edades, pero de hecho existe: menores de treinta y cinco años, de clase media.
-¿Cómo los trata el rating de Ibope?
-Al principio muy bien, después bajamos un poquito y ahora tratamos de estabilizarnos.
-¿Te preocupa más el tema que cuando eras locutora?
-No, al revés. Ahora tengo otros elementos que me ayudan a clarificar la cosa. Es una cuestión de tiempo, pero las señales son más que propicias.
-¿Quiénes son tus competidoras directas?
-La 100, Disney y 40 Principales. Es raro competir contra lo que era la Hit, casi como contra uno mismo. Ya me pasó esos años que me fui a radio Uno, cuando también ocupaba el mismo horario que dejé, y no le podía ganar a mi sombra.
-Bueno, pero ahora hubo afiches en la calle...
-Sí, pero no me reconocen porque bajé treinta y siete kilos. Los taxistas no me quieren creer que soy yo.
-Me llamó mucho la atención la reacción de los medios ante tu transformación. Que te digan: “Ahora estás linda”...
-A mí también me sorprendió. Significa que la sociedad ahora me acepta o que cubrí las expectativas de la gente, porque la belleza de una persona pasa por otro lado. Tampoco analizo retroactivamente, me siento bien ahora. Disfruto.
-¿Tenías alguna puerta cerrada?
-Ahora me doy cuenta de que sí. Pero nunca me rendí. Mi mayor satisfacción es que gorda conduje un programa de treinta puntos de rating (“Operación triunfo”). Ahí lo logré, aunque ya había empezado la dieta.
-Y hoy en “Especiales Pop” te seguís codeando con estrellas como Cristian Castro, Ricardo Montaner, Chayanne e hicimos a Robbie Williams, Arbol, Axel, Belanova, Fabiana Cantilo, Il Divo, y La Oreja de Van Gogh, entre otros.
-Sí. Quería que el programa de la tele tuviera el nombre de la radio incluido porque así me asociaban. Mucha gente todavía no sabe que me mudé de emisora. El programa tiene mucha producción porque se divide en tres: el concierto, la entrevista y el documental, que cuenta la historia del artista, donde se habla con la familia, sus compañeros de escuela y gente que tuvo que ver con su desarrollo, todo original.
-¿Qué debés modificar de tu lenguaje en televisión?
-Me cuesta mucho más ser natural en pantalla que en la radio. Me suelo descubrir sonriendo de más o poniendo un gesto que no es mío. Me sale el Iser de adentro y me quedo dura como muñeca de torta. Sobre todo cuando estoy presentando, porque en la entrevista estoy muy cómoda.
-¿Se soluciona con “horas de vuelo”?
-Eso espero. En comparación con otra gente no tengo casi ninguna.
-Contra lo que se piensa, ¿el vivo es más fácil?
-Así me dicen. Tengo amigos que se equivocan mucho cuando graban y en directo, nunca.
-¿Y la competencia?
-Dura. Arranqué contra “El último pasajero”, el programa de juegos de Dady Brieva y Mariana Fabbiani. Pero somos una opción diferente. Los artistas convocan, es obvio que no me miran a mí. Soy simplemente el cartero.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina

Agosto de 2006