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martes, 20 de enero de 2004
sábado, 3 de enero de 2004
Samuel "Chiche" Gelblung: "Cada gobierno tiene su corte de obsecuentes mediáticos"
La receta del éxito de Samuel "Chiche" Gelblung es tan conocida como irrepetible: Una taza de creatividad, una cucharada de humor, mucha información y esfuerzo y una pizca de escándalo. Todo mezclado y horneado en el calor sofocante del verano porteño. Barato, sabroso y rendidor. El menú lo sirve tanto en la televisión como en Radio 10 (AM 710, "Edición Chiche", lunes a viernes a las 17).
-Le tocó trabajar en enero.
-Como siempre.
-¿Cambia el tono radial en verano? Alguna vez usted me dijo que usted "mostraba culos por radio".
-Eso era lo que funcionaba. Ya no es novedad porque me parece que hay un nivel alto de saturación. A lo mejor lo gastaron la televisión y la gráfica, pero ya no hay una voracidad por eso. Cansó. No es que como es una época liviana la gente quiere liviandad. Siguen pidiendo información. Claro, como no pasan tantas cosas, hay tiempo para cosas menos calientes pero más profundas.
-¿Por ejemplo?
-Empezamos a discutir cómo debía ser el arquetipo del argentino del futuro, qué características debería tener. Eso en una época de lío bárbaro no lo podés hacer.
-¿Cuál fue el tema que más pegó en este verano?
-No te lo puedo decir porque no llevo registro. Por más que la gente se enganche con un tema, no me quedo ahí. Me muevo antes de que se cansen. Todo los días hago un programa nuevo, sin continuidad.
-¿Cómo ve a la sociedad?
-Tiene la necesidad de creer que todo va a ir mejor. Los datos de la economía acompañan, está bien. A mí me parece todo insuficiente. Hay que tener en cuenta que estábamos en el fondo del precipicio, y estamos saliendo. Igual, me parece ingenuo creer que esto es todo lo que tenía que pasar. Se deben hacer más cosas para revertir la sensación de un país hecho pelota. Tocamos fondo, por lo tanto no es la realidad salir con dos buenas cosechas de soja.
-¿Qué habría que hacer?
-Promover las cosas que deben cambiar para salir adelante. Todavía estamos en el infierno y la gente supone que estamos en el Paraiso. Hay que hacer grandes esfuerzos, y pasar por momentos difíciles. Pero se necesita creer que estmos bien.
-¿Montados en esta necesidad aparecieron e los medios aduladores "chupakirchner", parafraseando a aquellos periodistas "chupamenem"?
-Con mayor o menor nivel siempre hay alcahuetería del oficialismo. Cada gobierno tiene su corte de obsecuentes mediáticos, y en el caso de Kirchner, no me parece ni mayor ni menor que en otras épocas. Probablemente lo que llama la atención es que haya personajes exóticos haciendo de oficialistas. Qué se yo, llama la atención ver a un (Horacio) Verbitsky oficialista. Un tipo que pasó quinquenios como opositor. Es extraño ver a un personaje emblemático de la oposición convertido en un vocero del gobierno. Repito: es raro.
-¿Es criticable?
-No, porque lo hace desde sus convicciones. Sí critico la sensación de que "ya está todo bien". No somos Suiza, más allá del triunfalismo excesivo.
-¿Esto se da también en radio?
-En todos lados. Tal vez el caso de los diarios sea más notable porque los titulares son de alto impacto. Usar título catástrofe para anunciar que subió la producción industrial es curioso.
-¿Nota que se instaló una mirada romántica de los setenta?
-No puede haberla porque fue una década de sangre. Noooo. Estamos muy lejos de eso, hoy lo más grave que te puede pasar es que te quedes frenado por un piquete que toca el bombo. Las épocas no se parecen en nada.
-¿Y de dónde sale esto?
-Lo que sí hay es la reivindicación de un proyecto, que encaró Cámpora, y que quedó frustrado a los cuarenta y nueve días de gobierno cuando Perón asumió el mando y lo echó. El proyecto, si bien no era montonero, tenía connotaciones de la tendencia revolucionaria peronista. Hoy son gobierno muchos de aquellos protagonistas. Obeid era montonero, y varios otros gobernadores. El mismo presidente formaba parte del peronismo revolucionario, sin ser montonero. Es una manera de decir: "al final lo logramos".
-Cambio de tema. ¿Escucha radio?
-No, nunca. No tengo tiempo, sin embargo, lo cierto es que no puedo escucharla porque me contaminaría. Prefiero arrancar de cero y trabajar sobre mi propio discurso. Puede ser que la ponga en el auto, pero no conozco a los conductores ni sus estilos.
-¿Tuvo maestros?
-No soy un hombre de radio. En la gráfica sí, (Carlos) Fontanarrosa me enseñó mucho, me modeló desde lo periodístico. Después no tuve grandes referentes. Aunque no imitaba a nadie.
-¿Y como hombre de gráfica qué le pasó por la cabeza la primera vez que vio en la calle un afiche con su cara?
-Me acuerdo, lo tengo marcado. Fue una promoción de la radio. Era raro, porque nunca lo busqué. Lo que me jodía mucho por entonces era que para la gente yo empecé a existir a partir de que aparecí en los medios electrónicos (radio y TV). Venía de una carrera muy larga en la gráfica y me preguntaban "¿de qué laburabas antes?". Me daba bronca, porque parecía que no se respetaba la trayectoria. ¡Era periodista, no verdulero!
-¿Se siente criticado?
-No, nunca me pegaron demasiado. A veces me dan con afecto y otras con ironía, pero por lo general me trataron siempre muy bien. La verdad es que no puedo quejarme, por más que alguna vez digan o escriban algo que a uno no le gusta.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Enero de 2004
-Le tocó trabajar en enero.
-Como siempre.
-¿Cambia el tono radial en verano? Alguna vez usted me dijo que usted "mostraba culos por radio".
-Eso era lo que funcionaba. Ya no es novedad porque me parece que hay un nivel alto de saturación. A lo mejor lo gastaron la televisión y la gráfica, pero ya no hay una voracidad por eso. Cansó. No es que como es una época liviana la gente quiere liviandad. Siguen pidiendo información. Claro, como no pasan tantas cosas, hay tiempo para cosas menos calientes pero más profundas.
-¿Por ejemplo?
-Empezamos a discutir cómo debía ser el arquetipo del argentino del futuro, qué características debería tener. Eso en una época de lío bárbaro no lo podés hacer.
-¿Cuál fue el tema que más pegó en este verano?
-No te lo puedo decir porque no llevo registro. Por más que la gente se enganche con un tema, no me quedo ahí. Me muevo antes de que se cansen. Todo los días hago un programa nuevo, sin continuidad.
-¿Cómo ve a la sociedad?
-Tiene la necesidad de creer que todo va a ir mejor. Los datos de la economía acompañan, está bien. A mí me parece todo insuficiente. Hay que tener en cuenta que estábamos en el fondo del precipicio, y estamos saliendo. Igual, me parece ingenuo creer que esto es todo lo que tenía que pasar. Se deben hacer más cosas para revertir la sensación de un país hecho pelota. Tocamos fondo, por lo tanto no es la realidad salir con dos buenas cosechas de soja.
-¿Qué habría que hacer?
-Promover las cosas que deben cambiar para salir adelante. Todavía estamos en el infierno y la gente supone que estamos en el Paraiso. Hay que hacer grandes esfuerzos, y pasar por momentos difíciles. Pero se necesita creer que estmos bien.
-¿Montados en esta necesidad aparecieron e los medios aduladores "chupakirchner", parafraseando a aquellos periodistas "chupamenem"?
-Con mayor o menor nivel siempre hay alcahuetería del oficialismo. Cada gobierno tiene su corte de obsecuentes mediáticos, y en el caso de Kirchner, no me parece ni mayor ni menor que en otras épocas. Probablemente lo que llama la atención es que haya personajes exóticos haciendo de oficialistas. Qué se yo, llama la atención ver a un (Horacio) Verbitsky oficialista. Un tipo que pasó quinquenios como opositor. Es extraño ver a un personaje emblemático de la oposición convertido en un vocero del gobierno. Repito: es raro.
-¿Es criticable?
-No, porque lo hace desde sus convicciones. Sí critico la sensación de que "ya está todo bien". No somos Suiza, más allá del triunfalismo excesivo.
-¿Esto se da también en radio?
-En todos lados. Tal vez el caso de los diarios sea más notable porque los titulares son de alto impacto. Usar título catástrofe para anunciar que subió la producción industrial es curioso.
-¿Nota que se instaló una mirada romántica de los setenta?
-No puede haberla porque fue una década de sangre. Noooo. Estamos muy lejos de eso, hoy lo más grave que te puede pasar es que te quedes frenado por un piquete que toca el bombo. Las épocas no se parecen en nada.
-¿Y de dónde sale esto?
-Lo que sí hay es la reivindicación de un proyecto, que encaró Cámpora, y que quedó frustrado a los cuarenta y nueve días de gobierno cuando Perón asumió el mando y lo echó. El proyecto, si bien no era montonero, tenía connotaciones de la tendencia revolucionaria peronista. Hoy son gobierno muchos de aquellos protagonistas. Obeid era montonero, y varios otros gobernadores. El mismo presidente formaba parte del peronismo revolucionario, sin ser montonero. Es una manera de decir: "al final lo logramos".
-Cambio de tema. ¿Escucha radio?
-No, nunca. No tengo tiempo, sin embargo, lo cierto es que no puedo escucharla porque me contaminaría. Prefiero arrancar de cero y trabajar sobre mi propio discurso. Puede ser que la ponga en el auto, pero no conozco a los conductores ni sus estilos.
-¿Tuvo maestros?
-No soy un hombre de radio. En la gráfica sí, (Carlos) Fontanarrosa me enseñó mucho, me modeló desde lo periodístico. Después no tuve grandes referentes. Aunque no imitaba a nadie.
-¿Y como hombre de gráfica qué le pasó por la cabeza la primera vez que vio en la calle un afiche con su cara?
-Me acuerdo, lo tengo marcado. Fue una promoción de la radio. Era raro, porque nunca lo busqué. Lo que me jodía mucho por entonces era que para la gente yo empecé a existir a partir de que aparecí en los medios electrónicos (radio y TV). Venía de una carrera muy larga en la gráfica y me preguntaban "¿de qué laburabas antes?". Me daba bronca, porque parecía que no se respetaba la trayectoria. ¡Era periodista, no verdulero!
-¿Se siente criticado?
-No, nunca me pegaron demasiado. A veces me dan con afecto y otras con ironía, pero por lo general me trataron siempre muy bien. La verdad es que no puedo quejarme, por más que alguna vez digan o escriban algo que a uno no le gusta.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Enero de 2004
jueves, 1 de enero de 2004
Rolando Hanglin: "Saber que estás gastando un dineral ya no te hace sentir bien"
El hombre tiene su sello. Rolando Hanglin supo armar su personaje (o personalidad) compaginando opiniones polémicas y conductas que escandalizan a los puritanos, con el buen decir y una postura reflexiva y por momentos naif. Este es el Lani que todas las mañanas ("R.H. Positivo", lunes a viernes de 9 a 13 por Continental, AM 590) surge de los receptores de radio. El mismo que, ante la mirada atenta de Emiko, su pareja, charló con AHORA con la excusa de la presentación de su "Las 7 verdades del sexo", donde acompañado por Florencia Ibáñez, saldrá a escena los domingos a las 21,30 en La Subasta de Mar del Plata. "Esta vez cambiamos todo el espectáculo -asegura-. En general se modifican sólo algunos chistes, remates o situaciones. Pero a Mar del Plata llevaremos un show totalmente nuevo. Ya testeamos la mitad del material en una presentación en San Isidro y funcionó bien".
-¿Qué vas a hacer con la radio?
-Voy a aparecer todos los días desde allá. Haré una salidita diaria, una acuarela de verano.
-Como solías hacer desde el Caribe.
-Exacto, pero esta vez desde Mar del Plata. Son tres semanas. Después volveré a Buenos Aires y viajaremos a Mar del Plata los fines de semana.
-Una diferencia grande, ¿no?
-Sí, pero estoy esperando para poder volver a los viajes a lugares remotos. Lo que pasa es que los costos han variado mucho y ya no es la misma alegría. Saber que estás gastando un dineral ya no te hace sentir bien. Además, no puedo. Es muy difícil de bancarlo y te queda la sensación de que hiciste una locura. No es razonable gastar tanto.
-¿No quedan destinos posibles?
-El que está más a tiro es Miami, que no cambió tanto. Pero ya está muy visto. E ir a los lugares realmente piolas de Miami cuesta muy caro. Porque como se acabaron los charters, entonces no da ir a destinos exóticos. Todo es una ecuación económica que no depende de mí. Habrá que encarar el desafío de buscarle la vuelta.
-¿Escuchaste algo nuevo en la radio de 2003?
(Piensa)-No, no creo. Nuevo, revolucionario, no encontré nada. Siguen teniendo vigencia los clásicos.
-¿No hubo apuestas fuertes por la crisis económica?
-Puede ser, pero además la radio no es un medio para apostar fuerte. La relación con la radio se construye a partir de hábitos, costumbres e intimidades. La radio tiene secretos que no se notan a primera vista, o en una primera audición. Si prendés el aparato y girás el dial te vas a encontrar con que Alejandro Apo tiene magia, arte y poesía, y con que Baby Etchecopar es un superdotado, por ejemplo. Pero no son apuestas fuertes, son un "taponazo".
-¿Entonces el éxito lo marca más la permanencia que la planilla de rating?
-Tiene que ver con que un tipo se afirme, se sienta cómodo y su personalidad aflore. No es un flash, es sentirse seguro.
-Hablando de seguridades, ¿es verdad que no dejás a tu hija que sea nudista?
-Nooo. No es cierto. Mis hijos no tienen ningún problema con ser nudistas.
-¿Y de dónde salió esta versión?
-Lo que pasó fue otra cosa. El tema es que a los chicos adolescentes, en general, no les gusta mucho el nudismo. Se sienten incómodos porque es una edad que no se presta. Tal vez en Francia o en Alemania, que son países re-nudistas, no tendrían problemas porque a nadie le llama demasiado la atención. En cambio aquí, para un muchacho o una chica de esa edad es muy fuerte. Pero sí que los dejo. De hecho, cada tanto lo practican, aunque no con fanatismo, porque no les gusta.
-Otro tema: ¿Afirmaste que podrías haber sido montonero?
-Sí.
-¿Qué fue lo que te hizo optar finalmente por el hippismo, entonces?
-Podría darte mil respuestas floridas. ¿La verdad? Me marcó la muerte de mi padre. Porque fue un impacto muy fuerte y es una experiencia que siempre te cambia el punto de vista sobre la vida. Yo a los dieciséis años era un pibe muy rebelde y contestatario. De pronto me encontré con que no tenía contra quién rebelarme. Me cambió mucho la mentalidad.
-¿Entonces en vos lo revolucionario no pasaba por lo dogmático sino por lo edípico, lo psicológico?
-Y... sí. En mí sin dudas que era así.
-¿Y en los demás?
-Tal vez tuvo algo que ver, sí. Era una mezcolanza impresionante de ideologías. Yo la vi nacer. Creo que lo que los fascinaba era la aventura. En mi opinión, básicamente, la guerrilla fue la aventura de la toma del poder. Este sentimiento era más fuerte que lo ideológico o lo psicológico. No era la historia de un grupo de víctimas sino de unos aventureros que desafiaron y quisieron tomar el poder. Una aventura muy peligrosa, como todas.
-¿Hoy se la revive con romantiscismo?
-Puede ser. Depende de qué lado viviste esa historia. No la recuerdo con romantiscismo, pero es una época que me atrae. Me parece que a los cincuenta y pico de años tengo una mirada diferente, más madura, de lo que pasó en los setentas. Mi visión de la vida ahora es más maura, más equilibrada y con mayor compasión.
-¿Por quiénes?
-Por todos los que intervinieron en ese drama.
-¿Todos?
-Los que se sublevaron, los que reprimieron y los que miraban para otro lado. Todos somos dignos de compasión porque hicimos lo que pudimos. Así lo veo yo.
-¿Los torturadores y los que ponían bombas están incluídos?
-Todos los seres humanos tenemos derecho a la compasión. Y cada uno en esa época muy difícil hizo lo que pudo. Todas las épocas son difíciles, pero tenemos que tratar de volar un poco más alto que las alpargatas, si es posible. Ahora es fácil juzgar. No hay dificultad en contar cómo fue el pasado. Incluso para mí, porque ahora no pasa lo de entonces. En aquella época estábamos todos muertos de miedo. Y el terror te hace decir y pensar en hacer disparates.
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
Enero de 2004