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viernes, 25 de octubre de 2002

Hugo Guerrero Martinheitz: "Soy capaz hasta de trabajar gratis en una radio trucha."


Verdadero prócer de la radio, Hugo Guerrero Martinheitz dio un vuelco a su vida en poco tiempo. "Hace algo más de un año y medio estaba desocupado y ahora casi no tengo un minuto de tiempo libre", confiesa. Hoy es el dueño de las tardes de domingo en Radio 10 (AM 710, "Reencuentro", de 15 a 18) y de las de la semana en Belgrano (AM 950, "El show del Guerrero", lunes a viernes de 14 a 18) y sentencia: "Fue gracias a mi audacia".
-¿Por qué?
-Acababa de salir de una operación de cáncer y la producción del programa de Chiche Gelblung me había llamado para una entrevista telefónica. Les dije que no los podía atender en ese momento, pero que podía visitar la radio, y aceptaron encantados. Una vez allí, Chiche no me creyó que no tenía dinero ni trabajo. Está claro que la gente no recuerda la cantidad de veces que me levantaron el programa y que tengo tres hijos. La participación en Edición Chiche me abrió la puerta porque, una vez estabilizado, me acerqué al señor Hadad (que comanda la emisora) y le pedí hacer un programa propio. Así fue. Después me ofrecieron hacer locución en "El día que..." por Canal 9, pero todavía ni tiene fecha de salida al aire.
-¿Cómo llega a Belgrano?
-Del mismo modo. Cuando me enteré que asumían los nuevos dueños me presenté ante el señor Maharbiz y me ofrecí. De inmediato me contrató.
-¿Qué diferencias encuentra entre una y otra emisora?
-Sobre todo, la enormidad de oyentes que la 10 tiene en todo el país y en el exterior (vía Internet). Belgrano ofrece el desafío de volver a tener el esplendor de otra época (allí triunfó con el inolvidable "Show del minuto" en los ´60). Es difícil pero una linda tarea para encarar. Si Radio 10 me echa (su contrato termina hoy) lo voy a sentir mucho porque amo a mi trabajo. Soy capaz hasta de trabajar gratis en una radio trucha.
-¿Esta vez guardará dinero?
-Si no tengo...
-Estuvo a punto de ser el locutor de Pulsaciones.
-Sí. Lo llamé también a Adrián Suar para ofrecerme, me probaron y no tuve la habilidad necesaria para hacerlo. Me pagaron los tres capítulos cero que grabamos y me dijeron que no quedaría.
-Me cuesta creer que haya fallado en lo técnico. ¿Fue por una cuestión de estilo?
-Creo que sí. Hay modas y tal vez yo no encaje ahora. Llegará el momento en que se vuelva a requerir escuchar al locutor.
-Ahora se exige velocidad.
-Sí, es una lástima que los argentinos, con tanto talento disperso, sólo nos dediquemos a copiar lo que otro hace con éxito. ¿Por qué le damos la razón a los uruguayos en esto de que somos todos ladrones y lo manifestamos a través de la pantalla o el micrófono? Ahora estoy hablando a una velocidad y tú puedes seguirme porque me prestas atención. En la radio esto no siempre pasa con el oyente. En TV todos gritan a la vez y no puedes escuchar a nadie.
-¿No hay lugar para la pausa, la reflexión o la poesía entonces?
-Así parece. No hay tempo. El ritmo y la velocidad son aceleradas. Los medios han caído en manos de pseudoproductores que aprenden el ABC traído por gente de afuera y lo ponen al aire sin más. No advierten que hace falta darle personalidad a un programa para que triunfe. Todos los animadores son iguales. Por ejemplo, es evidente que a Julián Weich lo pusieron a ver tapes de Pepe Biondi.
-El dice que es admirador y sólo lo homenajea.
-Puedes copiar la impronta de Frank Sinatra al cantar pero no tratar de ser igual. Agénciate a su público pero ten en cuenta que si no eres tú mismo lo perderás. Aquí se saltean la última parte. Todos son iguales. Es como cuando les da por mostrar trastes. Ahora se les fue esa necesidad a todos juntos.
-¿Este ritmo alocado surge de los imitadores de Marcelo Tinelli?
-Una mujer me dijo: El éxito de Tinelli es que usa el mismo humor que teníamos en el secundario. Claro, esa mujer ahora tiene 40 años y hay una nueva generación que se ríe de otras cosas y ya no quiere a Marcelo. Pero él sigue en la misma y no se resigna a dejar de ser el número uno a pesar de su jerarquía. Debería hacer pequeños cambios para que la gente acepte al nuevo hombre que ahora es Tinelli: maduro y millonario.
-Las nuevas generaciones no incluyen a hombres de radio como usted, Larrea, Carrizo. Gente que maneja desde el micrófono a la consola y pueden salir al aire solos. ¿Hoy se privilegia saber márketing?
-Sin dudas. Hay que aceptar el cambio de milenio. Estos cambios incluyen nuevas profesiones. Ser locutor era una novedad a comienzos del Siglo XX. Hoy los jóvenes llegan con una velocidad cibernética pero deben aceptar que serán superados por los niños de siete años en poco tiempo porque son más rápidos (remata con su risa característica). Esto es difícil de asimilar pero es ley de vida. Del mismo modo que desaparecieron los escribas, los carpinteros o los carreros. Lo mismo pasa con aquellos hombres de radio. Pero a mí me gusta lo que pasa con la juventud y su velocidad. Porque cuando ellos crezcan, a partir del autodidactismo, estarán en condiciones de brindar una radio como la que merece la inteligencia de los argentinos.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica - Buenos Aires
Octubre de 2002


lunes 12 de febrero de 2001
Hugo Guerrero Martinheitz: "Quedó el fantasma de soy conflictivo"