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domingo, 23 de mayo de 1999
Lalo Mir: "No como vidrio y sé que cuando pasan los años se va perdiendo la fuerza y la locura".
Arranca su programa, "Animal de Radio" (Rock & Pop, lunes a viernes de 19,00 a 21,00) desmenuzando una noticia de CRONICA:"Prohíben los panchos y las garrapiñadas en la vía pública". Lalo Mir se escandaliza y se ríe. Apenas comenzada la charla con AHORA toma una corneta de cancha y juguetea. Loco y lúcido, se la pega en la cabeza, la usa de bonete y refrenda cada comentario suyo que le gusta con un sonoro "¡prtuuóóóó!".
-Ya van quince años en la Rock & Pop (con algún intervalo) y parece que con la misma energía...
-Me alegra mucho que me digas eso. Uno siempre cree que no tiene la misma polenta. No como vidrio y sé que cuando pasan los años se va perdiendo la fuerza y la locura. Pero trato de imponerle a todo lo que hago un espíritu que pasa por una manera de ser y hacer radio. Habría que ver si no te parece eso porque vos envejeciste conmigo y de pronto, la misma polenta surge de haber bajado esos mismos escalones. Quizá no sea igual para un pibe de quince años. Es todo tan subjetivo...
-Los futbolistas "veteranos" dicen que corren menos pero mejor y en el sexo no se tiene el mismo ímpetu a los 35 que a los 20 pero los encuentros son mejores por la experiencia. ¿Se da ese paralelismo en la radio?
-Sí. Siento que tengo más dominio sobre la cosa total. También tengo otro tipo de goce. Antes, en "Radio Bangkok", por ejemplo, todo era más caótico y menos previsible. Se disfrutaba de un modo más chispeante, más brillante. Hoy me encanta encontrar la palabra justa o el tono preciso. O ver que la idea que queres expresar y lo que decís es bastante aproximado.
-Aquello era frenético.
-Sí, más "esquizo" y lanzado también. Era otra Argentina. Los ´80 eran más locos.
-Una primavera.
-Exacto. Se palpaba el desenfreno post-militarista. La democracia nos había rejuvenecido.
-¿Ahora no se pueden decir más cosas?
-De hecho se dicen. Antes se jugaba con los límites. Hoy no existen. Pongo la radio y me sorprendo escuchando a personalidades que tienen un modo de hablar que era impensado hace quince años. Hay un señor del informativo, de saco y corbata, que se sale de las noticias y recibe a la locutora con un: "¡¿Cómo estai, negra?!". Se contagiaron de la locura de los ´80. Entienden que hay que desacartonarse y que para llegar a más gente se debe lucir un poco guarro, insolente o como en el barrio. Se acabó la voz acartonada de los ´70 que decía: "Trrransmite..."
-Asegurás que consumís radio. ¿A quiénes?
-Hago zapping: Larrea, Biasatti, el "Cholo" Castañón, el "Negro" González Oro, Pergolini, Di Natale, la "Negra" Vernaci, Mateyco, "Chiche" Gelblung, Jorge Rial... de todo. Esto es lo que escuché en los últimos dos días. Tengo el dedo inquieto. Cambio, voy, busco, me divierto. Dejo cinco minutos a uno y lo saco. Paso por radio Clásica y de cuartetos. Descubro emisoras de las colectividades. Hace poco encontré un programa de los peruanos. Ahí anunciaban un restaurante y me fui a comer laocopa, papas a la huancaina y un ceviche "de miedo". La radio enseña tanto... No hay que quedarse clavado en el dial. Es como leer siempre el mismo libro.
-¿Es la tendencia normal del oyente?
-Sí, pegan Rock & Pop o Rivadavia y la dejan. Se hacen fanáticos. Yo nunca fui así. Salvo cuando iba al secundario y "El show del minuto" de Hugo Guerrero Martinheitz era una especie de misa (para alguien religioso).
-¿De él tomaste algo?
-Montones de cosas. Que no hago para nada. Como en Siddarta, el buen alumno aprende del maestro y hace otra cosa. Los disparates que él decía en aquella época despertaron en mí fórmulas para ir descubriendo otras formas de expresarme.
-Arrancaste con Mario Pergolini en la misma época y tomaron caminos distintos. El se estabilizó en TV, con su productora...
-¿Tuvo más suerte que yo?
-No sé, ¿fue así?
-No me tocó eso. No pienso en ser el otro. Tal vez me hubiera gustado. Pienso en sus responsabilidades y me asusta. Sin embargo, entre el ´75 y el ´86 participé de equipos de producción que tenían bajo el ala a más de 60 horas de radio por día. Lo disfruté y aprendí. Hoy soy guionista, musicalizador, locutor, conductor, operador, productor. Un animal de radio. Después, en el ´82 empecé en 9 PM en Del Plata, con Elizabeth Vernaci y lideré la sintonía en AM y FM durante cuatro años. Fue el primer programa loco o desencajado de la radio.
-Tenes un columnista de lujo: Charly García.
-No es García. Es "Say no more". Es Constant Concept, una nueva escuela filosófica. No es personal.
-Se lo escucha con una lucidez poco habitual en los últimos tiempos.
-Tiene días en que está más loco. Sabemos que es una persona más hiperbólica, más exagerada. Entonces se le nota más. Pero es lo que le pasa a todo el mundo. Hoy sonó como un señor inglés que toma el té. Pero la otra vez le tocaron el timbre, me dijo que iba a atender y no volvió más. Dejó el teléfono descolgado al aire.
-¿Cómo ves a los empresarios?
-Como al país. (Se planta)
-¿Es fácil trabajar para Daniel Grinbank?
-Muy tranquilo. No es un empresario tradicional o típico auque hace negocios y meneja contratos. Desde el ´86 me reuní con él por trabajo en cuatro oportunidades. Está todo bien y una vez cada tres años salimos a comer. Fluye.
-¿Los contratos los peleás con Quique Prozen (el director de R&P)?
-A veces con Daniel. No es nada especial.
-¿Nunca hubo roces?
-No me caracteriza. Tuvimos desencuentros y encuentros pero cero problemas.
-¿Hoy se puede mantener una ideología?
-Es medio pelotudo. Te dicen que estás loco. Salvo que vayas con este invento de locura de la globalización y el capitalismo salvaje. Que dicen cómo se deben hacer las cosas y todo es un desastre. Hay problemas terribles de empleo, culturales, "La tercera ola" de Toffler, todo se da. Si un virus mata mil millones de personas en Africa nadie mueve un dedo. Atroz. Pero eso es una ideología que existe y si pensas otra cosa te tildan de loco y te desacreditan.
-¿Cuál es la manera de crucificar del fin de milenio? ¿El descrédito?
-No, no hay. Una persona desacreditada, escupida y vituperada vuelve a los tres años y nadie se acuerda. Vivimos en el mundo del Yo y el demasiado ego. Todo pasa por la satisfacción personal. Nada se hace por el pueblo, la familia o por la tribu. Mas... (canta) "Todo pasa/ todo pasará/ Y nada queda/ nada quedará".
Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
23 de mayo de 1999
lunes, 3 de mayo de 1999
Antonio Carrizo: "Los mensajes de los oyentes son fascistas"
Es un placer hablar con Antonio Carrizo. La cita es en un coqueto restaurante de Palermo (propiedad de uno de sus hijos) y cada persona que pasa por la calle lo saluda afectuosamente. Siempre en la radio, se pasó a Libertad porque no le gustaba el horario que le habían asignado en Radio 10 (mediodías del fin de semana). “Me alejaba de la familia –reflexiona-. Y a mi edad, y con mi trayectoria, no estoy para renunciar a ciertos derechos. Me fui en buenos términos aunque no era muy amigo de esa barra”.
-¿Ahora está más a gusto?
-Sí. Libertad es una radio más artesanal, al modo de Romay (es el dueño). Tengo menos atención de la directiva de la radio. Y voy de lunes a viernes de 20 a 22.
-¿Cómo está de ánimo? Pasó un par de malos ratos.
-La semana pasada le comenté a mi mujer que estaba viviendo un gran momento. Pero al rato me llaman de Tribunales para cobrarme una garantía de alquiler monstruosa. A los dos días de ese golpe económico, mi hija, Blanquita, que venía con dolores fuertes de espalda, se enteró que tenía un disco roto. Hubo llantos, lloros y sustos. Pero al final la operaron perfecto en el Hospital Italiano. El Doctor Ortolan ya la mandó a su casa. Ya está. De la canción “Salud, dinero y amor” no me había quedado nada. Hoy recuperé la salud y el amor de mi hija. Todavía me falta el dinero (sonríe resignado).
-¿Cómo ve el panorama político nacional? Se han recalentado las internas mucho más que en años anteriores.
-Eso es un proceso mundial. En todos lados las “primarias” son de una virulencia impresionante. En EEUU se han llegado a agarrar a trompadas. No sé por qué acá no se puede hacer política. A mí me gusta mucho, pero desde afuera. Pensar que los políticos no se deben pelear es fascista. Lo mismo decían Lenin, Hitler y Mussolini. Cualquier partido político tiene una historia de luchas internas y fracturas.
-¿Por qué cree que los políticos tienen tan mala prensa?
-Porque es fácil pegarles. Los problemas del Ser Humano nunca van a poder resolverlos los legisladores de un día para otro. Es “mejor” amontonar dramas personales y cargárselos al político. Es de una simpleza alarmante. La misión del político es luchar políticamente. Los medios de comunicación decidieron que los políticos son malos.
-A mí me asustan los mensajes de los oyentes a las radios.
-Sí. Son de un fascismo tremendo. Pero los apañan los comunicadores que los atienden con entusiasmo. Esteban Mirol quería matar al intendente de San Nicolás cuando se cayó el chico al pozo. Santo Biasatti no habla con políticos. El es superior a la Constitución Nacional. La política te construye un aeropuerto en tu casa, pero te da exilio, cárcel, persecución y tortura. Te da pobreza. Los periodistas políticos ganan mil veces más acusando a los políticos. Alfonsín una vez me dijo que su tristeza era que por dedicarse a la política, no le pudo dar un bienestar a su familia.
-¿Es una estrategia?
-No. Es facilismo. Hoy se quejan en todos lados porque salieron libres los barra brava de Boca. ¿Quieren que les den cadena perpetua por agarrarse a bollos en una tribuna?. No se puede. Acá se armó un escándalo por la “pista de Anillaco”. Si elegimos un presidente que es de Anillaco, lo primero que se debe hacer es un aeropuerto para que no vaya a su pueblo en micro.
-¿Entonces por qué se oculta?
-Porque saben que en la Argentina eso está mal. Y está mal que esté mal. Desde el principio se planteó como una denuncia. Fue tan brutal aquel ataque que cualquier cosa que diga el gobierno se volvía en su contra. Y lo lógico era decir que era correcto que esa pista se construya. Ese hombre debe gozar de ciertos privilegios en el trato para que nadie se olvide que fue elegido por el pueblo. Sea quien sea. Clinton paró el aeropuerto de Los Angeles para peinarse (hizo subir a su peluquero). Fue su primer escándalo. Es una pelotudez que Alfonsín le haya sacado el título de “excelentísimo” al presidente de la Nación. Es demagogia y degrada el voto de los que lo eligieron.
-Usted se define como desarrollista.
-Sí... no. Ya no hay más desarrollismo porque son ideas que nadie rechaza. En su momento, Frigerio (y llevó a la rastra a Frondizi) realizó el más importante giro político de los últimos 50 años. Tal como Perón dio un giro social. La idea de que hay que aprovechar los recursos del país, que para eso hace falta dinero y que Argentina no lo tiene, no se discute. Es curioso, Perón y Frigerio, los dos hombres que dieron grandes golpes de timón siempre fueron “leprosos” entre los políticos.
-¿De Duhalde o De la Rua, quién se acerca más a estas ideas?
-Ninguno puede alejarse. Todo lo que digan en contra es pura campaña política. El mundo que viene no se va a dividir en partidos políticos. Hasta se podrán contratar empresas privadas para que gobiernen. Ya está pasando. ¿Qué diferencias hay entre Bush y Clinton o Blair y Tatcher? Ninguna. Hoy se habla de dolarización y yo tengo cinco tarjetas de crédito. Van cayendo las fronteras. Yo no voy a ver ese proceso pero los jóvenes sí.
-¿Es decir que la gente sólo puede elegir por simpatía porque en el fondo son todos iguales?
-Es así. Tiene que ver con la percepción emocional y psicológica del elector. Gana el que tiene más carisma.
-Defíname a los candidatos a presidente.
-De la Rua es un hombre de estudio, de gabinete, de academia, que se dedicó a la política y a las leyes. Duhalde tiene más instinto popular (aunque también tiene estudios). Son dos seres políticos. Creo que los dos quieren lo mismo y en octubre definirá la pertenencia del votante a ciertas tradiciones políticas.
-¿Según esa definición, De la Rua tiene imagen de administrador y Duhalde de caudillo?
-Ninguno de los dos es administrador. En la Argentina, todavía el gobernante es político.
Gustavo Masutti Llach
Revista Impacto - Buenos Aires
03 de Mayo de 1999