miércoles, 22 de febrero de 2006

Eduardo Aliverti: “Tengo garantizada mi libertad ideológica por contrato”


El suyo fue uno de los “pases del año”. Ya instalado con “Marca de radio” en La Red (AM 910, sábados de 10 a 13, además conduce “Dos gardenias”, programa de boleros por Nacional, AM 870, lunes a las 22), se aseguró poder opinar de lo que quiera porque eso es lo que lo distingue a este periodista, locutor, y referente de una manera de pensar en la Argentina. En su condición de experto, analiza para Ahora la radio de 2006.

“No soy un buen modelo, pero me someto a lo que pida el fotógrafo”, dice Eduardo Aliverti con cara de susto ante la cámara. Es que lo suyo es la radio. Está claro que en ese ámbito se siente cómodo. Por eso, las fotos se hacen el estudio de Eter, su escuela de radio, locución, periodismo y periodismo deportivo. Allí está más a gusto. Y habla, claro: “Sé que en La Red tengo más llegada nacional que Rivadavia, por la cantidad de repetidoras en el interior. Me escucha más gente y eso me da una perspectiva más federal. Debemos prestarle más atención al deporte porque la nueva audiencia es más futbolera y estamos en el año del Mundial”. -¿Cuál es el panorama radial de 2006?
-En la AM no noto grandes cambios, más allá del mercado de pases. Se empiezan a ver programas que comparten columnistas, algo que no me convence desde lo artístico porque los programas pierden identidad.
-¿Las radios buscan homogeneizar sus programaciones con eso?
-Me imagino que sí. Calculo que también quieren homogeneizar los sueldos (se ríe).
-¿Cómo percibís la FM?
-Con algunos golpes audaces, como la Vernaci en la primera mañana...
-...como respuesta al éxito de Pettinatto.
-Exacto. La apuesta sigue siendo captar el segmento juvenil. Cada vez hay más imitadores y humoristas en AM y FM, algo que no me gusta demasiado, porque se los imponen a los conductores. Este será un año de profundización de “radiofórmulas”.
-Enrique Llamas de Madariaga se escandalizaba porque le habían puesto un humorista a Nelson Castro.
-Ese tipo de decisiones explican algunos fracasos como el de Santo Biasatti. La radiofórmula muchas veces pone el carro delante de los caballos. Antes de poner un humorista en un programa hay que analizar si el conductor de ese espacio está en condiciones de “devolver paredes”. Hay periodistas que hicieron de la seriedad una estrategia y una carta de presentación ante la sociedad, y también tipos que no tienen sentido del humor (no tienen por qué). Ellos se sienten como “perros en cancha de bochas” ante un imitador de personajes.
-¿Esto es un intento de copiar la fórmula de la Diez?
-Creo que sí. Pero ante una copia, siempre se elige al original. Ellos son auténticos.
-¿Seguirán liderando?
-Sí. Saben cuál es su público, se armaron bien, redactan los boletines y la gente no se aburre. Es muy buen producto. Terminaron primeros en el sector ABC1 y en los más populares, como aquella alianza menemista de clases y el discurso cierra por los dos lados. Claro, después tenés que hablar del Proceso y no de la dictadura. Pero ese es otro tema.
-¿Poner humoristas a dar noticias como Pettinatto o Vernaci llega a ser vanguardia?
-No, no es rupturista. Del sesenta en adelante hubo programas que rompieron esquemas: “Fontana show”, “El show del minuto”, “La gallina verde”, “Rulos y moños”, “Sin anestesia” y la Rock & Pop. A partir de los noventa no existen vanguardias, sólo éxitos. No hay cambios de formato. Los roles están bien diferenciados: la gráfica informa, la tele entretiene y la radio opina. Pero esta última es el negocio menor en los multimedios. Tampoco se pone gente de radio al frente de las emisoras.
-¿Hay esperanzas de escuchar algo nuevo?
-Hasta que no se consume un recambio de los actores radiofónicos, es difícil. No creo que nosotros lo volvamos a hacer.
-No parece que los nuevos vengan muy revolucionarios. Vos tenés una escuela de radio, ¿cómo lo ves?
-Es verdad, no veo a nadie pateando puertas. Estamos luchando contra eso, probando en internet, pero lleva tiempo. Hay mucha disponibilidad técnica pero falta cabeza para orientarla a un producto. Igual, no pierdo las esperanzas.
-Cambiando de tema. Es curioso, pero a vos te pegan más desde la izquierda que desde la derecha.
-Es cierto, Daniel Hadad siempre fue elogioso conmigo, más allá de nuestras peleas mediáticas. Y nunca lo conté públicamente, pero cuando estuve grave, con un linfoma, los que me llamaron fueron Jorge Jacobson, Chiche Gelblung, Eduardo Feinmann y un cúmulo de gente que me hizo muy bien. Querían saber si necesitaba algo. Julio Ramos también me ofreció una columna en Ambito Financiero cuando me levantaron un programa. Hay grises. No hay que olvidarse de que el González Oro de Del Plata era progre.
-La misma época que Altamira te acusaba de ser “enemigo de la izquierda”.
-Absolutamente sí. Aquellos me tienen respeto ideológico, me consideran un cuadro y no un mercachifle del progresismo.
-¿Qué pusiste en tu contrato?
-Más allá de las típicas cuestiones leguleyo – operativas, la libertad ideológica está firmada y garantizada, y comercialmente estoy en coproducción. Tengo demasiados años de trayectoria trabajando con este sistema, voy con mi equipo a todos lados.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Febrero de 2006

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